Autor: Joaquín Borges-Triana

No hay lugar para el odio en el mundo

No hay lugar para el odio en el mundo

Antonio Salvador es alguien nacido en Puerto Rico pero a quien la vida lo ha llevado a convertirse también en un ser que, sin el menor problema,  pudiera afirmar es nativo de Cuba, dadas sus largas estancias en nuestro país. Sus vínculos con poetas, trovadores y en fin, gente amante de las artes y la literatura en Cuba son harto conocidos, de lo cual los integrantes de El Caimán Barbudo podemos ofrecer sobrado testimonio.

Al mismo tiempo uno pudiera expresar que él es un individuo profundamente caribeño. O incluso, ir más lejos aún y decir que Antonio Salvador es un hombre procedente del reino intangible de la poesía, porque justamente eso es él, un poeta que vive inmerso en la utopía maravillosa de lo poético.

Sobre la poesía de Antonio Salvador, otro poeta, el cubano Pablo Armando Fernández ha escrito:

“Palabra ágil, vibrante, armoniosa, dúctil a la multiplicidad de significaciones, rica en movimientos y matices, musical […] Celebro su canto que se aleja de ciertos cánones convencionales, ya tradición, impuestos a la poesía. Antonio Salvador canta. Oigámosle.”

La vocación poética de Antonio Salvador es la que lo llevó, un tiempo atrás, a crear el proyecto humanístico de arte denominado “No hay lugar para el odio en el mundo”, que planea celebrar su segunda emisión entre los próximos días 20 y 21 de diciembre en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, con sede en la afamada institución Casa de Teatro.

El origen de tan loable iniciativa está en lo que de inicio se llamó Raptum Vitæ Creadores y hoy ha pasado a nombrarse  The Raptum Vitæ Coalition, que más allá del cambio en la denominación es un laboratorio internacional de creación que une a sobresalientes artistas procedentes de disímiles manifestaciones y que trabajan en múltiples soportes.

Fundado como proyecto colectivo en el 2013 por el poeta y teórico puertorriqueño Antonio Salvador, junto al popular cantautor boricua Danny Rivera, el mismo ha vinculado a numerosos representantes de las artes y las letras desde su aparición en el panorama cultural caribeño y mundial. Así, han escenificado montajes multidisciplinarios ante públicos diversos y que han sorprendido por las características de la propuesta a la crítica especializada, la cual ha elogiado el sentido ético y estético del quehacer defendido por The Raptum Vitæ Coalition.

Como se puede ver en los sitios que el colectivo tiene en el espacio digital, a partir del 2016 y hasta la fecha actual, los esfuerzos del grupo se han concentrado en promover, mediante cada una de sus acciones creativas, un nuevo ideal de inclusión y coexistencia pacífica y solidaria que, por un lado,  combata las políticas de discriminación  y violencia sectaria que frecuentemente dominan los titulares del mundo, y, por otra parte,  que renuncie y denuncie al odio en todas sus formas o peligros.

El principio de este  tan hermoso proyecto de inclusión, de respeto y celebración por aquello que nos acerca y une, fue una colaboración inicial de “himno humano” entre Israel Rojas (Buena Fe, Cuba) y Antonio Salvador (Puerto Rico/Cuba). Más tarde, lo que se pensó sería solo una eventual unión para realizar una composición entre ambos artistas, con la participación de la cantautora puertorriqueña Raquel González, la vocalista boricua Chabela Rodríguez, el prestigioso tenor italiano Darío Balzanelli y el maestro mexicano de la flauta nativa Enrique Cárdenas, cobró una dimensión insospechada de inicio por sus gestores.

Así, el proyecto fue ganando ímpetu y añadiendo colaboradores de aquí y de allá. Hoy, transcurridos tres años del punto de partida, el tema musical “No hay lugar para el odio” reúne decenas de instrumentistas y cantantes de varios países y continentes. Ya en producción, el audiovisual acompañante oficial de la pieza será puesto en circulación en octubre del presente 2019.

Igualmente, el proyecto humanístico de arte multidisciplinario “NO hay lugar para el odio en el mundo” se halla frente a un nuevo y hermoso reto. Luego de haber celebrado en La Habana el 1er Festival NHLOM18 en septiembre del pasado año, ahora ya están en plena faena de coproducir el Raptum Dominicansis 2019, junto a la prestigiosa Fundación Casa de Teatro, con su magnífica sede en la Ciudad Colonial de Santo Domingo de Guzmán, República Dominicana. Para suerte de quienes no puedan asistir al encuentro, todo cuanto acontezca será profesionalmente registrado en directo y post-producido en la elaboración de materiales artísticos y documentales.

NHLOM Sauce Poster
NHLOM Sauce

El viernes 20 y sábado 21 de diciembre de este 2019, The Raptum Vitæ Coalition subirá a escena con su elenco antillano, compuesto por comprometidos artistas cubanos, boricuas y dominicanos, en una apuesta por transmitir un mensaje de aceptación y respeto por la “otredad”, tantas veces no tomada en cuenta.

En representación de Cuba intervendrán varios exponentes de la llamada Canción Cubana Contemporánea, a saber: el holguinero Oscar Sánchez, el rapero y más recientemente también cantautor Jorgito Kamankola y el trío Atemporal, integrado por el matancero Carlo Fidel y la pareja bejucaleña conformada por el trovador  Noslen Porrúa y la vocalista Jessica.

Como que estamos ante un proyecto que apuesta por la inclusión, también puede participar en el mismo alguien que se infiltre de otra parte del mundo pero que se identifique con los postulados enarbolados por este colectivo de creadores y que se unen en un hermoso encuentro en defensa del derecho absoluto de hombres y mujeres de cualquier rincón del planeta a vivir en y con dignidad.

De tal suerte, mi amigo Antonio Salvador ha escrito:

“Cuando y mientras el odio avanza, arrastrando la vida, daña lo que roza, todo lo que toca rompe.”

Así pues, a una idea como la de “No hay lugar para el odio en el mundo” se le debe ofrecer el mayor apoyo posible. A fin de cuentas, Toda y cada vida humana merece resguardo, protección y total respeto a su integridad en orden físico, emocional o espiritual, independientemente de origen, edad, raza, etnia, condición socio-económica, credo religioso, preferencia sexual, identidad de género o cualquier otro rasgo inherente a sí misma.

