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Poemas de Pedro Llanes Delgado

Poemas de Pedro Llanes Delgado

Me parece que fue ayer cuando en pleno período especial, en la Editora Abril se estuvieron haciendo libros con la recortería de papel dejada como materia prima sobrante en los poligráficos habaneros. Aquella iniciativa, llevada a cabo en los tempranos años noventa, permitió publicar cuadernos literarios que, más allá de su tamaño reducido, tenían tanta calidad que llegaron a ganar el Premio de la Crítica. Entre esos títulos que nunca olvidaré por el impacto que causó en mí su lectura estuvo Diario del ángel, obra poética de Pedro Llanes Delgado, aparecida en 1993.

Nacido en Placetas en 1962, además del libro antes mencionado, entre los títulos publicados por Pedro Llanes Delgado están Sibilancia (1996), Icono y ubicuidad (2000), Sonetos de la estrella rota (2000), Partitura hecha por el sinsonte (2001), El fundidor de espadas (2003) y Del Norte y del Sur (2008).

Igualmente, textos suyos han sido incluidos en las antologías Mapa imaginario (con prólogo de Rolando Sánchez Mejías y patrocinio de la Embajada de Francia, La Habana, 1995), Las palabras son islas (panorama de la poesía cubana del Siglo XX) (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1999), Muestrario de la poesía placeteña (Editorial Capiro, Santa Clara, 2000), Antología de la poesía cósmica cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001), Una mirada (Editorial Luminaria, Sancti Spíritus, 2003), La estrella de Cuba(Inventario de una expedición) (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2004), Antología de los Premios de Poesía Nosside-2004 (Editorial Letras Cubanas y Citta´ del Sol Edizioni Reggio Calabria, Italia-La Habana, 2004), Yo he visto un cangrejo arando (Antología de la décima humorística cubana) (Editorial Capiro, Santa Clara, 2004), La madera sagrada (Vigía, Matanzas, 2005) y Rapsodia para el Che(Editorial Capiro, Santa Clara, 2005).

El libro de Pedro Llanes Delgado En la isla de las velas azules obtuvo el XIV Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén. Después de eso, muy poco he sabido de este poeta (hoy residente en Estados Unidos), dueño de un discurso cohesionado por una suerte de lúdica simulación, cuyo sujeto es el lenguaje. Para Miradas Desde Adentro es un honor reproducir algunos poemas de Pedro Llanes Delgado.

PARA KATY

En tu copa veo las lápidas arremolinadas

y veo las ciudades en el silencio.

En tu copa veo las inmensas planicies

y también el rocío del amanecer.

Veo la lluvia maravillosa,

por la que escapan las bestias y los guerreros.

En tu copa veo sus rostros y sus ojos,

veo a una muchacha sobre las mieses.

En tu copa veo el vuelo de la gaviota hacia el norte

y las mariposas hechas de ascuas oscuras.

En tu copa veo los abismos sin fin.

En tu copa veo los árboles encantados

cuyas sombras caen dobladas contra el vacío.

En tu copa veo venir el abanico del fuego,

profuso y silencioso como la muerte.

En tu copa veo animales ajedrezados

y el resplandor del tilo y de la ciruela.

En tu copa veo un patio fragante y un mantel muy blanco.

OSCUROS GUERREROS AL BORDE DE LA PLANICIE…

Oscuros guerreros al borde de la planicie

derrumban el lucero chisporroteante

y el naipe nocturno de la floresta.

El espacio de las amapolas gira dentro del grillo

escondido en la hoja recién abierta

mientras la música sobre las tejas y las tataguas

incrusta su responsorio a ras del molino.

Siento a los oscuros guerreros,

deslizarse por las paredes del pozo

hasta una dimensión embebida

en la concavidad y la espuela en el liquen.

Oscuros guerreros al borde de la planicie

me buscan entre el susurro del agua

y los escarabajos que vienen a remansar.

La noche recompone en las sombras

sus guanteletes y sus rostros que escrutan

el cintillo húmedo de las pilastras.

He visto a los oscuros guerreros

  llevarme a través de las hilazas

de sus múltiples manos decapitadas,

para marcharse bruscamente por el agujero

y el batir de alas de la floresta.

AGUA, FULGOR

Hacia el atardecer las sombras son más suaves

y los maniquíes con lenta turbulencia vienen

a remover el agua de nosotros dos.

La misma agua que hechiza las siluetas,

donde corren los animales movedizos

y el flechero silencia sin saberlo.

Amada, déjame decir tu nombre

recóndito y misterioso como las aguas

que abren el círculo de la cuaresma.

En lo oscuro el desfiladero parte,

las entrecruzadas líneas de los maniquíes,

a quienes he visto irse por el remanso,

casi letánicos al atardecer.

Al atardecer el flechero se evapora,

y la araña de la sala ya no sueña,

porque está ardiendo también con tu fulgor.

EL PÁJARO REVOLOTEA…

El pájaro revolotea,

va y viene hasta el cielo,

y luego prueba a devorarme,

abrazado angustiosamente al abismo.

Lo he visto picotear con desaliento

enhiesto y resplandeciente mis manos y mis sienes,

como un nuncio de la inanición.

El pájaro se balancea

traído en la tempestad.

Siento su hoguera muy cercana

y uno a uno sus picotazos

que viajan siguiendo la muerte.

He despertado mientras se iba

aún ahíto de mi cuerpo

y no hice nada por detenerlo

ni detener su incesante revoloteo,

porque el pájaro dejaba de existir.

