Categoría: Teatro

Zona de silencio retorna a las tablas habaneras

Zona de silencio retorna a las tablas habaneras

La compañía de teatro Ciervo Encantado ha retomado las funciones habituales de los fines de semana en su sede habitual de la calle 18 y Línea, en el Vedado habanero, con la puesta en escena de Zona de silencio.

El performance escénico a cargo de la actriz Mariela Brito y bajo la dirección de Nelda Castillo, vuelve los viernes, sábados y domingos en los horarios habituales de teatro, para celebrar el 24 aniversario de la compañía, luego de varios meses de interrupción a causa de la pandemia de coronavirus.

Zona de silencio se estrenó en el mes de marzo y vio interrumpida sus funciones al inicio de la pandemia en el país, una obra performática que dialoga con varios temas y situaciones de la sociedad cubana actual.

Así, la performance coloca a la actriz Mariela Brito durante poco más de una hora a surcar un terreno lleno de alambres de púas para, de ese modo,  sacar a la luz disímiles trastornos que son parte del debate de la esfera pública  en la sociedad contemporánea universal.

Indigencia. Racismo. Militarismo. Disidencia política. Matrimonio igualitario. Maltrato animal. Homofobia. Gentrificación. Alcoholismo. Libertad de expresión. Corrupción. Adoctrinamiento. Censura. Prostitución infantil. Brutalidad policial…, son algunas de las palabras impresas en carteles que va extrayendo la actriz del suelo, tras escarbar con sus manos en la gravilla.

En esta zona de silencio o suerte de escenario de combate, los asistentes pueden ver el cuerpo desnudo de la actriz, que sabe de los peligros de cada gesto y lo que puede ocasionar el más mínimo error.

Nelda Castillo, directora de la compañía Ciervo Encantado, ya ha explorado con anterioridad en otros montajes las posibilidades que ofrece una performance. Puestas anteriores como De donde son los cantantes, Pájaros de la playa, Visiones de la cubanosofía y Variedades Galiano, Cubalandia, Rapsodia para el mulo, Triunfadela, ¡Guan melón!!! ¡Tu melón!, Departures, Arrivals, dan testimonio de lo antes expresado.

Con una puesta de escena minimalista y signada por una excelente iluminación,Zona de silencio es una propuesta cultural que no te deberías perder pues es de esos trabajos que nos ponen a pensar.

Otro aporte de Rosa Ileana Boudet al teatro cubano

Otro aporte de Rosa Ileana Boudet al teatro cubano

Hace rato que la teatróloga, crítica y narradora Rosa Ileana Boudet ha inscrito su nombre en la nómina de figuras que con su quehacer mucho le han aportado a lo más auténtico de la cultura cubana de todos los tiempos. Entre sus numerosas responsabilidades en el pasado habría que decir que fue fundadora de la revista Tablas, así como directora de la publicación Conjunto y del Departamento de Teatro de la Casa de las Américas. Como cuentista, relatos suyos han sido incluidos en compilaciones como Estatuas de sal (Ediciones unión; La Habana, Cuba; 1996) o Cuentistas cubanas contemporáneas (Editorial Biblioteca de Textos Universitarios; Salta, Argentina; 2000). 

Entre sus libros pueden mencionarse Alánimo, Alánimo (1977), El vaquerito (1983), Teatro nuevo, una respuesta (1983), Este único reino(1988), Potosí 11, dirección equivocada (2000), Teatro cubano: relectura cómplice (2010), Luisa Martínez Casado en el paraíso (2011) y Cuba entre cómicos: Candamo, Covarrubias y Prieto (2015). Pero si todo eso fuera poco, hay que señalar además que es la madre de una de las principales actrices de nuestro país de los ochenta hacia acá, la archi conocida Broselianda Hernández. 

El más reciente trabajo investigativo de Rosa Ileana Boudet es una obra descomunal por el esfuerzo que debe haber implicado para ella el llevarla a cabo, me refiero al libro titulado El Teatro Alhambra contado por un conde. En dos tomos, el primero de 391 páginas y el segundo de 393, esta estudiosa del devenir del arte dramático cubano recupera del pasado las crónicas teatrales escritas por Aniceto Valdivia y Sisay de Andrade (1857-1927), bajo el seudónimo Conde Kostia (personaje de la novela de Victor Cherbuliez). En el primer tomo aparecen además crónicas de Francisco Calderón (Santi-Báñez) y varios ensayos y anotaciones de la propia Rosa Ileana.

Es interesante acotar que la mayoría de estas crónicas fueron publicadas de inicio en el periódico La lucha Y tratan acerca de obras presentadas en el teatro de variedades Alhambra, así como algunas del Payret, Lara, Tacón, Albisu y Politeama.

Para los más jóvenes hay que decir que el Teatro Alhambra estaba situado en la esquina de las calles Consulado y Virtudes, a una cuadra del céntrico Paseo del Prado, en lo que hoy es el barrio Colón en Centro Habana. Inaugurado el 13 de septiembre de 1890, cerró definitivamente sus puertas el 18 de febrero de 1935, después de casi cincuenta años de éxitos de público y taquilla. Con posterioridad a enero de 1959, en el sitio funcionó la sede del Teatro Musical hasta que, entrados los noventa del anterior siglo, la desidia, el desinterés y la abulia de los responsables en darle mantenimiento constructivo a la instalación hicieron que un lugar de tanta historia se convirtiese en ruinas.

Según se ha calculado, en el Teatro Alhambra, durante sus 45 años de funcionamiento, se escenificaron Entre 2.500 y 4.000 obras originales. La primera de las crónicas recuperadas por Rosa Ileana Boudet está fechada el 15 de septiembre de 1890, dos días después de inaugurarse el teatro. En los dos volúmenes aparecen en total más de 300 crónicas

Además de lo que pudiera considerarse como el eje que vertebra en su conjunto la compilación, es decir, el Alhambra, sus actores, músicos y dramaturgos, podemos leer en ambos tomos alusiones a acontecimientos relacionados con el mundo artístico y teatral de la época.

Igualmente, en el libro se comentan  acontecimientos destacados ocurridos en esas convulsas décadas. Por ejemplo, la guerra España-Cuba-Estados Unidos y el hundimiento del Maine en la bahía de La Habana el 15 de febrero de 1898. Cuando se lee toda la información recogida en estos dos volúmenes, hay que sorprenderse ante la gran cantidad de obras llevadas a escena en el Teatro Alhambra. La misma sensación me asalta  al pensar en la fecundidad de los autores que trabajaban para dicho escenario. Entre los más prolíficos, el binomio Villoch-Mauri (Federico Villoch, libretista y Manuel Mauri y su hermano José, compositores) y el renombrado músico Jorge Anckermann.

El segundo tomo, con material comprendido  en el periodo 1909-1935, incluye crónicas tanto del Conde Kostia, como de Max Henríquez Ureña y precisas anotaciones y ensayos de Rosa Ileana Boudet. Para los investigadores, resulta de suma utilidad el hecho de que se citen En orden cronológico las obras presentadas en el Alhambra en esos años, así como  la idea de poner una sección «De la A a la Z» a manera de glosario de personas, palabras y frases relacionadas con el mundo teatral. En el sentido de beneficio para posibles estudiosos interesados en el tema,  vale destacar que en este trabajo también se alude a algunas de las personalidades que asistieron como espectadores al teatro: Federico García Lorca, Harold Hart Crane, Waldo Frank, Ruth Page, Vicente Blasco Ibáñez, entre otras.

Finalmente, ante algo como lo recogido en El Teatro Alhambra contado por un conde, Vol. 1 y 2 (Ediciones de La Flecha, 2020, Santa Mónica, California), solo queda felicitar a Rosa Ileana Boudet, a sabiendas de que tiene que haber dedicado muchísimas horas  para investigar, transcribir y comentar el conjunto de textos retomados por ella del pasado, notable aporte a la memoria del teatro en nuestro país y puente de partida para que otras personas continúen semejante imprescindible labor.

Del Alhambra al Martí: Tributo al teatro musical cubano

Del Alhambra al Martí: Tributo al teatro musical cubano

El célebre Teatro Martí, ubicado en La Habana Vieja, es sede en este verano de 2019 de un homenaje al teatro musical cubano, con la puesta sobre las tablas del espectáculo titulado “Del Alhambra al Martí”.