Una ideología o un credo –por buenas que sean sus intenciones- que atenten contra el fundamental e inalienable derecho de todos y todas a co-existir pacíficamente deben ser rechazados, con la demostración en nuestras propias capacidades de “lo diverso y feliz de vivir amando”. Por ello, en mi caso personal,  yo me sumo al llamado hecho por Antonio Salvador y su “No hay lugar para el odio en el mundo” acerca de añadir nuestra voz a otra, con la convicción fiel y firme de que en el junte de las voces humanas también habita, indivisible, “el Todo unido en lo diverso”.

Para mayor información, consultar:

www.raptumvitae.org/

www.casadeteatro.org

http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/82051-desde-cuba-no-hay-lugar-para-el-odio-en-el-mundo

http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/82174-raptum-vitae-que-la-paz-no-le-de-cabida-al-odio-en-el-mundo

https://mayabequeando.wordpress.com/2018/09/11/no-hay-lugar-para-el-odio-en-el-mundo/

https://www.youtube.com/watch?v=QF9RuP2Dtlg&t=11s

https://www.youtube.com/watch?v=nbrSKDqbNJw

https://www.youtube.com/watch?v=3lfQXfHFVtU

Nueva edición de Lenguaje de mudos.

Nueva edición de Lenguaje de mudos.

Gracias al trabajo sistemático de la Editorial Betania y de su fundador y director, el poeta güinero residente en Madrid Felipe Lázaro, recién ha visto la luz una nueva edición del poemario Lenguaje de mudos, libro del holguinero Delfín Prats y que en su momento fue censurado. Como asegura Ronel González Sánchez en el prólogo de esta edición: “Hay libros que nacen condenados a perdurar aunque todas las energías oscuras del cosmos conspiren en su contra.”

En la nueva entrega que nos hace la Editorial Betania, además del aludido prólogo del también holguinero Ronel González Sánchez, se reproduce el dibujo de Darío Mora que ilustró la primera y censurada edición de Lenguaje de mudos (La Habana: Ediciones Unión, 1969),. En cuanto a la portada, se trata de la obra denominada Cabeza de pequeño hombre verde, del pintor Miguel Ángel Salvó, artista holguinero residente  en Palma de Mallorca, España. Además, como parte de la gráfica del libro, se incluyen fotos de Delfín Prats tomadas por otro hijo de la ciudad de los parques, Kaloian Santos.

Para fortuna de los amantes de la buena poesía, Lenguaje de mudos se puede descargar GRATIS, junto a otros 26 ebook de temática cubana, en el blog EBETANIA: http://ebetania.wordpress.com

Como motivación a buscar el material, reproduzco el prólogo escrito por Ronel González Sánchez para esta nueva edición puesta en el mercado gracias a Betania y en especial al poeta Felipe Lázaro, un genuino defensor de lo mejor de la cultura cubana, dondequiera que esta sea realizada.

EPÍLOGO DE ESTENTÓREA MUDEZ

Ronel González Sánchez

Así diréis a José: Por favor, perdona el crimen de tus hermanos y su pecado. Cierto que te hicieron daño, pero ahora tú perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre.

Génesis 50:17, Biblia de Jerusalén

Hay libros que nacen condenados a perdurar aunque todas las energías oscuras del cosmos conspiren en su contra. Hay libros que avanzan en la marcha parsimoniosa de la luz, de pronto son revestidos con la piel de la herejía, penetran en los devaneos clandestinos de los sobresaltados por el rumor y el estigma, y luego emergen, reconciliados o no con el fluir, porque no hay música angelical que pueda ser silenciada sin que los estremecedores acordes no queden vibrando en el aire y concluyan perpetuándose para restablecer los truncados trayectos.

Lenguaje de mudos, Premio David de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) 1968, del poeta nacido en 1945 en Holguín, Delfín Prats Pupo, quien entonces firmaba Jorge Prats y tenía por seudónimo Hiram Prats, es uno de esos volúmenes que, a pesar de haberse desdibujado en el contexto insular de los años sesenta y setenta del siglo XX, de haber nacido con la paradójica vocación de los textos póstumos o transferidos a la implacable secuencia de la posterioridad, hoy gracias a la madrileña editorial Betania que dirige Felipe Lázaro, retorna impetuoso para incorporarse definitivamente al diapasón de la Poesía al que, paradójicamente, nunca dejó de pertenecer.

Convocar veladas apetencias o ímpetus del resentimiento, 43 años después de la censura de este libro, galardonado en el entonces muy importante concurso cubano, por un jurado presidido por Miguel Barnet e integrado por los intelectuales Ángel Augier y Belkis Cuza Malé, francamente es como hurgar en una medieval marmita de dolor, confusión, vértigo, temor, reproche y cuanto sustantivo macabro acuda para definir lo indefinible, y aventar una hoguera desvanecida con la intención de que nuevamente afloren los rostros del castigo y la culpa, los embozados nombres y los zahirientes mecanismos de una putrefacción no avistada o completamente visible aunque omitida, por eso desde esta mínima presentación echamos suertes y apostamos por las garantías y liberaciones del perdón, por el saneamiento interior y colectivo, en aras de que la obra pueda despojarse de los nocivos aditamentos extraliterarios que insisten en fijar su destino a la devastadora trayectoria del odio y que, a la larga, terminan ensombreciendo un poemario intenso, fehaciente desvío de las tendencias del coloquialismo nacional de las primeras décadas posteriores a 1959, planteamiento de una poética que desde el ahondamiento en códigos marginizados por la praxis conductual –y coyuntural- resucitaba los entramados líricos de la gran tradición hispánica, se adensaba y enrarecía en las tensiones crípticas que compulsa el ocultamiento, propiciador de ganancias significacionales frente al forzoso hermetismo, y liberaba la seducción del goce erótico, en medio de un pacato panorama de extremistas, confundidos, moralistas y también entusiastas e incipientes marxistas, por qué no, que no siempre estaban capacitados para centrarse, comprender, concretar o rebasar sus empeños.

