Categoría: Literatura

Gastón Baquero: El sinsonte sigue cantando a todo pecho

Gastón Baquero: El sinsonte sigue cantando a todo pecho

Siempre he dicho que para mi formación Professional y para mis gustos estéticos, mucho le debo a la huella que en mí dejaron mis padres. Entre las tantas cosas que le agradezco a mi ya desaparecido viejo, una de las que más significado tuvo es el amor por la radio. MI padre fue alguien totalmente apasionado por la práctica del diexismo y de él adquirí la costumbre de escuchar la onda corta. Aunque hoy ya no lo hago, entre otras razones por carecer de un equipo elemental para ello (los radios que hay en casa solo disponen de AM y FM) en buena parte del decenio de los setenta y ochenta de la anterior centuria, pasé muchas horas nocturnas moviendo el dial por disímiles frecuencias de la onda corta.

Una de mis emisoras favoritas de por entonces era Radio Exterior de España. Fue a través de dicha frecuencia radial que escuché por primera vez la voz de Gastón Baquero, quien laboraba en esa redacción radiofónica y de cuando en vez dejaba circular su peculiar acento caribeño a través del éter, en comentarios que discursaban sobre lo humano y lo divino con amenidad y socarronería, si mis ya lejanos recuerdos no me engañan.

En una jornada de aquellas transmisiones, en la que compartía la audición de los decires de Gastón con mi padre, fue que el viejo me proporcionó los primeros datos que supe acerca de quién era Baquero y qué representaba en el devenir de la cultura cubana. Por razones que he olvidado, ambos se conocían de los tiempos en que el mítico poeta ejercía el periodismo en las páginas de El Diario de la Marina, órgano acerca del cual yo estaba haciendo un trabajo investigativo para una asignatura de mi carrera universitaria. Por supuesto que papi aprovechó la ocasión y me recomendó que si yo pretendía conocer periodismo del bueno de verdad (más allá del maniqueísmo de considerar que identificarse con la obra de un creador es sinónimo de asumir su proyección política), no dejase de leer los trabajos firmados por Gastón Baquero en la prensa cubana anterior a 1959, fecha en la que el autor se marchó de Cuba para nunca volver.

La celebración en el 2014 del centenario del natalicio del poeta, ensayista y periodista Gastón Baquero (Banes, mayo de 1914-Madrid, mayo de 1997) propició la publicación de varios textos que rinden homenaje a esta figura fundamental de la literatura cubana y acerca del cual, el poeta y ensayista Jorge Luis Arcos ha escrito:

«Comentábamos una tarde, César López, Enrique Saínz, Efraín Rodríguez y yo, cómo Baquero padeció las cuatro o cinco parcas: era pobre, mulato, homosexual, provinciano y, como por añadidura, poeta, y después padeció una sexta: la del exiliado. Pero el poeta, en cierto sentido, ¿no es todas esas cosas, siempre, y muchas más? Entonces el poeta da testimonio de su insondable temporalidad, y es siempre el huérfano, el hijo errante (¿de la mar?) –el eterno niño de su poesía–, el peregrino, el huésped, el forastero, el exiliado, el pobre, el mendigo, el viajero incesante –y el viajero es el que hace el tránsito, el que transita–, el inocente, el que escribe en la arena el testimonio fugitivo e imperecedero de la poesía, como si la belleza solo pudiera existir a costa de desaparecer; más: como si la belleza de las formas en la luz fuera el testimonio rapidísimo de otra Belleza eterna, invisible. Por eso el poeta es como el guardián de ese misterio profundo –tal en su poema «El río», por ejemplo–; pero es también el que padece como un desamparo, una orfandad cósmica («la orfandad del planeta / en la siniestra llanura del universo») –el conocimiento tiene ese precio, también–, y de ahí su profundo pathos vallejiano, chaplinesco incluso –tal en su conmovedor «Con Vallejo en París -mientras llueve» (suerte de alter-ego suyo)–; en su desolado, «El viajero» («Silbar en la oscuridad para vencer el miedo es lo que nos queda»); en ese poema tan inquietante, tan extraño, tan turbador, «El viento en Trieste decía»; o en las desesperadas preguntas de Paolo al hechicero, del poeta a su ¿indiferente? Creador. Ese como nihilismo profundo, que no llega a albergar esperanzas ni siquiera –y repárese en que Baquero fue un hondo creyente– después de la muerte, como se aprecia en su poema «El huésped», fue el reverso de su zona luminosa, prístina, matinal, lúdicra incluso. Baquero tuvo, pues, los dos tonos absolutos, los dos eternos registros: el de la Muerte y el de la Vida, y una zona como intermedia, transitoria, existencial, el del viajero incesante entre esos dos reinos intercambiables, que puede entonces, siempre, despedirse así de nosotros: Volveremos de nuevo a decirnos adiós».

Entre los textos que aparecieron para celebrar el centenario de Gastón Baquero, la Fundación Banco Santander puso en circulación en España el volumenFabulaciones en prosa, un conjunto de artículos, ensayos y cartas inéditas de este escritor y que abordan sus preocupaciones por el devenir de la humanidad. En el puñado de escritos sobre historia, filosofía, música, religión y literatura, seleccionados por el investigador Alberto Díaz-Díaz, conviven personajes tan dispares como Cristóbal Colón, Víctor Hugo, George Bernard Shaw o Simón Bolívar, reflejados desde el particular punto de vista que sobre ellos tenía el autor banense.

A propósito de su quehacer periodístico, Baquero le confesó lo siguiente al poeta y editor Felipe Lázaro:

«Quiero tratar ese asunto con guantes de seda, porque en general se me ocurren cosas bastante desagradables cuando pienso en lo que es el periodismo. Balzac dijo una verdad tremenda: «Si el periodismo no existiese, habría que no inventarlo». Lo contrario de lo que se ha dicho de Dios. Porque el periodismo –no los periodistas– es una cosa que no está en la inteligencia. Como se le entiende habitualmente, como se le practica, es algo deplorable y dañino para el espíritu, porque es una escuela cotidiana y pertinaz de vulgaridad (de vulgaridad impuesta por la demanda del mercado). ¿A qué seguir? Uno está en el periodismo y no debe, ni puede, subestimarlo, porque tampoco es una prisión ni un infierno. Sólo que es una profesión que apenas si tiene que ver con la literatura, no obstante que se hace con letras, y apenas tiene que ver con la filosofía no obstante que maneja ideas. El periodismo cotidiano gasta y vuelve roma la sensibilidad de un artista, de un pensador, de un poeta. Comprendo el horror con que vieron algunos amigos de la juventud mi entrada en firme en un periódico. Por cierto buen concepto que tenían formado sobre mis posibilidades en lo literario, se enojaron bastante, y me tuvieron por frívolo y por sediento de riqueza, cuando no sólo entré en el periodismo, sino que a poco fui en la profesión esa cosa nauseabunda que se llama un triunfador».

Otro de los libros que salió al mercado para rendir tributo al centenario de este gran humanista, que en la década de los noventa abogó por la publicación conjunta de textos de escritores de la Isla y la diáspora y por la idea de que la cultura cubana era una sola más allá de la política, es Poderosos pianos amarillos. Poemas cubanos a Gastón Baquero, perteneciente a la colección Capella de Ediciones La Luz, casa editorial holguinera de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y que surgiese allá por 1997. Con trabajo de compilación y edición a cargo de Luis Yuseff y prólogo de Virgilio López Lemus, se recogen aquí textos de alrededor de 140 autores, residentes tanto dentro como fuera de nuestro país.