El Alhambra y el Martí fueron dos teatros en los que por años reinó el espectáculo musical, que en Cuba cobró notoria popularidad en la primera parte del siglo XX.

Entre el 13 de julio y el 1 de septiembre, los amantes de este tipo de creación pueden disfrutar de una propuesta concebida como una suerte de antología o revista de las piezas más populares del teatro musical cubano.

Características del espectáculo

La idea que ha vertebrado la revista “Del Alhambra al Martí” es conservar la orquestación y la atmósfera de la época de las obras aludidas, con un cuidadoso trabajo tanto en el vestuario como en los detalles de la puesta en escena.

Como es lógico suponer, en esta propuesta artística no faltan  momentos de  las zarzuelas que forman parte del patrimonio musical cubano, como por ejemplo Cecilia Valdés (Gonzalo Roig) y María la O (Ernesto Lecuona), así como varios fragmentos de Lola Cruz yVoy Abajo, o del musical teatral Un día en el solar.

También se incluye un popurrí de la célebre película musical La Bella del Alhambra, protagonizada por Beatriz Valdés y concebida por su director Enrique Pineda Barnet como homenaje a ese género teatral muy popular en Cuba a principios del siglo XX hasta la década del sesenta de la anterior centuria, momento a partir del cual entró en decadencia.

Algunos de los participantes

Bajo la dirección general de Alfonso Menéndez, “Del Alhambra al Martí” persigue como uno de sus objetivos tratar de saldar la deuda contraída por la cultura cubana con el teatro musical, vernáculo y sainetero, tirados a menos durante demasiado tiempo.

A tono con semejante propósito, se ha compilado el repertorio que formó parte de las grandes temporadas de aquellos teatros. Así, se incluyen  melodías creadas no solo por los mencionados Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona, sino también por Ignacio Cervantes, Rodrigo Prats, y Jorge Ánckermann, por solo aludir a algunos de los compositores más reconocidos.

Canciones como “Siempre en mi corazón”, “Damisela encantadora”, “Quiéreme mucho” y “Quirino con su tre” aparecen en el espectáculo, en voces de jóvenes cantantes del Teatro Lírico Nacional como Andrés Sánchez, Laritza Pulido, Milagros de los Ángeles Soto, Ariagne Reyes y Laura M. Hernández.

Por su parte, el acompañamiento corre a cargo de la Orquesta del Instituto Cubano de Radio y Televisión, bajo la dirección del maestro Miguel Patterson. También intervienen 32 coristas y 16 parejas de baile, pertenecientes al Coro y el Ballet de la Televisión Cubana y el cuerpo de baile del Anfiteatro del Centro Histórico.

Tributo a grandes estrellas

Además de rememorar un género muy poco reconocible en el actual panorama cultural cubano, intención más que loable, “Del Alhambra al Martí” rinde homenaje al aniversario 500 de La Habana y a las estrellas de este tipo de teatro, con figuras tan trascendentes en nuestra historia como Rita Montaner, Candita Quintana, Américo Castellanos, Carlos Pous, el Chino Wong, María de los Ángeles Santana y Alicia Rico, por solo mencionar algunos nombres.

Finalmente, cabe apuntar que, aunque el teatro musical es una manifestación costosa y que demanda de recursos (por lo general escasos entre nosotros), sería hermoso que un espectáculo como “Del Alhambra al Martí” no fuese una gota de agua en un desierto, sino que sirviese como estímulo para potenciar un modo de hacer que forma parte de las más auténticas tradiciones cubanas de ayer, de hoy y de siempre.

Rubén Darío Salazar: “Estoy lleno de futuro, vivo en él”

Rubén Darío Salazar: “Estoy lleno de futuro, vivo en él”

Rubén Darío Salazar Taquechel tiene que sentirse muy contento por estos días. Su gran proyecto, el grupo Teatro de Las Estaciones, ha cumplido los primeros 25 años de vida. Ello ha sido motivo de regocijo para los seguidores de las artes escénicas en Cuba. Paralelo a ello, recién él ha sido nombrado Director del Guiñol Nacional, sin que dicha designación signifique el abandono de su trabajo en la ciudad de los puentes. En aras de que los lectores de Miradas Desde Adentro conozcan más los criterios de este genuino defensor de los títeres en la escena cubana, reproducimos una entrevista que le realizara la teatróloga guantanamera Marilyn Garbey Oquendo para la revista digital La Jiribilla.

Teatro de las Estaciones está lleno de futuro

Por Marilyn Garbey Oquendo

He sido espectadora de primera fila de Teatro de Las Estaciones en sus 25 años de trabajo. Por esa razón conversé con Rubén Darío Salazar Taquechel para indagar en sus valoraciones sobre el camino recorrido, para saber cómo imagina el futuro de una agrupación paradigma del teatro cubano.

¿Cuáles fueron los principios fundacionales de Teatro de Las Estaciones? ¿Cómo gravitan, 25 años después, en la labor cotidiana del grupo?

La fundación de Teatro de Las Estaciones fue un hecho circunstancial. Fue una petición del Consejo Provincial de las Artes Escénicas (CPAE), en medio de los acontecimientos sociales acaecidos en la Isla en 1994. Yo había dirigido junto a Zenén Calero algunos espectáculos musicales en el Teatro Sauto (dos recitales de Alfonsito Llorens y su grupo y uno con el cantautor Raúl Torres y el grupo Tablas). Mercedes Fernández, presidenta del CPAE en Matanzas por ese entonces, y Cecilia Sodis, la inolvidable directora del Teatro Sauto, me pidieron preparar un montaje para los niños y niñas que vivían aquel verano cálido y convulso en la ciudad de los puentes. Enseguida pensé en mi formación universitaria en el Instituto Superior de Arte de La Habana (ISA). Una amalgama de manifestaciones mezcladas y contaminadas para bien. Los teatristas con los de danza, con los de música y plástica, sin olvidar a los de la Escuela Nacional de Circo, que quedaba cerca. Eso fueron los principios fundacionales de Las Estaciones, la mixtura de las artes. Invité a los grupos teatrales profesionales y aficionados existentes en la capital provincial, Teatro Papalote, Teatro El Mirón Cubano, Danza Espiral y su Taller Infantil, los niños ganadores del concurso Cantándole al sol, actores aficionados, músicos profesionales, titiriteros de La Habana e integrantes del Circo Nacional de Cuba. En esa composición multidisciplinaria destacaban los títeres. Esa pluralidad cultural es la que, 25 años después, gravita sobre el grupo. Una fusión que se ha enriquecido y fortalecido año tras año, hasta convertirse en poética escénica y humana.

Muchos caminos ha recorrido Teatro de Las Estaciones. ¿Quiénes son las personas, los sucesos, los encuentros que más han influido en la trayectoria de la agrupación?

Mercedes Fernández y Cecilia Sodis fueron fundamentales en la arrancada, ya lo he dicho, y el pequeño equipo que desde Teatro Papalote se sumó conmigo a varias actividades de la cultura en la provincia. El actor Freddy Maragotto, Arneldy Cejas, que en ese entonces era tramoyista, la entusiasta Melba Ortega, actriz aficionada, y el diseñador escénico Zenén Calero, también de Teatro Papalote como yo, él ha sido una persona imprescindible en todo lo que vino después, en lo que somos hoy. La coreógrafa y bailarina Liliam Padrón, el doctor José Antonio Méndez, director del Coro de Cámara de Matanzas, Enrique Pérez Mesa, director de la Orquesta Sinfónica de Matanzas y la compositora y directora coral Celaida Menéndez (Maricusa). Ese fue el núcleo de personas que en 1994 agitaron y avivaron mis sueños. Luego sucedió mi encuentro con Dora Alonso, en 1996. No fue una colisión, fue el descubrimiento de la belleza de lo cubano y de la autenticidad hecha persona. Nos presentó a Pelusín del Monte, títere nacional de Cuba, desde sus propias vivencias. Fue amiga, consejera e incentivo espiritual para nuestro trabajo. Falleció en 2001, y confieso que el golpe fue menos demoledor porque, justo un año antes, habíamos conocido a Carucha Camejo, una de las pioneras del  teatro de títeres profesional cubano. Ellas dos fueron personalidades definitorias en la trayectoria de Teatro de Las Estaciones, el parteaguas de nuestra creación.