La eliminación de los signos de puntuación, las reiteraciones, las abundantes construcciones anafóricas, las enumeraciones, los encabalgamientos, la recurrencia al epifonema, la intercalación de expresiones provenientes del lenguaje marginal, los silencios, las interrupciones, la frase breve, cortante, y el ritmo nervioso, en lo fundamental son las características del estilo del poeta en esta etapa, rasgos que transmiten al lector la marcada ansiedad del hablante, cuyo principal objetivo es reflejar el conflicto del individuo con su circunstancia, densa y revestida de significaciones, a pesar de que parece debatirse entre una gran necesidad expresiva y un subrayado miedo a las palabras.*

Los trece poemas que conforman Lenguaje de mudos, trece como el inquietante guarismo que para muchos representa la fatalidad, anunciaron un cuerpo expresivo que luego se abrió a las constelaciones, independientemente de que el maldito libro jamás fuera leído en su momento y que arrojara tanta hojarasca sobre el poeta como la que aún sobrevuela en los atardeceres de su Cuaba natal, hoy son textos completamente nuevos, irradiantes concreciones que se reactualizan con la publicación de Betania, testimonios del vocerío implacable de la cubana cotidianidad, revestidos de indulgencia frente a los seguramente avergonzados inquisidores, indultados por el ser humano excepcional que es Delfín Prats, quien gracias a Dios ya “no [tiene] que recurrir al mecanismo de los gestos” para cantarle a la humanidad y  a los ¿extraños? animales frecuentes y emancipados del Deseo, porque su obra, en supremo acto de amor y de justicia, comienza a visualizarse en nuestra lengua, sus enmudecidos personajes han recuperado el habla y moran, plenos, en el ámbito de la armonía universal.

* González Sánchez, Ronel: Temida polisemia; estudio de la obra literaria de Delfín Prats. (Inédito).

Poemas de Ramón Fernández-Larrea

Poemas de Ramón Fernández-Larrea

Una de las figuras más influyentes en sus contemporáneos durante la década de los 80 fue sin la menor discusión Ramón Fernández-Larrea. NO se trata solo del legado que transmitió con su poesía de entonces, ejemplificada en ese tremendo poema denominado “Generación” y que funcionó como una suerte de declaración de principios para un grupo de artistas e intelectuales de la época. Su huella en muchísimos jóvenes también respondió a su quehacer como director en lo que fue el espacio radial más importante de aquellos años: El Programa de Ramón, transmitido por Radio Ciudad Habana y que continúa siendo modélico para el humorismo entre nosotros.

Nacido en Bayamo, en 1958, lo primero que supe de Ramón Fernández-Larrea fue que él era el artífice de una revista radial nombrada “Todo en 90”, que salía por la COCO y que resultó el antecedente más directo de El Programa de Ramón. Luego entré en contacto con su poesía, gracias a que algunos de sus textos salieron en El Caimán Barbudo, revista de la que yo era lector y en la que no pensaba llegaría a trabajar tiempo después.

Entre los libros de poesía que Ramón Fernández-Larrea ha publicado están El pasado del cielo (Ediciones Unión, La Habana, 1987),Poemas para ponerse en la cabeza (Editora Abril, La Habana, 1989), El libro de las instrucciones (Colección Ciclos, UNEAC, La Habana, 1991), Manual de pasión (Universidad de Guadalajara, México, 1993). El libro de los salmos feroces (Ediciones Extramuros, La Habana, 1995) y Terneros que nunca mueran de rodillas (Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 1998). Sus libros de poemas más recientes, ya publicados tras  marcharse de Cuba a vivir primero en España y luego en Estados Unidos, son Cantar del tigre ciego (Arlequín, Guadalajara, México, 2001), Nunca canté en Broadway (Lingkua, Barcelona, 2005), Yo no bailo con Juana (Lingkua, Barcelona, 2010) y Todos los cielos del cielo (Verbum, Madrid, 2015)

Pensando especialmente en las nuevas generaciones de lectores cubiches residentes en el país, que en la mayoría de los casos desconocen la obra de este inmenso escritor, a continuación se reproducen algunos de sus textos para incentivar la búsqueda en el enorme legado de su quehacer poético.

 

Poesía de Ramón Fernández-Larrea

 

GENERACIÓN

Nosotros los sobrevivientes

a nadie debemos la sobrevida

todo rencor estuvo en su lugar

estar en Cuba a las dos de la tarde

es un acto de fe

no conocía mi rostro el frank con su pistola

yo tampoco conozco la cara

de quien va alegremente a joder en mi cama

en mi plato sin la alegría que merece

o que merecería si soy puro

viejo tony guiteras el curita los tantos

que atravesaron una vez la luz

no pensaron que yo sería ramón

sudaron porque sí porque la patria gritaba

porque todas las cosas estaban puestas al descuido

este es mi tiempo lleno de alambres y beirut

de esa bomba callando

era verdad lo que juanito dijo

la felicidad es una pistola caliente

un esplendor impensado una rosa

todos tenemos alguna estrella en la puerta.

EL GRITO

no mates,/ si vas a hacerlo,/ a un presidente o a un rey/ o a un hombre/ que tenga un despacho…

                                                     Charles Bukowski

alzó su dedo su gran dedo

sobre la mugre y la insolencia

su dedo henchido

aquel dedo que nunca

se metiera a la fuerza

en el alma de nadie

ni siquiera en su propio

corazón

alzó el dedo

con un ojo en la punta

y señaló gritando

con su uña podrida

las causas del dolor

y del fuego y de todo

el barro del olvido

puso un dedo

su gran dedo

en la sien

la izquierda o la derecha

según se le mirara

porque él tenía

de frente

la misma angustia que de espaldas

una rabia profunda

contra el sol contra el borde del mar

contra los hermosos jardines

contra los pelotones

de fusilamiento y de los otros

contra la miel y sus venenos

contra el silencio y las medallas

contra el polen de las cartas de amor

contra las órdenes de despido

contra la risa contra el viento

contra las madres que ponen

en la ventana un búcaro con flores

contra la sed contra el amanecer

contra el grito inhumano de la alondra

contra sí mismo y contra

aquel dedo tan suyo

tan inmenso su dedo

que no sabía otra cosa

que señalar y señalar

por encima de la mugrienta uña

por encima

de su cartílago y su hambre

por encima del horizonte y las abejas

por encima del hombre

de los hombres

que tienen dedos similares

y que los hunden en el alma de otros

y de él mismo que se quedó sin dientes

sin palabras

sin una almohada de arena en la playa

alzó el dedo su gran dedo profundo

serenamente

contra la piel del cráneo

y se voló la tapa de los sueños.

