Etiqueta: Luis Eduardo Aute

Lo nuevo que propone Pavel Urquiza

Lo nuevo que propone Pavel Urquiza

Conozco a Pavel Urquiza desde 1981. Por entonces, ambos recién comenzábamos a estudiar en la Universidad de La Habana, él en la Facultad de Economía y yo en la de Artes y Letras. La primera vez que intercambiamos fue durante un ensayo de un grupo que el hoy destacadísimo creador tenía desde su etapa anterior a la universidad en la Vocacional Lenin, si mal no recuerdo llamado Yara.

El ensayo se realizaba en casa del ya desaparecido  Vladimir Prieto, que por aquellos días estudiaba como yo la carrera de periodismo. Después de aquel primer encuentro, compartimos varias veces en la vivienda de nuestro común amigo Vladimir y desde entonces he seguido paso a paso la carrera musical de Urquiza, una figura decisiva en el devenir de lo que se ha dado en llamar Canción Cubana Contemporánea.

Ahora, a 39 años de haber conocido a Pavel, continúo profesando la misma admiración que sentí por él desde aquella lejana tarde en casa de Vladimir Prieto. Por eso, cuando hace unas semanas supe que Urquiza había hecho una versión del tema “rosas en el mar”, para rendir homenaje al autor de la pieza, el recientemente fallecido Luis Eduardo Aute, me propuse rastrear dicho trabajo en la red de redes y que fuese estrenado el pasado 1 de mayo, en el contexto de la cuarentena que ha vivido la humanidad por causa del coronavirus. No me dio ningún trabajo encontrar el video en la siguiente dirección: https://youtu.be/sWEaWKnW0Og

Es interesante que Pavel no quiso hacer este tributo a Luis Eduardo Aute en solitario, sino que apostó por realizar un trabajo colectivo y para ello invitó a un grupo de amigos y amigas a sumarse al proyecto. Así, en el video musical aparecen Lena Burke, Luis Bofill, Leslie Cartaya, Boris Larramendi y Sory Pérez, como intérpretes vocales, mientras que el trabajo instrumental corre a cargo de Yadam González en el bajo, el percusionista Alfredo Chacón, Ivette Falcón desde el violonchelo, Irving Aday como pianista y Rigel Pérez en el bongó.

Vale la pena comentar para los más jóvenes que la canción “Rosas en el mar” fue la primera composición de Luis Eduardo Aute que se conoció en Cuba a fines del decenio de los sesenta de la anterior centuria y que algo más de cincuenta años atrás, llegó a ser muy popular no en la voz de su autor sino en la interpretación realizada de la pieza por la cantante Massiel.

En las numerosas visitas que Luis Eduardo Aute realizara a nuestro país para presentarse ya fuese en eventos o en conciertos personales suyos, el tema nunca podía faltar. Sucede que el mensaje de “Rosas en el mar” en relación con la libertad, la intolerancia y la realización individual mantiene absoluta vigencia, más allá de que el texto fuese hecho a propósito de la época de la dictadura de Francisco Franco en España.

Es por ello que desde el sitio donde en la actualidad reside, Coconut Grove, Pavel pensó que el mejor modo para rendir homenaje al gran Luis Eduardo Aute era por medio de versionar su canción más renombrada y popular. Para Urquiza, esta pieza resulta «una reflexión universal sobre la libertad y la intolerancia, un canto al amor y a la  vida contra los dogmas que nos limitan».

En fin, creo que si eres amante de la música de corte propositivo, te recomiendo vayas al canal de Pavel Urquiza en YouTube para que disfrutes de esta harto interesante versión de “Rosas en el mar”.

Cucu Diamantes: en defensa del performance

Cucu Diamantes: en defensa del performance

Quizás, como ninguna otra manifestación, la música cubana facturada en los últimos tiempos, tanto en el país como en la diáspora, le ofrece a las ciencias sociales un campo para el análisis de cómo se producen los procesos de nacionalización de lo global y globalización de lo nacional pues, como han argumentado George Lipsitz y Simon Frith, la música popular es el producto cultural que cruza fronteras con mayor facilidad mientras demarca espacios locales. A fin de cuentas, la obra de estos creadores habla de una avidez esencial por los sonidos, esa que no se detiene a pedir pasaportes, sino que digiere cuanto tengan de valioso para nutrir las ideas que asedian a los verdaderos artistas, protagonistas de una Cuba que –como nunca antes en nuestra historia– hoy se desborda de sus fronteras insulares, con lo que la extraterritorialidad cubana vive un momento de consagración.

La imagen de un futuro más o menos cercano en relación con lo que probablemente suceda con la diáspora musical cubana, para mí queda representada en la figura de la cantante Cucu Diamantes, un rostro de esas generaciones de nuestros artistas inmigrantes. Y digo rostro con toda intención, porque lo cierto es que no hay mucho que hablar de la voz. Muchos recordarán la entrevista que Amaury Pérez le realizara para su programa televisivo Con dos que se quieran (tercera temporada).

Las mejores palabras para describir en breve síntesis a la otrora vocalista de la agrupación Yerbabuena, las ha escrito el periodista Alejandro Armengol en su bitácora personal:

“Difícil definir a esa mujer que por momentos hace todo lo posible por desbordar sensualidad y otras se comporta casi como una excéntrica; a veces ´´chea´´ en el escenario y aguda en más de una ocasión durante cualquier entrevista; alguien que sabe defenderse en un solar habanero y comportarse en una galería de arte en Roma; una artista que en un primer momento uno piensa que podría destacarse más con un mejor repertorio, para conocer luego que algunas de las composiciones que interpreta son de ella o que ha intervenido en su elaboración.”

Habanera radicada en Estados Unidos desde la última década del pasado siglo (según confiesa, no se fue de Cuba por motivos políticos ni económicos sino porque hay seres que, como en su caso,  tienden a la errancia), con estancias prolongadas en La Habana  y a la que le importa más el performance a realizar que el hecho de ser o no una buena cantante, representa esa diáspora en la que lo cubano es una parte pero no un todo. 

Con el agudo columnista Alejandro Armengol, comparto su idea de que ella haya cantado en la Fiesta Latina durante la toma de posesión del presidente Barack Obama y que pocos meses después, la vocalista residente en New York se presentase en la Plaza de la Revolución como parte del macroconcierto organizado por Juanes en Cuba, puede (y debe) subrayarse como un dato significativo, no en el planteamiento de un vínculo directo entre uno y otro evento sino en la evidencia de un elemento común entre ambas actividades. 

Tras una votación por la presidencia de Estados Unidos, en la que el clásico enfoque del exilio cubano intransigente resultó perdedor, la actuación de Cucu en La Habana junto a figuras como Miguel Bosé, Olga Tañón, Luis Eduardo Aute, Orishas, Silvio Rodríguez, Carlos Varela, los Van Van… y su posterior gira por el país (la primera llevada a cabo por un músico cubano no residente en Cuba y recogida en el filme Amor crónico, del actor devenido realizador Jorge Perugorría), constituyó otra derrota para la línea recalcitrante de Miami y señal inequívoca de los tiempos que, quiérase o no, están por venir.

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