Autor: wp_coc

“Nadie”: Un viaje a la desolación senil

“Nadie”: Un viaje a la desolación senil

Leer el relato “Nadie”, del joven narrador, poeta y ensayista Carlos Ávila Villamar equivale a sumergirse en un diálogo en el que los recuerdos, los objetos y el silencio fungen de interlocutores. Ubicado en un espacio enclaustrado en el que el tiempo solo simboliza la llegada de lo irremediable, narra los días postreros de Barrabás, un geólogo aquejado de una enfermedad en fase terminal, así como las obcecadas atenciones que una hija casi desconocida le profesa. Con un cuidadoso manejo del decorado y un sagaz empleo de los recursos y estilos, Ávila confiere a su prosa un ritmo palpitante, en el que las frases se entrecortan como si el aliento faltara a medida que la historia avanza, todo ello sin incurrir en la desenfrenada renovación ansiada por muchos narradores de hoy.

En su cuento, Carlos  Ávila Villamar ofrece una reflexiva descripción de la soledad. Barrabás, de quien se infiere ha mantenido relaciones bien accidentadas con sus esposas e hijos, se refugia en sus cavilaciones sobre el pragmatismo desbocado de los jóvenes y los nuevos equipos, a la vez que realiza un silencioso diálogo con los objetos que simbolizan su trayecto por la vida, reliquias valiosas únicamente para él; al igual que su dueño, se desvanecerán en el olvido, como le sucedería a los hombres que, en opinión de Barrabás, morirían para siempre cuando él abandonara este mundo y dejase de recordarlos. El motivo de la desesperada introspección se materializa en los escuetos y banales diálogos con su hija Selena, ante la cual el viejo refleja una tolerancia resignada.

El brutal in crescendo se produce cuando, en medio de la noche, Barrabás intuye una presencia que lo observa cada vez con mayor insistencia. Es aquí donde la narración libera su poder escalofriante y sugestivo, con pasajes donde se escenifica el viaje final del anciano hacia la muerte; primero, con el recuerdo de una ocasión en la cual, siendo un niño, estuvo a punto de fenecer; luego, con una escena implacable en la que no hay vuelta atrás y se desvanece únicamente para sí mismo, dado que su hija (quien había salido esa noche y llega al amanecer(, atribuye su dormitar al sopor originado por la enfermedad y nunca sospecha lo ocurrido. La descripción espacial del descenso de Barrabás hacia la nada es tan vívida que al lector le es inevitable permanecer fuera de la diégesis.

En el prólogo a su libro Fabulario, Ávila nos advierte de su dificultad para escribir narraciones breves, con lo que intenta disuadir a aquellos que buscan relatos para leer en simples recesos; de ahí que el cuento analizado llame la atención por el efecto que origina en quien lo lee, no obstante su brevedad. Al hallarse este relato fuera del antes citado libro, me parece una suerte de iniciación dirigida a los que, como yo, decidan acercarse a la joven y prometedora pluma; su lectura hará que lo dicho en el Fabulario sirva no ya para disuadir, sino para incitarlos a cruzar el umbral.

¡Feliz fin de año!

¡Feliz fin de año!

Aunque 2020 ha sido un año muy complicado, hemos podido mantener las energías para que este modesto sitio defensor de toda la cultura cubana estuviese activo. Ahora, como corresponde, nos vamos de vacaciones hasta inicios de enero de 2021, que ojalá sea un año mucho mejor que este que concluye el próximo 31 de diciembre. De parte del pequeño  equipo que aquí laboramos, gracias por seguirnos y de corazón te deseamos lo mejor.

De aquí y de allá

De aquí y de allá

Retomamos en Miradas Desde Adentro el espacio De aquí y de allá, esta vez para ofrecer informaciones y comentarios acerca del Concurso de carteles 20 años A guitarra limpia, convocado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, el tercer disco de la cantante cubana Daymé Arocena, titulado Sonocardiograma  y producido por la propia vocalista, el Premio de Musicología de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y el Concurso Una Canción Para Teresita, evento organizado por el aludido Centro Pablo.

Concurso de carteles 20 años A guitarra limpia

El Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau convoca a diseñadores gráficos, pintores, artistas digitales y otros creadores al Concurso de carteles 20 años A guitarra limpia.

El Concurso da continuidad a las actividades realizadas para celebrar los veinte años del espacio A guitarra limpia, creado por el Centro Pablo en noviembre de 1998 para difundir la obra de creadoras y creadores de todas las generaciones y tendencias de la nueva trova cubana.

La edición del cartel ganador y la exposición constituyen un homenaje de los artistas cubanos a la memoria de la trova y los creadores contemporáneos de esa importante vertiente de la cultura cubana.

Bases del concurso

Podrán participar diseñadores gráficos, artistas digitales y otros artistas plásticos en general residentes en nuestro país. Cada creador podrá presentar al concurso 3 propuestas, aunque ningún concursante podrá acceder a más de un premio.

Los carteles, que abordarán el tema del concurso (20 años A guitarra limpia) en forma libre y creadora, deberán incluir el siguiente texto: 20 años A guitarra limpia. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. La segunda frase debe aparecer con una valoración tipográfica menor que la primera.

