Autor: Joaquín Borges-Triana

Entrevista a Ihosvany Bernal

Entrevista a Ihosvany Bernal

Quienes son asiduos visitantes del espacio que cada miércoles entre 5:00 PM y 8:00 PM en el patio-bar de la EGREM en Centro Habana desarrolla la revista El Caimán Barbudo, conocen bien el quehacer autoral e interpretativo de Ihosvany Bernal. El Ihosva, como todos le dicen en el ambiente trovadoresco cubano, fue uno de los fundadores de estos encuentros surgidos en marzo de 2009 por iniciativa del periodista y poeta Bladimir Zamora. Y es que si un trovador ha sido activo participante y promotor de peñas, ese es Ihosvany, un hacedor de sones tranquilos al decir de Fidelito Díaz Castro y quien a la par de ejercer el oficio de la trova, trabaja como profesor de educación física pues es graduado de la Licenciatura en Cultura Física. Un recuento de qué ha sido su vida artística desde que debutase en una agrupación allá por 1993 se recoge en la siguiente entrevista y en la que El Ihosva habla de antiguos proyectos en los que se ha visto involucrado, como Puntal Alto, de colegas suyos como Samuel Águila, de los viajes que ha realizado por diferentes países de América Latina y de su hijo Pedro Pablo, quien es estudiante de música en la especialidad de guitarra.

Homenaje a Berta Martínez

Homenaje a Berta Martínez

El pasado mes de octubre, a los 87 años de edad, murió en La Habana Berta Martínez, sin discusión alguna una de las glorias del teatro en Cuba. Lamentablemente, su fallecimiento apenas fue reflejado en la prensa cubana. Por lo anterior, enMiradas Desde Adentro hemos querido rendir tributo a esta destacada personalidad de nuestras tablas y para ello, reproducimos un sentido texto del periodista Wilfredo Cancio Isla, publicado semanas atrás en Café Fuerte.

Berta Martínez, como un pedazo del alma cubana

Por Wilfredo Cancio Isla

El teatro y la cultura cubana han perdido a uno de sus pilares más sólidos, a una de sus personalidades más deslumbrantes, a una artista que combinó el talento dramático con el pensamiento intelectual hondo y revelador. A un mito.  Ha muerto Berta Martínez en La Habana, a los 87 años.

Actriz, locutora, directora escénica, diseñadora, profesora, Berta Martínez deja un magisterio de seis décadas en la historia de las artes escénicas cubanas y en el teatro latinoamericano contemporáneo.  Mujer de voz poderosa y firme carácter, temperamento sensible y afán perfeccionista, su muerte cierra un ciclo de grandes hacedores de la escena cubana, junto con los ya desaparecidos Francisco Morín, Adolfo de Luis, Roberto Blanco y Vicente Revuelta.

El luto en Cuba debería ser más sentido que las cuatro noticas salidas en algunos medios digitales hasta el momento. Berta impuso un estilo clásico y popular en las tablas cubanas, y lo perfiló, moldeó y cultivó hasta convertirlo en una identidad virtuosa. Una puesta en escena que dirigiera Berta era única, irrepetible y memorable. Como también lo serán -aunque el teatro esté solo “escrito en el viento”- su actuación espléndida como Lala Fundora, en Contigo Pan y Cebolla, o sus recordados desempeños protagónicos en El difunto Señor Pic (un dúo mágico con Ernestina Linares que Rine Leal calificó entonces de “el más apetitoso, violento y descarnado juego escénico” que podía verse en La Habana),  Beatriz Cenci, Madre Coraje y sus hijos o Santa Juana.

La época de las salitas

Nacida en 1931 en Yaguajay, antigua provincia de Las Villas, Berta comenzó desde muy joven sus empeños artísticos.  A los 16 años se inició como actriz aficionada e integró la legendaria Academia Municipal de Arte Dramático de La Habana. Va también al Teatro Martí rastreando la tradición de lo vernáculo y traba relación de trabajo con figuras de la talla de Candita Quintana y Alicia Rico. Se gradúa como locutora y se integra a la Asociación Cubana de Artistas Teatrales (ACAT), una sombrilla que le permite el acceso a varios radioteatros.

Es una de las actrices que se suma al movimiento de las salitas habaneras en la década de los 50, cuando emergieron personalidades imprescindibles del teatro con cierto rigor, más allá de los espectáculos comerciales. En 1955 viaja a Nueva York para estudiar en alguna academia dramática y logra vencer las pruebas en la Bown Adams Profesional Studio, donde en apenas dos años de permanencia, limitada por factores económicos, cursa dos niveles que a lo largo de los años serían sello distintivo de su carrera: las luces y la dirección de actores.

Tras su regreso a La Habana, en 1957, Berta comienza una etapa que la llevará por el camino de la consagración junto al grupo Prometeo y al maestro Morín. Protagoniza Sangre verde, Réquiem para una monja, El águila de dos cabezas, y asume la primera dirección teatral con los trazos de Morín:  El difunto Señor Pic, con la cual recibe el “Premio Prometeo” a la Mejor Dirección del Año y a la Mejor Actuación Femenina, y el Premio Nacional ARTYC a la Mejor Dirección y a la Mejor Actuación Femenina.