El dramaturgo Norge Espinosa y el músico Raúl Valdés están entre los artistas que no solo influyeron con sus textos y partituras, sino que ayudaron a definir el concepto de nuestra producción para niños y adultos, un teatro de arte para todos. El encuentro con la soprano y compositora Bárbara Llanes, mujer inteligente y exquisita, con la pianista y también compositora Hilda Elvira Santiago, una joya de la música matancera y cubana. Súmensele nuestros diálogos amistosos con Carlos Díaz y su Teatro El Público, Carlos ha producido algunas de nuestras puestas en escena, además de darnos lecciones de persistencia y amor a la profesión. Los intercambios con las compañías Títeres Etcétera, de Granada, y Teatro Arbolé, de Zaragoza, en España. Teatro SEA, de Estados Unidos-Puerto Rico, Fernan Cardama, de Argentina, Baúl Teatro, de México, Títeres Gira-sol, de Uruguay. Todas nos han enseñado e influido desde sus propios encuentros y desencuentros, allanando un poco los nuestros. Cómo negar las influencias de la Compañía de Philippe Genty y Papier Theatre, de Francia; Gioco Vita, de Italia; Joan Baixas, de España; Román Paska, de Estados Unidos; XPTO, de Brasil; o Ilka Schombein, de Alemania…; la lista se engrosa con buena parte de colegas de la Isla, gente maravillosa que se ha convertido en nuestra familia.

El colectivo presenta hoy rostros jóvenes. ¿Cuáles son los requisitos para ser parte de Teatro de Las Estaciones? ¿Cómo transcurre el diálogo generacional en la intimidad del grupo?

Nunca llegamos a conocer del todo las agendas ocultas de las personas, pero de lo que uno logra reconocer o intuir a primera vista, me quedo con el requisito de que sea una buena persona, con un sentido humanista de la vida, mente plural y alma sensible. Que no tenga complejos de inferioridad o una autoestima descolocada para bien o para mal, pues personas así pueden acabar con la armonía interna de un colectivo. Esas características positivas me interesan más que el talento. Quien tiene vocación, pasión, respeto por lo que hace y tiene sentido de grupo ya tiene el 60 % de los requerimientos para ser parte de Teatro de Las Estaciones. Las condiciones artísticas se pulen, se trabajan y se enriquecen. Si a la humildad unimos la inteligencia y la conciencia de que uno nunca sabe lo suficiente en esta vida, y que hay que escuchar de todo y a todos, ya tienen el primer pie en la tropa del sol y la luna.

Los diálogos generacionales en Las Estaciones transcurren de acuerdo con las características humanas y artísticas anteriores. Si la convivencia cotidiana en una familia de lazos sanguíneos verdaderos es delicada y complicada, no lo es menos en un conjunto de creadores. Nadie es perfecto. Son muchas las luminosidades y oscuridades que acompañan a un ser humano. Cuando se lidera un grupo hay que saltar por encima de diferencias e igualdades, debilidades y fortalezas para llegar a los destinos de nuestros proyectos. La vida aparta del camino trazado a quienes conciben vuelos bifurcados. Buen viento para ellos. Nosotros seguimos en lo nuestro. Hacia la luz.

El repertorio de Teatro de Las Estaciones revela amplitud en la mirada, capacidad para el riesgo artístico, sedimento investigativo, deseo de dialogar con los espectadores del siglo XXI. ¿Cómo eligen la obra a representar?

Vivo mi vida teatral en la calle. No soy de esos directores que exigen a sus actores una pureza en los gustos y experiencias que para mí no existe. Leo la prensa, veo la televisión, oigo el radio, converso con niños, jóvenes y adultos, con obreros e intelectuales. Lo que hago en el teatro no es para saciar desmedidamente mi ego. No me gustan las historias cripticas sino las sugerentes, avivadoras de la ilusión y el optimismo, lo que no quita que deje de enfrentar de manera crítica lo mal hecho. Ser crítico es una condición intrínseca del teatro de títeres, personajillos irónicos que ríen, lloran, dicen palabras duras y líricas. La elección de la obra a representar no obedece ni a un método ni a una fórmula. Esa búsqueda está en lo cotidiano, puedo incluso planificar un título, un tema y cambiarlo por azares de la inspiración o la necesidad.

Teatro de Las Estaciones ha generado un modelo de gestión y promoción del universo titeril que incluye presentaciones de obras, eventos, publicaciones, galería, centro de información, talleres de formación, intercambio con colegas de otras latitudes. ¿Por qué es necesario para ustedes concebir tal cúmulo de acciones?

En esta respuesta vuelve a aflorar mi tiempo en el ISA entre 1982 y 1987. ¿Cómo, después de escuchar en las aulas a Graziella Pogolotti, Rine Leal, Nicolás Dorr, Francisco López Sacha, Flora Lauten, Vicente Revuelta, Armando Suárez del Villar, Ana Viñas o Sonia Pérez Biotte, se puede pensar en el teatro como un oficio donde se ensaya, se estrena, se realizan las funciones y ahí termina todo? El Superior de Arte nos enseñó a pensar en el teatro como un compendio de posiciones donde se implican no solo las habilidades físicas y emocionales, sino las intelectuales e ideológicas. Fuimos preparados para generar un mundo de sensaciones y propuestas alrededor del hecho dramático. Soy fiel a esa enseñanza. Compartir lo que aprendí, promocionar la labor de otros, rescatar nuestra historia, descubrir aristas desconocidas de nuestra profesión y patrocinar acciones pedagógicas y prácticas que engrandezcan la profesión que elegimos, me llena de gozo y esperanza. El cúmulo de cosas no es lo importante, sino lo que genera esta multitud de aprendizajes e intercambios con los demás.

¿Cómo sueñas el futuro de Teatro de Las Estaciones?

Soy un soñador con los pies bien puestos en la tierra. Me gusta soñar con imposibles posibles, trazar bien las estrategias de lo que ansío personal y artísticamente, dejarle a la espontaneidad solo lo necesario. No creo en los golpes de suerte, ni en los susurros del destino. Voy hacia este bien preparado. Nuestro futuro se construye en el presente, cada día, en cada paso, en cada gesto trazado en el aire, afincado en la mente, asentado en el pecho. El futuro es ahora mismo, está en las aulas de la Unidad Docente Carucha Camejo que abriremos, en los libros que están al salir a la luz, en la edición 14 del Festitaller Internacional de Títeres de Matanzas en 2020, en el próximo estreno de Teatro de Las Estaciones. Estoy lleno de futuro, vivo en él.

Fuente: La Jiribilla

Libro de teatro de Rodolfo Pérez Valero

Libro de teatro de Rodolfo Pérez Valero

Por Joaquín Borges-Triana

Rodolfo Pérez Valero es desde hace más de treinta años  uno de los principales escritores cubanos de literatura policial. Él ha sido ganador en cinco ocasiones del Primer Premio de Cuento Policiaco en la Semana Negra de Gijón, España. Radicado en Miami y redactor de noticias en la cadena Univisión, Pérez Valero es de los autores que contra viento y marea ha continuado su quehacer literario en la diáspora, algo no todo lo frecuente que cabría desearse.

Recientemente, él ha publicado el libro titulado Crimen en noche de máscaras y otras obras de teatro policíaco (Plaza Editorial, 2018), en el que se recogen seis de sus obras. Acerca de este título, Miradas Desde Adentro reproduce un trabajo sobre el mismo, escrito por Manuel C. Díaz y aparecido en la edición digital del periódico El Nuevo Herald.

‘Crimen en noche de máscaras’, detectives en el escenario

por Manuel C. Díaz

Algunos críticos consideran que el teatro policiaco es un género menor. No sé por qué, pues contiene los mismos elementos que el llamado teatro culto: trama, diálogos, personajes, actuación, escenografía, iluminación y música. También tiene, y esto es lo mejor, el suspense garantizado.

Lo que diferencia una obra de teatro policíaca de una culta es que en su argumento hay un crimen que debe ser resuelto por un detective mediante una investigación y en la que siempre aparecen el quién lo hizo, cómo lo hizo y por qué lo hizo.

Los elementos del teatro policíaco también son diferentes: lenguaje coloquial, procedimientos y argot policiales, pistas a seguir, intriga y la captura del criminal.