En su totalidad, el material corrobora que, como pensaba Jorge Luis Borges, Cada generación de escritores crea a sus precursores y el primer acto de creación, como se sabe, no es la escritura sino la lectura, por lo cual no resulta casualidad que el lema de las Romerías de Mayo en Holguín –embrión de donde nacen las Ediciones La Luz– sea justamente la frase »porque no hay hoy sin ayer». El enorme significado cultural de un proyecto como el de este libro, en el que intervienen poetas que van desde Eugenio Florit, Fina García Marruz, Luis Marré, Domingo Alfonso, José Koser y Lina de Feria, hasta Maya Islas, Felipe Lázaro, Bladimir Zamora, Daniel Díaz Mantilla, Norge Espinosa, José Félix León, Alejandro Querejeta, Juan Carlos Recio, Orlando Rossardi, Pío E. Serrano, Jesús Barquet, Gleyvis Coro, Milena Rodríguez, Juan Carlos Valls, Camilo Venegas, Carmen Serrano, Ricardo Riverón, Juana García Abás, Lourdes González, Manuel García Verdecia, Alfredo Zaldívar, Alberto Acosta-Pérez, Roberto Méndez, León Estrada, Reinaldo García Blanco, Arístides Vega Chapú, Rigoberto Rodríguez Entenza, Francis Sánchez, Zurelys López, Carlos Esquivel, Luis M. Pérez Boitel, Ronel González, José Luis Serrano, José Luis Fariñas, Luis Yuseff, Frank Castell, Irela Casañas, Yanier H. Palao, Yunier Riquenes, Moisés Mayan, Jamila Medina y Legna Rodríguez…, se sintetiza en lo asegurado por Erian Peña Pupo al comentar la aparición de la compilación:

«Este es un libro cofre: texto misterioso y sobrecogedor, más que una antología o una selección de poemas inspirados en la lírica de Baquero, Poderosos pianos amarillos… es un puente, una necesidad imperiosa del quehacer editorial cubano, una comunión para rendir tributo a un poeta vital».

Poderosos pianos amarillos… se ajusta a lo afirmado por el homenajeado, cuando a un cuestionamiento acerca de qué le parecía la nueva generación de jóvenes poetas cubanos, que muestran un seguimiento de su obra y que se acercan a él con amistad y respeto, respondió:

«Lo que me encanta, me hace muy feliz para ahora y para después de la muerte, es comprobar cada día la pasión de los y las jóvenes de los territorios en que se desenvuelve hoy la gente cubana, por la poesía. ¡Qué maravilla, cuánta poesía buena se está haciendo dondequiera que late un corazón cubano! El sinsonte sigue cantando a todo pecho. (…) Y soy feliz. Las muestras de cariño que me llegan de la plural geografía cubana, las recibo como una señal de continuidad, de sucesividad invariable de lo cubano en poesía».

Recuerdo que gracias a Bladimir Pascual Zamora Céspedes (O el Blado, como solían decirle, aunque yo prefería llamarlo Pascual) supe por primera vez del trabajo de la editorial Betania, obra del güinero Felipe Lázaro, quien para iniciar dicho proyecto en 1987 decidió comenzar con ese importantísimo libro que esConversación con Gastón Baquero, un título de obligatoria lectura y que ya cuenta con tres ediciones. De la última de ella, que además de aparecer en letra impresa está en formato digital, reproduzco la respuesta que el autor de Memorial de un testigo (poemario considerado por la crítica como esencial en la lírica baqueriana) da a la pregunta de cómo influyó en su formación y vida literaria el haber nacido en un pueblo como Banes, más en contacto con la naturaleza, el campo, los cultivos y su posterior descubrimiento de La Habana, más cercana de lo foráneo, de la influencia extranjera:

«Mi pueblo natal no era exactamente un pueblo campesino con predominio de lo rural sobre lo urbano. Por la presencia allí, desde el año 2, de la United Fruit Company (seamos justos, mal que moleste) la calidad de vida de ese pueblo, que presumía de haber sido la capital indígena de Cuba, Baní, era deseada y envidiada por muchos otros pueblos del contorno.

«Una de las consecuencias o razones de esa calidad de vida era la abundancia de las escuelas públicas y privadas. Hasta los que por razón de pésima condición económica no asistíamos a la escuela a la edad conveniente conocíamos de la fama de los maestros y maestras, caracterizados casi todos ellos por el amor a los versos y por el hábito de decir poesías, en el aula o en la tribuna patriótica, en el café o en las reuniones familiares».

(…)

«Esta persona dominada por la fantasía -por la necesidad o por el gusto de fantasear- es la que sale un día de su pueblo y va a vivir a la capital. A la capital de un país con tradición larguísima de poesía. Y de poesía llena de fantasía, de imaginaciones, de poetas que por lo mismo que no han visto jamás la nieve, escriben cantos y cantos a la nieve, que es lo debido. Hablar de lo que no se ha visto es crear. Intentar describir lo visto es una utopía, porque lo real es inapresable por la palabra y aun por la mirada».

Allá por el primer quinquenio de los noventa de la pasada centuria, el Blado (mi buen amigo Pascual) iba con frecuencia a España y siempre a su retorno, organizábamos unas tertulias en su cuartico de La Habana Vieja, más conocido como La Gaveta. No sabría decir cuándo fue la primera vez que mi siempre recordado hermano y compañero de redacción en El Caimán Barbudo me habló con suma emoción acerca de sus encuentros con Gastón Baquero, en su casa ubicada en la madrileña calle de Antonio Acuña y que, según cuentan los visitantes de la morada, era algo así como una extensión de Cuba en España. A lo mejor fue en 1995, cuando a su regreso de Madrid el Blado (Pascual) se nos apareció en la Editora Abril con un ejemplar de un libro titulado Poesía cubana: La isla entera (1995), una hermosa antología poética que Bladimir Zamora realizó en colaboración con Felipe Lázaro para la Editorial Betania. Esta obra, que reúne a 54 poetas cubanos de dentro y fuera de Cuba, se publicó después del evento madrileño «La Isla entera», en el que participaron ambos compiladores.

El quehacer de Felipe Lázaro al frente de su editorial Betania merece ya un serio estudio, así como el reconocimiento entre nosotros de lo mucho y bueno que le ha aportado a la cultura cubana. Aunque poseedora de un extenso catálogo, a decir verdad un solo título de dicho sello editorial le basta y sobra como puerta de entrada a la perdurabilidad. Por supuesto que me refiero al ya aludidoConversación con Gastón Baquero. Gracias a la maravilla del ciberespacio, atesoro en mi computadora la edición electrónica de este libro, disponible para su descarga gratuita en la red. DE las páginas digitales que dan testimonio del diálogo sostenido por Felipe Lázaro con Baquero, extraigo la respuesta de este último ante una interrogante referida a lo que Roberto Fernández Retamar ha denominado «la generación de poetas trascendentalistas», que gira en torno a José Lezama Lima y la revista Orígenes:

«Ese tema de la «generación de Orígenes«, los trascendentalistas, etcétera, tiene que ser tratado, me parece, con mucho cuidado, para no dejarse arrastrar por el tópico, por el juicio que por inercia se hace lugar común y acaba por convertirse en tradición o en ley fija.

«En rigor, no hay tal generación de Orígenes. Usted no puede hallar nada más heterogéneo, más dispar, menos unificado, que el desfile de la obra de cada uno de los presuntos miembros de la generación. Siempre he tenido la impresión de que Lezama, que era una personalidad muy fuerte, que tenía un concepto exigentísimo para la selección y publicación de un material en «su» revista, aceptó a muchos de nosotros a regañadientes, porque no tenía a mano a nadie más. Creo que literalmente no nos estimaba en lo más mínimo. Lo que cada uno de nosotros hacía estaba tan lejos, a tantos kilómetros de distancia, de lo que él hacía, que la incompatibilidad era no sólo obvia, sino escandalosa.

«En lo personal mismo nos llevábamos bastante mal. Pero esto es propio del ambiente literario, o de los literatos de todos los tiempos. Mi veneración y mi respeto por la obra de Lezama y por su actitud ante la cultura, no me impidieron nunca reconocer que su carácter era muy fuerte, intransigente, con rigor excesivo para enjuiciar personas y obras. Casi siempre estábamos, como los niñitos en el colegio, «peleados». No nos reuníamos en grupo jamás, porque no existía tal grupo, sencillamente. Cuando por una simpleza, nos echó de Orígenes a Cintio, a Eliseo, a mí y a otros, puso una nota que me produjo una risa enorme, porque decía que a partir de ahí la revista iba a ser «más fragante». ¡Y metió a Rodríguez Feo! La palabra «fragante», que nos calificaba de apestados, tenía una gracia enorme, como producto de una rabieta infantil que era.