Con Teatro Estudio

La Berta Martínez que entra al elenco de Teatro Estudio en 1961 y que hace leyenda con la hija muda de Madre Coraje, la Diana de El Perro del Hotelano o la Lala Fundora de Contigo Pan y Cebolla, es una artista madura, plena de capacidades y experiencias como para asumir los desafío de la escena cubana con una sensibilidad y un acento peculiares.

De esa madurez son fruto obras que figuran como hitos de la época de oro del teatro cubano: el Don Gil de las calzas verdes (Tirso de Molina), Macbeth (Shakespeare), La casa vieja (Estorino), y toda la saga lorquiana que situó a nuestro teatro en un momento de esplendor y universalidad: La casa de Bernarda Alba, Bodas de Sangre, La zapatera prodigiosa… Ella fue sin dudas nuestra mejor intérprete del teatro de Lorca, la que le dio un arraigo de cubanía y un aliento de modernidad que potenciaron lo dramático de esos textos cincelados con genialidad poética.

Nadie como ella manejó la luz, los decorados, el sentido del gesto para crear una atmósfera de absoluta teatralidad y espectáculo en la escena. Como ha dicho el crítico Norge Espinosa, Berta “narraba desde la luz”.

Conocí personalmente a Berta tras una función de La casa de Bernarda Alba, cuando yo empezaba a emborronar cuartillas en la crítica teatral, a comienzos de los años 80.  Me impresionó su recia personalidad y su carisma a flor de piel. Había leído mucho de sus actuaciones con Prometeo en En primera persona (1967), el libro imprescindible de Rine Leal, y llegar hasta ella aquella noche tuvo para mí un magnetismo que derivó luego en admiración y culto.

Un drama de Carpentier

En 1986 estuvimos muy relacionados cuando Berta emprendió el montaje de La aprendiz de bruja, el único texto teatral de Alejo Carpentier. La obra había estado en planes de representación desde que Carpentier se la diera a conocer a Jean Louis Barrault en París, en1956, pero por una razón u otra nunca había llegado a las tablas.

Llevar a escena una obra como La aprendiz de bruja, con un conflicto que aplastaba la palabra escrita del narrador, fue un reto gigantesco que solo Berta Martínez pudo sacar a flote con brillantez. Participé en algunos de los ensayos previos al estreno, en los que la exigencia de Berta cobraba preciosismos milimétricos en la escena del Teatro Nacional. Fue un trabajo agotador y sin tregua hasta el día de la función inaugural. Fueron también días difíciles para ella y todo el elenco tras la tragedia ocurrida en plena función, con la muerte del actor Florencia Escudero, desgarrado por una de las plataformas del escenario mientras transcurría la obra. Definitivamente, aquel drama sobre la traición de la Malinche en plena conquista de México estaba maldito, y solo la laboriosa dedicación de Berta fue capaz de proporcionarle vida dramática aunque fuera por unas pocas noches.

Quise mucho a Berta desde esos días aciagos. En 2001 nos encontramos en Miami en ocasión de su visita al Primer Festival del Monólogo organizado por Alberto Sarraín.  Acababa de recibir el Premio Nacional de Teatro, compartido con Roberto Blanco. Hablamos y las lágrimas saltaron en más de una ocasión. Quedamos en la promesa de una entrevista, que presumí no iba a realizarse nunca sabiendo de su proverbial rechazo a las conversaciones periodísticas, los homenajes y la exposición publicitaria.  En algún momento recordamos el poema de Borges que nos obliga siempre a  pensar en la imposibilidad de una próxima vez (Si para todo hay término y hay tasa/ y última vez y nunca más y olvido/ ¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,/ sin saberlo, nos hemos despedido?)

No la vi más. Supe después de ella a través de amigos comunes y más tarde conocí de su enfermedad e internamiento en un asilo de ancianos, afectada por la demencia. Me cuentan escenas de sus días finales que he querido borrarlos y diluirlos como escenas fallidas de una teatralidad perenne de su existencia.

Hoy sé que la escena cubana está más vacía y con menos luz que nunca. La historia de nuestro teatro tendrá siempre que contar con su estela de plasticidad, rigor y pasión creativa.  Berta Martínez supo representarnos como somos: con dolor y belleza.

Tomado de Café Fuerte,  www.cafefuerte.com

Percusionistas cubanos en el jazz estadounidense ¡A bailar a casa del trompo!

Percusionistas cubanos en el jazz estadounidense ¡A bailar a casa del trompo!

Es más que sabido los estrechos vínculos existentes entre el jazz estadounidense y la música cubana. Ya investigadores como Leonardo Acosta y Danilo Orozco han demostrado con crece la participación de compatriotas nuestros en la ciudad de New Orleans durante el proceso de surgimiento del primer gran lenguaje sonoro del siglo XX.

Tal simbiosis es lógica que se produjese, si pensamos en que el jazz resulta expresión de un claro proceso de hibridación entre lo africano y lo europeo, lo rítmico y lo melódico, tendencias todas que también acontecen en la música cubana.

Como ha acotado José Dos Santos, periodista y gran conocedor del jazz: «La tradición oral de los antepasados africanos y el intercambio libre, desinhibido y sin formalidades, desembocaron en los bailes y cantos marcados por la percusión.»

