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Francisco José Mela: un baterista cubano y universal

Francisco José Mela: un baterista cubano y universal

Nunca será demasiado el reconocimiento público que se haga acerca de los logros de la enseñanza artística en Cuba. Por encima de todas las insuficiencias que se le puedan indicar y a sabiendas de que ha habido etapas más o menos afortunadas en su devenir, algún día habrá que rendir homenaje a ese subsistema educativo cubano, que ha tenido resultados no solo en La Habana sino a lo largo y ancho del país. Cuando se piensa en el hecho cierto de que al influjo de escuelas provinciales, en sitios de no mucho desarrollo, se han formado artistas que hoy gozan de sumo prestigio a escala internacional, se comprenderá la magnitud de lo que se ha registrado en esta esfera.

Buen ejemplo de lo que digo lo constituye el baterista Francisco José Mela, uno de los jazzistas cubanos que en la actualidad es reclamado como instrumentista por figuras de primera magnitud, como son los casos de Kenny Baron, Joe Lovano, McCoy Tyner y Jane Bunnett. Estoy convencido de que en los años en que de muchacho él estudiaba percusión en la provincia de Granma, jamás le pasó por su cabeza que con el transcurrir del tiempo llegaría a la renombrada Universidad de Berkeley (gran rectora académica de lo que acontece en el jazz) en Boston y mucho menos que lo haría como profesor. Empero, la vida, su talento personal y lo aprendido en Cuba lo ayudaron a alcanzar la meta que se trazó.

Lo interesante en el quehacer de Mela es que en él no solo encontramos a un brillante baterista sino que se ha revelado como notable compositor. En mi discografía personal poseo cuatro fonogramas a nombre de este compatriota. El primero de ellos es el titulado Melao, representativo de un estilo que él dio en llamar Free Jazz Latin, suerte de producto híbrido armado a partir de incorporar elementos de diferentes culturas: la europea, la americana y música yoruba cubana, dentro de los códigos del free jazz y con la utilización abundante de tiempos irregulares.

En aquel álbum, lo acompañaron, entre otros, los saxofonistas Joe Lovano, George Garzone y Anat Cohen, así como el guitarrista Lionel Loueke. En mi opinión, lo mejor de ese CD estuvo representado por el corte denominado “John Ramsay”, sentido tributo a dicho maestro de Berkeley y quien fuese mentor espiritual de Francisco Mela.

Otro de los trabajos fonográficos de este baterista es el álbum titulado Cirio: Live At The Blue Note, donde a las claras se aprecia una búsqueda por caminos diferentes a los transitados en la ópera prima de Mela. En su segundo disco, el acento se pone en lo que se ha dado en llamar neo-bop, si bien lo cubano y lo africano continúan presentes. En la nómina de acompañantes para la grabación estuvieron el pianista Jason Moran, el guitarrista y cantante Lionel Loueke, el bajista Larry Grenadier y Mark Turner desde el saxofón tenor.

De los ocho cortes registrados durante la sesión en The Blue Note, seis pertenecen a la firma autoral de Francisco Mela. Entre mis favoritos en el álbum mencionaría “Tierra y Fuego”, en virtud de lo intrincado de la línea melódica; “Cirio”, por el aire misterioso que transmite; “Ulrick Mela”, por su alegría contagiosa; así como la versión que se hace a propósito de ese clásico de Silvio Rodríguez que es “Pequeña serenata diurna”. En estas dos últimas piezas, sobresale tanto en la guitarra como en la voz Lionel Loueke.

Otro fonograma de Francisco Mela que poseo, salido al mercado en el 2016, lleva por nombre Fe. Gracias a mi buen amigo Humberto Manduley, pude acceder a la cuarta propuesta discográfica de este baterista y compositor. Contentivo de diez temas, aquí Mela se nos presenta en un formato de trío, con el respaldo del bajista estadounidense Gerald Cannon y del pianista argentino Leo Genovese. Como invitado especial aparece nada menos que el extraordinario guitarrista John Scofield, quien pone la maestría de su ejecución al servicio de un par de temas, “Just Now” y el que da nombre al CD, es decir, “Fe”.

En su conjunto, el álbum está concebido a manera de celebrar el legado del pianista y compositor McCoy Tyner, uno de los modelos seguidos por Francisco Mela. Piezas como “Ancestros”, “Mr. Alden”, “Don McCoy”, “Romeo y Julieta”, “Reflections”, “Curcuros”, “Lovano’s Mood” y “Open Dance” dan testimonio del eficaz desempeño de un trío que, desde la transnacionalidad que lo caracteriza, ejemplifica los caminos por los que transita el jazz contemporáneo.

Polémica a propósito de la edición de un disco de Miles Davis.

Polémica a propósito de la edición de un disco de Miles Davis.