«Esto no quiere decir que desconozca o niegue el valor de la revista Orígenes. Una cosa es la revista y otra es lanzarse, por comodidad y por obediencia al lugar común, a hablar de «la generación de Orígenes«. La revista fue la expresión de unas tendencias literarias actuales (actuales en aquel momento, por supuesto), pero no fue sino una expresión más del amor sempiterno de los cubanos por la literatura y por la publicación de buenas revistas. Es explicable que los extraños hablen de Orígenes como si se tratara de algo único, insólito y excepcional en Cuba. Dejando a un lado la cuestión de la calidad, que es, en definitiva, cuestión de preferencias y de gustos, ¿cómo desconocer la importancia de revista como la de la Universidad de La Habana, como la Revista Cubana, como la Bimestre, como la del Lyceum, como la de la Biblioteca Nacional, como la de los arquitectos, etcétera? Desdeñar olímpicamente todo lo que hacen los demás, todo lo que no responda textualmente a nuestro criterio, es una agresión a la cultura, es un acto de barbarie. Siempre, en todo tiempo, la nueva generación de poetas hace heroicamente «sus revistitas», como decimos peyorativa e injustamente. Las hemerotecas cubanas deben estar llenas de publicaciones modestas, humildes en la presentación, pero llenas de fe en la poesía. Piénsese en una revista como Orto, de Manzanillo, la revista de Sariol, y se tendrá un ejemplo magnífico de lo que quiero decir. O en aquella santiaguera que tenía el estupendo título de Una aventura en mal tiempo. ¿Y Cuba contemporánea y tantas otras?»

Con una trayectoria artístico literaria en todo tiempo al servicio de la cultura cubana (en particular) e hispánica (en general), acerca de este banense de talla universal cabe expresar lo afirmado por Felipe Lázaro al decir:

«Convertido así, definitivamente en Maestro, por su visión global de todo hecho cultural, Baquero ha trascendido como literato y ya es hoy un faro que ilumina con sus versos y su prosa, que plasmaron el amor a todo lo cotidiano que importa al hombre. Transparente y ejemplar puente por donde debe transitar todo posible derrotero que nos recuerde su mayor anhelo: descubrir el sendero que lo lleve / a hundirse para siempre en las estrellas».

Poemas de María Elena Cruz Varela

Poemas de María Elena Cruz Varela

Nacida en Colón, Matanzas, en 1953, María Elena Cruz Varela es una de
las sobresalientes voces del campo de la poesía hecha por mujeres
cubanas entre las últimas dos décadas de la anterior centuria y lo que
va del presente siglo. Su nombre  está en un listado epocal de féminas
hacedoras de versos, entre las que pueden mencionarse Bertha Caluff,
Damaris Calderón, Margarita García Alonso, María Elena Hernández,
Odette Alonso, Sonia Díaz Corrales, Reina María Rodríguez, Rita Martín
y Teresa Melo.
Entre los libros de poesía publicados por María Elena Cruz Varela se
encuentran Mientras la espera el agua (1987), Afuera está lloviendo
(1989), El ángel agotado (1991) y Ballad of the blood! Balada de la
sangre ( 1995) en  edición bilingüe.
Esta destacada autora también ha incursionado en la narrativa y así ha
dado a conocer las novelas Juana de arco: el corazón del verdugo,
publicada en el 2003, y  La hija de Cuba, salida al mercado en el
2006. Debe señalarse que María Elena Cruz Varela ha recibido diversos
premios literarios, entre los que figuran  el Premio Nacional de
Poesía Julián del Casal,  el  Premio Mariano de Cavia de Prensa
Española en  1995 y el Premio de Novela Histórica “Alfonso X El Sabio”
por  su creación Juana de Arco: el corazón del verdugo.
Hoy en Miradas Desde Adentro se reproducen algunos poemas de esta
importante escritora (en la actualidad residente en Madrid, España),
prácticamente desconocida por la joven generación de amantes de la
poesía en Cuba.

El ángel caído

Mira David.
Cómo se encrespan los últimos corceles de la tarde.
Cómo se insubordinan.
Cómo aclaman triunfantes las voraces trompetas.
Pero ya no recuerdo cómo llegan las cosas a nombrarse.
Pero es que ya no sé.
Se me pudren de infamia las prendas de ir viviendo.
Y soy un ángel más.
Un ángel que se agota. En la corte agotada de los ángeles.
Mira David.
Cómo se agitan los corceles finales.
Cómo acuden al grito triunfal de la trompeta.
Anuncian que hay que huir. No importa a dónde.
No importa a qué país de miniaturas.
No importa a qué proyecto.
O espejismo. Yo sólo quiero huir.
Evadir los escombros del íntimo desastre.
Si pudiera negarles el don de la palabra.
Es que han mentido tanto.
Nos traicionaron tanto. La esperanza es tan frágil.
Es tan frágil la tierra prometida.
Los ángeles se exilian en bandadas.
Renuncian al instante de las revelaciones:
nos han mentido tanto.
Y soy un ángel roto dejándose rodar por las alcantarillas.
El agua inmunda es sólo
una verdad vaciada entre tanta mentira.
Migajas. Sólo nombro migajas. Es muy serio
cumplir treinta y siete años. Y ser un ángel roto.
Violento de llorar en la vigilia.

Plegaria contra el miedo

Volando está la voz. Su frágil marioneta
con hilos invisibles.
Finísimas agujas hilvanan dulcemente
en tenue claroscuro sobre el mantel del tiempo.
Del tiempo que nos deja. Que nos levanta en vilo.
Que a veces. Por azar. Nos multiplica.
Lenta. Muy lenta. Leve. Miro a mi alrededor.
Entono esta plegaria contra el miedo. Contra el miedo
del hombre que se arrastra. Silba. Vuelve a escupir.
Maldice. Vuelve a escupir. Alaba.
Se duele. Me lastima. Se dobla. Me desplaza.
Contra ti mi plegaria. Plegaria contra el miedo.
Mezcla de horror y júbilo. De fibra lacerada.
Contra mi lado oscuro. Contra las aguas mansas.
Contra ti. Contra todo. La voz.
La voz. La frágil marioneta.
La débil manecilla pendiente de la voz.
La voz sobre su eje.
Aquí dejo el renglón de mansedumbre.
Aquí será la voz. Lenta. Lenta aclama la voz.
Se torna rictus. Regresa a los nostálgicos colores.
Imploran los que fuimos tan muertos por el fuego
y volvemos llorando al ojo de agua.

La trampa

No obstante, sólo puedo alegar a mi favor
que a veces cedo.
Caigo en minúsculas trampas que nos arma la vida.
En trampas como jaulas para cazar gorriones.
Que algunos días. ¡Oh, días específicos!
Al abrir el balcón. Al asomarme y ver
con todos los sentidos.  Y oír con todos los sentidos.
Y oler con todos los sentidos. Soy un terco violín
en evidencia. A veces –excusa delirante-
la vida se me vira como un juego de cartas
mostrándome los triunfos.
Me enamora con labios nuevecitos.
Me apremia. Imprescindible. Un cuarto movimiento:
novena sinfonía de Ludwig van Beethoven.
Como una credencial. Un aquí está mi mano.
Mis millones de manos.
La piel se me estremece de piedad infinita:
El hombre mata. Muere. Miente. Roba. Claudica
de espaldas a esa música en un afán voraz de permanencia.
Confunde libertad con desplazarse.
El hombre duerme armado contra los otros hombres
y contra el hombrecillo
que habita los rincones más claros de su pecho.
A pesar de esa música. A pesar del balcón.
Del sol que estreno. A pesar de esa Oda feroz a la Alegría.
De la limpia mañana
que niega los despojos de la cena de ayer.
No obstante, digo. La vida hoy se presenta como un traje.
Y sé que es una trampa. Pero cedo. Y me dejo embriagar
y acepto cualquier tregua. Y soy una espiral.
Un balancín. Un coro. Porque sucede a veces
que al abrir el balcón. Al asomarme y ver.
Y oír. Y oler. Con todos los sentidos.
La vida me ha sacado bajaras de la manga.
No obstante, sólo puedo alegar a mi favor:
Es una trampa. Y me dejo caer.