Los carteles se entregarán impresos en tamaño A3 (29,7 x 42 cm), formato vertical, sin ningún tipo de montaje, conjuntamente con una hoja donde aparezcan los datos del autor y una síntesis biográfica con 500 palabras como máximo. Se deberán adjuntar en soporte de CD o DVD dos ficheros con la imagen del cartel en estos dos tamaños: 29,7 x 42 cm y 60 x 87 cm, con una resolución de 300 dpi. También debe incluir un fichero en Word con los datos del autor y la síntesis biográfica.

Los carteles deberán ser inéditos y se presentarán ya listos para ser reproducidos, en caso de obtener el Premio. Solamente se admitirán obras realizadas en formato digital, o sea no serán aceptadas obras concebidas en ninguna de las técnicas tradicionales de las artes plásticas. Los trabajos que no cumplan estos requisitos no serán aceptados.

Exposición

El Jurado hará una selección de los mejores carteles entregados al concurso que integrarán la Exposición 20 años A guitarra limpia. El lugar y fecha de esta exposición está por confirmarse. Igualmente se organizará una exposición virtual de los trabajos seleccionados en las páginas web del Centro Pablo y redes sociales. Los carteles seleccionados podrán ser utilizados posteriormente para la promoción del espacio A guitarra limpia y en otras muestras similares que se realicen sin fines de lucro.

Entrega e identificación de las obras

Los carteles impresos y en soporte digital serán entregados en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, Calle de la Muralla No. 63 entre Oficios e Inquisidor, La Habana Vieja, antes del Martes 15 de octubre del  2019.

Los trabajos se identificarán solamente con un lema que aparecerá en el diseño entregado y en un sobre sellado, en cuyo interior se consignarán los nombres y apellidos del creador de la obra, su dirección, CI, teléfono y correo electrónico. Por ello los carteles no pueden ser entregados con la firma de su autor.

Jurado:

Estará integrado por reconocidos creadores en las áreas del diseño gráfico y las artes plásticas y su decisión será inapelable.

Premios:

Se entregarán 3 premios y las menciones de honor que el Jurado estime oportuno otorgar.

Primer Premio

$4,000 pesos MN y la impresión del cartel

Segundo Premio

$2,000 pesos MN

Tercer Premio

$1,000 pesos MN

Las obras presentadas por varios autores que integren un equipo optarán igualmente por un premio único, divisible entre todos los artistas. Los carteles presentados al concurso pasarán a formar parte del patrimonio del Centro Pablo, que podrá utilizarlos en sus programas culturales y en otras exposiciones, sin carácter comercial. La participación en el Concurso implica la aceptación de la presente convocatoria.

Para más información: 78011251 / 78011685 / centropablo@cubarte.cult.cu /  www.centropablo.cult.cu <http://www.centropablo.cult.cu/>

El Centro Pablo recesará durante agosto. Podemos comunicarnos durante ese mes a través del correo electrónicoconcursocartelagl@centropablo.cult.cu   con copia a norma@centropablo.cult.cu.

Sonocardiograma, nuevo disco de la vocalista Daymé Arocena

El tercer fonograma de la popular cantante cubana Daymé Arocena, lleva por título Sonocardiograma (Brownswood Recordings, 2019) y estará disponible en todas las plataformas digitales a partir del próximo 6 de septiembre. El material se puede catalogar como una producción íntima, marcada por referencias personales y familiares de la artista.

Producido por la propia Daymé (rasgo que diferencia al CD de los anteriores realizados por la vocalista)y los músicos que la acompañan -Jorge Luis Lagarza al piano, Rafael Aldama en el bajo y Marcos Morales Valdés y José Carlos Sánchez en los drums-, según ha trascendido a los medios de prensa, Sonocardiograma es el producto final de varias sesiones en un sencillo estudio de La Habana. El álbum  se haya dividido en tres suites: Trilogía, Cinco maneras de amar y A difuntos presente.

Con un estilo de producción distinto a lo llevado a cabo por la cantante en sus dos discos anteriores, en el nuevo álbum se persigue como objetivo fundamental crear algo que fuera una suerte de instantánea de cómo son por dentro los protagonistas de la grabación. En tal sentido, Daymé ha expresado:  “Queríamos que capturara nuestra personalidad, nuestro mundo, cómo escuchamos la música”.

En el caso de Trilogía, conformada por los temas Oyá, Oshún y Yemayá, es un canto a la espiritualidad, y está disponible en las tiendas digitales desde el pasado 5 de julio. Por su parte, Cinco maneras de amar se escucha como una especie de  viaje por la siempre enigmática experiencia del amor. Finalmente, A difuntos presente, es el necesario y justo agradecimiento a aquellos referentes musicales que de un modo u otro han signado la carrera de la Arocena, entre ellos  La Lupe, Emiliano Salvador, Lilí Martínez, Arsenio Rodríguez, Mercedita Valdés.

Así pues, en solo unas semanas se sabrá si Sonocardiograma como disco está al mismo nivel, por abajo  o por encima de los anteriores dos CDs de la vocalista, es decir, los álbumes Nueva Era y Cubafonía, trabajos que hicieron de Daymé Arocena una de las figuras de mayor pegada entre las nuevas figuras de reciente aparición en el panorama musical cubano.

Datos generales de Sonocardiograma

Lista de canciones

  1. Nangareo
  2. Oyá
  3. Oshún
  4. Yemayá
  5. Interludio
  6. Porque tú no estás
  7. Para el amor: Cantar!
  8. As Feridas
  9. Menuet para un corazón
  10. Not for me
  11. Plegaria a La Lupe
  12. Homenaje

Músicos

Voces y coros: Daymé Arocena

Piano, Teclas, Vocoder y Voces de acompañamiento: Jorge Luis Lagarza Pérez

Bajo: Rafael Aldama Chiroles

Drums: Marcos Morales Valdés (2,3,4,6,7,8,9)

Drums: José Carlos Sánchez (2,3,4,10,11,12)

Brownswood Recordings, 2019.

