Poemas de Edelmis Anoceto Vega
No podría expresar con precisión las razones que hacen que la ciudad de Santa Clara sea una fuente inagotable de importantes nombres para la poesía cubana. Entre esas numerosas figuras villaclareñas que cuentan con una sobresaliente obra en el mundo de los versos se encuentra Edelmis Anoceto Vega.
Nacido en el convulso año de 1968, Edelmis es licenciado en Lengua y Literatura Inglesas por la Universidad Central de Las Villas (UCLV). Dicha formación, le ha posibilitado a Anoceto Vega desempeñarse como traductor, editor y colaborador de numerosos medios de prensa, tanto en su provincia natal, como en diversas publicaciones de carácter nacional e incluso, algunas en el extranjero. Textos suyos pueden ser leídos en Signos, Vanguardia, Huella, Ariel, Cauce, Juventud Rebelde, Umbral, Hacerse el Cuerdo, El Caimán Barbudo y El Cuervo (Puerto Rico).
Entre los libros publicados por el villaclareño Edelmis Anoceto Vega pueden mencionarse Cantos del bajo delta (1998); De todas las almas creadas, traducciones de Emily Dickinson (1998); A una alondra y otros poemas, traducciones de Percy B. Shelley (2003); Mortgana (2002); Imago Mundi (2002); La cólera de Aquiles (2005); La cosecha y el incendio (2005); Desertor del cielo (2007); Poemas agrestes, Traducciones de Robert Frost (2008) y El sueño eterno (2009).
Con los poemas de Edelmis Anoceto Vega que hoy se publican en Miradas Desde Adentro va una exhortación a los amantes de leer poesía a buscar la obra de este creador, con la certeza de que encontrarán en ella una de las voces harto interesante en el panorama actual de la literatura cubana.
MATERIA OSCURA
Sospecho de la flor, de la silueta que no se deja esculpir.
El agua trae muertos, movimiento de la naturaleza
para seducirme, hacer de mí un nombre,
un número.
No hay otra cosa en el lugar donde estuvo la flor.
Yo creo en lo vacuo y es esa perfección la que me tienta
a quedarme en el límite del límite,
desguarnecido, al centro de apagadas intemperies.
La luz tiene fronteras que el hombre no atraviesa.
El agua trae muertos virtuales a mis ojos,
deposita sus cuerpos,ojos de mis ojos.
PELIGROS.
Cansado del tropiezo y de la burla, por ese breve albedrío
que es estar vivo,
muerto de sed y de palabras dulces por decir en oídos extraños,
diamantes, resplandores,
ya no sé cuánto tiempo me separa del destierro,
los hierros oxidados de las horas finales,
sus ruidos en lo remoto se dejan escuchar desde el pasado,
la rosa mirada a través de los remolinos del viento
no sabe la espera en los umbrales de un bosque
cada vez más lejos de casa,siempre menos creíble, inalcanzable.
Nada me incita.
Sin rumbo es la marcha cuando no hay espíritu
dentro de los cuerpos
y en las calles de aceras sucias con restos de comida
y periódicos de ayer,
los ritos de la muerte se entremezclan
unos en otros convertidos, como páginas de un mismo libro,
hojeado por quien busca en él su rostro
y solo puede visualizar una pequeña estrella que se apaga
y se aleja sin sentido,
queda únicamente un poco de sosiego, un canto de alabanza para nadie.
Dejarse seducir por el aliento de una bestia,
entrar en los laberintos sin muros del olvido,
vida sin nombre, hacia el amanecer de cualquier fugitivo en la noche.
Callar es el peligro, sentarse a ver el suicidio de los hijos,
ver los rostros morirse poco a poco,
con el silencio cayendo en las espaldas.
Salideros por donde se filtra la demencia
acumulada en recipientes hechos con la arcilla de un osario,
es una trampa de fuego que han puesto en la ventana
para saquear toda la esperanza, incinerar las mariposas
que antes vendrían a bendecirme,
cegar la luz divisada en la mañana. Pequeñas sumisiones,
harán de mí un cuerpo abandonado con desdén en una playa.
Pequeños ocasos,
harán de mí el ocaso definitivo.
SALTOS
Si lo que te conmueve es la piedra,
así pondrás en el diamante tu esperanza
y tendrás el cuerpo exhausto.
Si lo que te conmueve es el fuego,
así serás el pico del águila en la víscera del héroe
y tendrás lumbre.
FÚNEBRE
Miserable el temblor en los espejos,
la sorda transparencia del cristal
en los bares donde perdí el amor
por no tener respuestas que poner sobre la mesa.
No podré ver la llamita sobre la piel
acercarse al rojo de las paredes
como en cualquier película.
Mejor no desandar ese trayecto
que va desde el festín a los despojos,
mejor quedarse con la vida
gratuitamente
observando el escombro que florece
en el borde donde fuimos dos amantes,
a punto de asumir cualquier mentira,
una extinción que nos dejara todo.
Desde ese desfiladero me pregunto
cuán triste es en verdad nuestra estancia
en una geografía devastada por las olas
que regresan de una orilla imaginaria,
traen sus humedades a los puertos
de donde no parte ni siquiera el viento.
Nadie es culpable de la fiebre y la náusea
a la salida de un túnel sin amigos.
Nadie es culpable de ser el último en marcharse,
el que cierra la escotilla de mármol
y nos deja encerrados para siempre.
CASTILLO DE IF
La poesía no sirve para cavar un túnel
si este me conduce hacia otra celda
y no hacia el salto desde el desfiladero.
Preciso es fingir alguna muerte
para quedar con vida y ver el mar.