Etiqueta: Antón Arrufat

De aquí y de allá

De aquí y de allá

A continuación ofrecemos un compendio de noticias y comentarios acerca
de la apertura de la muestra concurso Post-it 7, la reposición de una
obra a cargo de Teatro del Silencio, la Beca de Creación Literaria
“Aldo Martínez Malo”, un nuevo libro de Antón Arrufat y una exposición
de Luis Enrique Camejo Vento.

Abierta al público muestra concurso Post-it 7
Desde el jueves 19 de noviembre hasta el próximo 10 de enero de 2021,
en las capitalinas galerías de Galiano y 23 y 12, quedará a
disposición del público la muestra concurso Post-it 7. Arte
Contemporáneo Cubano, certamen organizado desde 2014 por Galerías de
Arte “Collage Habana” del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC).

Finalmente y luego de haberse inaugurado virtualmente en el mes de
septiembre, en los espacios digitales de la Red Colaborativa de las
Artes Visuales Behart (www.behart.net) y Artemorfosis: Plataforma de
Arte Cubano (www.artemorfosis.com),  Post-it 7 podrá disfrutarse de
manera presencial y de esta forma ser evaluada por el Jurado de
Premiación.

En su séptima edición, los artistas Nelson Ramírez de Arellano y Luis
Enrique Camejo, junto a las curadoras y galeristas Gretell Medina,
Laura Arañó Arencibia y Miriam Pérez Casanellas, decidirán los
galardones entre los 27 proyectos finalistas de los 101 recibidos,
para el certamen más importante de las artes visuales que realiza el
FCBC.

Pintura, fotografía, dibujo, instalación, escultura y
video-instalación son las manifestaciones que forman parte de la
exposición colectiva en ambas galerías, a las cuales puede acudirse en
el horario de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. En ambas sedes se respetarán las
medidas higiénico-sanitarias indicadas por las autoridades cubanas
debido a las circunstancias que impone actualmente la pandemia de la
Covid-19.

Otorgar protagonismo a artistas jóvenes que sobresalen por su
creatividad y talento, es el principal objetivo que persigue este
transcendental evento, convertido en una plataforma por excelencia
para la promoción del múltiple y heterogéneo universo de las artes
visuales contemporáneas cubanas.

Reposición de obra a cargo de Teatro del Silencio

El grupo de artes escénicas Teatro del Silencio repone la obra DOS
PERDIDOS EN UNA SUCIA CIUDAD, en versión libre y puesta en escena
llevada a cabo por Rubén Sicilia acerca del texto original brasileño.
Este montaje  ha tenido ya un par de temporadas con una extraordinaria
acogida de público. La obra se repondrá los próximos 5, 6, 12 y 13 de
diciembre en los horarios habituales para las funciones teatrales, en
la sala Tito Junco del Centro Cultural Bertolt Brecht sito en 13 esq
I., Vedado. Así pues, en las fechas antes mencionadas Teatro del
Silencio te espera:  Viernes y sábado 8:30 pm. Domingos 5 de la tarde.
El elenco que encarnará los personajes de DOS PERDIDOS EN UNA SUCIA
CIUDAD es de primera línea: Miguel Fonseca en el rol de Toño y José
Ignacio León en el rol de Paco.
Dos Perdidos… es una versión hecha por Rubén Cecilia en relación con
lo que se considera por la crítica especializada como un clásico
latinoamericano, bien conocido entre los seguidores del teatro de la
crueldad y  que ofrece altas posibilidades de lucimiento al dueto
actoral. El texto original del brasileño Plinio Marcos, de nombre
semejante, aborda las relaciones disfuncionales entre dos marginales y
su esfuerzo por sobrevivir y salir a flote. En el proceso de montaje
realizado por Teatro del Silencio, el teatro de la crueldad ha sufrido
una mutación hacia la comedia negra, un génerode fuerte presencia en
el panorama actual de las artes escénicas. La obra tiene también el
atractivo adicional de una banda sonora original para la puesta de
Teatro del Silencio. Todos estos son elementos que acercan la lectura
del material al aquí y ahora, lo cual  la hacen aún más disfrutable
para el público habanero, que hallará  un final sorpresivo y
demoledor, con lo cual los asistentes a la sala teatral  no podrán ser
ajenos a la trama en cuestión de una pieza sencillamente conmovedora.