Concurso Una Canción Para Teresita

 

El Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau  convoca a las trovadoras y los trovadores de la Isla a este concurso que tiene como objetivo principal recordar y homenajear a la cantora mayor, Teresita Fernández.

Podrán participar en la convocatoria los trovadores y las trovadoras de nacionalidad cubana, sin límite de edad, residentes en nuestro país. Cada autor podrá presentar cuantas propuestas estime oportunas.

Las canciones abordarán, de forma libre y creativa, temas inspirados en los valores legados por la obra de Teresita Fernández y en las características fundamentales de sus canciones como lo son  la infancia el amor y la cubanía.

Cada concursante deberá presentar:

– El texto de la canción, impreso y en soporte digital de CD.

– El demo de la canción –concebida para ser interpretada con voz y guitarra– grabada en

CD o trayéndola en una memoria directamente a la sede del Centro Pablo.

– Un resumen del currículum del trovador, con una extensión que no exceda las dos páginas.

– Los datos del concursante: nombre, CI, teléfono, dirección y correo electrónico.

La convocatoria INICIA el 12 DE JUNIO y CIERRA el 15 DE OCTUBRE 2019.

Premios:

Se entregarán 3 premios y las menciones de honor que el Jurado estime oportuno otorgar.

Primer Premio

$4,000 pesos MN y la invitación a realizar una presentación especial, dentro de las actividades por el 21 aniversario de A guitarra Limpia y en el contexto de las actividades en homenaje a los 500 años de La Villa de San Cristóbal de La Habana.

 Segundo Premio

$2,000 pesos MN

Tercer Premio

$1,000 pesos MN

El jurado, que estará integrado por reconocidas figuras de la trova, la poesía y la crítica, otorgarán los Premios y podrán recomendar otras canciones que recibirían Mención Honorífica.

El Centro Pablo difundirá a través de sus medios (programa radial, página web, redes sociales) la canción premiada y otras que el Jurado haya recomendado.

Las propuestas deben ser entregadas a:

Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

Una canción para Teresita

Calle de la Muralla No. 63, La Habana Vieja, Ciudad de La Habana

La fecha tope para la presentación de los proyectos es el 15 de octubre de 2019.

Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau / Teléfonos: 78011251 y 78011685

cancionparateresita@centropablo.cult.cu

Convocatorias de la Sección de Musicología de la Asociación de Músicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba

PREMIOS UNEAC“ARGELIERS LEÓN”

A LA INVESTIGACIÓN MUSICAL EN CUBA

Y DE ENSAYOS “ZOILA GÓMEZ” y “DANILO OROZCO”

A LOS MEJORES TRABAJOS INVESTIGATIVOS ESTUDIANTILES

2019

Dedicado al

IX Congreso de la Uneac

Centenario del natalicio de Juan Blanco (1919)

85 aniversario del nacimiento de Marta Valdés (1934)

80  cumpleaños de Leo Brouwer  (1939)

60 cumpleaños de Ana V. Casanova Oliva (1959).

Desde 1991, la Asociación de Músicos de la UNEAC, a través de su Sección de Musicología convoca a este Premio para honrar la memoria del querido maestro Argeliers León.  A partir del 2004 y 2015,  respectivamente, al certamen  lo acompañan dos concursos para estudiantes de nivel medio de asignaturas teóricas (Premio “Zoila Gómez”) y de nivel superior de musicología (Premio “Danilo Orozco”) con el objetivo de documentar, desarrollar y proyectar  la obra de los futuros jóvenes investigadores a escala social.

En esta edición, y siguiendo la filosofía establecida desde el 2004 de consagrar las  ediciones del concurso no sólo a figuras relevantes de la musicología cubana sino de cualquier otro campo de la cultura musical del país (compositor, pedagogo, intérprete o crítico musical), así como a instituciones relevantes de la música, la musicología y la cultura cubana en general,  el Premio se dedicará al IX Congreso de la UNEAC; al centenario de Juan Blanco (1919), compositor y pionero de la música electroacústica en Cuba; 80 cumpleaños de Leo Brouwer (1939), compositor, director de orquesta y promotor;   85 cumpleaños de la trovadora, Marta Valdés (1934) y al 60 cumpleaños de Ana V. Casanova Oliva  (1959), musicóloga, investigadora y profesora.

Reglas del Concurso “Argeliers León”:

De los participantes: En esta versión podrán participar todos los investigadores y musicólogos cubanos. Solo se excluyen de esta Convocatoria, aquellos investigadores y musicólogos que hayan recibido Primer Premio en las versiones anteriores de este Concurso. Los trabajos serán individuales y en cifra de uno por autor.

Del contenido temático de los trabajos: Se podrá participar con ensayos monográficos que no hayan sido premiados en otro certamen, y que tampoco se encuentren en proceso de contratación o de producción editorial. Estos pueden versar sobre una o más de las temáticas siguientes:

         Juan Blanco en el centenario de su nacimiento (1919)

         Vida y obra creativa de Marta Valdés  (1934)

         La trayectoria artística de Leo Brouwer (1939) y su contribución a la cultura cubana

         Estudios analíticos sobre la producción musicológica de Ana V. Casanova Oliva (1959)

         Desarrollo perspectivo del  pensamiento musicológico en Cuba.

