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Al habla con Jorge Aragón

Al habla con Jorge Aragón

Jorge Aragón es uno de los músicos que más capta la atención en la actual escena cubana. Muchos lo descubrieron por el extraordinario trabajo que hizo como orquestador en el disco de Beatriz Márquez a propósito de canciones de Adolfo Guzmán. Pero Jorgito, como le llaman a Jorge Aragón ya venía haciendo cosas harto interesantes desde mucho antes, como lo prueban sus colaboraciones con una agrupación al corte de Real Proyect o un cantautor como Polito Ibáñez.

Por los numerosos logros que ya tiene pese a su juventud, vale la pena conocer más a este pianista y que corrobora aquella idea de que hijo de gato caza ratón (su padre, también llamado Jorge, fue pianista del grupo de Pablo Milanés durante varios años). Por ello, reproducimos a continuación una entrevista publicada en el boletín electrónico del Centro Cultural Pablo de La Torriente Brau y que nos acerca a las inquietudes de quien es ya no una promesa sino una realidad en el cambiante panorama musical cubano.

 

Jorge Aragón: Virtuosismo y juventud

Por Shaima Legón

La música para Jorge Aragón lo es todo. Siendo hijo de una generación de músicos talentosos, ha logrado llevar el virtuosismo en la plenitud de su juventud. Es productor musical, arreglista, orquestador, compositor y también se ha destacado como pianista en diferentes agrupaciones musicales. Con Silvio Rodríguez, ha establecido una relación cercana aportando arreglos, orquestaciones y presentando versiones originales de las reconocidas canciones del trovador con el cual ha viajado el mundo y los barrios de Cuba. En su ímpetu con miras al futuro, sostiene la importancia de contemplar el pasado para nutrirse de la herencia de los grandes músicos clásicos, de su padre y de su familia. Su versatilidad le ha dado la oportunidad de recibir numerosos méritos, entre ellos el Gran Premio Cubadisco 2018 por el disco Libre de pecado elaborado junto a Beatriz Márquez, la oportunidad de trabajar con el director José Antonio Méndez y la invitación a ser parte del prestigioso laboratorio de Sundance, recibiendo clases de James Newton Howard, Harry Gregson Williams, Peter Golub, Alan Silvestri, Tony Morales, Christophe Beck, Marco Beltrami, entre otros.

En su estudio ubicado en el barrio habanero de La Víbora, nos contó de su trayectoria, sus inspiraciones y sus sueños.

¿Qué es la música para ti?

La música es un refugio que me salva de muchas cosas. No por gusto en algunos países es una asignatura obligatoria, expande tus horizontes y tus pensamientos. Para mí la música clásica lo rige todo. Hace más de 400 años que llegó al mundo y sigue vigente, y eso tiene una importancia vital, tenemos un legado de compositores genios.

¿Cuáles son tus compositores de cabecera?

Admiro a muchos, pero me identifico particularmente con Rachmaninov. Para mí es el dios de la melodía y fue el que me acompaño en toda mi carrera. También admiro muchísimo a Gustav Malher, el cual lamentablemente tuvo una vida bastante trágica. Al escuchar su música y conocerlo cada vez más siento placer y un descubrimiento infinito a la vez. Me pregunto ¿cómo un ser humano fue capaz de componer así? En el caso de Debussy y Ravel, considero que son unos genios por el trato que le dan a la orquesta sinfónica  ¡yo no entiendo cómo pudieron lograr esas obras, es impresionismo impresionante! Además hay tantos valores reflejados en esta música, hay tantos recuerdos, enseñanzas. Puedes ir al pasado y contemplar la belleza a través de estos compositores. Es una bendición poder conocer el universo, escuchándolos.

 

¿Cuándo empiezas tu carrera como pianista?