Beca de Creación Literaria “Aldo Martínez Malo”

La Filial de Escritores del Comité Provincial de la Uneac en Pinar del
Río y la editorial Cauce convocan a la Beca de Creación Literaria
“Aldo Martínez Malo” 2020.
La presente edición forma parte de las actividades por la celebración
del 33 aniversario de la fundación de la Filial de la Uneac en Pinar
del Río, que será el 12 de diciembre, y homenaje a la memoria de Aldo
Martínez Malo, cuyo nombre lleva la presente beca de creación, quien
fuera escritor, estudioso de la obra de Dulce María Loynaz, Rita
Montaner y otras importantes personalidades de la Literatura Cubana, y
promotor cultural con un importante aporte a nuestra cultura nacional.

BASES
1.-Podrán participar todos los escritores cubanos residentes en el
país, sean o no miembros de la Uneac, que no hayan ganado la beca
anteriormente.
2.-El Género convocado es Poesía.
3.-El tema y las variantes estróficas serán a libre elección de los autores.
4.-Se concursará con una sola propuesta.
5.-El proyecto se enviará en PDF, letra Times New Roman, 12 puntos,
con interlineado de 1.5 e incluirá una breve sinopsis, objetivos y un
fragmento de la obra en proceso de creación, de entre 20 y 25
cuartillas (alrededor del 30% de lo que se pretende sea el libro una
vez finalizado), que permita al jurado apreciar el valor de la
propuesta.
6.-Los textos serán originales e inéditos y no deberán estar en espera
de dictamen de concurso alguno, comprometido con casas editoriales
para su publicación ni publicado electrónicamente o en sitios web.
7.-Las obras se recibirán solo por vía correo electrónico a
albertopccu@pinarte.cult.cu
Escribir en el asunto: Beca de Creación Literaria “Aldo Martínez Malo”2020.
8.-Se enviarán dos documentos adjuntos, uno con la obra, con
seudónimo, y otro con los datos del autor: título de la obra,
seudónimo, nombre completo, correo electrónico, número de teléfono
fijo y/o móvil y nota curricular que no exceda una cuartilla.
9.-El plazo de admisión vence el domingo 12 de diciembre, aniversario
33 de la fundación de nuestra Filial de la Uneac en Pinar del Río, y
se enviará acuse de recibo de obras a los participantes, por vía
electrónica, al correo desde el que enviaron sus proyectos.
10.-No se dará información telefónica al respecto, ni se mantendrá
comunicación con los optantes durante el proceso de selección.
11.-El jurado estará integrado por dos escritores, y un editor de la
editorial Cauce, todos de prestigio nacional en el género convocado.
La decisión será inapelable.
12.-El autor de la obra premiada recibirá una cuota de $600.00 pesos
(MN), durante seis meses. La editorial Cauce propondrá el libro, una
vez concluido, al Consejo Editorial Provincial, para su posible
publicación. De tener la aprobación para tales fines, se garantizará
el pago correspondiente por derecho de autor.
13.-Los archivos que contienen los proyectos que no resulten premiados
se borrarán un mes después de entregada la beca.
14.-La premiación se realizará el 22 de diciembre de 2020, aniversario
25 de la revista Cauce.
15.-La participación en la Beca de Creación Literaria “Aldo Martínez
Malo” 2020 implica la aceptación de las bases, las cuales se
difundirán por diferentes vías de manera que los interesados puedan
tener conocimiento pleno de las mismas.

Nuevo libro de Antón Arrufat

El pasado 21 de noviembre, en el archiconocido espacio Sábado del
Libro, que dicho sea de paso no se celebraba desde hace nueve meses,
se presentó el más reciente título del escritor Antón Arrufat, La
ciudad que heredamos. Esta nueva creación del destacado poeta,
teatrista y narrador ha sido publicada por Ediciones Cubanas y su
editora fue Eliana Dávila. Por su parte, el diseño corrió a cargo de
Joyce Hidalgo. En la actividad, el presentador del libro fue Francisco
López Sacha y además, se pudo disfrutar de algunas canciones del
trovador Silvio Alejandro Rodríguez.