Los amantes del jazz concordarán conmigo acerca de que Miles Davis ha sido uno de los más grandes renovadores en la historia de dicho género. Su capacidad para ir cambiando de orientación estilística según el paso de los tiempos fue sencilla y llanamente asombrosa. Solo habría que recordar que él fue el padre del jazz rock, una de las hibridaciones sonoras de mayor legado en las últimas cinco décadas. En fecha reciente se ha puesto en circulación un disco suyo denominado Rubberband y que está causando enconadas polémicas en las redes sociales y entre los seguidores del jazz. Hoy reproducimos en Miradas Desde Adentro la opinión de un prestigioso crítico musical, nuestro compatriota Carlos Olivares Baró, quien escribiese este texto para la revista digital cubaencuentro.com.

 

Editan un «disco perdido» del trompetista Miles Davis

Muchos se preguntan si Davis hubiera autorizado la impresión de Rubberband, un material que no está a la altura de sus grandes momentos

Por Carlos Olivares Baró

Los incondicionales del legendario trompetista, líder de banda, compositor y arreglista de jazz Miles Davis (Alton, Illinois, Estados Unidos, 1926-Santa Mónica, California, Estados Unidos, 1991) están de plácemes con la edición de Rubberband (Warner Records, Rhino, 2019): el proyecto discográfico que el creador de Kind of Blue (1959) abandona en 1985. Indiscutible genio de la música contemporánea, algunos de sus adeptos, después de escuchar la grabación, se preguntan si Davis hubiera autorizado la impresión de un material que armoniosamente no está a la altura de sus grandes momentos. Dicen los más exigentes que el “Rey de todas las metamorfosis del blues instrumental”, no lo hubiera permitido.

Hay que revisar el año de esta producción, 1985: el trompetista de Alton ya había puesto en circulación You’re Under Arrest (Columbia Records, 1985) con las colaboraciones de los guitarristas John Scofield y John McLaughlin. Robert Irving III en los sintetizadores y las percusiones de Steve Thornton. Para la crítica especializada, un viraje que se alejaba de sus axiomáticas aportaciones al jazz en los años 50. Todavía escuchamos con éxtasis las versiones que realizó en esa placa de “Human Nature” (Michael Jackson) o “Time After Time” (Cyndi Lauper). Renovada prosodia con instrumentos electrónicos, que produjo extrañeza en los espacios musicales estadounidenses.

Todo indica que Rubberband es un esbozo aplazado de Tutu (Warner Records, 1986), producido por Tommy LiPluma con Marcus Miller, George Duke, Omar Hakim, Michael Urbaniak y Paulino da Costa. / El álbum ‘encontrado’: recorrido por el soul, funk, sutiles concordias flamencas, señas de R & B y elípticos apuntes de hip-hop. Davis tenía el propósito de invitar a los entonces jóvenes vocalistas Al Jarreau y Chaka Khan (Ivette Marie Stevens). Rubberband, propuesta que no cuajó. Miles Davis se distanció, las cosas no salían como él quería: abandona los estudios de grabación, se aboca a Tutu.

Piezas de Miles Davis, Adam Holzman, Attala Zane Giles, Vince Wilburn, Randy Hall y Neil Larsen. Intervenciones en la posproducción de los vocalistas Ledisi, Medina Johnson y Lalah Hathaway. Y, asimismo, de los instrumentistas Mike Stern (guitarra), Michael Paulo (sax/flauta), Randy Hall (guitarra rítmica), King Errisson (percusiones), Attala Zane Giles (bajo), entre otras destacadas figuras del funk y del soul. Todo en reconstrucción del baterista Vince Wilburn Jr., sobrino del trompetista.

Programa de once composiciones que Miles Davis ejecuta con su trompeta amparada por la conocida sordina de acero Harmon en pronunciaciones subjetivas y personales. / Bajo, percusiones, batería, tumbadoras, timbales, guitarra, saxofones, flauta, teclados, sintetizadores, programaciones, vocalistas y coros. Destacan “Paradise” (Feat. Medina Johnson) en arreglo de Michel Legrand desde tenue acentuación flamenca/caribeña, “This is It”, “So Emotional” (Feat. Lalah Hathaway), “Maze”, “See I See”, “Carnival Time” y “I Love What We Make Together” (Feat. Randy Hall). Los soplos del creador de Milestones se imponen: suave lirismo, notas fragmentadas y empalmes melódico-armónicos incitantes.

Rubberband —placa dispareja, no revisada por el autor— que tendría años después, otra acotación: Doo-bop (Warner, 1992), donde Davis subraya las pretensiones por trascender y ser escuchado entre los jóvenes. Figura clave en la crónica del jazz del siglo XX, vale la pena adentrarse en esta “acústica banda elástica” que nos legó el irrepetible hijo de Illinois. “He tocado la trompeta con tanto fervor y compromiso con el jazz que duermo con su resonancia. Ha sido lo único bueno y elegante que hice en mi vida”, dijo unos días antes de morir frente al mar de Santa Mónica.

 

Tomado de cubaencuentro.com,

https://www.cubaencuentro.com/cultura/articulos/editan-un-disco-perdido-del-trompetista-miles-davis-335999

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