JINETES OSCUROS

Deja que la noche entre con sus nieblas

y sus jinetes oscuros en el molino;

deja que desparrame sus manos

recién llegadas a través del vacío,

y ven junto a mí por las sombras,

donde cantan sigilosas las bestias.

Ven sin mirar las siluetas

que mueven el espejo en la luz

y deja que la noche desparrame sus manos

y sus jinetes oscuros en el molino.

MINUET CON ARENA

Nada escucho en tu rostro

hecho de un cendal tembloroso,

ni en tus manos donde se abisma

la transparencia de las vastas marinas.

Te siento venir por la luz

y entre la luz escurrirte

en la ignición de la lluvia

cuando la pradera se enciende.

Amada, dame tus manos,

hermosas como la ceniza

para beber en la oscuridad

su melodía abisal.

Amada, toma mis manos,

refluyentes de fría arena

y escóndelas para siempre,

en el filo de los arroyos,

donde bate la inanición

y somos como ramilletes

lamidos por el vacío.

NADA SINO EL HILO…

Nada sino el hilo

difícil de la araña,

vuelta a la oquedad

ístmica del desván,

ora maestresala

donde plañe lo oscuro.

Una hebra es a otra

tabla, zaquizamí,

sin que sea la araña

quien desdobla nocturna

tensando la espiral

—tiara, pífano, luz—

y una y otra vez,

devenga para brujas,

ya jánica, dos caras,

hilandera luctuosa.

Poemas del libro Los perros de Amundsen

Poemas del libro Los perros de Amundsen

Una de las cosas que más he hecho durante los meses de confinamiento en casa por el coronavirus ha sido leer. No puedo decir la cantidad de libros que he consumido entre los que he leído en formato digital con la ayuda del software que empleo como lector de pantalla, mi querido Jaws, y los que me ha leído mi novia, en unas sesiones de intercambios de criterios muy enriquecedoras para ambos. Sí tengo claro que uno de los títulos que más me ha impactado en este período es el titulado Los perros de Amundsen, poemario del holguinero José Luis Serrano publicado por la Editorial Letras Cubanas y que en el 2018 recibiera el premio Nicolás Guillén.

El puñado de sonetos aquí recogidos y galardonados por un jurado que estuvo integrado por Edel Morales, Rogelio Riverón y Yanelis Encinosa debería ser materia de estudio para todo el que se interese por los actuales derroteros de la poesía cubana. Ahora bien, solo una advertencia: nadie se piense que es una lectura fácil, ¡todo lo contrario! Quien desee adentrarse por lo que José Luis Serrano ha escrito en Los perros de Amundsen, debe hacerlo a sabiendas de que tendrá que disponer de un buen diccionario a mano, porque de no ser así, se perdería buena parte de lo que el autor nos propone.

Selección de poemas del libro Los perros de Amundsen

Por lo pronto y como pequeña muestra, en Miradas Desde Adentro publicamos una breve selección de un libro que en materia de poesía, nadie lo dude, es de los más importantes editados en nuestro país en los últimos años.

¿Depuraciones en la ludoteca?

¿Quiénes son los estúpidos que temen

a los frágiles músicos de Bremen?

Los masoquistas pagan su hipoteca.

Yo intercambio las cláusulas. Yo digo

una cosa por otra. En algún lado

estarán los botones, el cableado

de la perversa máquina. Al abrigo

de conjeturas tópicas confrontas

la realidad, las disyuntivas tontas

que nos conducen a engordar un cerdo.

Hay una dimensión en que la práxis

entra en conflicto con la profilaxis.

Hay una lógica del desacuerdo.

Hay sin lugar a dudas un desfase

entre la máquina que nos vigila

y la estructura sorda que asimila

la crudeza del dato. En el trasvase

los parámetros mutan. Toda magia

es un chantaje. Todo pase mágico

consiste en imponer un orden trágico.

Una fatalidad que se presagia.

Imperceptibles superestructuras.

Disfruta el cerdo sus enjuagaduras.

Detrás del esplendor está la inopia.

Mientras hay progreso habrá declive.

Es importante que el dolor se archive.

Todo lo que es verdad se fotocopia.

Bailan los muñecones tenebrosos.

La mano izquierda lava a la derecha.

Entre la multitud Pilato acecha.

Las utopías llegan con endoso.

Bestias que rumian en los pastizales.

Una felicidad inconsistente.

En el placer hay un dolor latente.

Olvidamos los ritos primordiales.

Los que van a acoplarse en el granero

no calcularon el cucarachero,

ni la humedad, ni el polvo. Habitaciones

donde solo se escucha el pizzicato

de la desilusión. Meprobamato

Diazepam. Tropicales depresiones.

Aquí terminan los desciframientos.

Entre los superhombres y la plabe

Hay un muñeco de impoluta nieve.

Combinatorias. Encadenamientos.

Un cúmulo de formas discursivas.

Una interpretación que desvincula

la causa del efecto y manipula

al objeto desde otras perspectivas

Montaje sin fisuras. Entre el acto

y la conciencia hay mecanismos, tracto,

carne deshidratada, tortas ácimas,

lipotimias, axiomas, arbolitos

de navidad, alcohol, pescados fritos,

insurrectos colgados de las guásimas.

Como por arte de birlibirloque

el receptor contagia al emisario.

Reducidos de placer involuntario

en el instante del electrochoque.

Levantan los apóstoles sus carpas.

Hemos comprobado todos los boletos

y seguimos ausentes e incompletos.