AGUJERO LLAMADO NEVER MORE

a Leopoldo María Panero

a ver cuántos fantasmas tuvo siempre en la sangre

arteria abajo arteria arriba en la noche

en la mañana en cada momento espumoso

donde la bruma se interponía a los colores

ahora a ver qué le sacan de todos sus cuerpos

si el bisturí logra hacer brotar sus raíces

ya frío en esa planicie que se parece a la palabra nunca

a la palabra siempre a todas las palabras

a ver cómo le sacan los sueños de su esófago

y las bolitas que hace la coca cola rodando

momento tras momento en la oscuridad de su planeta

liberado por fin de su país lleno de rejas

y cerrojos y horarios y pastillas redondas

que espantaban los perros que iban a herirle minuto tras minuto

a ver cuántos delirios huyen tristes

en esa grieta donde se le ha muerto para siempre la sombra.

THE LONG GOOD BYE

el resto es humo

me cansé de olvidarla.

ESOPO ERA UN TONTO DE ATAR

vive en un país donde el amor lo mezclan con la sangre

otros lo mezclan siempre con la sangre

amanece en un país donde otros

decidieron qué color ha de tener la luz

qué bordes para el mar

qué dimensiones la ilusión

qué rostro el sexo y cuánto olor la sábana

vive en un país donde el ayer se transforma

lo transforman

en cuentos increíbles que aturden a los niños

donde ya nunca más habrá princesas ni dragones

o donde el dragón es a su vez otro país

camina en un país donde el horizonte te aplasta

te cae encima cada tarde

se burla de tus dientes el horizonte

y aúlla

para que te sientas más rodeado por sombras extrañas

duerme en un país que nadie sabe mañana

qué tendrá para ti

ni siquiera qué tipo de mañana ha de tener

qué animal cruzará por tus puertas moviendo los colmillos

vive en un país donde el sueño lo mezclan con la sangre

otros lo amasan con sangre y miedo y cuentos de camino

y fotos de quienes no llegaron porque fueron traicionados

abre la puerta y no entra el aire

sino un viento el viento de la historia

que ya no tiene labios ni ojos

vive en un país donde la puerta tiene sangre.

COSAS QUE PUEDEN HACER LOS DEMÁS Y YO NO

por ejemplo

vivir

todos

de una manera u otra

viven

guardan sus sueños

la ropa de invierno

ven acercarse

desde la ventana

a la persona

que han esperado

mucho tiempo

o siempre

por ejemplo

se alegran

cuando la lluvia cae

dicen

qué bendición

abren sus bocas

como si fueran

los labios de la tierra

por ejemplo

cierran

los ojos y aparecen

cuando eran niños y no olían

como ahora yo

a catástrofes

a lágrimas quemadas

a empujones

por ejemplo

se desnudan

se dejan desnudar

y no sangran

por esa hendija

obstinada y oscura

que se llama memoria

sudan brindan florecen

duermen conversan vuelan

sin ruido de fantasmas

sin esa bruma espesa

que llevo a todas partes

como si haber nacido

hubiera sido un pacto

con no sé qué consorcios

con el laboratorio de los diablos

por ejemplo

se peinan

y mantienen tranquilos

a pesar de la brisa

sus recuerdos

luego se mienten

se llaman por teléfono

comen hasta morirse

crecen gritan

o hablan en voz baja

y hasta parecen vivos

nadie los echa de la fiesta

nadie les dice que no lloren

nadie los mata olvidándose de ellos.

SIN SOÑAR

la luna es luna y callan

lo que vieron aquellos hombres en su arena

los monstruos en su aire la poca luz

los fantasmas de los que antes vivieron

hundidos en la tierra

la luna ya no es luna

el mar es agua negra

desde el fondo

los ojitos tremendos del erizo

miran mi vida desde su corta vida

los leviatanes pasan a su lado

y a él le da lo mismo

a mí tampoco

la vida del erizo va en mis ojos

y eso basta

para que sean dos vidas en una

el mar ya no es el mar

el mar es una casa

aquella que perdí

o fueron muchas casas

en sus verdes paredes

dibujaba con dedos invisibles

los sueños invisibles que he perdido

hoy el silencio es un niño de nieve

en la memoria

solamente muescas

huellas de un eco viejo

allá hay sombras dibujadas

por un loco

inalcanzables líneas de mar

bajo la luna

y el ruiseñor callado

muerto de no sentir

oído humano alguno

se cierra el mundo

todo acaba

de lejos la luna brilla

como si fuera una muchacha.

EL ÚLTIMO AMOR SOBRE LA TIERRA

                     He utilizado la palabra amor como un bisturí,

y después he contemplado esa cicatriz verdosa que queda en lo amado y en el amante,

y esa cicatriz verdosa brilla también en estas palabras…

                                                                           José Carlos Becerra

pasado ya el peligro del olvido el filo del olvido

que rasga hiere hunde acaba todas las sensaciones

pasados los ardores apagado el volcán

que me obligaba siempre a devorar tu boca

a tragarme tus pechos a masticar tu aliento

domado el fuego el humo de la nada

lo que hay tras la montaña de la aparente nada

la nada que aparenta no tener vida ni temblor

en el ojo amarillo del destino

quedamos tú y yo bajo la noche

solo tú y yo y encima

la larga y ancha noche del mundo

este es el último amor sobre la tierra

porque tocar tu mano saber que está tu mano

es mejor que tu mano se hunda en mi delirio

soñar tu boca saber que tu boca sigue ahí

que tu boca existe para decir mi nombre

y con mi boca el tuyo

es como la certeza

es la melancolía que se convierte en júbilo

de este último amor sobre la tierra

porque todo eres tú

el aullido salvaje del oso cazando y la brisa que peina los pinos

la cigarra solemne bajo una hoja en el otoño y la lengua

la húmeda lengua que hace saltar mis alarmas

eres el fuego y el rumor de la lava

el aleteo de la polilla nocturna

la marea que devuelve maderas mordidas

y el tigre que ciega los ojos de la noche

eres la sed del tigre y la sangre fría de todos los peces

y el salto del músculo en tus piernas

y la piel erizada de tus largas piernas moviendo mi memoria

el musgo la soledad del musgo las canciones del musgo

que canta el musgo allá en su verde angustia sola

y el olor que desprende la muerte contra el musgo

eres la puerta y todo lo que pudiera haber detrás

el ruido de esa puerta en el amanecer y en la noche

abierta tirada chirriante puerta que abren a veces los fantasmas

por donde entran los vivos a arrancarme hilachas

de corazón que también tiene musgo

por donde un tigre disimula sus alientos de fiera

eres mis huesos y la ceniza de mis cenizas eres

todo el aire que estuvo en mis pulmones eres

el miedo que me clava lanzas doradas

el vómito y la sangre haciendo lazos de humo

la caricia y su golpe cuando hace mucho que no pasa

eres lo que sucede y lo que no se espera nunca más

eres el fin del mundo el fin de mi universo las alas

que me llevan alegremente hacia el país

donde ya nunca espero nada de nada

en la santa paz de tu boca en el musgo.