Igualmente, hay copiosa bibliografía que atestigua el hecho de que de 1948 en adelante, con el encuentro Gillespie-Pozo y el comienzo del auge del afrocuban jazz, se inicia un proceso diaspórico de músicos cubanos que van a radicarse a Estados Unidos, ante la demanda que se produce por entonces en aquel país en cuanto a percusionistas nacidos de este lado del mundo.

Como ha señalado el notable investigador Cristóbal Díaz Ayala, lo antes señalado resulta un caso claro de justicia poética. «Si en Cuba los percusionistas, por su abundancia, eran los peores pagados de los músicos, en Nueva York era diferente; el percusionista cubano que pudiera descifrar la ritmática jazzista y amalgamarla con lo cubano, estaba hecho.»

Es así que comienzan por entonces en Norte América las carreras prodigiosas de figuras de nuestro terruño como Cándido Camero, Chino Pozo, Mongo Santamaría, Armando Peraza, Oreste Vilató, Carlos “Patato” Valdés, Francisco Aguabella, Marcelino Valdés y otros. Todos ellos eran portadores de un singular modo de ejecutar la percusión, cosa que habían adquirido acá en Cuba y que llevaron consigo al pasar a radicarse en Estados Unidos.

Por otra parte, es importante tener en cuenta en este proceso de vínculo entre percusionistas cubanos y el jazz estadounidense, un aspecto apuntado por Leonardo Acosta cuando expresa:

«Las interrelaciones e influencias recíprocas en las expresiones musicales de Cuba y los EE.UU., sobre todo en música popular, han sido de tal magnitud que resulta imposible historiar una sin, al menos, mencionar a la otra, y aunque abundan los estudios sobre esta materia, el campo de investigación es aún muy amplio. Sin embargo, hay que considerar que, además de un proceso de intercambio o interinfluencias, debemos tener en cuenta otros dos fenómenos en terreno de la música: la existencia de raíces comunes, por una parte, y un innegable paralelismo en el desarrollo de las formas musicales en uno y otro país, que nos permite hablar de confluencias más que de influencias.»

Tras el triunfo de la Revolución en 1959 y la ruptura de relaciones entre USA y Cuba, con el consiguiente cese del natural intercambio musical entre ambos países, el proceso migratorio de músicos nuestros hacia aquella nación, que antes había sido algo común y corriente entre muchos jazzistas de acá que deseaban ir a probar suerte a ver si conseguían realizar el sueño de ir a bailar a casa del trompo, se politizó a extremos antes nunca imaginados, fenómeno que empieza a cambiar a partir de la última década del pasado siglo XX, cuando una nueva generación de percusionistas cubanos, en muchos casos con una muy sólida formación académica recibida en nuestros conservatorios, ante la cruda realidad económica del Período Especial optan por irse a residir a Estados Unidos, donde a partir de su altísimo nivel como instrumentistas capaces de abordar cualquier estilo, no sólo se mueven entre agrupaciones musicales de compatriotas sino que han conseguido integrarse a la nómina de disímiles proyectos de jazzistas estadounidenses.

Justo es señalar que, en lo que varios teóricos del arte y la literatura cubanos definen como La Generación del Mariel, también se incluyeron algunos percusionistas que consiguieron alcanzar el éxito en Norteamérica. Son los casos, sobre todo, del baterista Ignacio Berroa y el tamborero Daniel Ponce, ambos con una amplísima trayectoria en la escena del jazz estadounidense.

Empero, los mayores lauros registrados en décadas recientes por parte de los percusionistas cubanos afincados en USA provienen de la generación de músicos cubanos radicados en aquel país a partir de los noventa. Encabezados por nombres como los de Horacio «El Negro» Hernández, Dafnis Prieto, Ernesto Simpson, Ángel, Alexis y Armando «Pututi» Arce, Raúl Pineda, Jimy Branly, Francois Zayas o Pedrito Martínez, desde su quehacer ya sea en la batería o en la percusión menor han puesto muy en alto la escuela cubana de percusión.

Si un solo acontecimiento pudiera resultar un símbolo del enorme prestigio que en el presente gozan los percusionistas de nuestro país vinculados a la escena del jazz en Estados Unidos, ése sería el hecho de que la cátedra de percusión del afamado Berklee Collage of Music ha estado bajo la responsabilidad de Francisco José Mela, un músico formado íntegramente en nuestro país y que iniciara su andadura por el reino de las blancas, negras y corcheas como estudiante en El Yarey, en la provincia de Granma, y que gracias al nunca demasiado bien ponderado subsistema cubano de enseñanza artística y por supuesto, a su talento personal, ha alcanzado el mérito de figurar en la nómina docente de uno de los centros que rige los destinos del jazz a nivel mundial.

En resumen, sucede que como afirma Leonardo Acosta: «La presencia del toque cubano prácticamente en todos los géneros de la música popular de los EE.UU., tal como señalaba John Storm Roberts, y la del jazz y sus variantes en la música popular cubana, por lo menos del danzón a nuestros días, crea históricamente un territorio aparte, de recíproca fertilización, que ha sido capaz de resistir a más de 40 años de ruptura y aislamiento entre los dos países y de enfrentamiento en algunos terrenos.»

De aquí y de allá

De aquí y de allá

A continuación se ofrecen informaciones acerca de un homenaje de la trompetista holandesa Maité Hontelé a la música cubana, del concurso de composición Harold Gramatges, de la entrada de Leonardo Padura a la Academia Cubana de la Lengua y de un reciente concierto en España de los pianistas Chucho Valdés y Mine Kawakami.