Canción de amor para tiempos difíciles

Difícil escribir te quiero con locura.
Hasta la misma médula. ¿Qué será de mis manos
si les roban la magia sonora de tu cuerpo?
Difícil. Muy difícil un poema de amor en estos tiempos.
Resulta que tú estás. Feroz en tu evidencia.
Resulta que yo estoy. Contrahecha. Acechante.
Y resulta que estamos.
La ley de gravedad no nos perdona.
Difícil es decir te quiero en estos tiempos.
Te quiero con urgencia.
Quiero hacer un aparte. Sin dudas y sin trampas.
Para decir te quiero. Así. Sencillamente.
Y que tu amor me salva del aullido nocturno
cuando loba demente la fiebre me arrebata.
No quiero que me duela la falta de ternura.
Pero amor. Qué difícil escribir que te quiero.
Así. Entre tanto gris. Tanta corcova junta.
Cómo puedo aspirar la transparencia.
Retomar esta voz tan desgastada.
Esta costumbre antigua para decir te quiero.
Así. Sencillamente. Antiguamente. Digo.
Si todo es tan difícil. Si duele tanto todo.
Si un hombre. Y otro hombre. Y luego otro. Y otro.
Destrozan los espacios donde el amor se guarda.
Si no fuera difícil. Difícil y tremendo.
Si no fuera imposible olvidar esta rabia.
Mi reloj. Su tic- tac. La ruta hacia el cadalso.
Mi sentencia ridícula con esta cuerda falsa.
Si no fuera difícil. Difícil y tremendo.
Plasmaría  este verso con su cadencia cursi.
Si fuera así de simple escribir que te quiero.

Poemas de Ian Rodríguez Pérez

Poemas de Ian Rodríguez Pérez

Aunque la biografía oficial asegura que Ian Rodríguez Pérez (1973) es natural de Las Tunas, en realidad eso es una afirmación relativa. Creo que lo justo sería decir que él es de Cuba, porque se la ha pasado cambiando de sitios en la geografía nacional.

Hubo un tiempo que lo encontramos viviendo en Isla de la Juventud, creo que fue por entonces que lo conocí. De repente, cuando menos uno se lo imaginaba, el hombre ya estaba afincado en Cienfuegos. Pero en fin, lo anterior poco o nada importa. Lo en verdad trascendente es que estamos hablando de un Poeta que ha sido  Premio en el concurso Waldo Medina por dos ocasiones , primero en 1994 y luego en 1996.

A ello hay que añadir que también ha sido galardonado con el Premio Abdala en 1995. Aunque parece que fue ayer, han pasado 23 años desde que allá por 1997 me encantó leer su cuaderno de poemas Velas en torno al corazón demente, publicado por  Reina del Mar Editores y las EdicionesÁncoras.

Para Miradas Desde Adentro es un placer reproducir algunos poemas de este cubano andarín por distintas localidades del territorio nacional.

INTRO

Hay una sombra que en soledad alimenta 
el ave desterrada 
con olores de horizontes 
—oníricos discursos— 
cómo ocultar que hay un nombre 
revelado en mis manos 
cómo evitar el país desnudo 
fuera del espejo 
quién llega a mis bordes 
quién descubre la cita 
sobre el viento del tiempo 
quién consigue alejar los desvelos 
del pájaro que emigra 
no intenten confundir 
nostalgias con inquietudes 
decir por dónde cabe apenas 
un salmo cansado: 
de nada sirve 
huir del viento en estos días 
al final 
todo intento de espera 
será auténtico naufragio.

YO VI CAER GORRIONES EN UN PARQUE DE NUEVA GERONA

Los vi posarse en las ramas menos austeras. 
Como si no supieran del vacío sus alas 
confundieron el sueño con la vigilia. 
Confundidos, los gorriones de Paco Mir 
cambiaron el viaje por la permanencia. 
Yo no pude evitarlo. 
Quise decirles que él seguramente reposaba en 
una de esas salas donde escribió Las hojas clínicas, pero 
se negaron a volar hasta la vida, no quisieron saber de 
la esperanza, del azul y sus degradaciones. 
La lluvia apenas me ayudó a mostrarles el mar. 
Al menos el mar pudo haber sido una suerte de 
asombro, pero los gorriones saben de la distancia. Ellos 
sabían cuán ajenas a la Isla son las aguas que hoy 
enturbian mis manos. 
Los vi cejar ante el imposible. 
Los vi devorar con lentitud cada migaja de la duda. 
Los vi burlarse del otoño con un gesto invernal 
que aún no descifro. Confieso que he ido perdiendo 
mis facultades de vidente: era el mes de abril y los 
gorriones danzaban en mis ojeras previniendo su muerte 
como preguntas que no provienen de la realidad, como 
respuestas decididas a permanecer. 
Yo asistí a ese terrible espectáculo de caer y no pude 
esgrimir un verso que jodiera a la muerte, tan sólo 
una línea donde no hablar de la inocencia.

25 DE JUNIO, 1994: LE DIABLE AU CORP

Llegar en la madrugada y que alguien te pregunte: 
«¿Y ese olor a mar, a sueños, a futuro…?» No hay 
lágrimas, pero intentas evocar la presencia de tu padre, 
agudos de la flauta, y que sea la madre de uno, tu 
Isla, la que grite: «¿Cómo no te llevará el Diablo con 
esa música?» 
Nadie sabe que de regreso a casa cruzaste los límites 
de la sombra. Encontraste un gato: lo acaricias, y el 
felino clava las uñas cerca de tu ojo izquierdo: hiere al 
cisne que llevas en el pecho, aterra al lobo que huye 
inesperadamente del azogue. 
¿Quién podría imaginar que invocas el instante de la 
despedida, que tu canto no es más que el elogio para 
los veleros en busca de otro rincón del sueño donde 
anclar el verde? 
«¡Que te lleve el Diablo con esa música!» 
Y es la furia del cisne lo que te incita. Y cedes lugar al 
lobo que te posee, recordando que tienes una luna y 
un bosque, un lago y un cielo donde imponer tu ley 
del ala y el colmillo, ley de la ausencia: claustro, éxodo 
interior. 
¿Cómo no reconocer tu estirpe, esa suerte de ser uno 
doblemente Isla en soledad?

Xiv

a Gastón Baquero 

Estos no son pre-textos para arrodillarme 
uno amanece si dice su verdad 
con el corazón helado al fuego 
—mentí 
pero siempre dije mi verdad 
me situé con el náufrago en mí 
y los vientos alisios en los ojos 
moldeando sombras huidizas 
ausentes del tiempo 
la realidad y la espera 
ah la espera 
he aquí un motivo para despedirse.

UNA MUJER DEFINE SU ESTATURA DE BOLSILLO

Una mujer llamada Soledad, 
como una puta cualquiera en el malecón, 
piensa en los turistas que beben coca cola 
de espaldas al mar. Nada les importa el azul, 
y Soledad esquiva el dolor de ver: 
unos niños se amarran los cordones y corren 
—indiferentes— 
tras la vieja pelota que un día no tendrán. 
Una mujer define su estatura de bolsillo. 
Se encoge hasta la ausencia 
como una moneda ya deteriorada que va de mano en mano. 
Anhela aparecer en un cartel así de espaldas 
—uno de esos 
carteles que a todo color anuncian la existencia, 
y donde la incertidumbre se burla de ellaputa 
en el malecón regalándose al mar 
como un viaje posible, 
como un nombre conocido. Al mar, 
esa inmensidad de horizonte sin veleros 
que le arranquen inquietudes.

Xi

falsos 
falsos han sido los juegos del exorcista 
falsamente temimos al horizonte 
al instante de la despedida 
—acaso NO sabíamos qué sucedía 
con el sabor del mar 
—acaso NO colgamos un amuleto a la ciudad 
—acaso NO somos hijos de la sombra 
—acaso NO confiamos en el ojo verde 
falsamente gritamos

Poemas de Susana Haug Morales

Poemas de Susana Haug Morales

Licenciada en Filología por la Universidad de La Habana, Susana Haug Morales (La Habana, 1983) es poeta, narradora, ensayista y traductora literaria. Entre los numerosos galardones que ha obtenido pueden mencionarse: Premio «Farraluque» de cuentos eróticos, 2000; Premio «Ismaelillo» de literatura para niños, 2000 y Premio «Calendario» de cuento, 2000.

En su bibliografía se incluyen títulos como Cuentos sin pies ni cabeza (Ed. Sarriá, Málaga, 2000), Claroscuro (Editora Abril, La Habana, 2002), Secretos de un caserón con espejuelos (Ediciones Unión, La Habana, 2002), Estadios del ser (Ed. Sarriá, Málaga, 2002), Romper el silencio (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2006) y Me encanta el sabor de la lectura (Ediciones Unión, La Habana, 2006).

Igualmente, textos suyos han aparecido en antologías como Mucho cuento (Ediciones Unión, La Habana, 1998), El ojo de la noche, nuevas narradoras cubanas (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1999), Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2000) y Quemar las naves, jóvenes cuentistas cubanos (Editora da Universidade Católica de Pelotas, Brasil, 2002).

