Yenys Laura Prieto Velazco ¿Una poeta periodista o una periodista poeta?

Yenys Laura Prieto Velazco ¿Una poeta periodista o una periodista poeta?

Si yo tuviese que presentar en público a Yenys Laura Prieto Velazco, confieso que no  sabría lo más apropiado que decir. A lo mejor lo correcto sería introducirla como una periodista devenida poeta o tal vez lo adecuado sería identificarla como una poeta convertida en periodista. Esa interrogante y otras tantas se las formulé en un cuestionario que le envié hace meses y que hasta el día de hoy no me ha respondido, a fin de entrevistarla tras coincidir en una presentación de un número de la revista El Caimán Barbudo, ocasión en que me enteré de que esta encantadora fémina, que gusta de cantar y hasta de rapear con tremenda guapería, había sido galardonada con el Premio David del presente 2018.

Es casi seguro que la inmensa mayoría de quienes la ven frecuentemente en la sección cultural de los informativos televisivos cubanos, no saben que esta hija de Sancti Spíritus y que vino al mundo en 1989, es también una voz importante en el núcleo de vanguardia de la joven poesía cubana. Sobre toda esa producción escrita por mujeres nacidas en la década de los ochenta de la anterior centuria (Yanelys Encinosa Cabrera, Legna Rodríguez Iglesias, Gelsys Ma. García Lorenzo, Jamila Medina Ríos, Lizabel Mónica, Anisley Negrín), la propia Yenys Laura ha escrito:

«La necesidad de convertir el espacio poético en bitácora de encuentro con el entorno político y ético –pero desde caminos que pueden ser visto como “disidentes”- cada vez se trasluce con mayor frecuencia en la obra de jóvenes poetas cubanas. Más allá de haber nacido en los 80, las une la imposibilidad de asumir una sola verdad, un discurso absoluto o generalizador. Resulta complicado por tanto establecer jerarquías o códigos diferenciadores. No las anima una intención de grupo, ni una estética compacta al interior de la cual construir su escritura. Esa diversidad es su signo, su gesto irreverente, su necesidad de ser.»

Haber ganado el Premio David en poesía, le asegura a Yenys Laura que su libro será publicado por la editorial Unión, con lo cual ella entra a una editorial a la que no muchos jóvenes cubanos pueden acceder fácilmente. De sobra es sabido que por las sempiternas crisis (financieras, de papel, poligráficas, presupuestarias), las vías para que un autor publique literatura con las editoriales nacionales en Cuba son tortuosas.

Por lo anterior, cuando entre nosotros alguien participa en un concurso literario, en orden de prioridad, a ciencia cierta uno no puede imaginar si lo hace porque: 1. El libro sea publicado. 2. Vea la luz de manera expedita. 3. Reciba mayor promoción. 4. Le interesa y/o hace falta el monto del premio. 5. Desea disfrutar de los diez minutos de fama que concede el hecho de recibir el galardón.

En la poesía de Yenys Laura que he podido leer o que ella me ha leído, por lo general de signo muy heavy (admito que no es toda la que yo desearía haber conocido), noto un especial interés por hablar de Cuba y de las preocupaciones sociales que muchos tenemos. Si Prieto Velazco me hubiese contestado el cuestionario que le envié (a estas alturas me pregunto si alguna vez lo hará), yo sabría de dónde le viene ese afán por lo dialógico con el contexto social. ¿Acaso será para soltar los demonios que no pueden salir a través del periodismo?

Y es que para algunos estudiosos (ejemplo, Rafael Rojas), al analizar líricas como la de Yenys Laura, a diferencia de lo que sucedía con los integrantes de la generación de los ochenta, ella no se asume como un sujeto posterior a la Revolución o el Socialismo, sino como sujeto posterior al siglo XX, en asociación con  la idea que afirma que el nuevo siglo XXI, con toda su agresiva globalidad, resulta un personaje inquietante en obras poéticas como la de esta espirituana.

Asimismo, en su obra poética ella trata de desarmar manifestaciones de sesgos sexistas y fórmulas estéticas desde las que se concibe el poema. En tal sentido, me habría encantado que Yenys Laura me explicase si considera que su escritura  es al margen o desde el margen, pero ello queda pendiente.

En otro orden, vale señalar que Yenys Laura Prieto Velazco también es la hacedora del blog nombrado La muerte del pájaro profeta. Al comparar lo que ella escribe ahí  con su poesía, siento que hay una mayor exploración de la proyección más convencional de lo femenino o feminidad, incluso de la coquetería natural de las cubanas o sana putería (dicho en pocas palabras, son textos concebidos como para ligar jevitos). La dicotomía que yo aprecio entre el blog y la poesía de la escritora pudiera ser a exprofeso, por establecer distingo entre feminidad y feminismo o por simple azar, algo que también se me queda pendiente de las posibles respuestas de la periodista poeta o poeta periodista.

Concluyo este acercamiento al quehacer de Yenys Laura con uno de sus poemas que más disfruto en el conjunto de lo que conozco de su obra literaria y que da idea de por dónde van sus motivaciones:

«El dolor por este siglo
no entiende de cenas ni de colas.
Cabecea por los parques y en cada sucursal
canjea sus antiguos bienes por nerones travestidos,
y tintes baratos con olor a mefasma.
Observa en los cines filmes sucios que comienzan a dolernos.
Una bocanada de humo sobre la nariz de un siglo.
La Habana resiste sus alergias y decorada a lo garçon
hace una hoguera con la historia.
Las páginas cada vez dan menos fuego.
A través de la puerta se ve al siglo retenerla,
con pretensiones caucásicas, lozanas, postmodernas.
Un agujero con forma de beso recorta el espacio.
La ciudad sonríe mientras cree ver a la luna
reflejada sobre un plato vacío.
Duele esta ciudad cuarto menguante,
pero más este siglo que no sabe besar sin close-up

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