LA COPLA ROTA

Acuérdate cuán amada,

señora, fuiste de mí.

              Luys de Narváez

lo que no sea piedra que sonría

que se levante y salte

lo que no sea piedra que vuele

que me muerda los dedos el pescuezo

el borde de los sueños

lo que no sea piedra

que se desangre y palidezca

que diga mi nombre lo que no sea piedra

y quede

regada en los rincones

con sus ojos enormes de piedra o de ceniza

lo que no sea el amor que baje su cabeza

que busque una cabeza que pierda dientes y ojos

que riegue sus colores sobre la sed del hombre

sobre sus lados más oscuros

lo que sea del color del odio que no vuele

lo que sea piedra que sonría

que se levante y hable

lo que no sea mi vida que se espante

que se ahorque debajo de ese pájaro

que se desangra en la mañana.

AMORES COMO PERROS QUE PASAN

pasa un perro en la sombra mordiendo aquel color

de los ojos que tuvo en la sombra una muchacha

olvidé el nombre

he olvidado

cuáles colores entraban rápido en mi sangre

queda una bruma como si fuera

el color del recuerdo

de un perro que pasa en la sombra mordiendo

aquel color

que eran los ojos de la noche

entrando a una muchacha

y cuando llega el día

aquel día

el día actual

solo pasan sus ojos de cualquier color

en los ojos de un perro que salta hacia la luz

y se queda la sombra dentro de mí muriendo

aullando como un perro que ya no tiene ojos

agonizando cerca de donde aún flota el color

de los ojos que tuvo una muchacha que pasó

por esa sombra que ha sido mi vida.

EL ÚLTIMO EN VOLAR SOBRE EL NIDO DEL CUCO

                                    A Raúl Hernández Novás

el sábado se llena de colmillos el sol cae

sobre un ojo y es el chacal que  te siguió en la vida

de modo que las pastillas son las niñas con lazos

que hacen tu pobre cuerpo vibrar sobre una playa inventada

en la arena se confunden todas las huellas

pero el olfato de los chacales es sabio y hambriento

hueles al hermano polvo y nada

abrazas a la hermana brizna y nada

sino un bosque que han puesto junto a ti

tampoco tus venas resistirán seguir siendo el equilibrista

entre el conejo y el sabueso

entre el abuelo en la poltrona y la zorra que llora

lágrimas falsas y fatales

revoleteas sobre el nido del cuco

rompes los huevos para que el sol meta su lanza en los polluelos

tirando duro hacia adentro revoloteando

con efedrina en las vértebras

o caes muerto en el aire decapitado en el aire

lloviendo tú la sangre que va a alimentar a los imperturbables chacales

el sábado se llena de uñas pintadas

pestañas falsas que piden el peyote de luz

la ambrosía barata de una penumbra rara para ocultarse de la persecución

hermana brizna ayúdame dices revoloteando

hermano polvo respira dentro de mí

a pesar de que vuelo dejo huellas en la arena

el último que ha volado sobre el nido

de huevos manchados donde laten indicios de vida

renuncia al agujero de la solemnidad

mediante un pistoletazo en la sien

con la puerta cerrada y un arma melancólica

un arcabuz un vampiro del siglo pasado

cae sobre el estruendo y el disparo se oculta

para engañar a los chacales que afuera

siguen aullando con el hocico lleno de arena

las huellas no se marcan en el cielo

el nido del cuco espera su próximo candidato

al vestido de víctima que revolotea a distancia

amiga brizna que sea bendito tu humo

hermano polvo tu camino es imperfecto pero aún

siempre es mejor que caer devorado.

PASADO DE MODA

caigo sin fin desde mi nacimiento,

caigo en mí mismo sin tocar mi fondo…

                Octavio Paz

por mucho que me esfuerce

por mucho que pretenda estar al día

aunque mis pensamientos nazcan así

de pronto

ahora mismo en el instante que puede

ser mañana

siempre estoy pasado de moda

tú pasas junto a mí y el olor

del amor es como de una piedra

que gira interminable

tú me miras interminablemente

te me hundes con pelos y señales

tú no giras los labios ni los ojos

hoy te escapas

hoy se agota la línea oscura de tus pasos

con una tinta seca que me dice hasta aquí

hoy te me burlas en la cara

me tiras el olvido interminable

hoy te me vas interminablemente.

Nuevos libros de Enrique del Risco y Francisco García

Nuevos libros de Enrique del Risco y Francisco García

Para aquellos que en Cuba todavía se crean que el humorismo no es cosa seria, yo les recomendaría leerse los libros de escritores como Eduardo del Llano, Enrique del Risco y Francisco García, por mencionar una triada de nombres que con su quehacer, gústenos o no, hoy son parte de lo más importante que acontece en el ámbito de la literatura cubana contemporánea. Enrique del Risco y Francisco García tienen nuevos títulos en el mercado: ¿Qué pensarán de nosotros en Japón? Y Asesino en serio. La muy laureada Legna Rodríguez Iglesias escribe para la Revista el Estornudo a propósito de ambos libros un trabajo que por su interés reproduzco hoy para los lectores de miradas Desde Adentro.

¡Qué sucede cuando una mujer lee dos libros al mismo tiempo?

Por Legna Rodríguez Iglesias

Por varios años fui modelo de varias escuelas de arte

en Kingston, Ontario y Montreal.

Un trabajo muy fácil y aceptablemente bien pagado.

Siempre y cuando pudieras estar desnudo y quieto

por casi una hora en la misma posición.