Coffee Time: aroma y color en la nueva exposición del artista Luis
Enrique Camejo

Coffee Time, exposición personal del artista visual Luis Enrique
Camejo Vento abre sus puertas al público desde el viernes 27 de
noviembre hasta el 30 de enero de 2021 en la galería Collage Habana
del Fondo Cubano de Bienes Culturales, de lunes a sábado en el horario
de 10:00 a.m. a  4:00p.m.
En la nueva expo de Camejo figuran casi un centenar de acuarelas y una
instalación. En la propuesta, el café, más que la bebida estimulante
disfrutada por muchos, se convierte en recurso para ilustrar sitios,
paisajes, personajes y situaciones impregnadas del consumo y
degustación del brebaje afrodisíaco.
Estas obras de arte quedarán expuestas igualmente en el espacio
virtual con vista 360°, a través de la Red Colaborativa de las Artes
Visuales, Behart, desde el jueves 26 de noviembre a las 9:00 p.m.
Cabe asegurarse que la exposición Coffee Time, más que trazos en
lienzos a base de cafeína, «nos acercará en esta ocasión al color de
la tierra desde su fruto mismo: el café (…)”, explicó Meira Marrero
Díaz, curadora de la muestra y especialista del Centro de Desarrollo
de las Artes Visuales.
Una taza de café puede tener distintos significados: algunos lo
asocian al momento de descanso, de compartir historias y espacios
íntimos; otros lo necesitan como estimulante para arrancar o continuar
el día. Lo cierto es que su aroma seduce a muchos.
En Coffee Time, Luis Enrique Camejo evidencia ser un auténtico
cafetero, no solo degusta y disfruta su sabor sino que también
encuentra en él nuevos matices para la creación.

En saludo a los 500 años de La Habana

En saludo a los 500 años de La Habana

Numerosos proyectos culturales se acometen por estas fechas como parte de las celebraciones por los 500 años de La Habana. Libros, discos, multimedias, exposiciones… son partes de ese cúmulo de homenajes que se le rinde a la capital de los cubanos por arribar a su quinto centenario. El poeta y periodista Félix Contreras también se suma a esta declaración de amor por La Habana, con un libro que ve la luz a través de la editorial Unión y acerca del cual Yoe Suárez ha publicado un trabajo en Diario de Cuba que reproducimos hoy en Miradas Desde Adentro.

Apuntes de una Habana sensorial

Por Yoe Suárez

Si para Fayad Jamís La Habana era un mundo de espejos y música, para el periodista Félix Contreras es un almacén de emociones. Y su más reciente libro de entrevistas La Habana narrada en el espejo es inventario, la cuerda que lo guía es la de la nostalgia; si un tono, ambarino. Las preguntas tientan la melancolía y el autor es también presa de ella.

¿Acaso estas 140 páginas prueban que el ayer se idealiza, se decanta lo feo y queda lo bonito? ¿O será tal vez que todo tiempo pasado fue mejor?

La compilación, de arqueología social, se mueve sobre todo en el siglo XX. Trata de reconstruir con palabras lo que el deterioro y el olvido han desvanecido.

Los 30 entrevistados que hablan desde sus páginas describen una ciudad por capas. Una urbe a pesar de los catálogos turísticos, la prensa indolente o la Historia edulcorada.

La selección de voces del autor busca la representatividad y un virtuosismo que contribuya a describir a veces lo que ya no está, esa Habana de cafetines, de fondas y cabarets.

Hablan ya fallecidos como el musicólogo Helio Orovio y el arquitecto Miguel Coyula. Hablan también otros desde fuera del país. La convocatoria de Contreras propone desnudos personalísimos, que configuran también el espíritu citadino.

Si La Habana son muchas Habanas este libro tiene su centro en el centro, dígase la vieja ciudad y El Vedado. La periferia aparece, precisamente, de un modo periférico. Tanto así, que algún entrevistado pide que desaparezcan Alamar, al este, y el mamotreto diplomático de la antigua URSS, al oeste. Son centro La Rampa, la Catedral, el antiguo Palacio Presidencial asaltado, los espacios engarzados a los recovecos de la juventud y con ella al amor, la amistad, los pavores.

Hay sitios que se reiteran en las respuestas: el Malecón, la Plaza de la Revolución, el Morro, el Capitolio. Sensaciones recicladas: olor a mar, color de atardecer, la mudez de octubre del 67 al anunciar el fin del Che. Personajes que la pueblan hasta después de muertos: Benny Moré, Celia Cruz, El Caballero de París.