Empecé a los 5 años con Miriam Valdés en un taller que ella tenía con varios niños. Luego hice las pruebas en el Conservatorio Manuel Saumell y ahí estudié la carrera de piano con Mayra Torres. Puedo decir que gracias a ella es que yo toco piano hoy en día y por supuesto también gracias a mi familia. Mayra siempre creyó en mí y en mi musicalidad, hasta que me gradué. También le agradezco a Hortensia Upmann, a Virginia de la Osa, a todos los maestros en general que me guiaron. Después pude entrar al Conservatorio Amadeo Roldán, donde estudié junto a Patricia Melis y escuché de cerca los consejos  de Aldo López Gavilán,  al ser su alumno en el último año de mi carrera aprendí mucho de su maestría,

A pesar de los sacrificios en la infancia, el beneficio mayor es el de la música, cuando comprendí eso, me enamoré del arte completamente. Luego decidí estudiar por mí cuenta, al cumplir los 21 años, ya sabía lo que quería y empecé a darme cuenta en ese entonces que mientras más estudiaba, más iba a necesitar hacerlo.

¿Cómo manejas ser al mismo tiempo pianista, arreglista y compositor?

Al principio cuando empecé a trabajar era bastante difícil porque tocaba con muchas personas. Poco a poco fui dándole prioridad a lo que más quería y definiendo un camino. Yo he trabajado en géneros como el jazz, pop, rock, son, salsa, trova y música clásica que es la que más me gusta.

Uno de los lugares donde mejor me siento ahora mismo es con la Orquesta de Lyceum de La Habana, tocando junto a ellos y estrenando mis composiciones, también disfruto mucho el trabajo que hago junto al proyecto Real Proyect, Silvio, M Alfonso y Kelvis Ochoa.

¿Cómo ha sido tu encuentro con Silvio?

Silvio es una persona que cuando tú crees que todo está bien, pues él te demuestra que puede estar aún mejor. Desde el principio el me llamó para tocar el piano en una canción que él había escrito para la película Afinidades de Jorge Perugorría y Vladimir Cruz. Yo estaba muy nervioso, él me dio la letra para que yo la interpretara y por suerte cuando toqué el piano le gustó mucho. A partir de ahí empezamos a trabajar juntos y a conocernos.

Él sabe mucho y sabe bien lo que quiere, pero no impone su criterio. Entonces he intentado aportar de mi mundo hacia el de él. Siempre ha sido una persona abierta a escuchar opiniones diferentes. Una vez me pidió que escuchara un disco que hicimos juntos, ya estaba la mezcla hecha y tomé 14 notas de sugerencias  y luego me escribió para decirme que todas le habían parecido válidas y que todas las iba a hacer. Es poco frecuente que una figura como él te dé esa atención, sobre todo a mí, que soy un bobo por decirlo de algún modo. Eso te inspira y hace que te esfuerces más. Por suerte he tenido la oportunidad de agradecerle personalmente esos detalles. Algo muy importante: el agradecimiento. He aprendido que cuanto más sencillo eres, es cuando más cerca estás de ser grande. Por eso la humildad debe acompañarnos en toda nuestra trayectoria.

Recuerdo una anécdota donde estábamos tocando solo piano y voz y Silvio dejó de cantar y yo terminé acompañando al público. Cuando terminé de tocar, todos los del grupo estábamos erizados, tocar delante de 100 mil personas no es algo que pasa todos los días. Volver a repetir una experiencia así va ser difícil, no solo por lo musical sino por la experiencia de hacerlo precisamente con una persona como él.

¿Cómo es la experiencia de tocar en la agrupación de Silvio?

No hay muchas reglas, lo normal de la vida, pero sí hay que ser muy puntual. La relación es muy buena, seria, pero a la vez súper divertida. Yo soñaba tocar junto a ellos. Ahí está Oliver Valdés que es una figura importante en el grupo igual que Jorge Reyes y Emilio Vega, cada cual con sus cualidades. Está Rachid y Maykel del trío Trovarroco que son excelentes personas y además hacen un trabajo extraordinario con la música de Silvio. Niurka sin duda alguna es la intérprete excepcional del grupo, mi experiencia con ella ha sido formidable. Silvio una vez me dijo “oye, Jorgito, escríbele lo que tu entiendas que ella lo va a tocar sin problemas”. Yo puedo decir que de tantos músicos con los que he trabajado ella ha sido la que más fielmente ha tocado a primera vista todo lo que he escrito en una partitura, con todos los detalles y de manera impecable.