Hoy en Miradas Desde Adentro reproducimos algunos poemas de esta autora, con la idea de mostrarle algo de su obra a quienes no la conozcan.

VISIÓN

Hay una mujer dormida en la jaula de los pájaros 
Una pesadilla la cabalga toda hasta dejarla caliente y húmeda, 
  rosada 
Se ha llevado su desnudez a un rincón más amplio donde 
 poder lavarla con aceite y sangre, 
miel y sudores de cuerpos selectos 
Nada sabe de la olla destapada en la cocina que hierve 
 lenguas negras, 
bestiales, suaves, pálidas, tersas, de vaca o perro 
Desconoce los olores fuertes que crecen dentro 
 de sus grietas rosadas 
Ella yaciente y arqueada sobre la meseta de la cocina 
pasan cuadros blancos y rojos 
se deslizan con flores y el vapor emana de las grietas 
besando su espalda en Venecia un arco 
Sabe a muerte la lluvia o a tarde la muerte no sé 
 allí en su piel 
mientras penetra a la nalga la frialdad de la loza y cerca 
  humea la carne a la parrilla 
Ella dormida la ha visto un ciego y han caído por fin 
  sus ojos.

ANTICRISTO

Como amparado en la ferocidad de un tragaluz 
yo te recorro a destiempo, 
insoslayables ambos porque los cuerpos sí existen 
—las eternidades son segundos dilatados 
con tu calor único, que las hojas ignoran y trocean, 
hilachas de tu carne descomunal, magra, 
feraz hasta el tuétano calidoscópico 
de alguna sustancia fósil— 
y son más que líneas entrecortadas al barniz de la vela. 
En cualquier historia, 
discursión, retórica, nigromancia, cábala, pontificado, 
hay siempre una vela que desafíe 
la vacía hambruna de una porción de infinito: yazga aquí 
en el sumidero ventricular de los cuerpos, benedicite. 
Quien quiera alumbrarnos será bienvenido. 
NO QUEREMOS MAGOS. Tampoco la panacea 
 que embote 
cada una de mis sensaciones, las vulgarice. 
Ya no habrá mal eterno, ni serás un salvador a sorbos cortos, 
penetrando su aroma, su amargura. 
Se acoge también un poco de dolor, casi agradecidamente. 
Las palabras me profanan a su gusto, 
desátanme tiránicas para un breve respiro: 
exorcízame o poséeme por los siglos de los siglos 
que tú, infame Santísimo, bendita o antes maldecida, 
sin queja acaso, me has entregado. 
Nosotros cuajamos el tiempo, la luz, 
 los infra-ultramundos, 
lo inmaterial 
con un simple beso a todo lo visible. 
Caridad del ciego profesante de ciertos enigmas 
sólo lógicos en una partida de dados. 
Jugar a las cartas, ases en tránsito, las Suertes. 
El azar 
El prófugo 
La obscena beatitud 
Las bestias piafantes escapadas del paraíso. 
Pero no un beso de reptil petrificado 
a causa de la inverosimilitud, el escepticismo, 
el miedo a adivinarse. 
La bola de cristal cuarteada cae ante tus pies de vestal. 
Recoges muñones, un ápice 
para que el leproso contemple espejismos, 
se extasíe la vida entera, te bendiga. 
Porque Tú intercediste por él, echaste en tu piel 
la nata legañosa de su enfermedad 
—malditos caminamos hacia la cañada. 
Yo sé que ese beso los redimirá a ambos, a Pandora, 
y a los vástagos culpables-ignorados-estúpidos-facinerosos 
de las calles. 
Sosiega mis quebrantos, mis espumarajos de bilis corrompida 
que sólo mi madre y las moscas se atreven a sorber. 
Acompaña estos retardados estadíos de la conciencia, 
conjunción de todos los cataclismos, letargos improvistos 
y frenéticas dentelladas —acaso sea la rabia— 
con algo más que gárgolas agujereando sus penas 
 en mis pies, 
como perros. 
Acoso de las gárgolas: ellas tañen vengativas las campanas. 
Me oculto dentro, en la cloaca de los caños 
por los que a veces metí el dedo, o empiné una lágrima. 
¡Pobres creyentes que han comprado ya sus cuartos 
 en el reino! 
Así pago Yo tu fe 
y no avivo el pabilo de los cirios ni coloco ofrendas 
en los sempiternos nichos ocupados. 
Ellos también desafían los anales, el parsimonioso afán 
de las ampolletas en su recambio de fluidos 
que verterán —oigo los clarines— a mi garganta. 
Así habré roto el tiempo, 
hipnotizado quizás a la sacerdotisa del reloj. 
Ahora, despojado de aquellos Ilustrísimos demonios, 
me apresto a hincar la frente y al fin santificarme: 
—Perdóname, Padre, porque he pecado 
—Bienaventurados los herejes y los destronados; 
temed los unos a los otros, y confiad en la oveja negra 
que os salvará si Dios ha caído en el Sueño. 
Ya nada tiene lógica, 
motivo, 
fin. 
He mentido sobre ti. 
Regreso, pues, y declaro 
—ante los areopagitas inquisidores de las sagradas 
  cavernas— 
que no he descifrado una palabra. 
Ebrio, desnudo, corrompido yazgo. 
Me amilana luego la confesión: 
Escribimos por gusto. Después la vida será callar.

CIRCO DE ESPEJOS

II 
He quedado sola, 
espejismo que nunca llegó a ser comprendido. 
Sostuve un rosario en la mano y recé a los difuntos, 
a los que van a morir porque tienen que morir. 
Es así, 
yo lo anuncié públicamente: 
no hay lecho para los muertos. 
Pero la arena, 
espectro del sudor, 
está allí fresca. 

III 
Yo también pruebo a reírme de mí misma 
ante la galería de espejos.

Fragmentos de No quiero llanto, de Dolores Labarcena

Fragmentos de No quiero llanto, de Dolores Labarcena

No quiero llanto, cuarta novela de la escritora santiaguera Dolores Labarcena, recién ha sido publicada por la Editorial Betania. Disponible de forma gratuita en Internet, en Miradas Desde Adentro reproducimos unos fragmentos de esta narración de nuestra compatriotas, a fin de animarle a descargarla y leerla. Le aseguramos que no se arrepentirá.

LINO BOZA 66

Solo después de lo del Mar de la China se enteró. Y se enteró por casualidad. Mariela, Mariana, o tal vez Matilda, un nombre de esos. Le dijo a Píriz que su mujer había sido juzgada por un tribunal popular. ¡¿Cómo?! Explíquese, compañera. Debe ser un error, dijo atónito. Le iban a otorgar la medalla Conmemorativa XX Aniversario de la Revolución Cubana. Y la más mínima tacha podría truncar semejante condecoración. De tal manera prosiguió el interrogatorio:

–Compañero Germán, esta información que recabamos fue corroborada por la jefa de vigilancia y el presidente del CDR donde se ubica su actual domicilio. ¿No vive desde principios de los setenta en Santiago de Cuba, calle Lino Boza 66?

–Correcto, compañera. Correcto. Ahí vivo con mis hijos, mi mujer y mis suegros.

–No se alarme, Compañero Germán. Tenemos en conocimiento su trayectoria de lucha. Aquí está su expediente, vea– dijo extendiéndoselo–. Confiamos plenamente en su lealtad, en su compromiso con la Revolución. La Revolución, compañero Germán, todavía le reserva numerosísimas tareas. Según nos informan, y ya sabe que contrastamos cualquier información que nos llega, su sacrificio y entrega sirven de ejemplo para los nuevos cuadros, para aquellos que se acaban de incorporar a nuestras filas. Pero fíjese, su mujer y la hermana fueron acusadas en el sesenta y siete. No se alarme, eh. Cumplieron. La hermana se arrepintió públicamente de ser hippie, Adventista del Séptimo Día y lesbiana. Su mujer no. ¡Cuánto daño hizo a nuestra juventud semejante lacra! Nueve meses, compañero Germán. Su mujer cumplió nueve meses en una granja avícola. No se alarme, eh. Reformada. Incluso tenemos en conocimiento que se deshicieron de todo aquello que les recordaba su vida anterior: piano, biblias, tocadiscos, minifaldas, pelucas…

–No dudo de la investigación, compañera. Estamos en el mismo bando. Pero deduzco que fue juzgada por una, no por las tres acusaciones. Creo que es incompatible ser hippie y Adventista del Séptimo Día, o Adventista del Séptimo Día y lesbiana, o lesbiana y… Bueno, no sé, quizás me equivoque.