También La Habana imaginada se hace ladrillo y carne en las palabras de los entrevistados. Al punto que Cecilia Valdés, por ejemplo, es considerada por varios encuestados como la mujer más importante de la ciudad. Otros sueñan con caminar junto a Martí por la urbe.

El tiempo da vida al mito, y la devuelve a los que hicieron historia.

Este es un libro sensorial. Félix, periodista de larga data, pide a los convocados que huelan, observen, saboreen la capital. De tal ejercicio asoma un tema que atraviesa este compendio de cuestionarios: el dolor. La ciudad, a punto de cumplir 500 años, duele en la misma medida que se ama, y el escritor Tato Quiñones resume mejor que nadie el dilema de mirarla día a día: «Claro que, para hacerlo, a los hombres y a las mujeres de nuestra generación —que ya estamos consumiendo el tiempo de la tercera juventud—, el asunto no es fácil. Y no lo es porque, para nosotros, La Habana son dos: la actual cotidiana que medio nos lastima, medio nos empinga y, aquella, la otra que conservamos en la memoria alimentada por la nostalgia».

El arquitecto Nelson Melero, tiene una explicación para la de hoy, la que hiere: «La Habana ha pagado con creces su cuota de ser la capital hipertrofiada típica de un país subdesarrollado. Por decisión expresa fue condenada al olvido, a no hacer nada más en ella hasta tanto no se desarrollara el resto del país, pero por cuánto tiempo más y hasta cuándo debe durar esta sanción».

Y subraya que del carácter metropolitano y moderno alcanzado durante el siglo XX queda nada:

«ha sufrido un proceso de vuelta atrás, de ruralización que se expresa no solo en las transformaciones realizadas en la arquitectura y el urbanismo, sino también en las manifestaciones de sus habitantes, en sus gustos y preferencias».

En muchos sentidos, este volumen se asemeja a la ciudad que describe. Uno de ellos es que varios de los que hablan aquí nacieron por otros lares, comenzando por el autor (Pinar del Río, 1940). Como la mayoría de las capitales modernas empadrona a quien la precise. La lista de adopciones es larga y tiene un correlato en la muestra de este libro: fifty-fifty.

Invito a los lectores a que examinen su relación con la capital. Las 17 preguntas con que Contreras induce evocaciones bien pueden autoaplicarse.

Yo, por lo pronto, ya tengo mis respuestas y las sumo a las de La Habana narrada en el espejo. ¿Y si usted suma sus respuestas personales sobre la urbe real y la que gravita, como un fantasma bonito, en el recuerdo?

¿Qué lugar define a La Habana?

La Rampa, incluyendo la céntrica intersección de 23 y L, y el pedazo de Malecón que le sucede.

¿Qué sabor te identifica con La Habana?

El de la corteza vitaminosa de la almendra criolla, que mascaba al regreso de la primaria por toda Quinta Avenida de la mano de mi abuela.

¿El olor de La Habana?

El petróleo de los almendrones de alquiler.

¿A qué rincón de La Habana vuelves siempre?

A Marianao, donde he gastado parte de mi adolescencia y mi juventud.

¿Qué lugar para mirar (sentir) La Habana?

Las alturas de Casablanca, al otro lado de la bahía.

¿Qué hora de La Habana?

El amanecer, que nos atrapa tanto a los que madrugamos para trabajar como a los que trasnochamos avivados por los amigos.

¿Qué hecho histórico de La Habana?

El asalto al Palacio Presidencial, por comandos del Directorio Revolucionario de la Universidad de La Habana.

¿La mujer más importante de La Habana?

Mi abuela, descendiente según la historia familiar, de Perucho Figueredo y el general independentista Saturnino Lora.

¿Qué canción te recuerda a La Habana?

«Delirio y habanera», cantada por Liuba Maria Hevia.

¿Tu personaje de La Habana?

Raulito, un loco inofensivo y ocurrente, asiduo a 23 y 12, que a veces se pasea manejando su auto imaginario por las aceras e imita virtuosamente algunos instrumentos musicales montado en las guaguas. Para mí es el nuevo Caballero de París.

¿Qué monumento?

El Martí a los pies de la Plaza de la Revolución: ¿pensativo, molesto? Escalofriante.

¿Qué lugar para el amor?

El Malecón, y la beca de F y Tercera.

¿Qué falta a La Habana?

Sitios de tres B: buenos, bonitos, baratos.