La verdad es que el teatro policíaco en español, al igual que las novelas de ese mismo género, no ha gozado nunca de una verdadera tradición literaria.

Lo que sí ha tenido son grandes cultivadores como Lorenzo Silva, Manuel Vázquez Montalbán, Paco Ignacio Taibo II y Rodolfo Pérez Valero, ganador en cinco ocasiones del Primer Premio de Cuento Policiaco en la Semana Negra de Gijon y que acaba de publicar Crimen en noche de máscaras y otras obras de teatro policíaco (Plaza Editorial, 2018) en el que se incluyen seis de sus obras.

La primera de ellas, Sinflictivo, es en realidad un monólogo en el que al levantarse el telón, en una silla en el centro del escenario está sentado un hombre que levanta la vista y mirando al público dice: “Es una historia terrible, morbosa y por tanto, muy atractiva. Día y noche los tiburones al acecho de una mano descuidada o un pie. Y Wilfredo y yo moviendo la balsa con un solo remo. ¡Sufro cuando dicen que fue asesinado!”.

La segunda, Usted también puede escribir un cuento policíaco, es una obra en un solo acto con cuatro personajes: el profesor, Nelson, Laura y el teniente Mena (siempre debe haber un representante de la ley) en la que durante una clase de literatura se resuelve un crimen.

La tercera es otro monólogo titulado La mano de Dios, de fuerte contenido social y político, en el que Adelina, una joven mexicana, narra como fue abusada, primero por el patrón del rancho donde trabajaba, y después por un coyote que prometió llevarla hasta la frontera solo para convertirla en una esclava sexual. Hasta que un día: “Saqué el tlatequini y se lo enterré en el cuello”.

Crimen en noche de máscaras, que da título al libro, es una obra de un solo acto en la que trabajan quince actores y que quizás sea, por su compleja estructura, la más lograda de todas. En su trama, que avanza entre conflictos políticos de la época (Cuba, 1949), hay un amor imposible y un crimen sin resolver.

Le siguen, Tobita, un monólogo sobre la crueldad humana, y Un hombre toca la puerta bajo la lluvia, obra breve en un solo acto con un final imprevisible.

En Crimen en noche de máscaras y otras obras de teatro policíaco, hay diversidad temática, tramas bien estructuradas y diálogos ágiles y cadenciosos.

Son seis obras que solo esperan, después que los detectives suban al escenario, que alguien se atreva a levantar el telón.

Rodolfo Pérez Valero (La Habana, Cuba) es uno de los más conocidos escritores de novelas policíacas. Es Licenciado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de La Habana y tiene una Maestría en Español por la Universidad Internacional de la Florida. Ha escrito además los siguientes libros: No es tiempo de ceremonias, Para vivir más de una vida, Descanse en paz, Agatha Christie y la serie Misterio en el Caribe, Misterio en Venecia y Misterio en Nueva York. Trabaja actualmente como redactor de noticias en la cadena Univisión.

Tomado de la sección Arte y Literatura, El Nuevo Herald,

www.elnuevoherald.com/vivir-mejor/artes…/article228178814.html

De aquí y de allá.

De aquí y de allá.

Por Joaquín Borges-Triana

Noticias acerca de la próxima gira de Omara Portuondo, los nuevos galardonados con el Premio Nacional de Cine, el debut de Rafael Ernesto en el cine mexicano e impresionante precio pagado en Sotheby’s por una obra de Carmen Herrera.

Gira mundial “El último beso”, de Omara Portuondo

Omara Portuondo realizará a partir del próximo mes de abril lo que ya algunos catalogan como su última gira por Estados Unidos, país en el que ofrecerá conciertos en ciudades como Nueva York y Los Ángeles.

La diva del Buena Vista Social Club actuará en EEUU como parte de su gira mundial El último beso, que podría ser su despedida de los escenarios internacionales.

De 88 años, Omara ha estado cantando desde la década de 1950 y el pasado 2018 publicó su disco Omara siempre, el más reciente que ha editado hasta hoy.

Nacida en La Habana el  29 de octubre de 1930, Portuondo es conocida como “la novia del feeling”, el importante movimiento que en torno a la canción en Cuba tuviese como protagonistas a figuras como José Antonio Méndez y César Portillo de la Luz, entre otros.

Aunque entre los cubanos su popularidad es de larga data y se le respeta desde que debutase con su primer disco en 1967 con arreglos de Juanito Márquez o por la etapa en que laborase con el respaldo del guitarrista Martín Rojas, su triunfo a escala internacional es mucho más reciente. Así, en tiempos cercanos, Omara se ha mantenido viajando con el grupo Buena Vista Social Club y trabajando en varios proyectos personales y como invitada de diversos músicos, tanto en conciertos como en grabaciones.

Una de sus más recientes presentaciones en Cuba fue la que ofreció en el Teatro Nacional junto a importantes artistas para recaudar fondos para los damnificados del tornado que recientemente azotó La Habana.

En Estados Unidos la legendaria intérprete actuará en el Regent Theatre de Los Ángeles, el Sony Hall de Nueva York y el Old Town School of Folk Music de Chicago, entre otras ciudades.

La prensa estadounidense ha exhortado a los fanáticos de la música latina a asegurarse de no perderse la oportunidad de disfrutar de los que pudieran ser los últimos conciertos de la cubana en ese país.

“Los fanáticos de Portuondo o simplemente de la música latina en general deben asegurarse de no perderse  estos espectáculo”, indicó el sitio Consequence of Sound.

Después de sus conciertos en Estados Unidos la cantante se presentará en Canadá, Reino Unido y Austria, entre otros países.

Triple Premio Nacional de Cine

El Premio Nacional de Cine 2019 fue conferido a tres importantes figuras de la cinematografía cubana llevada a cabo por el ICAIC. Los galardones recayeron en el productor Miguel Mendoza, el sonidista Gerónimo Labrada y el director de fotografía Livio Delgado.

El premio será entregado el próximo 22 de marzo, como parte de las actividades por el 60 aniversario del ICAIC, fundado el 24 de marzo de 1959.

Desde su ingreso en el ICAIC en 1961, Livio Delgado ha trabajado en más de 50 obras como director de fotografía junto a los más importantes directores cubanos, en títulos como Cecilia, La muerte de un burócrata, Retrato de Teresa, Una novia para David y Ciclón, entre otros.

Por su parte, Miguel Mendoza trabaja con el ICAIC desde 1959 y ha producido más de 40 películas entre largometrajes, mediometrajes, video clips y series de televisión. Su experiencia de más de medio siglo la ha compartido en talleres y conferencias tanto en Cuba como en otras partes del mundo.

Miguel Mendoza es valorado como una de las personalidades clave en la producción cinematográfica cubana de varias décadas y sus servicios han sido muy solicitados a lo largo de años por disímiles directores del país.

Este sobresaliente  productor ha intervenido, por ejemplo, en clásicos como Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea; La primera carga al machete, de Manuel Octavio Gómez; Manuela, de Humberto Solás, y la igualmente icónica Soy Cuba, del soviético Mijail Kalatosov.

En el caso de Jerónimo Labrada Hernández, él  fue el grabador de la mayoría de las obras del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que en este 2019 cumple 50 años de haber sido creado. También  trabajó en discos de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Leo Brouwer, Sergio Vitier, Frank Fernández, Sara González e Isabel Parra, entre otros.

Fundó y dirige hasta la actualidad la cátedra de Sonido de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y participó en cerca de cincuenta Noticieros ICAIC Latinoamericanos, dirigidos por Santiago Álvarez, así como en varios de sus documentales.

Labrada ha puesto su talento como grabador al servicio de materiales fílmicos como 79 primaveras, de Santiago Álvarez; Al sur de Maniadero, de Octavio Cortázar; Guardafronteras, de Rogelio París, y Los dioses rotos, de Ernesto Daranas, entre muchos más.

Nueva obra de Abel González Melo

«Un actor de reparto, cansado de la rutina. Una joven actriz, llena de ilusiones. Una cesta de manzanas cae al suelo y ellos por primera vez se miran.