–Lo fueron, compañero Germán, lo fueron. La Revolución es grande. Mire el ejemplo ahí. ¿No se casaron? Veo que tiene unos hijos muy graciosos –dijo enseñándole una fotografía que se encontraba en el expediente.

Eran los hijos de Píriz en brazos de una señora mayor. Y continuó:

–Cuídelos, y cuide también a su mujer, compañero Germán.

Ahí cerró el expediente a cal y canto.

–Gracias por su desvelo, compañera. Pero dígame algo, ¿esta información, la cual no manejaba con anterioridad, puede impedir que me condecoren?

–En lo absoluto, compañero Germán. En lo absoluto. ¿Acaso nosotros como revolucionarios no estamos a favor de la rehabilitación, de la reinserción? De eso se trata, de no darles cabida en nuestra sociedad a tales degeneraciones. Recuerde que uno de los mayores vicios es la ignorancia. Y precisamente la ignorancia es la mayor aliada del Imperialismo. Sábado a las nueve antemeridiano en el Teatro Karl Marx para el ensayo.

–Muchas gracias, compañera.

Solo después de lo del Mar de la China se enteró. Y se enteró por casualidad. Mariela, Mariana, o tal vez Matilda, un nombre de esos. Era la coordinadora a nivel nacional de la Casa de los Combatientes.

Al poner punto final al episodio de los juicios públicos en los cuales se vieron enredadas la mujer y la cuñada, Píriz le dijo a Magdalena:

Imagina, hippie, Adventista del Séptimo Día y lesbiana, como los equipos que traía de Japón, un tres en uno.

¡Qué horror! ¿Se lo dijiste a Lola?, preguntó Magdalena. Para qué. ¿Acaso todas las verdades no son medias verdades? ¿Dónde empieza el calor y dónde termina el frío?, ¿eh? De no ser por ese tribunal popular no hubiese conocido a tu tía en La Habana.

Nuevo libro de Dolores Labarcena

Nuevo libro de Dolores Labarcena

Recién se ha puesto en circulación la novela No quiero llanto, escrita por la cubana  Dolores Labarcena y publicada por la Editorial Betania. Es esta una obra donde el humor es la clave del discurso textual.

En la nota de contracubierta se afirma: “Novela del antihéroe a punto de morir, No quiero llanto se despliega como un relato dentro de otro.” Aquí, nuevamente la autora vuelve a contarnos un relato donde la historia resulta algo delirante, que irremediablemente nos atrapa de principio a fin, procedimiento ya empleado en anteriores trabajos suyos.

Nacida en Santiago de Cuba en 1972 y en la actualidad residente en Barcelona, España, , Dolores Labarcena se dio a conocer en el mundo literario cubano cuando en 2004 publicó a través del sello de la Casa Editora Abril el cuaderno de poesía Las puertas dialogadas. Tras su salida de Cuba, sus seguidores han podido leer las novelas Kruschov (Editorial Verbum, Madrid, 2015), Cachemir (Aduana Vieja, Valencia, 2016) y Diario de un Tuátara (Baile del Sol, Islas Canarias, 2018), así como el cuaderno de poesía Tundra (Casa Vacía, Richmond, Virginia, 2018).

En relación con Betania, editorial que da a la luz la cuarta novela de la santiaguera Dolores Labarcena, la misma es un proyecto ideado por el güinero Felipe Lázaro y que materializa en 1987, con el objetivo de estar al servicio de la cultura cubana desde España. El libro fundacional de Betania fue Conversación con Gastón Baquero, que ha tenido varias ediciones.

En el presente, esta editorial cuenta con 11 colecciones: Poesía, Narrativa, Ensayo, Teatro, Palabra Viva, Documentos, Arte, Literatura Infantil, Estudios Poéticos Hispánicos, Ciencias Sociales y Antologías.

Entre quienes han confiado en el quehacer del poeta y editor Felipe Lázaro para entregarle obras suyas a fin de que saliesen al mercado literario a través de Betania están Carlota Caulfield, Gustavo Pérez Firmat, Lourdes Gil, Rafael Bordao, Roberto Valero, Maya Islas, Elías Miguel Muñoz, Magali Alabau, Alina Galliano, Iraida Iturralde, David Lago González, Robert Lima, Elena Clavijo Pérez y Mercedes Limón

Igualmente, como parte de la  colección de narrativa de Betania pueden mencionarse los libros Al otro lado de la zarza ardiendo, de Graciela García Marruz; La hija del cazador, de Daniel Iglesias Kennedy; Juego de intenciones(Cuentos), de Jorge Luis Llópiz; Poniendo los sueños de penitencia (Encantada de conocerme), de Nidia Fajardo Ledea; La semana más larga, de León de la Hoz; Inscrita bajo sospecha, de Mabel Cuesta; y Nostalgias, ironías y otras alucinaciones (Cuentos escogidos), de Amir Valle.

Uno de los grandes méritos de Betania está dado por el hecho de que desde 2011 con la creación de su Colección Digital (ebook), sus libros están disponibles libre y gratuitamente para quienes estén interesados tanto dentro como fuera de Cuba (algo que no estaría mal que imitasen todas las editoriales cubanas de la Isla y la diáspora), por lo cual una novela como No quiero llanto, de Dolores Labarcena, es accesible para cualquier amante de nuestra actual narrativa, sin importar el sitio donde se encuentre residiendo

Selección de poemas de Louise Glück

Selección de poemas de Louise Glück

La poeta estadounidense Louise Glück fue la galardonada en este 2020 con el Premio Nobel de Literatura. Nacida en New York, la también profesora universitaria  ha sido reconocida por publicar doce libros de poesía y ensayos sobre el género.

El primer título de Louise Glück que vio la luz fue  Firstborn, el texto con el que se le comenzó a promocionar como una de las mejores poetas estadounidenses del período comprendido entre finales del siglo XX y comienzos del XXI. Para divulgar algo de la poesía de Louise Glück, poco o nada conocida en Cuba, hoy en Miradas Desde Adentro publicamos algunos textos de esta destacada escritora estadounidense.

Amante de las flores

En nuestra familia, todos aman las flores.

Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:

sin flores, sólo herméticas fincas de hierba

con placas de granito en el centro:

las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras

llena de mugre algunas veces…

Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.

Pero en mi hermana, la cosa es distinta:

una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre

a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de

ladrillo.

Cada primavera, espera las flores.

Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende

que es mi madre quien paga; después de todo,

es su jardín y cada flor

es para mi padre. Ambas ven

la casa como su auténtica tumba.

No todo prospera en Long Island.

El verano es, a veces, muy caluroso,

y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.

Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,

eran tan frágiles…

Del libro Ararat (1990)

Traducción de Abraham Gragera López. Pre-Textos, 2008

Lago en el cráter

Entre el bien y el mal hubo una guerra.

Decidimos que el cuerpo fuese el bien.

Eso hizo que el mal fuese la muerte,

que el alma se volviera

completamente en contra de la muerte.

Como un soldado que desea

servir a un gran señor, el alma

desea cerrar filas con el cuerpo.

Se puso en contra de la oscuridad,

en contra de las formas de la muerte

que reconocía.

De dónde viene la voz

que dice: y si la guerra

fuese el mal, que dice

y si fue el cuerpo el que nos hizo esto,

nos hizo tener miedo del amor.

Del libro Averno (2006)

Traducción de Abraham Gragera López y Ruth Miguel Franco. Pre-Textos, 2011

Las siete edades

En mi primer sueño el mundo parecía

lo salado, lo amargo, lo prohibido, lo dulce

En mi segundo sueño descendía,

era humana, no veía nada de nada

bestia como soy

debía tocarlo, contenerlo

me escondí en la arboleda,

trabajé en los campos hasta que quedaron yermos

un tiempo

que nunca volverá-

el trigo seco en gravillas, cajones

de higos y aceitunas

Hasta amé alguna vez, a mi manera

repugnante, humana

y como todo el mundo llamé a ese logro

libertad erótica,

por absurdo que parezca

El trigo cosechado, almacenado; seca

la última fruta: el tiempo

que se acumula, sin usar,

¿también termina?

Del libro Las siete edades (2001)

Traducción de Mirta Rosenberg. Pre-Textos, 2011

La decisión de Odiseo

El gran hombre le da la espalda a la

     isla.

