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Dos poemas de Rolando Sánchez Mejías

Dos poemas de Rolando Sánchez Mejías

Nacido en 1959, el holguinero Rolando Sánchez Mejías es alguien que como escritor ha incursionado en la ficción, la poesía y el ensayo. Su catálogo de título es en verdad impresionante y entre los libros que nos ha entregado pueden mencionarse 5 piezas narrativas, Escrituras, Collage en azul adorable, Derivas, publicados en la Habana antes de marcharse de Cuba. También están Cuaderno de Feldafing y Historias de Olmo, ambos de narrativa y sacados al mercado en España a través de la editorial Siruela.

En poesía, Rolando Sánchez Mejías ha escrito libros como  Cálculo de lindes (México, Aldus), Mecánica celeste (España,  Ed. Bokeh), Geschichten von Olmo (Frankfurt, Ed.  Verlag Schöffling, la traducción del libro de relatos Historias de Olmo). Como recopilador, a él le debemos  Poésie Cubaine du XXe Siécle (Genève, Ed. C. Couffon), Antología de la poesía cubana siglo XVIII al XX  (España, Ed. Verbum), Antología de la Poesía Latinoamericana del siglo XXI (México, F.C.E.), Cuerpo plural. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (España, Pretextos), Cuentos latinoamericanos (Alemania, D.T.V), bilingüe), Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (España, Pre-Textos), Cuban Poetry Today (USA, Ed. City Lighs),  Antología del cuento latinoamericano del siglo XXI (México, Ed. F. C. E.), Prístina y última piedra. Poetas latinoamericanos (México, Aldus), An Anthology of Cuban Stories (Londres / USA, Ed. Quartet Books Ltd. / Grove Press), Pristina y ultima piedra: Antología Hispanoamericana presente (México). Entre sus antologías aparecen: Mapa imaginario. Nuevos poetas cubanos (La Habana), 9 poetas cubanos del siglo XX (España), Obras maestras del relato breve (España) y Cuentos chinos maravillosos (España).

No debe soslayarse que Sánchez Mejías fue director del grupo y revista de literatura y pensamiento Diáspora(s), publicada como “zamisdat” (al margen del Estado) en Cuba y España entre 1993 y 1999. La idea central de dicho proyecto consistió en un intento de “revisión creativa” de la tradición literaria en Cuba e influencias foráneas no usuales a semejante tradición, a través de escrituras personales.

En sintonía con el interés que tenemos en Miradas Desde Adentro de promover la creación artístico literaria cubana que por distintas razones se conoce poco en el país, publicamos un par de poemas de Rolando Sánchez Mejías, galardonado en Cuba en 1993 y 1994 con el Premio Nacional de la Crítica y quien, sin discusión alguna, es  uno de nuestros escritores más sólidos en el presente.

JARDIN ZEN

Sólo un poco de grava inerte

quizá sirva para explicar

(al fin como metáfora vana)

que la dignidad del mundo consiste

en conservar para sí

cualquier inclemencia de ruina.

El monje

cortésmente inclinado

quizá también explique

con los dibujos del rastrillo

que no existe el ardor,

solamente el limpio espacio

que antecede a la ruina.

Alrededor del jardín

en movimiento nulo

de irrealidad o poesía

pernoctan

en un aire civil de turistas y curiosos

sílabas de sutras, pájaros que estallan sus pechos

contra sonidos de gong. Todo envuelto

en el halo de la historia

como en celofán tardío.

El lugar ha sido cercado:

breves muros y arboledas

suspenden la certeza

en teatro de hielo.

La cabeza rapada del monje

conserva la naturaleza de la grava

y de un tiempo circular, levemente

azul: cráneo de papel

o libro muerto

absorbe el sentido

que puede venir de afuera.

En la disposición de las grandes piedras

(con esfuerzo

pueden ser vistas

como azarosos dados de dioses

en quietud proverbial)

tampoco hay ardor. Sólo un resto

de cálida confianza

que el sol deposita

en su parodia de retorno sin fin.

La muerte

(siempre de algún modo poderosa)

podría situarnos

abruptamente dentro

y nos daría, tal vez,

la ilusión del ardor.

Como mimos, entonces,

trataríamos de concertar

desde el cuerpo acabado

el ninguna parte donde hay ardor alguno

en el corazón secreto

que podría brindar el jardín.

Pero hay algo

de helada costumbre

en el jardín

y en el ojo que observa.

Es posible que sea el vacío

(¿por fin el vacío?)

o la ciega intimidad

con que cada cosa responde

a su llamado de muerte.

Y esto se desdibuja

con cierta pasión

en los trazos del rastrillo,

junto a las pobres huellas del monje,

entre inadvertidas cenizas de cigarros

y otras insignificancias

que a fin de cuentas

en el corazón del jardín

parecen caídas del cielo.

HEIMAT

(a J. L. Lima)

No se vio ningún tártaro partir

la línea occipital del horizonte.       

Ni un bárbaro de aquellos

jalando con sogas de yute

jabatos de peso mediano.

Ni tocando trompeta.

En el bosque.

A nadie.

Ahora

Lingua Mater sustenta y amortaja,

su boca húmeda y esponjosa

prodigándonos afectos para-

sintácticos y hasta

locales.

In situ: se sigue bailando

con o sin zampoña y se escribe

bellamente aún al compás de

y va escabulléndose

(va cayendo el telón)

uno con

la bípeda y/o loca velocidad que va dictando

el estado de las cosas.

Un registro de vozes tan amplio

quién te lo iba a quitar, menos que menos

a escribir, por ti, por los demás,

padre mío que nadas como un tonel

en la corriente brumosa de las palabras.

Ahora,

rema.

Es decir parte

y tápate las gordas orejas

y rema, rumbo al poniente.

(No escuches viejo chillar

en el canal que corta el mar

dichas ratas de agua dulce).

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