Categoría: Historia

Otro libro acerca de Pedro Blanco, el negrero

Otro libro acerca de Pedro Blanco, el negrero

Los verdaderamente interesados en la historia de Cuba conocen bien el
nombre de María del Carmen Barcia Zequeira. La eminente profesora de
la Universidad de La Habana ha demostrado su sapiencia con la
publicación de libros de obligatoria consulta, como son los casos de
Burguesía esclavista y abolición (1987), The Cuban Market 1790-1880
(1994, en colaboración con Laird Begard y Fe Iglesias), La otra
familia (Parientes, redes y descendientes de los esclavos en Cuba)
(2003) y  Una sociedad distinta: espacios del comercio negrero en el
occidente de Cuba (1836-1866) (2017). Su obra más reciente, aparecida
en 2018, es Pedro Blanco, el negrero. Mito, realidad y espacios,
puesta en el mercado por Ediciones Boloña, Publicaciones de la Oficina
del Historiador, como parte de su Colección Raíces.
Como queda claro en la introducción del texto, el libro “no es una
biografía de D. Pedro Blanco, menos aún una historia de vida”. El
interés fundamental de María del Carmen Barcia, como ella misma acota,
  va más allá. El personaje de quien fue un famoso traficante de
esclavos, le sirve de pretexto a la investigadora para llevarnos de su
mano a una época histórica, en la cual “se mezclan intereses,
conductas y acciones formuladas desde tres continentes: Europa, África
y América”.
En dicho sentido, la profesora Barcia Zequeira señala que la intención
que la ha animado es “construir un relato capaz de aproximarse a la
verdad histórica de una época y acercarse a un hombre que, como muchos
otros, enmarcó sus aventuras en un contexto histórico”.
En esta obra, María del Carmen Barcia Zequeira nos propone adentrarnos
nuevamente en un tema recurrente en sus exégesis, es decir, lo que
ella define como  “el mayor y más largo genocidio de la historia
humana”. A tales fines, parte de la figura de un personaje histórico
que ha devenido en mito desde que Lino Novás Calvo lo convirtiese en
protagonista de un título clásico de la literatura cubana: Pedro
Blanco, el negrero (1933), una obra que “tiene mucho de ficción y algo
de cierto”, y que por eso él definió como una “biografía novelada”.
En el presente trabajo investigativo de María del Carmen Barcia
Zequeira, ella  no se dedica a reconstruir la trayectoria biográfica
de Pedro Blanco. Así, tras unas primeras páginas destinadas a resumir
la niñez y juventud del personaje, pasa a ocuparse del asunto en el
cual realmente centra su atención, o sea,  analizar el comercio
negrero en la costa nororiental de África, los espacios en los que
tuvo lugar y los agentes que lo mantuvieron durante siglos, la
política abolicionista impulsada por Inglaterra, las confrontaciones
entre ese país y España.
En el último capítulo del libro, la profesora Barcia Zequeira se ocupa
de La Habana a la que retornó Pedro Blanco en 1839. Según sabemos, su
intención era instalarse en la capital cubana definitivamente, pero se
vio forzado a escapar a España en 1842, a partir de una acusación de
mantener durante años relaciones sexuales con personas de su mismo
sexo, incluidos negros esclavos, y además de obligar a su esposa
Rosalía a presenciar sus escandalosos apetitos y pasiones. Vale
señalar que esto, como se evidencia en la investigación de María del
Carmen Barcia Zequeira, es algo que aún no se ha podido comprobar y
queda la duda de si todo fue el resultado de una bien urdida
conspiración por parte del entonces gobernador de Cuba, Gerónimo
Valdés.  .
Libro que Es resultado de las búsquedas de la profesora Barcia
Zequeira en las bibliotecas nacionales de Cuba y España y en los
archivos históricos de La Habana y Madrid, entre sus méritos están
los anexos, donde por ejemplo  se incluyen el documento por el cual
Pedro Blanco reconoce a una hija mulata nombrada  Rosa, sus
argumentaciones para desmentir las acusaciones de bisexual y pederasta
que le formularon y su testamento.
Así pues, solo puedo agregar que el libro Pedro Blanco, el negrero.
Mito, realidad y espacios, de María del Carmen  Barcia Zequeira, es
otro aporte a la historia cubana por parte de  esta sobresaliente
estudiosa de nuestro pasado y que su lectura resultará harto
instructiva para los interesados en el tema.