Homenaje de trompetista holandesa a la música cubana

La trompetista holandesa Maité Hontelé (38 años) presentó en todas las plataformas digitales su disco Cuba Linda, un homenaje a la música de la Isla, que describe como “la cuna” de los ritmos tropicales.

“Cuba es la cuna, ahí empezó todo, porque a partir del son cubano se desarrolló la salsa. La música de Cuba tiene un estilo que me gusta mucho, está muy basada en la melodía y la trompeta cumple un rol muy importante tanto para tocar melodías como para improvisar sobre los ritmos cubanos”, ha destacado Maité Hontelé a un  medio de prensa  colombiano.

La instrumentista holandesa ha expresado que la Isla se volvió una inspiración muy fuerte para ella desde pequeña, y recuerda con afecto a grandes intérpretes cubanos como los trompetistas Alfredo “Chocolate” Armenteros y  Félix Chappottín.

“Ellos tuvieron un sonido muy propio y tenían un enfoque definido hacia el ritmo y la melodía. Eso siempre ha sido lo más importante en mi manera de interpretar la trompeta y empecé desde jovencita a copiar esos estilos”, ha declarado.

En el disco que ahora presenta, el quinto de su carrera, cuenta con la participación de varios músicos cubanos, entre ellos los cantantes Robertón e  Isaac Delgado, el bajista Alain Pérez  y la Orquesta Aragón, entre otros.

También ha contado con la participación del vocalista puertorriqueño  Gilberto Santa Rosa y del dominicano Vicente García.

A propósito de la canción que da título al disco, ha dicho: “Es el tema que me ha perseguido durante toda mi vida. Es bellísimo, tiene mucha energía y la trompeta tiene un rol importante”.

“Yo quería cerrar un ciclo musical con ese tema porque representa mucho para mí: esa Cuba linda que me ha dado tanto, que nos ha inspirado tanto. Quería hacerle un homenaje”, concluyó.

Leonardo Padura en la Academia Cubana de la Lengua

El escritor Leonardo Padura fue recibido el pasado lunes 26 de noviembre como miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua en un acto celebrado en el Aula Magna del Colegio Universitario de San Gerónimo de La Habana (Mercaderes, entre Obispo y O’Relly).

Premio Nacional de Literatura en 2012, Princesa de Asturias de las Letras en 2015 y Premio Internacional de Novela Histórica Barcino en 2018,

Leonardo Padura ocupa ahora un sillón que estaba vacante, con una letra mayúscula.

En el acto, el escritor dio un discurso titulado: «¿Para qué se escribe una novela?», que fue respondido por la académica de número Margarita Mateo Palmer.

Concurso de Composición Harold Gramatges 2018

Música de Cámara

Características:

. Concursarán obras para cuarteto de cuerdas.

. Las obras serán inéditas y no deben haber sido estrenadas ni premiadas en otros concursos.

. Su duración no debe ser menor de 5 ni mayor de 8 minutos. Se podrán contemplar ciclos de   breves piezas para los formatos en competencia (dúo de violines, trío de dos violines y viola y cuarteto de cuerdas).

Participación:

Podrán participar compositores cubanos y extranjeros residentes en Cuba, sin límite de edad con excepción de los ganadores del Primer Premio en las últimas tres ediciones.

Premios:

Primero:   5 000.00 pesos y diploma

Segundo: 3 000.00 pesos y diploma

Tercero:   2 000.00 pesos y diploma

Se otorgarán tantas menciones como considere el jurado.

La Asociación de Músicos de la UNEAC se compromete con el estreno y grabación de la obra galardonada, en coordinación con el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica.

Calendario:

El plazo de admisión vence el viernes 16 de noviembre de 2018.

El premio y las menciones serán dados a conocer el domingo 9 de diciembre de 2018, a las 11.00 a.m. en la Sala Ignacio Cervantes.

Información general

La inscripción se realizará en la sede de la Asociación de Músicos de la UNEAC o en sus comités provinciales abonándose una cuota de 25.00 pesos MN.

·         Las partituras serán recibidas en sobre cerrado identificado con un lema o seudónimo. Puede presentarse, además, una muestra “midi”.

·         Cada concursante entregará un sobre cerrado identificado con el mismo lema o seudónimo, que incluya su nombre completo, dirección particular, carné de identidad, teléfono, correo y breve currículo.

·         Cada aspirante podrá presentar hasta dos obras identificadas con diferentes seudónimos.

·         El jurado tendrá la facultad de recomendar obras para ser estrenadas y grabadas.

·         El fallo es inapelable y el jurado se reserva el derecho de declarar el premio desierto.

Chucho Valdés y Mine Kawakami nuevamente juntos

Vía la agencia  EFE, nos llega la noticia de que  el «desinhibido» jazz afrocubano de nuestro Chucho Valdés y la «sensibilidad oriental» de la japonesa Mine Kawakami se mezclaron el pasado 1 de diciembre en el Teatro Real de la capital española, donde se presentó el concierto a dos pianos «De La Habana a Kioto, con parada en Madrid».