Francisco García

Cada vez que un autor me pide que presente su libro en tal o mascual evento yo acepto sin pensarlo, con todo el respeto y la amabilidad que merece su persona, por el solo hecho de haber escrito un libro y haber pensado en mí para que yo lo lea en mis términos y en mis condiciones, de una manera que ese autor desconoce y con una dilatación de la pupila que jamás se imaginará. Ese autor, por así decirlo, se me entrega mansito y se queda expuesto, desnudo, ante mí. Pero eso, a partir de hoy, no volverá a pasar. No estoy dispuesta, de nuevo, a ser yo la que se entregue, mansita, quedando expuesta, desnuda, ante nadie. A partir de hoy lo pensaré dos veces, ya no quiero aceptar semejante reading.

Es importante acotar que los libros llegaron a mi casa con dos días de diferencia, por correo postal. Uno fue depositado en el friso de la puerta por el cartero negro que me cae tan bien y el otro fue echado en el buzón número cinco que corresponde al apartamento. Ambos libros los recogí descalza, en short y pulóver, alterada por la tensión de interactuar varias horas con un bebé. Ambos libros los dejé sobre la mesa, después de abrir envolturas, y no supe que había dedicatorias hasta que empecé a leerlos, hace poquísimos días. Las dedicatorias me afectaron tanto como el contenido.

Por la mañana siempre hay olor a caca en la casa. Si no es a causa del bebé, que se ensucia después de despertarse, es a causa de la pequeña Schnauzer llamada Uva, que hace la gracia donde mejor le parece, así sea sobre un juguete del bebé, sobre la tapa del cajón de los juguetes o sobre un libro que ella misma sacara del librero. El olor a caca se queda en mi nariz casi hasta mediodía, después de limpiar lo mismo reiteradamente. Así, con ese olor rondando en el ambiente, yo leí esos libros. Debía leerlos para examinarlos y no leerlos para disfrutarlos. Pero una cosa no decanta la otra y por supuesto que disfruté. Tensa, alterada, en short y pulóver, yo disfruté.

Conozco a Enrique Del Risco personalmente pero no conozco a Francisco García. Lo conoceré el día de la presentación y estaré nerviosa durante hora y media. Yo también votaría por Enrique para presidente, sobre todo porque creo en él como narrador y no creo en ningún presidente, así que me parece muy atractivo votar por un narrador para presidente, alguien que me hará el cuento con más acierto y más verosimilitud que cualquiera que venga a hacérmelo. De hecho, después de leer Asesino en serio, el libro libérrimo, zoofílico y sexual de Francisco García, votaría igual por Francisco para el cargo que Francisco quiera en la asamblea que Francisco diga.

De hecho, Asesino en serio no debería llamarse así. La editorial Sudaquia Editores debió darse cuenta de que el nombre del libro no podía ser ese nombre. La editorial Sudaquia Editores debió comprender que el tamaño de lo que tenía delante se llamaba, ni más ni menos: ¿Qué sucede cuando un hombre pisa una mina?

La mina que piso al decir esto explota mientras la piso y no me importa. Exploto yo misma como cafunga y no me importa. Esa pregunta en la portada del libro, con la ilustración de Armando Tejuca de fondo y el nombre del autor debajo, hubiera sido un mandarriazo en mis trapecios, llenos de nudos y montañitas. Un mandarriazo en los trapecios de cualquiera.

Tiempo atrás, caminando como un perro por Lincoln Road, entré a una librería y vi un libro de Sudaquia Editores firmado por Osdany Morales. Un tiempo después, trabajando en otra librería en Coral Gables, me toca organizar la narrativa y sígome encontrando a cubanos publicados por Sudaquia Editores. Se trataba de Enrique del Risco y Jorge Enrique Lage. Entre paréntesis: ¿Sudaquia Editores tendrá una idea precisa de lo que ha reunido en su catálogo? Seguramente sí. Seguramente sabe que ha reunido a unos tipos de un valor narrativo extraordinario. Porque si algo tienen en común estos autores es precisamente lo narrativo, lo textual como relato.

Rogelio Orizondo y yo hablábamos ayer de eso: del relato. La construcción que uno se hace como individuo y que nadie tiene el derecho de hacer por uno. Puedo leerlo y entenderlo perfectamente en este par de libros de cuentos. Casas, edificios, condominios con cimientos bien profundos. Dicho a la manera de cierto boxeador cubano: el relato es el relato y sin relato no hay relato. Para colmo, en medio de la lectura, me dio por ver la última de Bong Joon Ho, el coreano que ha construido, marcando la diferencia de género, un tipo de narrativa cinematográfica basada en el relato de la imagen. Dicho a mi manera: estoy cansada, agotada, exhausta, destruida, inmóvil, analfabeta. Estoy parada frente a un condominio en Kendall viéndome a mí misma asomada a cien ventanas.

Al final, Rogelio Orizondo se fue a ver la última de Tarantino, que ya yo vi y no me gustó, porque hace meses no duermo o porque no me gustó en realidad, y yo me quedé en el sofá escribiendo sobre dos tipos que han hecho con sus vidas lo que han querido y han escrito los relatos que han tenido el deseo de escribir. Querría parecérmeles. Querría relatar.

Las portadas de ambos libros son en sí mismas relatos incomprensibles, naturalezas muertas. Al terminar de leer cada texto volteo el libro y observo la portada, explicándome cosas inexplicables, ahorcándome con un collar de perlas, ahogándome con una banana. Tengo el cerebro salpicado de puré de tomate o de vitanova. En Cuba le echábamos vitanova a todo, yo me acuerdo. No sé qué libro estoy leyendo. No sé en qué ciudad del mundo estoy. Geandy Pavón y Armando Tejuca también saben relatar.

Entre tanto, la pequeña Schnauzer negra llamada Uva se hace caca de nuevo frente a mí. Cierro el libro en cualquier página. Limpio la caca. Regreso al libro. Lo abro en una página que no fue la que cerré. Mientras limpio la caca con el papel toalla empiezo a menstruar y me pregunto cómo habría sido el cuento de Enrique Del Risco sobre el indio yaqui y el antropólogo si el antropólogo hubiera sido un asesino en serio o, vaya ocurrencia, una mujer.

Concuerdo con Alexis Romay sobre la dualidad de estructuras que Enrique Del Risco crea en ¿Qué pensarán de nosotros en Japón? A través de siete cuentos que son también, y sobre todo, siete lugares, siete huecos en la tierra, siete islas, siete cuerpos, siete mapas, siete metidas de pata, siete viajes, siete canciones viejas, siete campos de batalla, siete muertes, siete mitologías, Enrique Del Risco crea pares que se atraen y se repelen, que se enfrentan y aparean. Y en esa paridad lo dispar es una ley.