¿Dónde están los salterios y las arpas?

¿De qué sustancia somos el envase?

¿Escrutar a un objeto que no hace

más que fingir obedecer las leyes

mecanicistas por así complace

a los peritos? ¿Similar enlace

vincula a los bufones y los reyes?

Una felicidad que decepciona.

Que nadie se aproxime a la mezquita.

Aquí lo que hace falta es dinamita.

Aquí nos sobra la testosterona.

Trasplantes. Diálisis. Urocultivos.

¿Enfrentar de una vez al que más mea?

¿Darle estricnina al perro de pelea?

Hipotensores. Anticonceptivos.

Anatemas disueltos por la bula

Fornicación. Concupiscencia. Gula.

Adulterio. Pereza. Clic derecho.

Un par de bofetones y una multa.

El policía bueno nos indulta.

Salimos bien. Salimos por el techo.

Cuerpos que tienden a variar de estado

Es un error llamarles disolutos.

Para contravenir los estatutos

hay cierto personal autorizado.

Hay prendas de vestir fosforescentes.

Hay humo, hay frío, albaricoques, fresas.

Hay lagunas mentales. Hay tres mesas

ocupadas por tres adolescentes

con máscaras doradas. Pobrecitos.

Qué precarios, qué audibles, qué bonitos,

dentro de sus costosos envoltorios.

El huracán de la belleza amaina.

Hernán Cortés su espada desenvaina.

Convalecencias. Posoperatorios.

Nos inventamos acontecimientos.

La democracia encuentra a sus vasallos.

Dos cosas igualitas son los gallos

y las mujeres. Desmantelamientos.

Estaban dando la telenovela.

Es un revólver lo que necesitas.

Nos van a liquidar con sus tacitas

y sus biscochos de obediente muela.

Con más presión esperan que te ablandes.

Hay demasiados clítoris y glandes

en las pantallas. Válvulas pilóricas.

Contribuciones que no van al fisco.

Chivos expiatorios en el risco.

Retóricas. Retóricas. Retóricas.

El carnaval te aplica sus charangas

La oveja negra y el patico feo

pagan de sus bolsillos el paseo.

Prósperos vendedores de fritangas

capturan a la reina. Mojigangas

del carnaval. Feroz chisporroteo.

Las congas, las sirenas, el goteo

de los sueros, las incisivas tangas.

Se acercan los behiques con sus brevas

apestosas. ¿Abrirnos a las nuevas

causalidades? Sarta de guiñapos

que empinan sus canecas en cuclillas.

Han llegado los tristes cabecillas.

los malolientes y rabiosos capos.

La historia asoma su colmillo trunco

Las interpretaciones nos marean.

Tragedias que lo cómico bordean.

Rebaños infectados de carbunco.

Amordazada la ciudad se ahoga.

Esquizofrenias. Embrutecimientos.

Borrachos con disímiles talentos.

Convoyes que tantean el Ladoga.

Después que la utopía se desnutra

tendremos que elegir: el Kama Sutra,

el tornillo de banco o las chinampas.

Descalificación archisabida.

La culpabilidad es tu comida.

El plato de lentejas que te zampas.

¿Es una broma de los fabricantes?

¿Cuál es el truco? ¿Dónde está el piloto?

¿Al simulacro quién le pone coto?

¿Quién detiene al hatajo de farsantes?

Empiezan a bailar los primerizos.

Objetos ilusorios. Formas puras.

Distribuciones. Tráficos. Texturas.

Cámaras lentas. Nudos corredizos.

Nos quedan los museos, la impotencia

de los museos, la supervivencia

ficticia del zoológico. ¿Hasta cuándo

será el reinado de los energúmenos?

¿Una conspiración de catecúmenos?

¿Una prosperidad de contrabando?

¿Dónde estaban los toros de Pamplona?

¿Quiénes hicieron el primer envite?

¿Algún chivato dijo el escondite?

¿Un agujero negro nos succiona?

Pajas mentales. Cápsulas de ideas.

Un montón de utopías confinadas

en pomos de cristal y etiquetadas.

Un sistema de válvulas y apneas.

¿Caminar por lo oscuro como necios

o disfrutar la luz que a los efesios

recomendara Pablo? Consanguínea

precariedad que pone en entredicho

los despojos plantados en el nicho.

Entre el cuerpo y el alma hay una línea.

Cadáveres envueltos en sus mantas.

La conmiseración y sus enmiendas.

Al infierno se va por siete sendas

y las bifurcaciones no son tantas.

Desbordamientos. Cláusulas. Tembleques.

Formas de articular el amasijo.

Acepta el antropólogo cobijo

en los narcotizados bajareques.

¿Estamos en Ceilán? El agiotista

puede determinar a simple vista

la solvencia del prójimo. Un compendio

de alocuciones disimula el fiasco.

Pájaros que regresan al peñasco.

Objetos sustraídos del incendio.

Inoperantes focos de insurgencia

Los pobres ovacionan al famoso.

Ventrílocuos del títere rabioso.

Islas tocadas por la incandescencia.

No vamos a lograr con la docencia

lo que no pudo el sueño riguroso

de los patriarcas. El facineroso

sabe delimitar nuestra incumbencia.

Antes de comenzar te desmoronas.

Los cuerpos de caballos y personas

carbonizados. Un buche de sake

que nos haga volver. Unas granadas

que desmantelen nuestras barricadas.

Algo que nos obligue al contrataque.

Reflexiones debajo del enebro.

El triste beneficio de la duda.