Ambos pianistas, que se conocieron en 2004 cuando tocaron juntos en el Teatro Amadeo Roldán de La Habana, se encontraron sobre el escenario para ofrecer un concierto «innovador» en el que interpretaron los mismos temas pero en diferentes estilos, en una función auspiciada por el Grupo Concertante Talía.

Kawakami y Valdés interpretaron en el concierto composiciones propias y obras como el Preludio de Bach.

España, donde ambos artistas residen por temporadas, ha sido el país escogido para presentar su segundo concierto en conjunto. «España siempre ha sido especial para todos los cubanos, mis raíces son españolas, y yo amo este país», ha indicado Valdés.

El concierto sirvió para mostrar la sensibilidad oriental de la pianista nipona Kawakami y el jazz afrocubano y «desinhibido» de Valdés, ganador de 10 Grammy.

«Para mí, Mine en este momento es una gran artista, una tremenda compositora y una gran pianista con muchas cualidades, y ya lo ha demostrado. Ahora tocar con ella en el concierto es un honor», ha explicado el hijo del mítico pianista Bebo Valdés.

Entrevista a Rafael Valdivia

Entrevista a Rafael Valdivia

Si uno se guiase solo por las definiciones, habría que decir que el coleccionismo es una afición que consiste en la agrupación y organización de objetos de una determinada categoría. Ello es verdad pero no del todo, porque en semejante conceptualización no se incluye la pasión y el denuedo que esta práctica abarca. Aunque de ello apenas se hable, en Cuba hay personas que, desde la condición de ser coleccionistas privados, también preservan el patrimonio musical cubano y si bien  entre nosotros han surgido recientes espacios de intercambio y diálogo, como el celebrado en el patio-bar de la EGREM el último lunes de cada mes a partir de las 5:00 PM, no existe en el país un movimiento consolidado de coleccionistas de discos de 33 1/3 RPM, 45 RPM o 78 RPM. De este y otros temas dialogamos con el ingeniero industrial Rafael Valdivia, quien halló en su abuelo y padre la inspiración para acercarse al universo de los discos y el coleccionismo discográfico.

 

Revistas de música en Cuba. Las últimas de la cola

Revistas de música en Cuba. Las últimas de la cola

Hace rato es preocupación entre musicólogos, periodistas, intelectuales y melómanos cubanos la connotada ausencia o, en el mejor de los casos, escasa presencia, de revistas musicales en nuestro contexto. Es ese un fenómeno que de una u otra forma afecta al devenir de la cultura musical cubana, pues no propicia el desarrollo de la imprescindible crítica ni contribuye a la preservación de una imagen de nuestra memoria sonora en la página impresa.

Tal carencia resulta mucho más notable ya que, aunque me parece que a nadie se le ocurriría cuestionar la importancia y el rol de la música dentro de nuestra cultura, desde 1959 hasta nuestros días es significativo la poca aparición de revistas dedicadas exclusivamente al tema de la música en el país. He ahí una de las razones por qué entre nosotros resultan tremendamente escasos aquellos textos que formulen análisis sobre el tema musical, no sólo desde la perspectiva de la musicología sino también a partir de otros enfoques como los provenientes de la Historia, La Literatura, el Periodismo, la sociología, o incluso, los estudios culturales, postcoloniales y de género, tanto por separado como por medio de análisis Multi, inter y/o transdisciplinarios.

No hay que ser demasiado perspicaz para darse cuenta de que en la actualidad vivimos enormes convulsiones en el espacio cultural mundial, de forma que se están alterando radicalmente los mapas de los saberes, de los gustos, de los modos de relación. En dicho contexto, se habla y teoriza mucho en relación con las transformaciones en los imaginarios colectivos. No está demás acotar que las imágenes que forman parte de los susodichos imaginarios, no son sólo imágenes visuales o visualizables, sino también sonoras. Entre éstas, a partir de la década de los 60 del pasado siglo, la música ha adquirido una importancia enorme en la conformación de las representaciones colectivas, las identidades, las formas sociales de producir y compartir significados, un fenómeno que adquiere particularidades específicas entre los sectores jóvenes de la población.

Curiosamente, entre los intelectuales y los cientistas sociales cubanos, que son los que en primera y/o última instancia propician e impulsan la aparición o desaparición de las revistas culturales, entre las cuales se incluyen (por supuesto) las enfocadas al tema de la música, siempre ha habido una preocupación mayor por la tradición de la música folklórica, en especial la de origen afro, canonizada como espacios de “pureza” artística o patrimonial. Al ámbito urbano suele vérsele como un espacio de mezcla e influencia externa; menos puro, digamos, y donde se cree que han primado sólo criterios comerciales. Sin embargo, debería recordarse que el aporte fundamental que Cuba le ha hecho al mundo en lo musical ha sido desde lo popular, con todo y el impacto que han conseguido figuras del universo “clásico” o “Culto” como Ernesto Lecuona, en el pasado, o más recientemente, Leo Brouwer. Por ello, si en la actualidad estamos discutiendo sobre identidad del cubano y patrimonio cultural, no podemos dejar de lado el análisis del tipo de música que en cada época de nuestro devenir como nación ha ido construyendo la sensibilidad del ciudadano de a pie, las formas de ver el mundo, la experiencia corporal, el «yo» generacional en la gente.