Eusebio Leal Spengler: ¡Gracias Maestro!

Eusebio Leal Spengler: ¡Gracias Maestro!

Eusebio Leal Spengler

El diario Granma fue el primero en informarlo: Se nos fue El Sabio Eusebio Leal Spengler a los 77 años de edad, tras una larga batalla contra el cáncer. Si me pidiesen definirlo en una oración, yo diría que él fue maestro de varias generaciones y custodio fiel de la memoria de la nación toda.

Eusebio Leal Spengler

Tenía el don de la palabra, había entrenado sus virtudes como orador (para mi gusto, el mejor que he escuchado) y por ello podía hablar como nadie acerca de los grandes temas de la historia de Cuba. La temida y esperada noticia de su muerte ha hecho que muchos escribamos sobre él y lo que representa en nuestro más reciente devenir. 

En dicho sentido, me parece que no exagero en lo más mínimo al asegurar que en este país todo el mundo lo conoce y de un modo u otro lo recordará como una de las figuras fundamentales de las últimas décadas en la vida de Cuba. 

Ramón Navarro Herrera, amigo que se desempeña como guía de turismo, ha escrito en su perfil de Facebook una idea que me parece interesante resaltar:

“Los guías de turismo hemos perdido nuestro mejor amigo, nuestro guía de guías, será recordado y alabado por toda la vida, no solo por los cubanos por todo el que visite la Habana y quiera saber algo de Cuba, sus logros están no solo en el casco histórico, en toda la historia de nuestra ciudad y la nación.”

Un repaso por la biografía de Eusebio Leal Spengler nos recuerda que nació en La Habana el 11 de septiembre de 1942. De formación autodidacta, a los 16 años comenzó a trabajar en el gobierno municipal donde alcanzó el nivel de sexto grado. Acogido como pupilo por el historiador Emilio Roig, quien le  orientó en su vocación por la Historia, Leal Spengler fue continuador de lo iniciado por su querido profesor y primer historiador de la capital de todos los cubanos.

Sin haber obtenido oficialmente más nivel escolar que el sexto grado y, luego de una auto preparación,  presentó exámenes de suficiencia académica en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, donde pudo cursar la Licenciatura en Historia en 1974, carrera que finalizó en 1979. Por ese camino, llegó a ser Doctor en Ciencias Históricas y Maestro en Ciencias Arqueológicas, Historiador de la Ciudad y Director del Programa de Restauración del Patrimonio de la Humanidad. Empero, todo eso se resume en que, como nadie, sobresalió durante décadas por su trabajo en pro de la dirección de las obras de restauración del Casco Histórico de La Habana, zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982.

No se dice nada nuevo al expresar que como director del Museo de la Ciudad y de la Oficina del Historiador, Leal Spengler jugó un papel decisivo en la preservación de los valores arquitectónicos de La Habana, con importantes obras a su cargo, como la restauración de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, Castillo de los Tres Reyes de El Morro, el Palacio de los Capitanes Generales y el Capitolio, edificaciones todas ubicadas en La Habana Vieja.

No por gusto uno puede llegar a considerar que con la muerte de este habanero de pura cepa, La Habana se ha quedado huérfana, sin el hombre que —contra viento y marea— la mimó cual un padre amoroso y ejemplar. Ojalá que los que tengan que continuar su quehacer resulten portadores, aunque sea en una parte fragmentada, de la extraordinaria sabiduría, la total entrega al trabajo y el noble ejercicio del servicio incondicional al pueblo que tipificaron la trayectoria y la obra de Eusebio Leal Spengler.

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