A partir de ese momento ya no van a separarse. Nada los detendrá en su carrera imparable hacia el abismo del éxito. No habrá traición, ni venganza, ni crimen que no cometan para llegar a la cúspide, juntos. Al borde del precipicio, se verán obligados a reconstruir la historia de la que son protagonistas, a reinventarse en una noria sin fin», esa es la trama de Vuelve a contármelo todo, nueva obra del dramaturgo habanero Abel González Melo, que se presenta como «un thriller sentimental con toques de comedia negra. Un hechizo arcaico libremente inspirado en Macbeth de Shakespeare. Una violenta reflexión, con el teatro a cuestas, sobre la sociedad de estos tiempos», según aparece en la nota de presentación que circula por los días que corren.

Abel González Melo (La Habana, 1980) es uno de los dramaturgos más reconocidos e internacionales del teatro cubano contemporáneo. Licenciado en Teatrología por el Instituto Superior de Arte, posee un doctorado en Estudios Literarios y un máster en Teatro por la Universidad Complutense de Madrid.

Igualmente, cursó la Residencia Internacional del Royal Court Theatre de Londres, estudió en el Maxim Gorki Theater de Berlín y en Panorama Sur de Buenos Aires.

En su dramaturgia, estrenada, traducida y publicada en múltiples países, destacan títulos como Chamaco (Premio de la Embajada de España en Cuba 2005), Talco (Primer Premio Cubano-Alemán del Instituto Goethe 2009), Epopeya (Premio Nacional Virgilio Piñera 2014) y Mecánica (Premio de la Unión de Escritores y Artistas 2014).

En Cuba, Abelito como solía decírsele cuando de niño andaba de la mano de su mamá Mercedes Melo,  también escritora y otrora profesora de literatura en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, ha obtenido en tres ocasiones el Premio de la Crítica Literaria y el Villanueva de la crítica teatral, así como el Premio Cultura Viva 2012 en Madrid por el conjunto de su obra literaria. Durante 2018 fueron estrenados sus textos AtaraxiaEn ningún lugar del mundoNevada y Adentro. Actualmente dirige el Aula de Teatro de la Universidad Carlos III de Madrid.

Actor cubano Rafael Ernesto protagoniza la película mexicana Marioneta

Como parte del programa del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) se estrenó la película titulada Marioneta, que compite por el premio Mezcal. El filme, con la intervención de Arturo Arango como co-guionista,  cuenta una historia de amor entre un actor cubano que emigra de la Isla a la Ciudad de México a probar suerte, y una chica que pide limosna en el metro, y es tiranizada por un delincuente de poca monta.

Según ha trascendido, el actor cubano Rafael Ernesto que es quien encarna el protagónico de la película, se ve reflejado en el personaje que asume en Marioneta, porque además de coincidir en el nombre, el personaje que interpreta es también un actor que se aventuró a irse a México para tratar de continuar con una carrera bastante exitosa en la Isla.

Rafael Ernesto comenzó sus estudios en actuación con 14 años, primero en la Escuela Nacional de Arte y luego en el Instituto Superior de Arte, de donde se graduó en 2002. Desde los 17 años participó en diversas series de televisión como El conde de MontecristoEl príncipe de los zorrosHistorias de fuego Guardianes del bosque.

Este actor también se le recuerda en La Habana por su participación en obras de teatro, dirigido por Carlos Díaz (Noche de reyesLa loca de Chaillot). Ahora bien,  su mayor fama se debe a varios proyectos cinematográficos. Llegó a participar en siete largometrajes cubanos entre los cuales se cuentan Mañana (donde también era el protagonista), El viajero inmóvilLa noche de los inocentes,Lisanka y Ciudad en rojo. Recientemente regresó al cine cubano, luego de su periplo mexicano, con un personaje pequeño enInocencia, bajo la dirección de Alejandro Gil.

El filme mexicano Marioneta está dirigido por Álvaro Curiel de Icaza, y cuenta con guion del director junto con el experimentado escritor cubano Arturo Arango, quien también creó la historia o argumento en que se basa la película. Puede comprenderse fácilmente que el guion de Arango y el protagonismo de Rafael Ernesto le confieren a la obra cierta facilidad a la hora de ilustrar la idiosincrasia cubana, en particular cuando se trata de un cubano intelectual precisado a adaptarse a circunstancias complicadas como emigrante.

Curiel de Icaza debutó en 2011 con Acorazado, que fue filmada en Cuba y ganó el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2010. Acorazado es una comedia acerca de un mexicano que decide emigrar a Estados Unidos, por error llega a La Habana, donde solicita asilo. En el segmento cubano del filme participaron los muy conocidos Laura de la Uz y Luis Alberto García.

Los vínculos con Cuba por parte del director Curiel de Icaza favorecieron que en Marioneta  eligiera, de algún modo, un tema relacionado con la Isla. El filme estuvo cinco años en desarrollo desde el momento en punto en que Arango concibió la historia hasta que llegó a la pantalla con éxito, justo ahora, en el Festival de Guadalajara.

ARCO 2020 dedicada a Félix González-Torres

La Feria de  Arte Contemporáneo  de  Madrid, España, sin discusión alguna entre las más importantes en su área temática, dedicará sus jornadas de 2020 al cubanoamericano  Félix González-Torres, una edición que su directora, Maribel López, augura «emocional y política».

ARCO 2020 se celebrará en Ifema del 26 de febrero al 1 de marzo, mantendrá su voluntad de innovación e investigación y volverá a incorporar como tema central no un país, sino un concepto: «It’s Just a Matter of Time» («Es solo cuestión de tiempo»), desde el que se observarán prácticas artísticas a partir de la obra de González-Torres (Guáimaro, Cuba 1957-Miami, EEUU 1996), precisó un reporte de EFE.

Los comisarios de la sección dedicada a nuestro compatriota  serán el artista Alejandro Cesarco y el director del CA2M Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid, Manuel Segade, quienes han explicado en esta presentación los principios de su propuesta en la que será la primera edición de ARCO que dirija Maribel López.

López, que lleva años de relación con  Arco pues está vinculada al equipo directivo de la feria desde 2011, comenzará a transitar este nuevo camino con la experiencia de dirigir ARCO Lisboa (del 16 al 19 de mayo de este año) y después se hará cargo de la feria madrileña en 2020, con un proyecto que aspira a ser «continuista» con respecto a la dirección de la feria que ha ejercido Carlos Urroz desde 2010. Aunque la nueva directiva incorporará una novedad: se alternará cada año país invitado y tema.

En declaraciones a la agencia EFE, López ha asegurado: «Con el tema de Félix González-Torres, yo creo que la feria que vamos a conseguir en 2020 va a ser emocional; su conceptualismo emocional es una de sus mayores influencias para los artistas y quizá no se le ha dado tanta importancia como tiene. Y la feria va a ser política desde un lugar creo que muy inteligente, teniendo ese sustrato, y esperamos que muy exitosa».

Los comisarios de la sección dedicada a nuestro compatriota  se cuestionarán la posibilidad de proyectar una lectura sobre el arte contemporáneo a partir de una figura que renegaba del principio de autoridad.

«Creemos que una figura como la de González-Torres y las propuestas o vectores de pensamiento que podemos obtener de su trabajo pueden servir para recomponer historias hacia atrás y hacia adelante», explicó Segade.

Definió a González-Torres como «una especia de fondo continuo del arte contemporáneo en el presente», y agregó que en «It’s Just a Matter of Time», a través de la obra de otros artistas, se generará un espacio «en el que se pueda estirar la figura» del cubano.

Segade recordó también que se trata de un artista latino, «con el interés que tiene esto dentro de la historia de la propia feria», y que González-Torres fue «uno de esos primeros artistas que despuntaron en esa generación de un mundo global trabajando desde otro lugar».

«González-Torrres es uno de los artistas emblemáticos de la crisis del sida y las guerras culturales de principios de los años 90 que desgraciadamente están muy presentes en la sociedad actual y en los cambios políticos que estamos viviendo a nivel global», continuó.

Para Cesarco, lo que plantea este proyecto es «pensar qué es la influencia y no solo proyectada hacia delante, sino cómo la obra de Félix González-Torres ha influido en nuestra lectura de obras pasadas».

El cubano González-Torre es conocido internacionalmente por su obra tardía, realizada tras su mudanza de Puerto Rico a Nueva York en 1979, y que consiste mayoritariamente en instalaciones de pilas de caramelos y afiches que el público puede llevarse a casa.