Antes, tocar con estos músicos era algo lejano para mí, yo los vi en un barrio y siempre pensé que algún día me gustaría poder compartir con ellos. Lo más importante es que una vez que cumples un sueño no puedes perder la curiosidad e inquietud que tenías cuando no lo habías cumplido. En ese grupo me ha pasado eso, no es que ya me acostumbré a ver a Silvio, siempre es como el primer día.  Él tiene ese ángel de que cada vez que llega a un lugar dicen “está Silvio” y bueno siempre he mantenido el mismo interés de trabajar con él. Nunca me he querido acostumbrar a ver mi sueño como algo realizado, al contrario, sigue siendo una verdadera oportunidad poder estar a su lado.

¿Qué significa para ti el proyecto de la Gira por los barrios?

La primera vez que fui a un barrio fue el de Romerillo con Polito Ibáñez.  Es una experiencia muy bonita y una idea fenomenal. Hemos tocado en lugares que yo nunca imaginé, lugares súper intrincados que si no fuera por la Gira pues hubiese sido bastante difícil llegar hasta ahí. Es muy lindo llevar el arte que hacemos a todas esas personas. Silvio lleva el mismo concierto que hace en el Luna Park  a un barrio. El de la gira por España con la Orquesta Sinfónica, fue el mismo que él llevó al barrio de la Habana Vieja. Sé que es un trabajo muy importante y por suerte hemos podido estar juntos y aprender también de eso.

¿Qué nos puedes comentar sobre la música de tu padre y su relación con Pablo y Silvio?

A lo mejor es el destino o que ya viene en la sangre de uno. Yo nací con esa música, la tengo en mis venas y he tratado siempre de ser coherente. Son sentimientos que existen y que vienen desde antes que yo naciera, y eso ayuda a mi relación con la música.

Una vez en una gira con Silvio fui a Argentina y Chile, mi papá había ido en el año 84, increíblemente estaban los mismos productores en el 2015. Ellos me miraban y decían “esto no es verdad, no puede ser verdad”. Tengo videos y grabaciones que hizo mi papá con Pablo y Silvio que siempre miro, Silvio a veces hace anécdotas, al igual que Jorge Reyes y Emilio, ya que trabajaron con mi papá antes de que yo naciera.

¿Te has aventurado en el mundo del jazz?

Me encanta el jazz, creo que ser jazzista es un estilo de vida desde que te levantas hasta que te duermes. No soy jazzista, sí he estado muy ligado a ese mundo, tuve incluso un proyecto de jazz que algún día pudiera retomar. Considero que tenemos aquí jazzistas muy buenos, son personas que lo llevan en la sangre, en su sonido y en su manera de pensar. Descubrí el jazz a través de mi papá que me traía videos y discos. Recuerdo de niño escuchar a Chick Corea, Herbie Hancock y a Gonzalo Rubalcaba.

He tratado de escuchar todo tipo de música. Creo que de la música brasileña se puede aprender mucho, de sus armonías y de sus cantantes. Y por supuesto está la música cubana, estuve estudiando mucho a Adolfo Guzmán ya que hice un disco con Beatriz Márquez dedicado a él. Me di cuenta en las grabaciones que es impresionante lo que hacían los músicos cubanos y se explica por qué, tantos músicos importantes de todo el mundo venían aquí, hasta el mismo Rachmaninov.

Cuando uno empieza a estudiar te das cuenta de cuán lejos estás en verdad, y yo me di cuenta de que si me dedico a algo quiero hacerlo muy bien, entonces me estoy dedicando a dar lo mejor a la composición orquestal y poder tocar música clásica o música para cine o música en general y llegar hasta donde pueda.

¿Cuáles son tus rituales a la hora de ejecutar tu obra, qué estimula tu creatividad?

Lamentablemente a veces cosas tristes me han inspirado. La gran mayoría de las veces en mi estudio es donde mejor me siento, aquí pienso en  los recuerdos y las experiencias. El silencio es vital. También me nutro mucho de los lugares donde he podido estar. Quisiera seguir viajando el mundo entero y sobre todo ir a donde vivieron los grandes compositores, son lugares que me inspiran. Como ritual siempre trato de imaginar y proyectar lo que va a suceder en una grabación o en un escenario, afortunadamente puedo escuchar la música en mi cabeza, antes de ser interpretada lo cual me ayuda a estar preparado para cuando el arte de las notas y los silencios empiecen a jugar.