Los personajes de Enrique Del Risco están como yo, habitando un orden y un espacio que de cierto modo los excluye, los extraña y enrarece. La lectura que hago de su libro es como mi perra Schnauzer y su caca junto a mis chancletas, solo me atañe a mí. Lo único terrible de todo eso es que leo intercalando un cuento de Enrique Del Risco y uno de Francisco García González. Los intercalo y mi cabeza, de cierto modo, explota.

No son autores difíciles porque no pretenden nada. Justifico pretenden en cursiva porque un escritor siempre pretende algo. Un escritor es un asesino. Escribo pretensión como un acto fallido de escritura. En mis propios poemas y relatos siempre hallo pretensiones que no logro concretar. A veces me conformo con terminar de leer o terminar de escribir, llegar al último párrafo y a la última palabra. Es horrible darse cuenta de que eso que estás leyendo no está terminado, de que a eso que estás escribiendo le falta lo más importante.

El discurso narrativo (lo nítido y lo transparente, casi táctil) tanto de Enrique Del Risco como de Francisco García no tiene nada que ver con maquillajes ni esfuerzos (recuerdo lo que dicen los melómanos de Nina Simone, que la voz le sale sola). Leo mucha acción y mucha transversalidad. Me quedo en las atmósferas creadas por autores que han gozado (tal vez sufrido) el relato en cuero cabelludo propio. Ni analizo ni examino a consciencia. Lo más probable es que en un par de semanas vuelva a ellos de una manera más fría y calculadora. Tal vez hasta intente comunicarme con los autores por WhatsApp, por email, por cualquier vía. Todo me afecta. Se me quita el sueño.

Las realidades enfermas, políticas, aberrantes de Francisco García son solo los relatos de la enfermedad, la política y la aberración. La distancia física que toma el autor de Asesino en serio entre su realidad y la realidad textual se lee como otro relato a pie de página. El hombre tiene una forma de escribir la cosa en perspectiva que a mí, una emigrante insomne como él, empieza a parecerme sospechosa: un asesino que expresa vulnerabilidad en la mirada.

No sabría poner a Francisco García en el estante nacional de la literatura cubana. Equivocada o no, no sabría ponerlo. Empiezo a sentirme presa, incluso, de la paranoia. Me pregunto por qué estoy leyendo estos libros precisamente hoy en Miami (afuera llueve, los mosquitos dan al pecho) después de cinco años de haberme ido de una isla en la que me pasaba el tiempo leyendo. Pero ahora en mi sofá vuelvo al principio, al relato de una mujer que quiere más a su perro que a su esposo.

Tal vez Francisco García trabaja para Twitter o Instagram o Google y detectó en mis actividades virtuales cierta disposición para amar a los perros de cualquier tamaño o raza. (Menos pequinés, chihuahua o yorkie. Sobre todo, repulsión hacia los moñitos con lazos rosados que sus dueños les ponen a las perras de raza yorkie). Tal vez Francisco García es un agente encubierto detectando antropofobias.

¿De eso se trata todo? Tal vez se trata de otra cosa pero yo, mientras lo leo, me juro a mí misma que jamás le pondré un lazo rosado a la pequeña Schnauzer negra llamada Uva que duerme sobre mis chancletas. Me juro a mí misma que la ansiedad y la taquicardia que desde hace un rato siento son solo síntomas o consecuencias del primer día de menstruación. No los libros. Jamás los libros. Mucho menos sus autores.

Tomado de Revista El Estornudo,

¿Qué sucede cuando una mujer lee dos libros al mismo tiempo?

Poemas de Alberto Acosta-Pérez

Poemas de Alberto Acosta-Pérez

A Alberto Acosta-Pérez (La Habana, 1955-2012) lo recordaré siempre no solo por sus poemas sino por su desempeño en el área de las relaciones públicas del Gran Teattro de La Habana. Por años, él fue la persona encargada de atender a los que en funciones de nuestra labor periodística asistíamos a la instalación de Prado y San Rafael.

Como era un verdadero creador, sabía tratar con sumo respeto a todos los que le buscábamos a fin de asegurar una localidad para determinada función artística que pretendíamos cubrir. En esos intercambios, nunca le escuché ni supe de una mala respuesta sino todo lo contrario.

Ya como poeta, cabe asegurarse que con un discurso poco ansioso de irrupciones violentas (algo que le diferenciaba de sus contemporáneos), Alberto Acosta-Pérez fue uno de los adelantados de su generación. Con vivificantes influencias de escritores como Octavio Paz, Luis Cernuda, Cavafis, Anna Ajmátova, Dulce María Loynaz, Sylvia Plath o Pere Gimferrer, entre sus principales logros cabe mencionar el haber ganado el premio internacional de poesía Gerardo Diego en 1989, el Pinos Nuevos en 1996 y el de la Crítica Literaria en 2002.

Con su plaquette ¡Éramos tan puros!, de 1990, se unió al breve grupo que por aquel entonces empezaba a escribir sobre el homosexualismo en la literatura cubana sin ambages de ningún tipo. Importante en el quehacer de Alberto resultó su aproximación a Gastón Baquero. Así, los ecos de la obra del autor de “Saúl sobre la espada” y el “Testamento del pez” se perciben en el largo poema de Acosta-Pérez denominado “Isla”.

Entre los libros que publicó están Como el cristal quemado, La noche de Paolo, Alabanza del sueño, Monedas al aire, Música vaga (Premio de la Crítica), Fotos de la memoria y Experiencias de amor correspondido. Poco después de su muerte, Ediciones Unión puso en el mercado una selección de toda su obra poética, con títulos como “California”, “La balada de Jack y Ennis”, “Fin de siglo”, “lamentación” e “Isla”, algunos de los cuales son reproducidos a continuación.

Poemas de Alberto Acosta-Pérez

Fin de siglo

Nosotros los de entonces ya no somos los mismos

Pablo Neruda

Aquí estoy en medio de la Plaza

haciendo fotos para la memoria

hurgando bajo las camisetas hinchadas por el odio

con la esperanza de encontrar algún niño que me

tienda la mano.

en medio de la plaza construyendo poemas para no sentir

miedo,

para no estar dormido cuando se abran las semillas,

para levantar la lámpara y alumbrar los rincones

con la pureza y el aplomo de quien nada espera,

solo la satisfacción de no rendirse nunca,

a pesar de las evidencias.