Cierto que, al menos en el plano teórico (que no coincide siempre con lo que sucede en la práctica), los medios masivos de comunicación cubanos, en particular la radio y la televisión, son los que –en función de su supuesta eficacia en el trabajo de la promoción cultural– están encargados de desarrollar una crítica musical que sirva como fuente de orientación a la población o guía estética. Empero, si lo anterior se cumpliese tal y como se ha diseñado, cosa que todos sabemos dista mucho de la realidad, ello no sería óbice para la existencia de publicaciones especializadas en determinadas esferas del arte, como por ejemplo las de música, y que también son productos comunicativos llamados a cumplir una función específica.

Dentro de las revistas de música podemos encontrar a su vez una subdivisión entre las de corte más académico y aquellas de perfil popular. Todas, en conjunto, sirven para mantener vivo el quehacer crítico musical. Ejemplo del primer grupo de esta clase de publicaciones lo tenemos en el Boletín Música de Casa de las Américas y en la revista Clave, del Instituto Cubano de la Música. Entre las segundas encontraríamos en la reciente historia de estos medios en Cuba órganos como Tropicana InternacionalSalsa Cubana y Música Cubana, de la UNEAC.

Sucede que la crítica musical no es la misma para todos los públicos. Una es la crítica que orienta el gusto, ya sea hacia la música sinfónica o la popular. Otra resulta la crítica que oriente a los propios músicos acerca de las grandes problemáticas de esta manifestación artística a nivel de cultura. También está la dirigida en especial a los más jóvenes y en relación con el hecho de cómo respondemos las manipulaciones del gusto que se efectúan a través de los medios masivos. Igualmente, estaría la crítica del propio público, de su desinterés, de su apatía. Y por supuesto, no se puede olvidar la crítica a las instituciones de la esfera musical, que en muchos casos no son lo que se dice un dechado de virtudes.

A la necesidad de establecer jerarquías, de saber quién es quién dentro del panorama musical, contribuyen de manera particular las revistas dedicadas al tema. Por eso llama la atención que justo en los años noventa, la etapa de mayor crudeza que ha vivido nuestro país durante el denominado Período Especial, fue cuando más revistas de música circularon entre nosotros. Como ha señalado la musicóloga Damia Almeida en su tesis para graduarse en el Instituto Superior de Arte:

«Gracias a la aceptación de la publicidad en los medios, pudieron surgir algunas revistas como Tropicana Internacional (1996), Salsa Cubana (1997), Música Cubana de la UNEAC (1997), entre otras. Estas nuevas publicaciones, dedicadas de lleno al mundo del espectáculo, los conciertos, los discos y los músicos más populares; fueron muy estables y sistemáticas. Ellas anunciaron de cierto modo los cambios que estaban ocurriendo en la sociedad. Eran vendidas en moneda nacional en los estanquillos y en divisas a los turistas, y aunque tenían tiradas cortas, sin dudas fueron de gran ayuda en el trabajo de promoción musical.»

Lamentablemente, al prohibirse con posterioridad la utilización de anuncios publicitarios en los medios, las revistas antes aludidas no pudieron gestionarse sus ediciones y desaparecieron. Porque si bien en el caso de Música Cubana no puede hablarse de que de manera oficial haya desaparecido, la inestabilidad en su circulación la hace convertirse en algo así como un fantasma al que sólo se le ve el pelo de cuando en vez.

Por todo lo antes expuesto, es de saludar la iniciativa de rendir un tributo, por sencillo que sea, al quehacer de las pocas revistas de música que han existido entre nosotros durante estos años. Quizás, algún día una persona se dedique a compilar lo publicado en medios ya desaparecidos y entonces nos sorprenderemos de lo valioso del material acumulado entre esas páginas. Por ahora, lo cierto es que el tema de las revistas de música en Cuba sigue siendo una asignatura pendiente y con ello, la aparición de textos que ayuden a comprender cómo se ha construido y reconstruido el tejido del campo cultural, lo cual, en materia sonora, implica lecturas críticas que intenten trabajar con el contenido de los discos editados oficialmente en sellos discográficos (dentro y fuera del país), las producciones independientes o al margen de la industria, así como con las condiciones del campo cultural para el cual éstos fonogramas son elaborados, con enfoques que partan de la situación específica de la música, para después abrirse a la cuestión del arte en general, las instituciones, la recepción y las políticas culturales de una época determinada.

Colección Las Voces del Siglo: Tito Gómez

Colección Las Voces del Siglo: Tito Gómez

José Antonio Tenreiro Gómez o, lo que es lo mismo, Tito Gómez es una de esas voces totalmente identificables en el panorama de los intérpretes cubanos de música popular. Nacer y criarse en un barrio habanero como el de Belén, devino una huella imborrable en su proyección artística. Por ello, aunque se formase en las lides del canto lírico, él no podía hacer otra cosa que ser voz de la más genuina música popular cubana, ésa que desde niño escuchó a toda hora y que le acompañó hasta el último instante de su vida.

Ese dominio de géneros que desde el prisma sonoro nos han identificado como pueblo, se aprecia a la perfección en la antología que, como parte de la Colección Las Voces del Siglo, la EGREM ha puesto en el mercado, con Tito Gómez como protagonista. Producido por Jorge Rodríguez, el fonograma es una selección con varios de los éxitos registrados por el destacado intérprete en su etapa como figura frontal de la aún recordada Orquesta Riverside.