Las ocho etapas que propone Buda.

Las circunvoluciones del cerebro.

El homo faber ama sus tarecos

tecnológicos. Nadie nos educa

en la contemplación. Dios se acurruca

en nuestro búnker, cámara de ecos

o campana de Gauss. ¿Incursiones

de las lesbianas y los maricones

en el dominio del dolor? Arcillas

que no comprendo, dices, que no culpo.

Los viscosos tentáculos del pulpo.

La perfección que muere de rodillas.

¿Alguien comprende las necesidades

de los vencidos? Frágil estamento.

¿Alguien sabe tocar el instrumento

dentro de cuyas posibilidades

y límites se expresa el repertorio

de los vencidos? Marcas de familia.

Estratos que conforman la vigilia,

las diferentes capas del velorio.

Que nadie se levante del pupitre

sin un par de utopías. El salitre

es un verdugo silencioso. Trepa

el buen salvaje al árbol, idolatra,

sufre… Lo mismo en Cuba que en Sumatra.

¿Alguien de estos capítulos discrepa?

Poemas de Ramón Fernández-Larrea

Poemas de Ramón Fernández-Larrea

Una de las figuras más influyentes en sus contemporáneos durante la década de los 80 fue sin la menor discusión Ramón Fernández-Larrea. NO se trata solo del legado que transmitió con su poesía de entonces, ejemplificada en ese tremendo poema denominado “Generación” y que funcionó como una suerte de declaración de principios para un grupo de artistas e intelectuales de la época. Su huella en muchísimos jóvenes también respondió a su quehacer como director en lo que fue el espacio radial más importante de aquellos años: El Programa de Ramón, transmitido por Radio Ciudad Habana y que continúa siendo modélico para el humorismo entre nosotros.

Nacido en Bayamo, en 1958, lo primero que supe de Ramón Fernández-Larrea fue que él era el artífice de una revista radial nombrada “Todo en 90”, que salía por la COCO y que resultó el antecedente más directo de El Programa de Ramón. Luego entré en contacto con su poesía, gracias a que algunos de sus textos salieron en El Caimán Barbudo, revista de la que yo era lector y en la que no pensaba llegaría a trabajar tiempo después.

Entre los libros de poesía que Ramón Fernández-Larrea ha publicado están El pasado del cielo (Ediciones Unión, La Habana, 1987),Poemas para ponerse en la cabeza (Editora Abril, La Habana, 1989), El libro de las instrucciones (Colección Ciclos, UNEAC, La Habana, 1991), Manual de pasión (Universidad de Guadalajara, México, 1993). El libro de los salmos feroces (Ediciones Extramuros, La Habana, 1995) y Terneros que nunca mueran de rodillas (Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 1998). Sus libros de poemas más recientes, ya publicados tras  marcharse de Cuba a vivir primero en España y luego en Estados Unidos, son Cantar del tigre ciego (Arlequín, Guadalajara, México, 2001), Nunca canté en Broadway (Lingkua, Barcelona, 2005), Yo no bailo con Juana (Lingkua, Barcelona, 2010) y Todos los cielos del cielo (Verbum, Madrid, 2015)

Pensando especialmente en las nuevas generaciones de lectores cubiches residentes en el país, que en la mayoría de los casos desconocen la obra de este inmenso escritor, a continuación se reproducen algunos de sus textos para incentivar la búsqueda en el enorme legado de su quehacer poético.

 

Poesía de Ramón Fernández-Larrea

 

GENERACIÓN

Nosotros los sobrevivientes

a nadie debemos la sobrevida

todo rencor estuvo en su lugar

estar en Cuba a las dos de la tarde

es un acto de fe

no conocía mi rostro el frank con su pistola

yo tampoco conozco la cara

de quien va alegremente a joder en mi cama

en mi plato sin la alegría que merece

o que merecería si soy puro

viejo tony guiteras el curita los tantos

que atravesaron una vez la luz

no pensaron que yo sería ramón

sudaron porque sí porque la patria gritaba

porque todas las cosas estaban puestas al descuido

este es mi tiempo lleno de alambres y beirut

de esa bomba callando

era verdad lo que juanito dijo

la felicidad es una pistola caliente

un esplendor impensado una rosa

todos tenemos alguna estrella en la puerta.

EL GRITO

no mates,/ si vas a hacerlo,/ a un presidente o a un rey/ o a un hombre/ que tenga un despacho…

                                                     Charles Bukowski

alzó su dedo su gran dedo

sobre la mugre y la insolencia

su dedo henchido

aquel dedo que nunca

se metiera a la fuerza

en el alma de nadie

ni siquiera en su propio

corazón

alzó el dedo

con un ojo en la punta

y señaló gritando

con su uña podrida

las causas del dolor

y del fuego y de todo

el barro del olvido

puso un dedo

su gran dedo

en la sien

la izquierda o la derecha

según se le mirara

porque él tenía

de frente

la misma angustia que de espaldas

una rabia profunda

contra el sol contra el borde del mar

contra los hermosos jardines

contra los pelotones

de fusilamiento y de los otros

contra la miel y sus venenos

contra el silencio y las medallas

contra el polen de las cartas de amor

contra las órdenes de despido

contra la risa contra el viento

contra las madres que ponen

en la ventana un búcaro con flores

contra la sed contra el amanecer

contra el grito inhumano de la alondra

contra sí mismo y contra

aquel dedo tan suyo

tan inmenso su dedo

que no sabía otra cosa

que señalar y señalar

por encima de la mugrienta uña

por encima

de su cartílago y su hambre

por encima del horizonte y las abejas

por encima del hombre

de los hombres

que tienen dedos similares

y que los hunden en el alma de otros

y de él mismo que se quedó sin dientes

sin palabras

sin una almohada de arena en la playa

alzó el dedo su gran dedo profundo

serenamente

contra la piel del cráneo

y se voló la tapa de los sueños.