         Los estudios de música popular y de concierto  en Cuba: retos y contribuciones

         La salvaguarda del patrimonio musical en el siglo XXI

         Los procesos formativos en la enseñanza de la música

         Industria musical, nuevas tecnologías, medios de comunicación y redes sociales

De las normas para la presentación de los trabajos: Las monografías no pueden haber sido publicadas o premiadas (publicaciones y/o concursos). Se aceptarán trabajos de tesis, del tercer y cuarto nivel de enseñanza del Arte, siempre que hayan sido re-elaborados como ensayos musicológicos. Deberán entregarse dos ejemplares de las monografías, que tendrán una extensión mínima de sesenta (60) cuartillas y máxima de cien (100), tamaño carta en computadora a espacio y medio (1,5), en Arial 12, y se deben incluir las fuentes consultadas y los apéndices.

De los autores: Cada autor deberá adjuntar una ficha profesional lo más detallada posible que incluirá: lugar y fecha de nacimiento, formación académica, labor profesional, publicaciones y ponencias recientes, dirección particular, teléfono y correo electrónico. Este documento tendrá los mismos requerimientos de la monografía en cuanto a tamaño del papel y diseño de la escritura.

Del Jurado del Premio: La Sección de Musicología nombrará a los Miembros del Jurado y a su Presidente(a) en etapa previa al Concurso, y dará a conocer sus nombres por los medios de comunicación del país antes del vencimiento de la fecha límite de entrega de los trabajos.

De la forma de premiación: Según el orden que proponga el Jurado se otorgarán una o más Menciones que éste estime necesario —todas de igual carácter— y tres Premios indivisibles que consisten en:

         Primer Premio: Diploma, $5000.00 M/N y publicación de la obra.

         Segundo Premio: Diploma y $3000.00 M/N.

         Tercer Premio: Diploma y $2000.00 M/N.

         Menciones: Diploma

El Jurado no dejará ningún Premio desierto. Sus decisiones serán inapelables

Del lugar y fecha de presentación: Las monografías deberán remitirse por correo certificado o entregarse personalmente a:

PREMIO UNEAC “ARGELIERS LEÓN” 2019

A LA  INVESTIGACIÓN MUSICAL EN CUBA

Asociación de Músicos de la UNEAC

Calle 17, esquina H, Vedado

El plazo de admisión vence el viernes 27 de septiembre de 2019, a las 4:00pm.

Del lugar y fecha de la sesión científica abierta:  La sesión científica previa al acto de premiación en la que participan  musicólogos, músicos, profesores y demás especialistas interesados en profundizar en el conocimiento científico, la investigación y el desarrollo de la cultura musical cubana, se desarrollará a parir de un programa que incluye conferencias, ponencias, paneles de debate, presentaciones de libros, revistas,  discos, proyección de documentales  y conciertos,  en la Sala Villena de la UNEAC el viernes 6 de diciembre de 2019, entre 9.00am y 5.00pm.

De la fecha de premiación: La Ceremonia de Premiación del Concurso “Argeliers León” se  prevé para el viernes 29 de noviembre de 2019, a las 5.00pm,en la Sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC

Para los jóvenes investigadores de la música

Desde el 2004 y 2015, respectivamente y por iniciativa de Alicia Valdés, esta convocatoria desarrolla dos competiciones paralelas para los trabajos de investigación de los estudiantes de nivel medio de asignaturas teóricas y de musicología del Instituto Superior de Arte, los que podrán optar por los Premios de Ensayos “Zoila Gómez” y “Danilo Orozco” a los Mejores Trabajos Investigativos Estudiantiles.

Reglas del Concurso “Zoila Gómez”

De los participantes: En esta versión podrán participar todos los estudiantes de nivel medio que estudian asignaturas teóricas antes de su graduación. Sólo se excluyen de esta Convocatoria, aquellos estudiantes que hayan recibido Primer Premio en la versión anterior de este concurso.

Del contenido temático de los trabajos: Iguales consideraciones y temáticas que el Concurso “Argeliers León”.

Del carácter y la forma de presentación de los trabajos: Iguales indicaciones que el Concurso Argeliers León, con excepción de la extensión de las monografías: mínima de treinta (30) cuartillas y máxima de sesenta (60).

De los autores: Iguales consideraciones.

Del Jurado del Premio: Iguales consideraciones.

De la forma de premiación: Iguales consideraciones, con Premio único y Menciones, que consisten en:

         Premio: Diploma y publicación en la Revista Clave

         Menciones: Diploma

Del lugar y fecha de presentación: Iguales consideraciones.

Reglas del Concurso “Danilo Orozco”

De los participantes: En esta versión podrán participar todos los estudiantes de Musicología cubanos antes de su graduación. Sólo se excluyen de esta Convocatoria, aquellos estudiantes que hayan recibido Primer Premio en la versión anterior de este concurso.

Del contenido temático de los trabajos: Iguales consideraciones y temáticas que el Concurso “Argeliers León”.

Del carácter y la forma de presentación de los trabajos: Iguales indicaciones que el Concurso Argeliers León, con excepción de la extensión de las monografías: mínima de treinta (30) cuartillas y máxima de sesenta (60).

De los autores: Iguales consideraciones.

Del Jurado del Premio: Iguales consideraciones.