Cuando uno escucha el trabajo que dicha formación realizaba hace ya más de sesenta años, no puede menos que asombrarse ante el altísimo nivel instrumental que se aprecia en el repertorio montado por la Riverside y donde, desde el punto de vista de las orquestaciones, maravillan los pasajes a cargo de los saxofones, trompetas con sordinas y una base en la que la polirritmia tiene un rol estelar. Y es que resulta imposible fuese de otra manera, si se piensa en el hecho de que al frente de la formación estuvieron figuras del calibre de Enrique González Mántici.

Con edición a cargo de José Pérez Lerroy, masterización por Niurka A. Lecusay, notas de José Reyes, diseño de Alberto Medina Peña y trabajo de archivo realizado por Nancy Hernández, en el acople del CD se incluyen temas como «Alma con alma», original del gran Juanito Márquez, «Bajo un palmar», de Pedro Flores, «Ahora seremos felices», de Rafael Hernández, «No es posible querer tanto», del siempre vigente Adolfo Guzmán, «Hasta mañana vida mía», de Rosendo Ruiz Jr. Y por supuesto, el tema con el que se identifica a Tito Gómez: «Vereda tropical», de Gonzalo Curiel.

Aunque se ha ponderado reiteradamente la importancia de que exista algo como la Colección Las Voces del Siglo, en el instante en que nos sentamos a disfrutar de un CD como éste, uno experimenta la necesidad de dar gracias porque Jorge Rodríguez y la EGREM hayan tenido la feliz iniciativa de acometer un proyecto así. Cuando salen a la luz materiales de archivo con tantos valores artísticos como los recogidos en el fonograma aquí reseñado, uno corrobora la idea de lo útil que resulta preservar el patrimonio musical del país, parte indispensable de la memoria colectiva que tenemos como nación y en la que Tito Gómez y la Orquesta Riverside supieron ganar su espacio.

Buenas nuevas de Producciones de la Quinta Avenida

Buenas nuevas de Producciones de la Quinta Avenida

No es secreto para los seguidores de los medios audiovisuales en Cuba que Producciones de la Quinta Avenida es en la actualidad  una de las productoras independientes cubanas más visibles e internacionales. En el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de este 2018, ellos intervienen con cinco títulos.

Entre sus platos fuertes hay que mencionar  Yuli, coproducción con España, dirigida por Iciar Bollaín, y la comedia farsesca El viaje extraordinario de Celeste García, de Arturo Infante.

En el caso del material hecho a partir de la biografía de Carlos Acosta, Yuli se encuentra fuera de competencia, en la sección Galas, y es uno de los filmes más esperados de la fiesta por excelencia de los amantes en Cuba de la pantalla grande. Por ello el evento ha reservado, excepcionalmente el teatro Karl Marx para exhibirlo en los primeros días del Festival, y que tenga acceso la mayor cantidad posible de interesados.

Por su parte, en el importante Concurso de Operas Primas aparece El viaje extraordinario de Celeste García, una comedia que le viene muy bien al cine cubano pues en años recientes, dicho género ha brillado por su total ausencia entre las motivaciones de nuestros cineastas. Hace un tiempo, la película gozó de una notable campaña de publicidad (no planificada)en internet, a partir  de un fragmento del filme que se volvió viral y donde el conocido animador y periodista Julio Acanda, daba cuenta de la presencia de extraterrestres en Cuba. El filme está protagonizado por la actriz María Isabel Díaz , radicada en España desde hace años y siempre recordada por su papel en Una novia para David.

En lo referido al concurso de cortometrajes de ficción, Producciones de la 5ta Avenida interviene con Los amantes, del guionista y cineasta Alán González (La profesora de inglés, El hormiguero). Los amantes está protagonizado por Lola Amores, una de las actrices de moda en Cuba por los días que corren y quien se desempeñara como figura femenina principal de la película Santa y Andrés, de Carlos Lechuga.

A propósito de Carlos Lechuga, también director de Melaza, él es uno de los varios cineastas cubanos de prestigio que optan por el premio en el Concurso de Guiones Inéditos. Su proyecto lleva por título La pelota roja, coescrito con el cineasta Fabián Suárez, quien como director debutó con Caballos.

Finalmente, Producciones de la 5ta Avenida tiene también una propuesta en el Concurso de Posproducción, para buscar recursos en la conclusión del filme. Se trata del largometraje documental En la caliente, de Fabien Pisani, que retrata los años en que la música de Candyman, pionero del reguetón entre nosotros desde  su natal Santiago de Cuba, se hacía harto popular en todo el país.

Así pues, Producciones de la Quinta Avenida, con su intensa participación en la edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de este 2018, corrobora una vez más lo mucho y bueno que pueden hacer las productoras independientes en el universo audiovisual, cuando sus emprendedores poseen sobrado talento y se les permite trabajar.

Entrevista a Valia Valdés

Entrevista a Valia Valdés

¿Qué se sentía al hacer un desnudo femenino en el teatro a inicios de la década de los 90 en Cuba? ¿Es o no cierto que el teatro está en crisis entre nosotros? ¿Cuál debería ser el papel del teatro en una sociedad como la cubana? Estas y otras muchas preguntas fueron formuladas a la actriz Valia Valdés, alguien que desde que se graduó en el ISA allá por 1988 ha podido desempeñarse en el cine, la radio y la televisión, pero que por encima de todos esos espacios y de la popularidad que los mismos pueden generar, ama trabajar sobre las tablas de un teatro.