¿Qué libro te identifica con La Habana?

La noche del Aguafiestas, de Antón Arrufat.

¿El pintor de La Habana?

Raúl Martínez.

¿Qué debemos hacer por La Habana?

Ser gentiles con ella.

¿Qué esconderías de La Habana?

Los muros invisibles que la encierran.

Félix Contreras, La Habana narrada en el espejo (Unión, La Habana, 2018).

Tomado de Diario de Cuba, www.ddcuba.com

A propósito de teoría y práctica de La Habana

A propósito de teoría y práctica de La Habana

Rubén Gallo (México, 1969), crítico y catedrático de lengua y literatura en la Universidad de Princeton, EEUU,  es en la actualidad uno de los más reputados escritores surgidos en México en recientes décadas, gracias a libros como Heterodoxos mexicanos (un repaso de las vidas de compatriotas suyos que van de Octavio Paz a Pancho Villa) y México DF, lectura para paseantes(antología de autores mexicanos imprescindibles tales como Jorge Ibargüengoitia o Carlos Fuentes).

A partir  de una visita suya a nuestro país en diciembre de 2014 y una estancia durante El 2015 en la capital cubana por motivos de trabajo, surge su libro Teoría y práctica de La Habana (Jus Ediciones, 2017), un título que ha dado mucho que hablar en diversos medios internacionales y en el que de un modo u otro, rondan los vivificantes influjos del quehacer de Guillermo Cabrera Infante y Severo Sarduy.

Seguún el autor, con esta obra pretende rendir homenaje al lenguaje callejero que se utiliza en La Habana y en el que prevalece la chispa y el ingenio de los hablantes. Dedicado al premio nacional de literatura Antón Arrufat, de algún modo el libro también es un tributo al Antón que ha vivido las sucesivas transformaciones de La Habana desde el decenio de los cincuenta hasta nuestros días.

Para los lectores de Miradas Desde Adentro, reproducimos un fragmento de Teoría y práctica de La Habana, con la intención de que se animen a buscar el libro y, como diría Taladrí,  saquen sus propias conclusiones.

… esa noche llegué al Siákara con Antón, y nos sentamos y comentamos lo bonito que se veía el mesero esa noche, con su caderita y con sus bíceps, y luego hablamos de Sergio Pitol y de cómo perdió el habla por una enfermedad neurológica hasta que un día en La Habana se le apareció un macho espectacular y de repente dijo: “Fo… fo… fo… formidable”, y todos sus amigos se volvieron locos de alegría y dijeron: “Ahora Sergio tiene que llevarse a ese muchacho a Xalapa porque sólo así va a poder hablar”, y en eso estábamos, o quizá ya habíamos pasado a otro tema, cuando de la nada se aparece, frente a nosotros, a dos centímetros de nuestra mesa, un dios griego o un vikingo o un modelo de Calvin Klein o todo eso al mismo tiempo: un rubiecito veinteañero sin un gramo de grasa en el cuerpo y con unos musculitos divinos por todas partes, y Antón lo miró y yo lo miré y pensé: “Es uno de los hombres más bellos que he visto en mi vida. —Pero luego me dije—: Calma, calma, que no te baje Changó o Elegguá”, y me calmé y le dije a Antón: “Lo malo de estos muchachos alemanes es que son muy fríos y no saben usar esos cuerpos maravillosos que tienen, lo cual es un gran desperdicio”.

En eso el rubiecito se acercó a nuestra mesa y preguntó si podía sentarse con nosotros, y yo: “Por supuesto, bienvenido, por favor”. Venía con una mulata que yo ni vi y que se llamaba Maya o Mayté o Mayta o algo así, y se sentaron, pero al segundo vino la mesera con cara de Seguridad del Estado y les dijo que no, que no podían sentarse allí porque los señores, indicándonos a nosotros, habían reservado y yo le dije que los dejara, que nosotros felices de compartir mesa, y ella que no y yo que sí, hasta que el rubiecito y su mulata se levantaron y se fueron.