De la forma de premiación: Iguales consideraciones, con Premio único y Menciones, que consisten en:

         Premio: Diploma y publicación en la Revista Clave

         Menciones: Diploma

Del lugar y fecha de presentación: Iguales consideraciones.

Plagio: Entre la copia burda y la imitación creativa

Plagio: Entre la copia burda y la imitación creativa

Por Joaquín Borges-Triana
Desde hace años, una oleada de denuncias de plagio inunda los medios
de comunicación: periodistas de gran fama, novelistas de éxito y hasta
galardonados con premios de suma valía como el mismísimo Nobel han
sido acusados de copiar frases, párrafos o páginas completas de libros
ajenos. La polémica en relación con los límites o fronteras de la
autoría artística y la legitimidad para utilizar las ideas de los
demás está sobre el tapete y las opiniones son en extremo divergentes.
El debate pone de actualidad un fenómeno que hay que catalogar de
inmemorial, porque la presencia de impostores en la historia de la
literatura se remonta a la noche de los tiempos. Incluso, en opinión
de estudiosos del tema, como Anthony Grafton, autor del libro
Falsarios y críticos, la falsificación literaria, revestida de varias
formas, resulta una de las más antiguas tradiciones culturales de
Occidente. Obviamente, la clase de impostura que se practicase con
mayor asiduidad en la antigüedad, poco o nada tiene que ver con el
plagio tal y como se concibe en el siglo XXI.
Los falsificadores primitivos no sólo no copiaban textos ajenos con el
fin de firmarlos como propios, sino que otorgaban la autoría de los
que ellos escribían a otra persona. Era común que les empujase el
deseo de dar un carácter sagrado a su obra, como hicieron algunos
autores de textos religiosos egipcios al atribuirlos a personajes
divinos. Por ejemplo, decían que habían hallado cierto documento –de
creación propia- bajo los pies de la estatua de Anubis u otra
divinidad. Así, lograban dotar de legitimidad a un texto que, de ser
presentado como propio, habría carecido de credibilidad. Claro está
que no siempre los falsarios tuvieron una motivación de corte
religioso. En ocasiones les movía el afán de despistar a los críticos
o de fastidiar a los verdaderos autores. Se sabe que en las
bibliotecas de Grecia convivían las auténticas tragedias de Esquilo y
Sófocles con textos imputados a ellos en teoría. El más famoso médico
de la antigüedad, el griego Galeno, encontró un día en una librería de
Roma un volumen titulado Galeno médico, supuestamente redactado por él
mismo. Ello le indujo a escribir un libro en el cual se distinguieran
sus obras auténticas de las apócrifas que circulaban bajo su nombre.
En la Edad Media, las falsificaciones versaron en lo fundamental con
respecto a textos legales que apoyaban determinados intereses, por lo
general eclesiásticos. Se considera que uno de los más afamados fue la
Donación de Constantino, que sirvió al papado para justificar su poder
político. Fechado en 323, el documento narra la leyenda de cómo el
emperador romano Constantino, curado de la lepra por el papa
Silvestre, mostró su gratitud entregando a la Iglesia todo el Imperio
de Occidente. En el siglo XV, estudios humanistas dieron a conocer que
el texto había sido inventado durante el siglo VIII. Hoy es sabido que
también en esa época, varias grandes figuras de la literatura
universal tuvieron sus falsarios. Cervantes, que publicó el Quijote en
1605, fue víctima de la impostura de Alonso Fernández de Avellaneda,
quien escribió una continuación –Segundo tomo del Ingenioso Hidalgo
Don Quijote de La Mancha, de 1614- a espaldas del autor. Avellaneda no
sólo se apropió del personaje quijotesco sino, además, de secuencias
argumentales de la verdadera segunda parte que se encontraba
escribiendo Cervantes, el cual se vio obligado por la circunstancia a
cambiar varios episodios en la versión definitiva, de 1615, para que
no coincidiera con el apócrifo. Se estima que Avellaneda contaba con
información proporcionada por Lope de Vega, eterno y enconado rival de
Cervantes.
William Shakespeare, cuya vida real todavía sigue siendo un misterio,
ha contado con una legión de falsarios. Hay quien asegura que su
nombre no era sino el seudónimo bajo el que se escondía Edward De
Vere, conde de Oxford. Según criterio de Looney, autor de Shakespeare
identificado, el creador de Romeo y Julieta no pudo ser un hombre
común, oriundo  de Stratford y de escasa formación intelectual. En
opinión de este estudioso, para escribir obras como El mercader de
Venecia, se requería haber recibido una educación clásica, poseer
conocimientos de Italia y un punto de vista aristocrático,
características que sólo reunían en su tiempo ciertos nombres como el
conde de Oxford. Algunos expertos, como Manuel Ángel Conejero, quien
se ha desempeñado como presidente de la Fundación Shakespeare España,
piensan que bajo la firma del escritor inglés se ocultaba no uno sino
varios autores: “dudo de que una sola mente sea capaz de tanto.”
En tiempos recientes ha habido sonadas falsificaciones. Un caso que
alcanzó notoriedad hace apenas unos años fue el del novelista ruso
Andrei Makine. Nacido en 1957 y radicado en Francia desde la década de
los ochenta, cansado de que las editoriales parisinas le rechazaran el
original de su primera novela, titulada La hija de un héroe de la
Unión Soviética, escrita en francés, decidió hacerla pasar como una