Poemas de Juan Carlos Valls

Poemas de Juan Carlos Valls

Nacido en la localidad habanera de Güines en 1965, es este uno de los poetas más importantes de su generación, gracias a libros suyos como Los animales del corazónLos días de la pérdida,Conversaciones con la gloriaLa soberanía del deseo y La ventana doméstica.

THE POET DOG

por su vida de perro

el poeta convierte en soles los días verdaderos.

es un sitio donde desfilan caras conocidas

la perra madre con su hueso de hombre

la raíz solitaria que alimenta

los círculos concéntricos

y su canción

ese aguanilebongó triste

tartamudeado en su memoria.

el oro no vive en sus colores

y quien lo mira piensa:

es un regalo del cielo su miseria.

sabe que no es ladrar su mejor suerte

y es que en verdad ni canta.

lo que nos manipula

es que escupe a la cara con dulzor.

LOS MUCHACHOS DE ORO

en la ciudad de nadie

dos jóvenes dibujan la belleza

dos muchachos de oro imaginan el rumbo de las cosas.

la belleza es un duelo para ellos

una farsa en el aire

y aún así son fuertes impredecibles mansos.

los muchachos de oro

siembran en mí un silencio inacabado

un silencio de rosas

en el que veo nacer una grave columna

negándose a aguantar el falso techo falso.

veo morir sus flores

veo subir de nuevo a sus cabezas algo

es otro joven de oro

o es la ambigua humedad la que queda esperando

que no sea posible ese regreso frío

esa mueca de asco

esa orgía tan alta por la que estoy llorando.

los muchachos se alejan y mientras pasan paso

son manzanas podridas son almendras que parto

son margaritas secas que por amar rechazo

será que soy tan viejo

y encuentro mal su ramo de rosas mal cortadas

o es que están desgajando mi corazón de esmalte

ridículo y cansado.

en la ciudad de nadie casi me voy quedando

y aunque me duela vivo

aunque padezca me alzo

los muchachos de oro son perlas en mi espacio

son pájaros que admiro son ostras donde nazco

y aunque parezca torpe aunque parezca extraño

cortaría por ellos mi cabeza y mi mano

mis libros mi rareza

mi corazón que es algo.

DE LA SINCERIDAD

siempre supe que la sinceridad no era una flor

para llevar hermosamente en el pecho

sin embargo

envidiaba la amargura de esta noche sábado

en la que mancho el cuerpo

en la que soy la rosa negra de la ciudad

que hospeda y sobrecoge mis veintisiete años.

cambiaba jazmines por noches como esas

afilaba mis brazos para atrapar

la corrupción soberbia del verano

pero he ahí que nunca fui dichoso

nunca el joven hermoso de los hermosos jóvenes

más bien cerré mi puerta

para evitar el hambre con que colmé mis sueños

y con que defendía esos años difíciles

que luego vi morir en noches como estas

en las que ser sincero puede costar

las tardes del olvido.

ofrecía jazmines

pero a cambio encontré casas vacías

hombres vacíos que buscaban en mí

una pequeña muerte diaria y repentina

en la que recostar sus sueños a mis sueños

hombría contra sexo delirante.

siempre supe que la sinceridad no regiría mi destino

sin embargo reconozco a mi madre

clavando flores muertas en mis senos

destrozando las cartas con las que me decía

palabras duras y exactas para el vicio

pero el hombre que soy

tiene miedo de su verdad difícil

y la extrañeza de no saber qué pájaro soltar

que canción para ensanchar su olvido

también está otro hombre

y descubro en vano que es hermoso

yo que casi me pierdo jugando a serle fiel

yo que hice estos versos

después de abrir mi rosa casi cielo

estoy perdido

sigo ahogando jazmines sin conmover a nadie.

el torpe

la rosa estrafalaria del verano

sigue buscando a alguien para el sueño

sigue estando en hoteles en pueblos en países

y la sinceridad sigue siendo aquel diálogo

con el que perseguir amores que terminan

como simples jazmines en el pecho.

UNA DULZURA IMPLÍCITA

hay una dulzura implícita

en el hombre que pasea a su perro

son idénticos modos de pernoctar

en los recovecos de la memoria

en mis cuatro caminos

y en mi sola cabeza trunca de soledad.

a quién le importa

mi luna llena y metafórica

el vicio de animal

el sueño de animal

la vieja herida injusta y necesaria

para que yo aprendiera que un perro es una mancha

hasta en el corazón de un niño.

eso soy

un perro desde el hocico tibio

hasta mi rabia peligrosa.

son días de no sentir

el manotazo de una palabra

de no despertar en medio de la noche

con el graznido metafísico de un pájaro

de no padecer el amor

como ordenan las escrituras.

creí tener tiempo para limpiar

lo que ensucia la memoria

pero el agua desterró la espuma de mi boca

y a cambio de la continuidad

le dio a mis manos un olor seco

y un chirrido mecánico

mis manos

único sitio que desconozco

la única herramienta

que se convierte en osamenta de la noche.

hay una dulzura implícita

en el hombre que pasea a su perro.

quién lleva a quien.

quién escribe.

quién ladra.

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