AGUJERO LLAMADO NEVER MORE

a Leopoldo María Panero

a ver cuántos fantasmas tuvo siempre en la sangre

arteria abajo arteria arriba en la noche

en la mañana en cada momento espumoso

donde la bruma se interponía a los colores

ahora a ver qué le sacan de todos sus cuerpos

si el bisturí logra hacer brotar sus raíces

ya frío en esa planicie que se parece a la palabra nunca

a la palabra siempre a todas las palabras

a ver cómo le sacan los sueños de su esófago

y las bolitas que hace la coca cola rodando

momento tras momento en la oscuridad de su planeta

liberado por fin de su país lleno de rejas

y cerrojos y horarios y pastillas redondas

que espantaban los perros que iban a herirle minuto tras minuto

a ver cuántos delirios huyen tristes

en esa grieta donde se le ha muerto para siempre la sombra.

THE LONG GOOD BYE

el resto es humo

me cansé de olvidarla.

ESOPO ERA UN TONTO DE ATAR

vive en un país donde el amor lo mezclan con la sangre

otros lo mezclan siempre con la sangre

amanece en un país donde otros

decidieron qué color ha de tener la luz

qué bordes para el mar

qué dimensiones la ilusión

qué rostro el sexo y cuánto olor la sábana

vive en un país donde el ayer se transforma

lo transforman

en cuentos increíbles que aturden a los niños

donde ya nunca más habrá princesas ni dragones

o donde el dragón es a su vez otro país

camina en un país donde el horizonte te aplasta

te cae encima cada tarde

se burla de tus dientes el horizonte

y aúlla

para que te sientas más rodeado por sombras extrañas

duerme en un país que nadie sabe mañana

qué tendrá para ti

ni siquiera qué tipo de mañana ha de tener

qué animal cruzará por tus puertas moviendo los colmillos

vive en un país donde el sueño lo mezclan con la sangre

otros lo amasan con sangre y miedo y cuentos de camino

y fotos de quienes no llegaron porque fueron traicionados

abre la puerta y no entra el aire

sino un viento el viento de la historia

que ya no tiene labios ni ojos

vive en un país donde la puerta tiene sangre.

COSAS QUE PUEDEN HACER LOS DEMÁS Y YO NO

por ejemplo

vivir

todos

de una manera u otra

viven

guardan sus sueños

la ropa de invierno

ven acercarse

desde la ventana

a la persona

que han esperado

mucho tiempo

o siempre

por ejemplo

se alegran

cuando la lluvia cae

dicen

qué bendición

abren sus bocas

como si fueran

los labios de la tierra

por ejemplo

cierran

los ojos y aparecen

cuando eran niños y no olían

como ahora yo

a catástrofes

a lágrimas quemadas

a empujones

por ejemplo

se desnudan

se dejan desnudar

y no sangran

por esa hendija

obstinada y oscura

que se llama memoria

sudan brindan florecen

duermen conversan vuelan

sin ruido de fantasmas

sin esa bruma espesa

que llevo a todas partes

como si haber nacido

hubiera sido un pacto

con no sé qué consorcios

con el laboratorio de los diablos

por ejemplo

se peinan

y mantienen tranquilos

a pesar de la brisa

sus recuerdos

luego se mienten

se llaman por teléfono

comen hasta morirse

crecen gritan

o hablan en voz baja

y hasta parecen vivos

nadie los echa de la fiesta

nadie les dice que no lloren

nadie los mata olvidándose de ellos.

SIN SOÑAR

la luna es luna y callan

lo que vieron aquellos hombres en su arena

los monstruos en su aire la poca luz

los fantasmas de los que antes vivieron

hundidos en la tierra

la luna ya no es luna

el mar es agua negra

desde el fondo

los ojitos tremendos del erizo

miran mi vida desde su corta vida

los leviatanes pasan a su lado

y a él le da lo mismo

a mí tampoco

la vida del erizo va en mis ojos

y eso basta

para que sean dos vidas en una

el mar ya no es el mar

el mar es una casa

aquella que perdí

o fueron muchas casas

en sus verdes paredes

dibujaba con dedos invisibles

los sueños invisibles que he perdido

hoy el silencio es un niño de nieve

en la memoria

solamente muescas

huellas de un eco viejo

allá hay sombras dibujadas

por un loco

inalcanzables líneas de mar

bajo la luna

y el ruiseñor callado

muerto de no sentir

oído humano alguno

se cierra el mundo

todo acaba

de lejos la luna brilla

como si fuera una muchacha.