traducción de la obra de un joven y prometedor autor moscovita. De
esta forma, en 1990 consiguió publicarla, con un rotundo éxito tanto
de crítica como de venta. Transcurrido cinco años de aquel episodio,
en 1995 Andrei Makine obtuvo el principal galardón de las letras
francesas, el premio Goncourt, y en la actualidad es una figura
consagrada en el universo de la novelística contemporánea.
Como se puede apreciar, la historia literaria está plagada de trampas,
aunque la mayoría no se pueden encuadrar dentro de la categoría de
plagio. Aunque para algunos sea sorprendente, lo cierto es que muchas
de estas imposturas honran a sus perpetradores, esforzados artistas
que sólo pretendían publicar su obra del modo que fuera. Por su parte,
el acto de plagiar, entendido como copiar en lo medular creaciones
ajenas, dándolas como propias, sí se considera en el presente como una
conducta censurable, cosa que no siempre ha sido de ese modo. Como
tal, este concepto comienza a cobrar sentido en el instante en que la
literatura pasa a ser un negocio, a partir de los siglos XVIII y XIX,
momento en que surge la idea de propiedad intelectual. Antes, copiar a
los demás no sólo no era delito alguno, sino que ni siquiera se
pensaba que estuviese mal o que no fuera ético. Así pues, ningún autor
se ofendía si le copiaban. En correspondencia con ello, el Arcipreste
de Hita invitaba a los lectores a continuar o mejorar su obra.
Mientras tanto, Fernando de Rojas reconoció que se había hallado ya
escrito el capítulo primero de La Celestina y que decidió apropiárselo
y darle continuación. Es más, de cierta manera estaba mal visto ser
original, un concepto que sólo comienza a reivindicarse a partir de la
exaltación individualista del Romanticismo, ya entrado el siglo XIX.
Justo en esa época es cuando empiezan a hacerse frecuentes los casos
de plagio. Desde entonces hasta nuestros días, el fenómeno ha ido
cobrando cada vez mayor proporción.
Puede afirmarse que el guión se repite. Generalmente, el acusado suele
escudarse en la “tradición” o en la “intertextualidad” para negar las
imputaciones que le formulan y justificar su actuación. A fin de
cuentas, en literatura todo está inventado y es lícito inspirarse en
otras fuentes. Pero sucede que el creador genuino, que saca de su
imaginación y esfuerzo la materia de sus obras, aunque se inspire en
la tradición, ha de sentirse cuando menos molesto al comprobar que sus
textos han sido usurpados para beneficio ajeno. Empero, la pregunta
acerca de la cual no existe consenso en las respuestas es: ¿cuál es el
límite entre la copia burda y la imitación creativa, entre el plagio y
la obra original? Hay casos que resulta fácil dirimir el entuerto
porque las evidencias no dejan espacio a la dubitación. Así aconteció
con el escritor neoyorquino Jacob Epstein, que se vio obligado a
reconocer que había saqueado El libro de Rachel, del novelista
británico Martin Amis, para escribir su novela Wild oats.
Muy sonado fue el caso de Ana rosa Quintana, cuando la revista
Interviú evidenció a finales de 2000 con numerosos ejemplos que había
incluido párrafos completos, apenas modificando los nombres de los
personajes, de los libros Álbum de familia, de Danielle Steel, y
Mujeres de ojos grandes, de Ángeles Mastretta, en su relato Sabor a
hiel. Después de achacar en un primer momento la sorprendente
coincidencia a un error informático, la periodista televisiva concluyó
admitiendo que para la confección de su libro había contado con un
“colaborador”, el cual la había traicionado. No obstante, ella no dejó
de reivindicar su autoría: “El libro está basado en una idea original
mía, como mía es la trama, la construcción y el perfil de los
personajes, así como la mayoría de los textos. Sin embargo, al ser mi
primera novela, tuve que recurrir a la ayuda de una persona de mi
entorno. Lamentablemente, la aportación de este colaborador se
extendió a la inclusión de algunos textos y párrafos tomados de la
obra de otros autores.” Por tanto, como es fácil comprender, en este
caso hubo doble impostura: por una parte, el plagio de la obra ajena,
y por otra, el uso de un “negro”, que es como se conoce en literatura
a la persona anónima que hace labores literarias que firma otro. Pese
al escándalo que se armó, el libro fue rentable, pues en el instante
en que Sabor a hiel fue retirado del mercado, ya había vendido la nada
despreciable cifra de 100 mil ejemplares.
Ciertamente, una de las falsificaciones más utilizadas por los
escritores consiste en contratar a otra persona que prepare textos que
luego firman ellos. En la tradición anglosajona, esto se conoce como
ghost writer (escritor fantasma). En español, el mismo fenómeno se ha
dado en llamar “negro” y que según la Academia, se define como el que
trabaja anónimamente para lucimiento y provecho de otro. Dicha figura
se tornó habitual cuando la literatura se transformó en un negocio
lucrativo y los autores de éxito (antecesores de los actuales
best-sellers) se vieron obligados a contratar colaboradores para poder
dar respuesta a las demandas del público y las editoriales. Se
considera que uno de los “negreros” más célebres entre los tantos que
han existido, fue el novelista francés Alejandro Dumas, autor de Los
tres mosqueteros y El conde de Montecristi. Tras convertirse en uno de
los escritores de mayor popularidad del siglo XIX, creó algo así como
un taller de producción industrial de literatura, lo que le posibilitó