Su muerte no sucederá ya en el

     paraíso

ni volverá a oír

los laudes del paraíso entre los olivos,

junto a las charcas cristalinas bajo los cipreses.

   Da

comienzo ahora el tiempo en el que oye otra vez

ese latido que es la narración

del mar, al alba cuando su atracción es más

     fuerte.

Lo que nos trajo hasta aquí

nos sacará de aquí; nuestra nave

se mece en el agua teñida del puerto.

Ahora el hechizo ha concluido.

Devuélvele su vida,

mar que sólo sabes avanzar.

Del libro Praderas (1996)

Traducción de Andrés Catalán. Pre-Textos, 2017

El vestido

Se me secó el alma.

Como un alma arrojada al fuego,

pero no del todo,

no hasta la aniquilación. Sedienta,

siguió adelante. Crispada,

no por la soledad sino por la desconfianza,

el resultado de la violencia.

El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,

a quedar expuesto un momento,

temblando, como antes

de tu entrega a lo divino;

el espíritu fue seducido, debido a su soledad,

por la promesa de la gracia.

¿Cómo vas a volver a confiar

en el amor de otro ser?

Mi alma se marchitó y se encogió.

El cuerpo se convirtió en un vestido demasiado

grande

para ella.

Y cuando recuperé la esperanza,

era una esperanza completamente distinta.

Del libro Vita nova (1999)

Traducción de Mariano Peyrou. Pre-Textos, 2014….

Foto Tomada de: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:LOUISE-GL%C3%9CCK-1170×876.jpg

Para conocer más a Louise Glück, Premio Nobel de literatura 2020.

Para conocer más a Louise Glück, Premio Nobel de literatura 2020.

Aunque para los cubanos la poeta estadounidense Louise Glück, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2020, es una perfecta desconocida, ella resulta una figura con sumo prestigio en el ámbito de las letras en su país natal. Profesora de la Universidad de Yale (uno de los centros de altos estudios más afamados en el ámbito académico de USA), Glück, de 77 años, fue muy elogiada en 1968 con su primer libro publicado, Firstborn, y a partir de entonces se convirtió en una de las poetas y ensayistas de mayor destaque de la literatura contemporánea estadounidense.

Temas en la obra de Louise Glück

La infancia y la vida en familia de esta escritora nacida en Nueva York, la estrecha relación entre los padres y los hermanos y hermanas son algunos de los temas en los que ha centrado su obra. Según ha trascendido, cuando el pasado jueves 8 de octubre la Academia Sueca informó del galardón concedido a Louise Glück, ella  fue premiada por su “inconfundible voz poética, que, con una belleza austera, torna la existencia individual universal”.

El presidente del Comité del Nobel expresó que Glück es “una poeta del cambio radical y del renacimiento. No solo está comprometida con los errores y las condiciones cambiantes de la vida, sino que también es una poeta del cambio radical y el renacimiento, donde el salto adelante se da desde un profundo sentimiento de pérdida. En uno de sus libros más elogiados (en total son 12, tanto de poesía como de ensayo), The Wild Iris (1992), por el que recibió el premio Pulitzer, describe el milagroso regreso de la vida después del invierno en el poema “Campanilla de las nieves”.

La Academia Sueca dijo que en la obra de Louise Glück “el yo escucha lo que queda de sus sueños e ilusiones y nadie puede ser más duro que ella para confrontar las ilusiones del yo”. Al compararla  con otros autores, los encargados de concederle el Premio Nobel de Literatura manifestaron que Glück recordaba a la poeta estadounidense del siglo XIX Emily Dickinson en su “severidad y su renuencia a aceptar los simples dogmas de la fe”.

Esta autora estadounidense es la decimosexta mujer en ganar la distinción literaria más prestigiosa del mundo desde que se lanzaron los premios Nobel hace más de un siglo. Erica McAlpine, profesora asociada de Inglés de la británica Universidad de Oxford, afirmó que Glück “ha conseguido sentirse urgentemente contemporánea y al mismo tiempo atemporal”.

“La tristeza ocasional de su voz habla especialmente bien de nuestro momento presente y, aún así, su poesía siempre ha estado íntimamente conectada con la extensa tradición poética que hay detrás”, agregó la profesora Erica McAlpine. Según esta propia académica, en los poemas de Louise Glück, “el amor, la pérdida, el deseo y la belleza usan el vestido específico de su propia vida mientras vuelve lo cotidiano en algo mítico”.

Aunque como escritora en su poesía Louise recurre a las experiencias vividas por ella (se divorció dos veces y sufrió de anorexia en su juventud), la crítica considera que en su discurso poético  explora temas universales que resuenan con los lectores de Estados Unidos y el extranjero.

Otros galardones otorgados

Otros galardones otorgados a Louise Glück, además del Premio Nobel de Literatura y el premio Pulitzer, son el Poet Laurate de Estados Unidos en 2003/04, el National Book Award por su colección Faithful and Virtuous Night en 2014 y la Medalla Nacional de las Artes y Humanidades de USA en 2015, entregada a la escritora por el entonces presidente estadounidense Barack Obama. En aquella ocasión, hace ya cinco años, Obama expresó que sus “poemas inquisitivos capturan el drama silencioso de la naturaleza y las emociones silenciosas de la gente común”.

Vale recordar que el premio de 10 millones de coronas suecas ($1,1 millones) lleva su nombre por el inventor de la dinamita y empresario Alfred Nobel y se ha otorgado desde 1901 a los logros en ciencia, literatura y paz, de acuerdo con su testamento. En 2019, la Academia Sueca nombró de manera excepcional a dos ganadores luego de posponer el premio de 2018 tras un escándalo de abuso sexual que involucró al marido de una de sus integrantes.

Como ha sucedido con buena parte de la vida pública en todo el mundo, los premios de este año han tenido lugar bajo la sombra de la pandemia de coronavirus, que condujo a la cancelación de la ostentosa ceremonia de entrega de los galardones, tradicionalmente llevada a cabo en diciembre en Estocolmo y que  en el actual 2020 será sustituida por un evento televisado en el cual los ganadores recibirán los honores en sus respectivos países.

Es de desear que la obra de la muy premiada Louise Glück en un futuro cercano circule entre los amantes cubanos de la poesía contemporánea, no por los numerosos galardones que se le han entregado sino porque su obra tiene el don de hablar directamente a los lectores a través de su gran y sutil arte

Foto tomada de: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:LOUISE-GL%C3%9CCK-1170×876.jpg

Poemas de Pedro Llanes Delgado

Poemas de Pedro Llanes Delgado

Me parece que fue ayer cuando en pleno período especial, en la Editora Abril se estuvieron haciendo libros con la recortería de papel dejada como materia prima sobrante en los poligráficos habaneros. Aquella iniciativa, llevada a cabo en los tempranos años noventa, permitió publicar cuadernos literarios que, más allá de su tamaño reducido, tenían tanta calidad que llegaron a ganar el Premio de la Crítica. Entre esos títulos que nunca olvidaré por el impacto que causó en mí su lectura estuvo Diario del ángel, obra poética de Pedro Llanes Delgado, aparecida en 1993.

Nacido en Placetas en 1962, además del libro antes mencionado, entre los títulos publicados por Pedro Llanes Delgado están Sibilancia (1996), Icono y ubicuidad (2000), Sonetos de la estrella rota (2000), Partitura hecha por el sinsonte (2001), El fundidor de espadas (2003) y Del Norte y del Sur (2008).

Igualmente, textos suyos han sido incluidos en las antologías Mapa imaginario (con prólogo de Rolando Sánchez Mejías y patrocinio de la Embajada de Francia, La Habana, 1995), Las palabras son islas (panorama de la poesía cubana del Siglo XX) (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1999), Muestrario de la poesía placeteña (Editorial Capiro, Santa Clara, 2000), Antología de la poesía cósmica cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001), Una mirada (Editorial Luminaria, Sancti Spíritus, 2003), La estrella de Cuba(Inventario de una expedición) (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2004), Antología de los Premios de Poesía Nosside-2004 (Editorial Letras Cubanas y Citta´ del Sol Edizioni Reggio Calabria, Italia-La Habana, 2004), Yo he visto un cangrejo arando (Antología de la décima humorística cubana) (Editorial Capiro, Santa Clara, 2004), La madera sagrada (Vigía, Matanzas, 2005) y Rapsodia para el Che(Editorial Capiro, Santa Clara, 2005).