Yo también me levanté y fui a hablar con Mateo y le dije: “Esto es un escándalo, estamos en un país socialista y aquí hay que compartir, hay que ser solidarios, hay que resistir las presiones del mercado y del garrotero internacional, y nosotros felices de apoyar y ayudar y compartir mesa con esos compañeros que no tienen dónde sentarse”, y él dijo: “Bueno”, y fue a hablar con el rubiecito y con su mulata que vinieron a sentarse a nuestra mesa y él se sentó frente a mí y Maya o Mayté quedó al lado de Antón, y yo le pregunté que de dónde era y me dijo que suizo y yo: “¿Schwitzer Dutch?” y él que sí, que de Zürich, y en eso le señalé a Antón y le dije: “Einer der berühmtesten Schriftsteller in Kuba”, y Antón nos miraba y el suizo contó que estudiaba derecho y que quiso venir a Cuba porque Fidel Castro también había estudiado derecho y se defendió a sí mismo en el juicio que le hicieron, y yo le traducía a Antón que sólo dijo: “¿Abogado? ¿Abogado del diablo?”.

Él me miraba muy serio, como sólo pueden ser serios los alemanes y los suizos, y me preguntaba que porqué en Cuba la cultura tenía tanta relación con la homosexualidad.

El suizo se viró a hablar con la mulata y yo le dije a Antón: “Qué país el tuyo: está uno cenando tranquilamente y de repente le cae a uno un efebo del cielo”, y la mulata me miró y luego le dijo a Antón, con un acento raro, medio castizo, con las eses como “eshes”, dijo: “Eshte me quiere robar el novio”, y Antón: “Pero chica, ¿de dónde sacas tú semejante idea?”, y la mulata, muy seria, decía que ella era chef y que había trabajado en Per Se en Nueva York (decía “Per She”), pero yo dejé de escucharla y seguía hablando con Dimi, que así se llamaba, y le contaba de Cuba y de Antón, y él me hacía preguntas, y en eso llegó Mateo con los mojitos y me miró y dijo: “Touche pas, Rubén; touche pas”, y en eso me di cuenta de que le había estado acariciando el brazo al suizo, ese brazo musculoso y rubio que tenía sobre la mesa y pensé, mientras sorbía mi mojito, “Estos dedos míos son como las antenas de un caracol, que se extienden y alcanzan a tientas, guiadas por un instinto animal”.

En eso llegó Arturo y se sentó entre Antón y la mulata, y le presenté a Dimi y dije: “Ein sehr berühmter Regisseur”, y luego seguí hablando con Dimi de Cuba, y él me miraba muy serio, como sólo pueden ser serios los alemanes y los suizos, y me preguntaba que porqué en Cuba la cultura tenía tanta relación con la homosexualidad, y decía Kultur y Homosexualität, y yo le dije que no sabía, que tendríamos que preguntarle a Antón, que seguía hablando con la mulata-chef, y Dimi le preguntó y Antón respondió: “Qué se yo, chico”, así que le traduje a Dimi: “Keine Ahnung”, y seguía dándole sorbitos a mi mojito y pensé que tenía el alemán medio oxidado pero que esa noche me fluía hasta por los codos.

“Was soll Ich lesen?”, me preguntó Dimi, y sacó su teléfono para apuntar las lecturas que iba a recomendarle y anotó toda una lista de formación o de deformación homoerótica, Arenas y Sarduy, y Virgilio Piñera, y por supuesto Antón, y le dije: “Mira, apunta el título de un libro de Antón que se llama Entre él y yo”, y me dijo: “Eso sí lo entiendo en español”, y entonces repitió, con su acento alemán: “Entgre él —y me señaló con el dedo y luego se tocó el pecho y añadió—: y yo”, pero la mulata lo interrumpió y dijo: “No, no: entre él y yo”, tocando a Dimi y luego tocándose los pechos, y yo le dije a Antón: “Mira cómo se pelean por entrar en tu título”.

Con una Habana como esta quién quería irse a Suiza.

Y seguimos hablando y Dimi apuntando cosas, y yo le daba la lista de todos los escritores y poetas y él apuntaba y decía: “Ach so, auch homosexual”, y yo: “Sí, así mismo”, y en eso llegó el pianista y se puso a tocar Dos gardenias, y yo quise sacar a bailar a Arturo, pero no quiso, y luego a Antón, que tampoco, y dije: “Voy a escribir un poema que se llame ‘La noche en que no bailé con Antón Arrufat’”, y al suizo no me atreví a invitarlo, así que saqué a la mulata pero bailaba mal, y yo peor, pero le dije: “Lo importante es divertirse”, y ella dijo: “Esho creo yo también”.