publicar un aproximado de 300 obras. La leyenda que en tal sentido se
ha ido tejiendo, dice que llegó a desconocer quiénes trabajaban para
él y que se dio el caso de que cierta vez, alguien lo visitó en su
casa y se le presentó como “el negro de su negro”, porque éste había
fallecido.
Como expresé con anterioridad, una de las justificaciones a las que en
la actualidad se echa mano para intentar explicar el desaguisado
cuando el mismo se ve descubierto, es el de la utilización de la
intertextualidad. Vale acotar que ésta se trata de un recurso
literario, que ha sido practicado desde hace siglos. En breves
palabras, puede definirse como la inserción en el texto propio de
cortos fragmentos, citas, versos o frases pertenecientes a textos
ajenos, fácilmente reconocibles por el lector. Si bien es cierto que
este recurso posee ya larga data,  también resulta verdad que en el
pasado reciente su utilización ha experimentado un auge nunca antes
visto. Ello, unido a que los últimos vestigios de lo aurático en el
arte quedan reducidos a expresiones sublimadas de relaciones
económicas y lo original o la originalidad pierde de hecho toda
autoridad epistémica, política, o estética, tornan mucho más complejo
el asunto de dirimir qué cosa es o no plagio.
Por otra parte y aunque parezca increíble, no es absoluta la opinión
en cuanto a que el plagio sea punible. La novelista italiana Susanna
Tamaro, quien fuera denunciada por la también escritora Ippolita
Avalli, amiga suya hasta el momento en que se produce el diferendo,
aseguró tras ser absuelta que las acusaciones de plagio “se están
convirtiendo en una moda peligrosa, importada de Estados Unidos. Es un
modo fácil y rápido de hacerse publicidad.” A continuación, añadía una
idea sobre la cual muchos han fijado la atención: “Las causas de
plagio, a no ser que te encontraran páginas y páginas copiadas,
deberían estar prohibidas.”
En verdad, en Estados Unidos el fraude intelectual está más
perseguido, en comparación con lo que sucede en Europa. Y es que el
asunto se ha venido a complicar después de la aparición de Internet.
Existe conciencia de que con el surgimiento de la red de redes, el
plagio se ha disparado en magnitudes alarmantes, especialmente en el
ámbito científico y universitario. Por otra parte, hay que tener en
cuenta la aparición de textos publicados de forma colectiva y sin ser
rubricados por nadie, para desmembrar así el sentido clásico y/o
tradicional de autoría, como muestra de lo que se va englobando dentro
de los conceptos de plagio utópico, hipertextualidad, cultura
post-libro y Producción Cultural Electrónica. Porque lo cierto es que
numerosas concepciones que hasta hace poco han funcionado como
sacrosantas instituciones o suerte de mausoleos, hoy están llamadas a
replantearse sus criterios de movilidad jerárquica pues asistimos a un
modo de redistribución del poder, no sustentado ya únicamente en la
ley del valor sino de la operatividad y el funcionalismo.
En ese contexto, las concepciones que han prevalecido en cuanto a
asuntos como el derecho de autor y el plagio, comienzan a ser cuando
menos repensadas. Los partidarios del análisis y transformación de lo
que en estos terrenos está legislado argumentan que la irrupción del
ciberespacio ha traído consigo la imperiosa necesidad de liberalizar
el conocimiento y no suspenderlo en la hasta ahora su lectura
mediatizada y lineal, que afianza y sostiene sus doctrinas
esencialistas… Para quienes apuestan por semejantes criterios, un
texto es mejor cuando no se deifica y por ende, se vincula e
interacciona con otros textos, cuando defiende su sentido relacional
(ubicuidad, lectura cúbica que inducen las redes) Y por ello, los
EPISTEMAS de copy right, derecho de autor, original y copia, son
formas que en lugar de caducar lo que han dejado es  de funcionar. La
cada vez más creciente utilización de la tecnología y la información
sin distinción alguna, están creando una sensibilidad a favor de la
participación tecnológica activa. Puede afirmarse, pues, que nos
encontramos ante un desafío al paradigma estancado de la cultura
privatizada y exclusivista alrededor de la que están estructuradas las
antes mencionadas instituciones.
El grave y hasta el presente no solucionado problema está en el hecho
de que en literatura no ocurre como en música, que se considera plagio
y por ende, delito, cuando se reproduce una cierta cifra de compases
de otra composición. En el reino de las palabras, poner en práctica
una cosa semejante resulta más difícil, pues una acusación de tal
índole quedaría hallada sin lugar, tan solo con cambiar de cuando en
vez una que otra palabra por un sinónimo, para así copiar con absoluta
impunidad, sin que se corra el riesgo de ser acusado de falsario. Todo
parece indicar que, por ahora y quizás durante unos cuantos años más,
cada creador tendrá que ser el detective privado para la protección de
su propia obra, permanentemente a la caza de tramposos. A no ser que
poco o nada le importe que le copien. En fin, autores que atribuyen
textos apócrifos a escritores famosos, escritores famosos que copian a
otros o que emplean a “negros” para realizar su obra… La literatura es
un camino de trampas donde no siempre está clara la frontera que
separa lo propio de lo ajeno y las circunstancias apuntan a vaticinar
que cada día será más difícil responder a la pregunta: ¿plagias o te
inspiras?