El libro de Pedro Llanes Delgado En la isla de las velas azules obtuvo el XIV Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén. Después de eso, muy poco he sabido de este poeta (hoy residente en Estados Unidos), dueño de un discurso cohesionado por una suerte de lúdica simulación, cuyo sujeto es el lenguaje. Para Miradas Desde Adentro es un honor reproducir algunos poemas de Pedro Llanes Delgado.

PARA KATY

En tu copa veo las lápidas arremolinadas

y veo las ciudades en el silencio.

En tu copa veo las inmensas planicies

y también el rocío del amanecer.

Veo la lluvia maravillosa,

por la que escapan las bestias y los guerreros.

En tu copa veo sus rostros y sus ojos,

veo a una muchacha sobre las mieses.

En tu copa veo el vuelo de la gaviota hacia el norte

y las mariposas hechas de ascuas oscuras.

En tu copa veo los abismos sin fin.

En tu copa veo los árboles encantados

cuyas sombras caen dobladas contra el vacío.

En tu copa veo venir el abanico del fuego,

profuso y silencioso como la muerte.

En tu copa veo animales ajedrezados

y el resplandor del tilo y de la ciruela.

En tu copa veo un patio fragante y un mantel muy blanco.

OSCUROS GUERREROS AL BORDE DE LA PLANICIE…

Oscuros guerreros al borde de la planicie

derrumban el lucero chisporroteante

y el naipe nocturno de la floresta.

El espacio de las amapolas gira dentro del grillo

escondido en la hoja recién abierta

mientras la música sobre las tejas y las tataguas

incrusta su responsorio a ras del molino.

Siento a los oscuros guerreros,

deslizarse por las paredes del pozo

hasta una dimensión embebida

en la concavidad y la espuela en el liquen.

Oscuros guerreros al borde de la planicie

me buscan entre el susurro del agua

y los escarabajos que vienen a remansar.

La noche recompone en las sombras

sus guanteletes y sus rostros que escrutan

el cintillo húmedo de las pilastras.

He visto a los oscuros guerreros

  llevarme a través de las hilazas

de sus múltiples manos decapitadas,

para marcharse bruscamente por el agujero

y el batir de alas de la floresta.

AGUA, FULGOR

Hacia el atardecer las sombras son más suaves

y los maniquíes con lenta turbulencia vienen

a remover el agua de nosotros dos.

La misma agua que hechiza las siluetas,

donde corren los animales movedizos

y el flechero silencia sin saberlo.

Amada, déjame decir tu nombre

recóndito y misterioso como las aguas

que abren el círculo de la cuaresma.

En lo oscuro el desfiladero parte,

las entrecruzadas líneas de los maniquíes,

a quienes he visto irse por el remanso,

casi letánicos al atardecer.

Al atardecer el flechero se evapora,

y la araña de la sala ya no sueña,

porque está ardiendo también con tu fulgor.

EL PÁJARO REVOLOTEA…

El pájaro revolotea,

va y viene hasta el cielo,

y luego prueba a devorarme,

abrazado angustiosamente al abismo.

Lo he visto picotear con desaliento

enhiesto y resplandeciente mis manos y mis sienes,

como un nuncio de la inanición.

El pájaro se balancea

traído en la tempestad.

Siento su hoguera muy cercana

y uno a uno sus picotazos

que viajan siguiendo la muerte.

He despertado mientras se iba

aún ahíto de mi cuerpo

y no hice nada por detenerlo

ni detener su incesante revoloteo,

porque el pájaro dejaba de existir.

JINETES OSCUROS

Deja que la noche entre con sus nieblas

y sus jinetes oscuros en el molino;

deja que desparrame sus manos

recién llegadas a través del vacío,

y ven junto a mí por las sombras,

donde cantan sigilosas las bestias.

Ven sin mirar las siluetas

que mueven el espejo en la luz

y deja que la noche desparrame sus manos

y sus jinetes oscuros en el molino.

MINUET CON ARENA

Nada escucho en tu rostro

hecho de un cendal tembloroso,

ni en tus manos donde se abisma

la transparencia de las vastas marinas.

Te siento venir por la luz

y entre la luz escurrirte

en la ignición de la lluvia

cuando la pradera se enciende.

Amada, dame tus manos,

hermosas como la ceniza

para beber en la oscuridad

su melodía abisal.

Amada, toma mis manos,

refluyentes de fría arena

y escóndelas para siempre,

en el filo de los arroyos,

donde bate la inanición

y somos como ramilletes

lamidos por el vacío.

NADA SINO EL HILO…

Nada sino el hilo

difícil de la araña,

vuelta a la oquedad

ístmica del desván,

ora maestresala

donde plañe lo oscuro.

Una hebra es a otra

tabla, zaquizamí,

sin que sea la araña

quien desdobla nocturna

tensando la espiral

—tiara, pífano, luz—

y una y otra vez,

devenga para brujas,

ya jánica, dos caras,

hilandera luctuosa.

Minicuentos de Ana Teresa Guillemí Moreno

Minicuentos de Ana Teresa Guillemí Moreno

Conozco a la cienfueguera Ana Teresa Guillemí Moreno hace tantos años que ya no quiero acordarme de cuántos son. Nuestro primer encuentro fue en Santiago de Cuba, a propósito de un evento de jóvenes auspiciados por la Asociación Nacional del Ciego, en el que participábamos personas con dicha discapacidad visual y otras que colaboraban voluntariamente con nuestra organización. Ese era el caso de Ana Teresa, que por entonces estudiaba la Licenciatura en Letras.

De entonces a acá ha llovido mucho y mi amiga Ana Teresa Guillemí Moreno vse ha desempeñado en diferentes responsabilidades, como por ejemplo metodóloga provincial de Literatura en Cienfuegos o al frente de la filial de la UNEAC. Pero lo en verdad importante es que Ana Teresa ha continuado siendo la misma muchacha con la que hice amistad en aquellas jornadas santiagueras de hace montones de años, portadora de idéntica pasión por escribir cuentos y poesía, tanto para niños como para adultos.

La última vez que coincidimos fue hace alrededor de tres años, a propósito de una visita mía de trabajo a Cienfuegos. En medio del intenso plan de actividades en el que yo tenía que participar, saqué tiempo para irme a compartir un rato en un café con Ana Teresa y con mi también amigo Andrés Sánchez, primer presidente provincial de la ANCI cienfueguera y una de las personas a las que más le agradezco en mi formación cuando yo era un adolescente. Ese día, Guillemí Moreno me regaló un ejemplar de un libro en braille, del que extraigo los minicuentos que aquí reproduzco.

ALICIA

No puede creerlo. Se ve atrapada en un  punto increíble donde constantemente matan a la fantasía.

Ve al Conejo corriendo porque no se lo coman, al Lirón tomando píldoras para el insomnio y a la sonrisa del gato de Chesire, transformada en una mueca indescifrable.

Desmaravillada, Alicia pide a la Reina de Corazones que le corte la cabeza.

DE PIEDRA

Dos piedras rodando se encontraron, se rozaron y surgió la chispa del amor.

La gente decía: ¡Con lo cuadrado que es él, sin embargo, ella tiene alma de artista! Y así era, ella tenía diferentes modos de ver las cosas, de mostrarse ante los demás. Lo que no variaba era la forma de quererlo a él, así que Adoquín y Adocreto se casaron, vivieron felices y comieron perdices.

EL DILEMA DE PINOCHO

La mujer de Pinocho lo abandonó. Él, se puso como loco: parado ante el espejo lloraba espesas lágrimas de aserrín.

Al cabo de los días, se decidió y esperanzado, fue a ver a un carpintero para que le serruchara la nariz.

Pero su mujer no volvió: ella lo había abandonado por mentiroso, no por narizón.

JUEGO DE NIÑOS

Los niños juegan a la guerra. El barullo es enorme. La madre, despeinada de impotencia,trata de contenerlos.

Su ¡está bueno yaaa! No sirve de mucho: los dos hijos menores mueren en zafarrancho de combate; el mayor se sopla el humeante dedo-pistola y sonríe. Su puntería es muy exacta.

La madre siempre ha sospechado que este hijo es abikú pero nunca le puso cadena en el tobillo. Ahora le pesa.

Suscríbase a nuestros boletines diarios

Holler Box

Suscríbase a nuestros boletines diarios

Holler Box