Por otra parte, ha trascendido que junto a esta novedosa sección «It’s Just a Matter of Time», ARCO 2020 mantendrá los habituales programas de ediciones anteriores. De esta forma, los contenidos artísticos de la feria se completarán con el programa general formado por galerías seleccionadas por el Comité Organizador.

A ese plantel de galerías se añadirán las secciones «Diálogos», cuyos expositores generarán contenidos nuevos y la presentación en profundidad de obra de artistas, y «Opening», centrada en galerías con una trayectoria de un máximo de siete años.

Igualmente, durante la presentación se ha anunciado que la artista Hao Jingban se ha proclamado ganadora del Premio de Vídeo Arte de la Fundación Han Nefkens-ARCOmadrid 2019, galardón para la producción de una obra de videoarte, que en esta edición ha tomado como referencia el título simbólico de la obra de González-Torres

«Perfect Lovers». La pieza se presentará en Matadero Madrid coincidiendo con ARCO 2020.

Insumisas concursará en el Festival de Málaga

El cubano  Fernando Pérez  competirá en el vigésimo segundo  Festival de Cine en Español de Málaga  con su más reciente largometraje de ficción, Insumisas.

El filme, dirigido por Fernando Pérez junto a Laura Cazador, y protagonizado por Sylvie Testud y Yeni Soria, participa de un concurso al que concurren trece largometrajes españoles y nueve iberoamericanos, reportó  el diario español Málaga Hoy.

Insumisas, ambientada en los inicios del siglo XIX, narra la historia de Enriqueta Faber, quien por las rigurosas normas de la época, se vio obligada a vestir de hombre para estudiar y ejercer la Medicina y se convirtió en la primera cirujana de Latinoamérica.

Mientras tanto, el brasileño Carlos Diegues presentará O grande circo místico, una coproducción de Brasil, Portugal y Francia que se estrenó fuera de competición en el pasado Festival de Cannes, y que cuenta con la colaboración de Vincent Cassel y música de Chico Buarque y Edu Lobo.

La participación iberoamericana se completará con Las niñas bien (México), de Alejandra Márquez Abella; Los helechos (Perú), de Antolín Prieto; Niña errante (Colombia), de Rubén Mendoza; Vigilia en agosto (Argentina), de Luis María Mercado; Aire (Argentina), de Arturo Castro Godoy; El despertar de las hormigas (Costa Rica y España), de Antonella Sudasassi, y Esto no es Berlín (México), de Hari Sama.

Asimismo, por el costado español, estarán en la sección Antes de la quema, de Fernando Colomo; Litus, de Dani de la Orden; Yo, mi mujer y mi mujer muerta, de Santi Amodeo, con el argentino Oscar Martinez como protagonista; 522. Un gato, un chino y mi padre, de Paco R. Baños; ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, de Jota Linares, o El doble más quince, de Mikel Rueda.

Otros títulos incluidos son Los días que vendrán, de Carlos Marques-Marcet; ¿Qué te juegas?, de Inés de León; Sordo, de Alfonso Cortés-Cavanillas; 7 razones para huir, de Esteve Soler, Gerard Quinto y David Torras; Buñuel en el laberinto de las tortugas, de Salvador Simó; La banda, de Roberto Bueso, o Staff only, de Neus Ballús.

Un total de 22 largometrajes competirán por los lauros de un certamen que se efectuará del 15 al 24 de marzo y en el que Argentina será el país homenajeado.

Al teatro en México un homenaje a La Tremenda Corte

Un reconocimiento a un programa cubano que hizo historia en radio y televisión constituye La Tremenda Corte, el homenaje, una puesta teatral bajo la dirección de Óscar Rubí y el comediante Jurgan, que se presenta en el Teatro Julio Prieto, de Ciudad de  México, según reportó Notimex.

La actriz Martha Guzmán, quien forma parte del elenco de la obra, comentó que es un homenaje a lo que era La Tremenda Corte, concebida hace más de 60 años en Cuba y que luego viajó a México como  programa de radio de comedia, donde se convirtió en un éxito sin precedente.

«Después se hace programa de televisión, en el que se empiezan a integrar actores mexicanos, cuya historia se desarrolla en una corte, donde hay una serie de líos y enredos muy divertidos, con un humor muy blanco», recordó la actriz en entrevista telefónica.

El reparto de este homenaje lo integran Juan Carlos Nava «El Borrego», Mauricio Jalife y Guzmán.

«Son cuatro casos diferentes, el público y nosotros nos divertiremos, sobre todo los niños ríen a cántaros, porque es un humor muy blanco, que lo mismo un infante y una persona mayor lo disfrutan muchísimo», detalló la actriz.

Martha Guzmán aclaró que, aunque ella como artista es más de conducción, siempre le ha gustado la comedia, género que ha hecho en otras ocasiones.

«Me dio mucho gusto que hayan pensado en mí para ese personaje, claro me apoyo en ellos que han hecho esto más tiempo, por lo que estamos en buenas manos», aseguró Guzmán.

Igualmente Marta apuntó que se trata de un proyecto muy bien llevado a escena, porque el objetivo es recrearlo lo más fielmente posible.

De acuerdo con el cronograma, La Tremenda Corte, el homenaje se presentará los miércoles 6, 13, 20 y 27 de marzo de 2019 a las 8:30PM en el Teatro Julio Prieto de Ciudad de México. Tiene una hora y media de duración y está clasificada para toda la familia.

El pasado mes de diciembre el  Salón del Humor  de  Miami  dedicó su espacio a homenajear la obra de uno de los comediantes cubanos más renombrado de todos los tiempos:  Leopoldo Fernández, conocido por su personaje  Tres Patines  de La Tremenda Corte.

Obra de Carmen Herrera vendida casi en 4 millones de dólares

El cuadro «Blanco y Verde» de la artista cubana  Carmen Herrera  se subastó el viernes 1 de marzo en  Sotheby’s  por 3.900.000 dólares, el mayor precio pagado por un cuadro de la artista centenaria, según un comunicado de la casa de subastas citado por EFE.

El óleo, pintado entre 1966 y 1967, superó con creces las expectativas más elevadas que situaban su precio máximo en 2.800.000 dólares.

La obra se ha vendido en una subasta benéfica para recaudar fondos que serán destinados a la formación educacional de jóvenes mujeres y en la que todas las piezas son creaciones de féminas que han donado sus trabajos para esta ocasión.

Nuestra compatriota Carmen Herrera comenzó a pintar en la década de los 40, pero su reconocimiento no llegó hasta principios del nuevo siglo, con su primera venta de un cuadro en 2004, cuando contaba con 89 años.

En 2017, cercana a cumplir 102 años, Herrera vendió su lienzo de 1956, Untitled (Orange and Black) [Sin título (naranja y negro)], en 1.179.000 dólares.

En mayo del año anterior, la centenaria  había vendido su cuadro Verticals en casi un millón de dólares (751.500), más del doble de lo anticipado.

En total son 43 creaciones modernas y contemporáneas de 41 artistas, que se han subastado bajo el lema: «Por mujeres, para el futuro de las mujeres».

Según los organizadores de esta subasta, el beneficio de las ventas se empleará como «ayuda financiera para jóvenes mujeres excepcionales y permitirá a futuras líderes formarse en el (centro educativo) Miss Porter’s School», una de las escuelas privadas más importantes de EEUU, indicó en un comunicado la especialista en arte contemporáneo de Sotheby’s Saara Pritchard.

La subasta está copresidida por la estrella televisiva estadounidense Oprah Winfred y la presidenta emérita del museo MoMA de Nueva York, Agnes Gund, que también respaldan la labor del colegio Miss Porter, según apuntó el comunicado.

De las 43 obras, 17 se han puesto a subasta a través de internet, por las que se podrá pujar hasta el próximo 7 de marzo.

La venta del 1 de marzo, según Sotheby’s, «demuestra que el mercado quiere reconocer a estas extraordinarias mujeres, cuyos trabajos han sido históricamente infravalorados».

Para la directora del centro Miss Porter’s, Katherine Windsor, «el éxito de la venta de hoy permitirá a mujeres líderes emergentes formarse en el colegio Miss Porter’s y avanzar para contribuir a dar forma a un mundo cambiante».