EL ÚLTIMO AMOR SOBRE LA TIERRA

                     He utilizado la palabra amor como un bisturí,

y después he contemplado esa cicatriz verdosa que queda en lo amado y en el amante,

y esa cicatriz verdosa brilla también en estas palabras…

                                                                           José Carlos Becerra

pasado ya el peligro del olvido el filo del olvido

que rasga hiere hunde acaba todas las sensaciones

pasados los ardores apagado el volcán

que me obligaba siempre a devorar tu boca

a tragarme tus pechos a masticar tu aliento

domado el fuego el humo de la nada

lo que hay tras la montaña de la aparente nada

la nada que aparenta no tener vida ni temblor

en el ojo amarillo del destino

quedamos tú y yo bajo la noche

solo tú y yo y encima

la larga y ancha noche del mundo

este es el último amor sobre la tierra

porque tocar tu mano saber que está tu mano

es mejor que tu mano se hunda en mi delirio

soñar tu boca saber que tu boca sigue ahí

que tu boca existe para decir mi nombre

y con mi boca el tuyo

es como la certeza

es la melancolía que se convierte en júbilo

de este último amor sobre la tierra

porque todo eres tú

el aullido salvaje del oso cazando y la brisa que peina los pinos

la cigarra solemne bajo una hoja en el otoño y la lengua

la húmeda lengua que hace saltar mis alarmas

eres el fuego y el rumor de la lava

el aleteo de la polilla nocturna

la marea que devuelve maderas mordidas

y el tigre que ciega los ojos de la noche

eres la sed del tigre y la sangre fría de todos los peces

y el salto del músculo en tus piernas

y la piel erizada de tus largas piernas moviendo mi memoria

el musgo la soledad del musgo las canciones del musgo

que canta el musgo allá en su verde angustia sola

y el olor que desprende la muerte contra el musgo

eres la puerta y todo lo que pudiera haber detrás

el ruido de esa puerta en el amanecer y en la noche

abierta tirada chirriante puerta que abren a veces los fantasmas

por donde entran los vivos a arrancarme hilachas

de corazón que también tiene musgo

por donde un tigre disimula sus alientos de fiera

eres mis huesos y la ceniza de mis cenizas eres

todo el aire que estuvo en mis pulmones eres

el miedo que me clava lanzas doradas

el vómito y la sangre haciendo lazos de humo

la caricia y su golpe cuando hace mucho que no pasa

eres lo que sucede y lo que no se espera nunca más

eres el fin del mundo el fin de mi universo las alas

que me llevan alegremente hacia el país

donde ya nunca espero nada de nada

en la santa paz de tu boca en el musgo.

LA COPLA ROTA

Acuérdate cuán amada,

señora, fuiste de mí.

              Luys de Narváez

lo que no sea piedra que sonría

que se levante y salte

lo que no sea piedra que vuele

que me muerda los dedos el pescuezo

el borde de los sueños

lo que no sea piedra

que se desangre y palidezca

que diga mi nombre lo que no sea piedra

y quede

regada en los rincones

con sus ojos enormes de piedra o de ceniza

lo que no sea el amor que baje su cabeza

que busque una cabeza que pierda dientes y ojos

que riegue sus colores sobre la sed del hombre

sobre sus lados más oscuros

lo que sea del color del odio que no vuele

lo que sea piedra que sonría

que se levante y hable

lo que no sea mi vida que se espante

que se ahorque debajo de ese pájaro

que se desangra en la mañana.

AMORES COMO PERROS QUE PASAN

pasa un perro en la sombra mordiendo aquel color

de los ojos que tuvo en la sombra una muchacha

olvidé el nombre

he olvidado

cuáles colores entraban rápido en mi sangre

queda una bruma como si fuera

el color del recuerdo

de un perro que pasa en la sombra mordiendo

aquel color

que eran los ojos de la noche

entrando a una muchacha

y cuando llega el día

aquel día

el día actual

solo pasan sus ojos de cualquier color

en los ojos de un perro que salta hacia la luz

y se queda la sombra dentro de mí muriendo

aullando como un perro que ya no tiene ojos

agonizando cerca de donde aún flota el color

de los ojos que tuvo una muchacha que pasó

por esa sombra que ha sido mi vida.

EL ÚLTIMO EN VOLAR SOBRE EL NIDO DEL CUCO

                                    A Raúl Hernández Novás

el sábado se llena de colmillos el sol cae

sobre un ojo y es el chacal que  te siguió en la vida

de modo que las pastillas son las niñas con lazos

que hacen tu pobre cuerpo vibrar sobre una playa inventada

en la arena se confunden todas las huellas

pero el olfato de los chacales es sabio y hambriento

hueles al hermano polvo y nada

abrazas a la hermana brizna y nada

sino un bosque que han puesto junto a ti

tampoco tus venas resistirán seguir siendo el equilibrista

entre el conejo y el sabueso

entre el abuelo en la poltrona y la zorra que llora

lágrimas falsas y fatales

revoleteas sobre el nido del cuco

rompes los huevos para que el sol meta su lanza en los polluelos

tirando duro hacia adentro revoloteando

con efedrina en las vértebras

o caes muerto en el aire decapitado en el aire

lloviendo tú la sangre que va a alimentar a los imperturbables chacales

el sábado se llena de uñas pintadas

pestañas falsas que piden el peyote de luz

la ambrosía barata de una penumbra rara para ocultarse de la persecución

hermana brizna ayúdame dices revoloteando

hermano polvo respira dentro de mí

a pesar de que vuelo dejo huellas en la arena

el último que ha volado sobre el nido

de huevos manchados donde laten indicios de vida

renuncia al agujero de la solemnidad

mediante un pistoletazo en la sien

con la puerta cerrada y un arma melancólica

un arcabuz un vampiro del siglo pasado

cae sobre el estruendo y el disparo se oculta

para engañar a los chacales que afuera

siguen aullando con el hocico lleno de arena

las huellas no se marcan en el cielo

el nido del cuco espera su próximo candidato

al vestido de víctima que revolotea a distancia

amiga brizna que sea bendito tu humo

hermano polvo tu camino es imperfecto pero aún

siempre es mejor que caer devorado.