Gira 60 aniversario de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba

Gira 60 aniversario de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba

Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba.

El pasado martes 14 de mayo, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) de Cuba, dirigida por Enrique Pérez Mesa, ofreció un concierto en el Auditori del Forum de Barcelona. La función fue parte  de la gira de dicha formación por España, a propósito de la celebración de su 60 aniversario. En el programa intervinieron además la flautista Niurka González, Silvio Rodríguez y el pianista Jorge Aragón. Hoy en Miradas Desde Adentro reproducimos una reseña aparecida en el portal cancioneros.com y escrita por Xavier Pintanel en relación con la presentación  aludida y donde se resalta el hecho de que Silvio Rodríguez, sin pretenderlo y a su pesar, eclipsó el sobresaliente trabajo de nuestra principal agrupación sinfónica.

Silvio Rodríguez, el sol que oculta a las estrellas

Por Xavier Pintanel

Sería absurdo no reconocer que la mayoría de los asistentes al concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba venía a escuchar realmente al «invitado» Silvio Rodríguez, lo cual se demostró tremendamente injusto ya desde los primeros compases de la hipnotizante Penthesilea de Carlos Fariñas.

En efecto, la orquesta dirigida por la magistral batuta de Enrique Pérez Mesa, reclamó con elegancia y maestría el merecido protagonismo que le otorgaba el cartel y una trayectoria de 60 años en los escenarios; aunque la acústica del Auditori del Forum no fuera la más apropiada para una sinfónica.

Finalizada la primera pieza, los vientos y percusiones se retiraron dando paso a la flautista Niurka González —la mitad del dúo Ondina y esposa y acompañante habitual de Silvio Rodríguez— para interpretar el Concierto de Otoño para flauta y cuerdas de Joaquín Clerch con extremada precisión, sentimiento y sutileza.

Tras una breve pausa, y otra vez con la orquesta al completo, siguió el programa con tres movimientos del Sombrero de tres picos de Manuel de Falla, tras el cual y después de los primeros acordes de Pequeña serenata diurna, apareció Silvio Rodríguez con las manos en los bolsillos y aire despreocupado, que sin mediar palabra entonó la primera de las cinco canciones previstas en el programa.

Silvio Rodríguez —aun sin dar la impresión de estar excesivamente motivado— cantó con oficio, potencia y templanza a mayor gloria de los arreglos sensibles, sin exuberancias ni estridencias del joven músico cubano Jorge Aragón que, sin duda alguna, acertó en el nuevo vestido de las canciones.

El trovador cubano siguió con La era está pariendo un corazón, con un público totalmente entregado, a sabiendas que el repertorio era breve y habría que disfrutar cada nota en cada segundo. Le siguió un potente Ángel para un final y una sensible y hermosa canción todavía inédita, Jugábamos a Dios, compuesta para la película Afinidades (2010) de Jorge Perugorría y Vladimir Cruz; para finalizar con este manifiesto que es El necio, en una versión cargada de matices sinfónicos.

Ya fuera de programa y con el único acompañamiento del piano de Jorge Aragón, Silvio regaló una sublime interpretación de Te amaré, dejando a la orquesta en la difícil tarea de retomar un concierto que había quedado con el listón muy alto en emociones; tarea que acometieron exitosamente con el Guaguancó de Guido López Gavilán y el Danzón de Alejandro García Caturla. Para los bises, una nueva visita a Falla, con la Danza del fuego de El amor brujo.

Al finalizar, gran parte del público reclamó durante varios minutos una nueva presencia de Silvio —incluso se entonó un Te doy una canción a capella y colectivo—. El trovador, que se había mostrado más generoso unos días antes en Bilbao (Hoy mi deber, Te doy una canción y la inédita Noche sin fin y mar) y en Úbeda (Hoy mi deber, Historia de las sillas y Te amaré), no regresó al escenario.

Quizás para no robar el protagonismo del concierto y devolvérselo a la orquesta, intención frustrada a todas luces porque ya se sabe que las estrellas desaparecen ante la luz del sol.

Tomado de cancioneros.com, localizable en:

https://www.cancioneros.com/co/10239/2/silvio-rodriguez-el-sol-que-oculta-a-las-estrellas-por-xavier-pintanel

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