María Irene Fornés Collado: ¡Honor a quien honor merece!

María Irene Fornés Collado: ¡Honor a quien honor merece!

Un despacho informativo de la revista Vogue fue quien dio la noticia. La dramaturga, directora escénica, poeta y pedagoga cubana María Irene Fornés Collado murió en Nueva York el martes 30 de octubre de 2018. Para la famosa publicación, esta habanera, hija menor de la pareja conformada por Carlos Luís Fornés y Carmen Hismenia Collado, es una de las voces latinas más influyentes del siglo XX.

Fallecida a la edad de 88 años a causa del Alzheimer, ella resultó una figura de culto dentro de la escena del Off-Off Broadway neoyorkino de la década de 1960 y en Estados Unidos ganó ocho veces el Premio Obie (equivalente al Tony para la escena del Off-Off Broadway), que le entregó además un galardón a toda su carrera en 1982.

Procedente de una familia con un importante legado en la cultura cubana (su hermano Rafael Fornés Collado fue un encumbrado caricaturista, su sobrino Rafael es uno de los más sobresalientes teóricos de nuestra arquitectura y su también sobrino Carlos es uno de los principales promotores y estudiosos del rock en Cuba), María Irene quedó como finalista en el Premio Pulitzer en 1990 y recibió, además, el reconocimiento del New York State Governor’s Arts, mientras que el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami le concedió el premio Toda una vida dedicada a las Artes Escénicas en una de sus ediciones.

Si bien jamás renunció a la escena alternativa, obras suyas escritas en inglés como La conducta de la vidaLa exitosa vida de 3Fefu y sus amigas y Fango son consideradas entre las más importantes de la dramaturgia estadounidense de todos los tiempos. En sus más de 40 obras trató temas como el deseo femenino y la desigualdad económica.

Nacida en La Habana el 14 de mayo de 1930, a la edad de 15 años viajó con su familia a los Estados Unidos, donde estudió pintura con el artista alemán Hans Hofmann, figura pionera del expresionismo abstracto. En esa etapa fue condiscípula y amiga de artistas de la plástica como Lee Krasner y Ray Eames. Tras marchar a París por un tiempo, según ella misma narrase, el impacto que le produjo asistir a una puesta en escena de Esperando a Godot, de Samuel Beckett, la inspiró para emprender su propia obra como dramaturga. Así, para dedicarse al teatro, su primera decisión fue retornar a New York.

De regreso a la  Gran Manzana, inicialmente tuvo que trabajar como diseñadora de ropas de marca pues, como era lógico, no podía vivir del teatro. Fue por entonces que encontró el amor en la persona de la gran escritora Susan Sontag (1933-2004), algo más joven que nuestra compatriota. Puede asegurarse que esa relación de pareja, que duró varios años, resultó muy beneficiosa para ambas y las ayudó a crecer como intelectuales.

Entre las primeras obras teatrales de María Irene Fornés Collado que se dieron a conocer en el circuito neoyorkino, estuvieron La viuda (concebida a partir de cartas de su abuela paterna), Tango Palace, The Successful Life of 3; el musical, en colaboración con el compositor Al Carmines, PromenadeThe OfficeThe AnnunciationA Vietnamese Wedding y Dr. Kheal. Después vendría otro musical, Molly’s Dream, con la colaboración de Cosmos Savage como orquestador de la pieza; Eyes on the Harem; Cap-a-Pie, con música de Raúl Bernardo; MudIn ServiceThe Danube, A Visit, No timeArt. Pero su gran éxito de público y crítica no le llegaría hasta 1977, cuando dio a conocer Fefu and Her Friends, un trabajo experimental que demanda la utilización de varios escenarios simultáneos y la participación activa de los asistentes a la puesta sobre las tablas.

La última creación dramatúrgica de quien fuese becaria de las fundaciones Cintas, Yale, Rockefeller, American for Arts y Guggenhein, fue Letters from Cuba, estrenada en el año 2000, momento en que su quehacer artístico se ve interrumpido por causa del Alzheimer que desde esa fecha padeció hasta el instante de su fallecimiento.

En cuanto al estilo de María Irene Fornés Collado como teatrista, cabe afirmar que en ella prevalece la estructura narrativa no convencional y un acercamiento surrealista a los asuntos de lo cotidiano. Igualmente, la crítica especializada en Estados Unidos la considera como iniciadora de lo que se conoce como “teatro inmersivo”; variante en la que María Irene incursionó mucho antes de que dicho término registrase notoriedad a través de figuras tan destacadas como Tony Kushner, Paula Vogel y el también cubano Nilo Cruz.

En un recuento sobre la intensa carrera artística de la Fornés Collado, no se puede soslayar que ella colaboró con personalidades como Roberto Sierra, Tito Puente (Lovers and Keepers), Fernando Rivas, León Ordenz (Sarita, todo un éxito de taquilla y de crítica en New York), John Fitzgibbon o John Vauman, entre otros; y que fue la encargada de traducir al inglés y llevar a los escenarios de New York obras como Bodas de Sangre del poeta granadino Federico García Lorca, La Vida es un Sueño de Pedro Calderón de la Barca, Aire Frío de nuestro compatriota Virgilio Piñera (uno de sus autores favoritos) y Ahogados y El Tío Vanya, del cuentista y dramaturgo ruso Anton Chejov.

Los últimos galardones otorgados a quien sin la menor discusión es una gloria de la cultura cubana, más allá de que apenas se le conozca entre nosotros, fueron el Robert Chesley Award y el PEN/Laura Pels International Foundation for Theater Award for Master American Dramatist, concedidos en 2001 y 2002. No por gusto, el afamado crítico Hilton Als, uno de los más reputados articulistas de The New Yorker, describió a María Irene Fornés Collado como una autora teatral que no tuvo nunca competidores reales mientras estuvo activa, una voz inherentemente feminista y muy instructiva, pero sin el sentimiento de autoimportancia que daña a tantos buenos escritores. Modesta, prolífica, una especie de femme fatale que supo inspirar el ardor de una joven intelectual nombrada Susan Sontag, pero que jamás se sintió superior o mejor que otros.

Aunque, entre nosotros, únicamente el grupo Argos Teatro, dirigido por Carlos Celdrán, ha montado en su repertorio una obra de María Irene —en este caso su célebre pieza Fango, representativa de la etapa de plena madurez de la dramaturga—, por acá quienes nos interesamos en general por las artes y las letras deberíamos estar al tanto de que la Fornés Collado fue la guía docente y fuente de inspiración de personajes como Tony Kushner, Lanford Wilson, Sam Shepard, Paula Vogel, Holly Hughes, Scott Cummings, Edward Albee, Nilo Cruz, Cherrie Moraga, Caridad Svich, Migdalia Cruz, Elisa Bocanegra, Anne García Romero, Bernardo Solano, Jorge Ignacio Cortiñes, Leo García, Ana María Simo, Lorraine Llamas, Ela Troyano, Eduardo Machado y muchísimos más teatristas de fama internacional.

La harto difícil década final de su existencia a causa del Alzheimer es resumida a manera de crónica en The Rest I Make Up, el largometraje documental realizado por Michelle Memran. La historia de esta mujer, que tuvo que laborar como operaria en la factoría de zapatos finos Capezio pero supo luchar hasta realizar sus más caros anhelos artísticos y convertirse en una figura de culto en el complejo universo teatral contemporáneo norteamericano, es un ejemplo digno de imitar para todos aquellos que en la isla se adentran en el siempre complicado mundo de las tablas.

Como conclusión de este sencillo tributo, solo quiero añadir unas palabras del afamado teatrista Lanford Wilson, quien al referirse a María Irene Fornés Collado, expresó una idea que perfectamente pudiera servir como síntesis del valor de esta compatriota para la dramaturgia de nuestro tiempo: “Ella es la más original de todos nosotros”.

Homenaje a Berta Martínez

Homenaje a Berta Martínez

El pasado mes de octubre, a los 87 años de edad, murió en La Habana Berta Martínez, sin discusión alguna una de las glorias del teatro en Cuba. Lamentablemente, su fallecimiento apenas fue reflejado en la prensa cubana. Por lo anterior, enMiradas Desde Adentro hemos querido rendir tributo a esta destacada personalidad de nuestras tablas y para ello, reproducimos un sentido texto del periodista Wilfredo Cancio Isla, publicado semanas atrás en Café Fuerte.