Estoy bailando rockasón

Estoy bailando rockasón

Por Joaquín Borges-Triana
Un acercamiento a los contenidos de la cancionística cubana de los
últimos decenios del pasado siglo y de lo que va del presente resulta
tarea ardua y pudiera hacerse desde múltiples perspectivas de
análisis. En cualquier caso, es posible intentar trazar algunas pistas
para una reflexión. Porque lo cierto es que en la actualidad el
producto o bien musical se encuentra en extremo contaminado por
intereses como los del mercado expresado en la industria cultural.
Sin caer en la tontería de pretender satanizar al mercado –al menos
para mí está claro que este no solo puede perdernos, sino que también
tiene la posibilidad de salvarnos (vale recordar que los músicos,
incluidos los cantautores, viven de él), y además resulta un espacio
de transacción que ejerce una función promocional de suma importancia,
dinamizadora del consenso cultural–, no se puede negar que a partir de
su irrupción entre nosotros, y de que el hecho musical empezó a
concebirse en función de la ley de oferta y demanda, es el fenómeno
que más ha marcado los derroteros, no ya de la Canción Cubana
Contemporánea, sino de toda la música popular facturada en el país,
unas veces para bien y otras para mal. Cierto que ha lanzado figuras
locales al estrellato, pero igualmente no ha propiciado el desarrollo
armonioso de manifestaciones sonoras que no están entre las
favorecidas por la débil industria discográfica cubana, al no aparecer
entre las de mayores ventas.
Creo que a estas alturas a todos nos ha quedado claro que para el
ingreso y la aceptación dentro del ámbito comercial, la creación
facturada por trovadores y/o cantautores se ve forzada por las
circunstancias a cruzar fronteras genéricas y estilísticas que hasta
hace muy poco resultaban infranqueables para los artistas del gremio y
que, según el parecer de los más tradicionalistas y ortodoxos, vienen
a ser algo así como pecados de lesa humanidad. Sucede que en aras de
insertarse dentro de los ambivalentes espacios de la industria
cultural y su circuito de difusión comercial, comprendiéndose en este
la industria discográfica, radiofónica, el espectáculo musical, la
televisión, las revistas y publicaciones especializadas, la publicidad
y sus productos, y la industria cinematográfica, con frecuencia hay
que entrar en un peligroso territorio de pleitesías y desarrollos
inocuos que faciliten la circulación y distribución de la obra
musical, lo cual representa un proceder diríase que mercenario pero
que, paradójicamente, presupone un poderoso filtro que posibilita
visualizar las formas de mayor solidez y vigor en relación con las
veleidades ocasionales y las modas espurias.
Al margen de que por las realidades de un lugar como Cuba lo anterior
registra peculiaridades específicas –pongamos el hecho cierto de que
en nuestro país la industria de la música apenas existe o su
desarrollo es incipiente–, no se puede soslayar la realidad creciente
de que la canción popular moderna, de la que también forma parte la
producción trovadoresca o el híbrido derivado de esta, en la
actualidad flota entre las aguas tormentosas de los criterios y gustos
que exige o demanda una audiencia mediatizada, y las corrientes
sensibles de los autores-compositores que aprecian en este género una
legítima forma de expresión musical seria. Con el arribo de la década
de los noventa, aparece entre nosotros el mercado como fenómeno con el
cual los cantautores y demás artistas cubanos han tenido que aprender
a lidiar.
Hasta ese momento, en el mundo musical de la Isla nadie estaba
entrenado para ello, ni los músicos, ni las instituciones, pues la
Revolución nunca estuvo centrada en que la música fuera generadora de
ingresos; veía su cultivo como una forma de elevar el nivel espiritual
de los individuos. Así, por ejemplo, antiguamente el trabajo
discográfico era parte del sistema cultural del país y no tenía una
proyección comercial, lo que implicó que estuviésemos muchos años de
espalda a lo que en todo el mundo se hacía en materia de marketing (o
mercadeo, como hay que decir en español), un terreno con el cual
todavía no estamos suficientemente preparados para interactuar, lo que
en mayor o menor grado ha afectado a nuestro talento musical.
De lo antes expresado, se comprenderá que los hacedores de la Canción
Cubana Contemporánea, a sabiendas de que para hacer cultura (léase
también música) hace falta economía, se debaten entre hacer una obra
de arte, un producto mercantil o un híbrido a medio camino entre uno y
otro extremo. El dilema apuntado se convierte en un aspecto
significativo en todo análisis que pretenda hacerse en relación con
estos temas. Porque lo cierto es que también entre nosotros se crean y
aúpan gustos, tendencias, arquetipos y cánones estético-musicales, que
llegado el caso pueden ser objeto de actos de franca y llana
manipulación.
Aunque en Cuba resulta imposible hablar de la tradicional y clásica
alianza entre capital y marketing, en materia de música sí existe lo
que se conoce como mainstream, que viene a ser la manifestación
visible de lo que se promueve como el signo de triunfo; es decir, la
sempiterna presencia de una élite de artistas en los principales
espacios de los medios de comunicación, quienes dan la imagen del
hombre o la mujer de éxito, en muchas ocasiones asociado a una
estética estandarizada. De tal suerte, si bien en nuestro país los
volúmenes de venta de discos no resultan indicadores de triunfo en la
misma escala que dicho parámetro lo representa en otras sociedades, el
grado de popularidad registrado sí lo es. Y, por supuesto, el trovador
y/o cantautor, como cualquier músico, se encontrará expuesto a la
tentación de alcanzar la popularidad y todo lo que esta implica.

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