Luego me senté y pedimos más mojitos, y le decía a Dimi que tenía que ir a Oriente, que tenía que ver lo que era el campo en Cuba, y él todo lo apuntaba en su teléfono, y me dijo: “Creo que te gustaría Suiza, deberías venir”, y yo no me atreví a decirle que con una Habana como esta quién quería irse a Suiza, y tampoco me atreví a citarle a Mark Twain, que dijo: “Quinientos años de paz, neutralidad y democracia y lo único le han dado al mundo es el reloj cucú”, pero me dio ternura su invitación y se la agradecí.

Antón había dejado de hablar con la mulata y volví a decirle: “Pero qué país el tuyo en donde le cae a uno un efebo del cielo —y la mulata me lanzó una mirada fulminante y yo rectifiqué—: bueno, un efebo con su jeva”, y Antón preguntó: “¿Los efebos también tienen jeva?”.

“No, a Góngora no, mejor pon a Lezama”, y Antón dijo: “¿Tú lo vas a poner a leer a Lezama?”, y la mulata decía: “¿Leshama?”

Se hacía tarde y Mateo llegó con los chupitos de ron Santiago, y yo dije que me iba de viaje al otro día y Dimi dijo: “Qué pena”, y yo: “Pero Antón se queda, ¿por qué no vas a su casa a que te dé clases de español?”, y Antón: “No chico, yo no doy clases de español”, y yo “Bueno, entonces dale clases de gongorismos”, y Arturo, que hasta entonces había observado todo muy calladito dijo: “Mejor de gargarismos, e hizo un gesto como llevándose el puño a la boca”, y la mulata no decía nada, y Dimi preguntó: “Was ist ein Gongorismus”, y yo: “Niño, pues eso es muy fácil, mira, vamos a improvisar gongorismos, mira, por ejemplo, ‘Monte de Venus no: pico Turquino que con el Pirineo rivaliza, bajo el signo del sátiro, nieve no: leche’”, y la mulata preguntaba: “¿Venus?” y Dimi dijo: “Das hab’ Ich überhaupt nicht verstanden”, y yo: “Por eso necesitas que Antón te dé clases de gongorismos”, y Arturo: “De gargarismos”, y Dimi preguntó: “¿Lo pongo en mi lista de lecturas?”, y yo: “No, a Góngora no, mejor pon a Lezama”, y Antón dijo: “¿Tú lo vas a poner a leer a Lezama?”, y la mulata decía: “¿Leshama?”, y yo: “Bueno, basta con que lea el capítulo ocho de Paradiso” y Dimi: “Wie schreibt man Lezama?” y yo: “Si Lezama estuviera aquí no diría ‘pásame el aceite’, diría: ‘pásame esa miel no dulce, noble fruto de árboles milenarios del Hélade, no filtrado, pues al filtrar pierde su potencia odorífera, que sirve también para preparar los lúbricos juegos panhelénicos’” y Antón: “Mejor volvamos a los gongorismos, que te salían mejor”.

Y nos terminamos los chupitos y era hora de irse, y Dimi sacó su teléfono y dijo: “Me quedé con muchas preguntas, con muchas preguntas sobre Kultur y Homosexualität, ¿te puedo escribir?”, y yo: “Claro, yo te respondo encantado y si quieres hasta te llevo a hacer una práctica”, y Dimi: “¿Ein Praxis?”, y la mulata lo abrazó y dijo: “Vámonos porque es nuestra última noche juntos”, y yo: “Vengan a Las Vegas”, y Antón: “Dios mío”, y Dimi: “Was ist Las Vegas?”, y la mulata que no, que es nuestra última noche juntos, y entonces Dimi me dijo: “Aprendí mucho, gracias”, y me abrazó y yo le dije: “Y lo que falta”, y salimos todos a la calle Barcelona y en eso salió al balcón una de las vecinas y lanzó un cubo de agua a la calle que por poco nos deja empapados, y Antón dijo: “Empapados no: enchumbados, habla bien”, y Dimi y la Mulata se subieron a un coche de renta y arrancaron y se fueron, y Arturo y yo acompañamos a Antón hasta Prado y de ahí seguimos a Las Vegas, y me acordé de las enchiladas suizas que sirven en los Sanborns de México y sentí un antojo tan grande, pero tan grande, que no cabía en todo el Malecón de La Habana.

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