Berta Martínez, como un pedazo del alma cubana

Por Wilfredo Cancio Isla

El teatro y la cultura cubana han perdido a uno de sus pilares más sólidos, a una de sus personalidades más deslumbrantes, a una artista que combinó el talento dramático con el pensamiento intelectual hondo y revelador. A un mito.  Ha muerto Berta Martínez en La Habana, a los 87 años.

Actriz, locutora, directora escénica, diseñadora, profesora, Berta Martínez deja un magisterio de seis décadas en la historia de las artes escénicas cubanas y en el teatro latinoamericano contemporáneo.  Mujer de voz poderosa y firme carácter, temperamento sensible y afán perfeccionista, su muerte cierra un ciclo de grandes hacedores de la escena cubana, junto con los ya desaparecidos Francisco Morín, Adolfo de Luis, Roberto Blanco y Vicente Revuelta.

El luto en Cuba debería ser más sentido que las cuatro noticas salidas en algunos medios digitales hasta el momento. Berta impuso un estilo clásico y popular en las tablas cubanas, y lo perfiló, moldeó y cultivó hasta convertirlo en una identidad virtuosa. Una puesta en escena que dirigiera Berta era única, irrepetible y memorable. Como también lo serán -aunque el teatro esté solo “escrito en el viento”- su actuación espléndida como Lala Fundora, en Contigo Pan y Cebolla, o sus recordados desempeños protagónicos en El difunto Señor Pic (un dúo mágico con Ernestina Linares que Rine Leal calificó entonces de “el más apetitoso, violento y descarnado juego escénico” que podía verse en La Habana),  Beatriz Cenci, Madre Coraje y sus hijos o Santa Juana.

La época de las salitas

Nacida en 1931 en Yaguajay, antigua provincia de Las Villas, Berta comenzó desde muy joven sus empeños artísticos.  A los 16 años se inició como actriz aficionada e integró la legendaria Academia Municipal de Arte Dramático de La Habana. Va también al Teatro Martí rastreando la tradición de lo vernáculo y traba relación de trabajo con figuras de la talla de Candita Quintana y Alicia Rico. Se gradúa como locutora y se integra a la Asociación Cubana de Artistas Teatrales (ACAT), una sombrilla que le permite el acceso a varios radioteatros.

Es una de las actrices que se suma al movimiento de las salitas habaneras en la década de los 50, cuando emergieron personalidades imprescindibles del teatro con cierto rigor, más allá de los espectáculos comerciales. En 1955 viaja a Nueva York para estudiar en alguna academia dramática y logra vencer las pruebas en la Bown Adams Profesional Studio, donde en apenas dos años de permanencia, limitada por factores económicos, cursa dos niveles que a lo largo de los años serían sello distintivo de su carrera: las luces y la dirección de actores.

Tras su regreso a La Habana, en 1957, Berta comienza una etapa que la llevará por el camino de la consagración junto al grupo Prometeo y al maestro Morín. Protagoniza Sangre verde, Réquiem para una monja, El águila de dos cabezas, y asume la primera dirección teatral con los trazos de Morín:  El difunto Señor Pic, con la cual recibe el “Premio Prometeo” a la Mejor Dirección del Año y a la Mejor Actuación Femenina, y el Premio Nacional ARTYC a la Mejor Dirección y a la Mejor Actuación Femenina.

Con Teatro Estudio

La Berta Martínez que entra al elenco de Teatro Estudio en 1961 y que hace leyenda con la hija muda de Madre Coraje, la Diana de El Perro del Hotelano o la Lala Fundora de Contigo Pan y Cebolla, es una artista madura, plena de capacidades y experiencias como para asumir los desafío de la escena cubana con una sensibilidad y un acento peculiares.

De esa madurez son fruto obras que figuran como hitos de la época de oro del teatro cubano: el Don Gil de las calzas verdes (Tirso de Molina), Macbeth (Shakespeare), La casa vieja (Estorino), y toda la saga lorquiana que situó a nuestro teatro en un momento de esplendor y universalidad: La casa de Bernarda Alba, Bodas de Sangre, La zapatera prodigiosa… Ella fue sin dudas nuestra mejor intérprete del teatro de Lorca, la que le dio un arraigo de cubanía y un aliento de modernidad que potenciaron lo dramático de esos textos cincelados con genialidad poética.

Nadie como ella manejó la luz, los decorados, el sentido del gesto para crear una atmósfera de absoluta teatralidad y espectáculo en la escena. Como ha dicho el crítico Norge Espinosa, Berta “narraba desde la luz”.

Conocí personalmente a Berta tras una función de La casa de Bernarda Alba, cuando yo empezaba a emborronar cuartillas en la crítica teatral, a comienzos de los años 80.  Me impresionó su recia personalidad y su carisma a flor de piel. Había leído mucho de sus actuaciones con Prometeo en En primera persona (1967), el libro imprescindible de Rine Leal, y llegar hasta ella aquella noche tuvo para mí un magnetismo que derivó luego en admiración y culto.

Un drama de Carpentier

En 1986 estuvimos muy relacionados cuando Berta emprendió el montaje de La aprendiz de bruja, el único texto teatral de Alejo Carpentier. La obra había estado en planes de representación desde que Carpentier se la diera a conocer a Jean Louis Barrault en París, en1956, pero por una razón u otra nunca había llegado a las tablas.

Llevar a escena una obra como La aprendiz de bruja, con un conflicto que aplastaba la palabra escrita del narrador, fue un reto gigantesco que solo Berta Martínez pudo sacar a flote con brillantez. Participé en algunos de los ensayos previos al estreno, en los que la exigencia de Berta cobraba preciosismos milimétricos en la escena del Teatro Nacional. Fue un trabajo agotador y sin tregua hasta el día de la función inaugural. Fueron también días difíciles para ella y todo el elenco tras la tragedia ocurrida en plena función, con la muerte del actor Florencia Escudero, desgarrado por una de las plataformas del escenario mientras transcurría la obra. Definitivamente, aquel drama sobre la traición de la Malinche en plena conquista de México estaba maldito, y solo la laboriosa dedicación de Berta fue capaz de proporcionarle vida dramática aunque fuera por unas pocas noches.

Quise mucho a Berta desde esos días aciagos. En 2001 nos encontramos en Miami en ocasión de su visita al Primer Festival del Monólogo organizado por Alberto Sarraín.  Acababa de recibir el Premio Nacional de Teatro, compartido con Roberto Blanco. Hablamos y las lágrimas saltaron en más de una ocasión. Quedamos en la promesa de una entrevista, que presumí no iba a realizarse nunca sabiendo de su proverbial rechazo a las conversaciones periodísticas, los homenajes y la exposición publicitaria.  En algún momento recordamos el poema de Borges que nos obliga siempre a  pensar en la imposibilidad de una próxima vez (Si para todo hay término y hay tasa/ y última vez y nunca más y olvido/ ¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,/ sin saberlo, nos hemos despedido?)

No la vi más. Supe después de ella a través de amigos comunes y más tarde conocí de su enfermedad e internamiento en un asilo de ancianos, afectada por la demencia. Me cuentan escenas de sus días finales que he querido borrarlos y diluirlos como escenas fallidas de una teatralidad perenne de su existencia.

Hoy sé que la escena cubana está más vacía y con menos luz que nunca. La historia de nuestro teatro tendrá siempre que contar con su estela de plasticidad, rigor y pasión creativa.  Berta Martínez supo representarnos como somos: con dolor y belleza.

Tomado de Café Fuerte,  www.cafefuerte.com

Entrevista a Valia Valdés

Entrevista a Valia Valdés

¿Qué se sentía al hacer un desnudo femenino en el teatro a inicios de la década de los 90 en Cuba? ¿Es o no cierto que el teatro está en crisis entre nosotros? ¿Cuál debería ser el papel del teatro en una sociedad como la cubana? Estas y otras muchas preguntas fueron formuladas a la actriz Valia Valdés, alguien que desde que se graduó en el ISA allá por 1988 ha podido desempeñarse en el cine, la radio y la televisión, pero que por encima de todos esos espacios y de la popularidad que los mismos pueden generar, ama trabajar sobre las tablas de un teatro.

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