PASADO DE MODA

caigo sin fin desde mi nacimiento,

caigo en mí mismo sin tocar mi fondo…

                Octavio Paz

por mucho que me esfuerce

por mucho que pretenda estar al día

aunque mis pensamientos nazcan así

de pronto

ahora mismo en el instante que puede

ser mañana

siempre estoy pasado de moda

tú pasas junto a mí y el olor

del amor es como de una piedra

que gira interminable

tú me miras interminablemente

te me hundes con pelos y señales

tú no giras los labios ni los ojos

hoy te escapas

hoy se agota la línea oscura de tus pasos

con una tinta seca que me dice hasta aquí

hoy te me burlas en la cara

me tiras el olvido interminable

hoy te me vas interminablemente.

Poemas de Raúl Hernández Novás

Poemas de Raúl Hernández Novás

Por Joaquín Borges-Triana

Raúl Hernández Novás (1948-1993) es sin discusión alguna uno de los nombres de obligatoria consulta en la historia de la poesía cubana de todos los tiempos. Libros suyos como Da capo, Embajador en el horizonte, Animal civil, Al más cercano amigo o Sonetos a Gelsomina, por solo mencionar algunos, son títulos a los que cualquier amante de la buena poesía debería volver de cuando en vez. Representante de la tradición suicida en nuestra cultura, cuando en La Habana de 1993 con un disparo decidió poner punto final a su existencia, ya tenía asegurado su paso al panteón de los grandes creadores de este país. Por ello y pensando especialmente en las nuevas generaciones de lectores cubiches, que en la mayoría de los casos desconocen la obra de este inmenso escritor, a continuación se reproducen algunos de sus textos para incentivar la búsqueda en el enorme legado de su quehacer poético.

 

Raúl Hernández Novás

 

ANTE UN POETA

Veo a un niño jugar en la sonriente calzada de la luz, la provisoria. Veo a un joven andando en la memoria la temblorosa piedra, lentamente.

Veo un hombre maduro que camina llevando un niño de la firme mano. Junto a un joven filial veo un anciano leve como la lumbre que declina.

Tiemblo al verlo pasar los urbanos dédalos con su paso ya rendido

y de pensar que esas sencillas manos

que tantas cosas bellas han reunido

acaben por ser polvo en otras manos… —Las de la muerte, no las del olvido.

EXPLICACIONES DEL EQUILIBRISTA

No por amor al riesgo se aventura mi pie por este hilo tenso y leve. Ni por eterno ser mi ser se atreve a jugarse la vida o la ventura.

No es la gloria o la fama o la aventura

el fértil viento que mis alas mueve.

No por arte ni amor mi paso llueve sobre la absorta muchedumbre oscura.

Si huraño huyo a mi rincón de cielo y si el hilo una cumbre me parece donde primero brilla la mañana,

no es el amor ni el arte ni el desvelo

de la gloria: es que a veces —tantas veces—

siento el terror de la presencia humana.

 

MIRA ESTOS OJOS

Mira estos ojos donde el sol declina, desvistiendo el temblor de los hermanos: toma los gestos mudos de estas manos

que ya no han de aplaudirte, Gelsomina.

No escucharás mi corazón que trina

pues estarás tocando un son lejano en la trompeta cuyo ruido anciano

es hijo del claror que te ilumina.

No volverás al páramo del frío

que tiembla huérfano de amor y de arte

con sus helados astros de rocío.

Ni el río astuto robará tu parte. Acepta sólo el hosco temblor mio. Y mi piel sin caricia ha de abrigarte.

NO VENGAS

«)Te preocupan tus hijos?» (Bergman: Fanny y Alexander)

No vengas ya en el sueño, con tu anhelo de hacer mi cama y de poner mi mesa.

Comprende que el lugar donde estás presa

es un oculto inabordable cielo.

Sé que aún estoy vivo en tu desvelo y que tu ansia de servir no cesa, que te preocupa mi animada huesa

y estás herida por mi desconsuelo.

Pero comprende que la sombra triste que te aprisiona, única y desierta,

no da acceso al lugar donde viviste.

Tú no puedes franquear la inútil puerta
donde tu amor fecundo aún insiste. Tú no puedes cuidarme. Tú estás muerta.

JUNTO AL LAGUITO EXIGUO

Junto al laguito exiguo, entre la sombra, voy recordando trabajosamente las húmedas miradas inocentes

y una inscripción frutal que nadie nombra.

Como el mar borra de la arena un día la leyenda y deshace los castillos, borró el tiempo en los reinos amarillos

de la memoria aquella melodía.

No vuelve el agua que pasó en el río con flor y el barquito indiferente que son agua en el agua laboriosa.

Oscurece. Tengo hambre. Siento frío. Ya no he de ver tu planta transparente andar sobre las aguas silenciosas.

 

QUIÉN SERÉ SINO EL TONTO…

But the fool on the hill sees the sun going down and the eyes in his head see the world spinning round Lennon y McCartney

Quién seré sino el tonto que en la agria colina

miraba el sol poniente como viejo achacoso, miraba el sol muriente como un rey destronado,

el tonto que miraba girar el mundo,

guardando en su rostro las huellas de la noche. Quién seré sino el tonto de siempre atraído por el mar,

aquel que en el mar feroz dejó su nombre. Quién sino el tonto que lloraba

y lloraba por el mar, las flores, las muchachas, la esbelta luna sonriendo.

Sobre la colina está solo and nobody seems to like him, pero él ve el mundo moverse a su alrededor, el sol rebotar como una pelota roja en el horizonte.

El sol tragado por el mar, frío entre los peces.

Quién seré sino aquel que ya no mira,

no oye, no palpa, absorto, esas tierras astrales, esos frutos, las viñas de la realidad, airoso manto.

El que ve la noche descender como un cuerpo inapresable, el que siente la luna caer sobre sus hombros como una tela delicada, aquel que en la marisma

jugaba a rey, a payaso, a rey, a oscuro caballo. Absorto, solo, en la colina, gritando

como loco, bajo los pájaros que emigran

señalando un carcomido rumbo. Yo,

el loco, el tonto que siempre he sido, girando en la burla, torpe bufón de florida, pirueta, riendo,

con dientes podridos, la realidad inapresable como implacable cuerpo, a nuestro lado, descansando en las hierbas

brotadas de los muertos, entre sonrisas de nocturnas flores.

Quién seré, Dios mío, sino el loco tonto, el oso bronco, el jorobado torpe,

bufón bailando, reuniendo rumbos entre sus brazos, flores para una mujer que no existe, quien mira al sol dormirse cual tembloroso

viejo y al mundo girar en burla alrededor de sus hombros destronados.

 

(HAY ALGUIEN QUE CUENTA MIS PASOS…)

(Hay alguien que cuenta mis pasos, en su casa de hielo

repasa lentamente los gestos, las olas del corazón.

En su moneda, el rostro familiar del sol. Alguien, ay, su corazón atado al mio por un hilo. En su casa de hielo piensa en mí, guardando bajo llave las

huellas de mis manos. Nada le debo, nada puedo darle

con que pagarle, hay alguien, piensa

en mí, cuenta mis pisadas. ¿Qué entre mí y su vida

a la cual llegué después de un parque?

¿Qué entre mí y su corazón de hule,
y sus manos frías que guardaron las huellas de mis manos?

Ocupo su memoria como un monstruo, como un animal profundo. Nada. Cuando me vaya, nada podré dejarle. Nadie sabrá cómo han pensado,

sus canas que comienzan, en mi cabeza de niño, en las manos que tuve bajo árboles gigantes,

como ya no se encuentran. Hay alguien: despacio despacio voy penetrando en su aliento trabajoso,

descendiendo profundo por mis ojos, y al final del camino

me está esperando mi madre.)

ELLA MIRÓ LOS ALTOS FLAMBOYANES INCENDIARSE

A Alelí

Ella miró los altos flamboyanes incendiarse.

Ella nombró los fuegos de la guerra. Ella camina dentro de un ojo abierto como el día. Suspira, y se mueven sus manos sobre una tela oscura como la noche.

En la noche está cosiendo una bandera, siempre la cose, aunque los muertos hayan extendido sus raíces al corazón de la tierra, porque siempre es la esperanza que se abre con sus ojos. Ella, sencilla, prolóngase en palomas porque la tarde es leve cuando cae sobre sus hombros. Ella crece frente al hombre que la mira y la celebra con su voz. Árbol frente a árbol bienandante.

Ella vio partir los hombres a la guerra, se sumergía en la guerra como la primera madrugada en el recuerdo. Madrugada de la campana y los grillos rotos.

 

Su corazón hundiéndose en el bosque.

Como un planeta sus destellos, ella envió sus hijos a la guerra. Aún su mirada puede distinguirse, mientras haya una estrella solitaria, una palma. De sus manos salían desnudos uniformes, camisas y secretas luces de bandera. Ella nació para el amor, arde en el amor presintiendo los frutos, para el amor su talle ha crecido como márgenes del mundo, y una profunda paz brota de su pelo y su vestido pero si siente de la patria el grito pero si siente de la patria el grito

EMBAJADOR EN EL HORIZONTE

Si tu alma venía como el buey soñador de la tarde penetrabas en la aguda nostalgia cuidabas los mares guardando el horizonte entre tus manos Nadie se robe el mar. Nadie penetre en ese oscuro templo donde el horizonte y los sueños están guardados

Allí octubre gobierna las habitaciones de los hombres y el crepúsculo es como un puñal hundido

Las flores son lunas amarillas para los que han nacido en un huerto de amor con la espada del aire entre los huesos vegetales mecidos en el ritmo de la tierra empapados atrapados en los hilos de la savia

Es un dulce castillo el mar para los que han nacido en un huerto de amor y han encontrado la luna perdida en sus cabellos

Allí las llanuras tienen olas como la noche la noche tiene las estrellas del vientre de la madre rumor de tienda plantada en el desierto La tierra es semejanteal mar y el mar da frutos para los que saben alzar sus manos en un gesto de danzante que nadie comprende y desoyen a los que dicen que están muy altas las estrellas

Hacia allí querías volver como el viento que sólo sabe arrastrar su alma sobre el polvo y cegar los ojos de aquellos que dicen que el polvo no pesa en sus espaldas

Hacia allí querías volver como la ciega luz lanzada por un diestro guerrero desde
su castillo de sombras Mira allí la luz y la noche tienen un solo rostro de madre que viene a acariciarnos en el último instante en que abrimos los ojos sobre la tierra hecha de cuerpos de guerreros y comprendemos

──demasiado tarde Así ella vendrá sobre el país que se alimenta de tus huesos donde hallarás la estrella como fruto la ola y el juguete perdido

Allí está el país que un dedo de niño te señala

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