LAMENTACIÓN

Yo no tengo un amigo

yo no puedo decir: este es mi techo

mi árbol este es mi pan

Yo no tengo un amigo que me diga

—soy tu hamaca descansa

Soy tu fuego come

No tengo una sombra de aguas tranquilas

para refrescar mi pie y besar a mi hijo

Yo no tengo un hijo que me pida un beso

ni un amor pequeño o solitario

que piense alguna vez que estoy llorando.

Yo no tengo un sitio para decir es mío

y será tuyo si quieres plantar aquí tu árbol

no tengo ni siquiera un perro de ojos trágicos

con pequeñas luces para acompañar mi sueño

(si es que alguna vez logro dormir)

Yo no tengo a nadie que me mire y piense:

—es feo pero por dentro está lleno de hermosas señales

Nadie para trenzar mis cabellos ahora

antes de que muera definitivamente

Y si no tengo nada si no tengo a nadie

¿dónde está entonces esa felicidad que me había

prometido?

DESTINO

Absorto en la triunfal desarmonía de este cuerpo

que no tiene otro destino que morir,

y tal vez exhalar una o dos líneas hermosas sobre el papel,

me pregunto si todo estuvo mal,

si no hubo otro camino.

No son dulces los antiguos recuerdos

sino espadas que se hincan

y dejan al aire los tendones.

¿Adónde marcha la belleza que se borra?

¿Adónde voy yo mismo?

Solo hay una certidumbre:

no nos veremos más allá,

no nos inclinaremos juntos otra vez sobre la hierba,

nuestros rasgos no se confundirán de nuevo en el espejo.

Como cualquier criatura

nos pudriremos solos al borde del camino,

entre dos pulsaciones,

con un clavo de oro hincado en las espaldas.

ISLA

Yo soy quien vela el trazo de tu sueño

Gastón Baquero

Yo te amo isla

aunque seas un límite tejido y destejido gravándome la sombra

llevándose el verano en una hoja negra y traslúcida

aun cuando frágil juegas en los dedos de la lluvia

y te padezco en mi memoria y me presiento libre

porque tu corazón es un bosque de furias y benevolencias.

Yo te amo isla

fuerza y moneda entre los dedos

invitando a la sublevación de los cuerpos

en los que yo sé que me repito

en los que yo sé que existo

cuando la noche renueva el cristal de su mejilla

y nace súbita

haciéndome sentir que nunca me abandonas

que me inventas

que me finges jardines y cristales

en la pequeña eternidad de arena e inocencia

donde tú me posees mejor y para siempre.

Yo te amo isla

aun cuando el sueño me obliga a disolverte

escanciando arena entre nosotros

aun cuando hasta las cuerdas inventadas donde sobrevivo

se deshacen

y dejamos de ser esos dos personajes de una misma película

dos seres que yo siento ahora como una vocación extraña y

definitiva

aun cuando jugando al escondite nosotros perdimos ese algo

que se yergue y acaba haciéndonos

igual a los demás hombres.

Yo te amo isla

conspiración en la conspiración

fuerza en la fuerza

llena de dardos y sonidos.

Nadie lo sabe todo mejor que tú.

Yo te amo ínsula

¡quién viene a lamer en mi cara tu pasado

la extraña indiferencia de par en par abierta como un hombre o

un país

o un manojo a medio despertar!

Yo te amo ínsula

donde familias tonsuradas con un hijo plantado en el desierto o

en la selva

me hablan sólo de la gloria y la paz de los museos

y los cuerpos extendidos levemente de una boca a otra boca

propagan esas manchas increíbles que asustan como muros o

niños asesinos

Yo te amo isla

espía de mi esfuerzo y de mi vida

porque ríes en la luz amarilla del espejo

y me haces recordar que he sido amenazado por un gesto

superviril

que me he perdido en una red vacía

que estoy enfermo de flores ácidas

que así responde un niño ante una trampa o una marca.

Yo soy un silencio de voces reunidas

de muertos amigos repitiendo la turbia indiferencia

soñando siempre la belleza de algún lugar remoto

algo como París o la irrealidad la alta ceniza que llenará las bocas

el mundo es un bello libro donde leer cómo huele una época

para descifrar a través de sus carbones

el sentido último del delirio o la tristeza.

justo cuando lo maduro y lo imposible arrancan un pez al paraíso

y la adrenalina rellena los cuerpos aplastados

y los hipocampos y los jardines invisibles

y los rumores enemigos tiemblan en su origen

he creído verte uniendo los dedos en una orquídea o en un Cristo adolescente

que escribe nombres a lo largo de la costa

con un dedo tan agudo como una fibra de ballesta.

Yo te amo ínsula

ruiseñor ensimismado en la vigilia

arrasado en la nube crujidora

pero quisiera que me miraras como si no existiese.

Yo nací deshabitado.

Ah ínsula que entras al poema y te conviertes en su centro

en su rey imaginario

en el súbito horizonte

en mi rostro

en el caballo de la muerte

yo quisiera sentirme y perderme en las raíces jinetes de los muros

en la ciudad que recorren los cuerpos fosforescentes y capaces de llorar

en las piedras la flauta el estero

en la fruta de escarcha

en el padre loco y su cuchillo

en el rectángulo de aguas donde vive la luna.

Yo soy esa historia tan serena de ser dos

de ser lana y niño maldormido

pobres muros vagas llamadas telefónicas

alguien que se despide como si tras la puerta hubiera siempre

un maëlstrom o una flor carnívora

(Soy un poeta de la mano izquierda

y esa noticia partirá mi memoria en dos pedazos.)

Yo te amo ínsula

a esas horas suntuosas cuando las miradas son tulipanes amarillos

y después

sin una excusa

tenga o no tenga estas ganas enormes de abrazar.

Yo te amo ínsula

estoy en ti sepultado bajo el bello peso de tu cuerpo

sarmentoso y de jugos oscuros

estoy muriendo hablando de otro tipo de desnudez

y perderme en el aliento de tu cielo

sentir la sombra de tu ángel

ser tu criatura gemidora

los ojos inventados una tarde sobre el mar

el gigante que te mira a la cara fijamente

y te levanta febril sobre la muerte.

¡Ah isla vine a contemplarte mientras persistes

como un dios en cuyo cuerpo

se olvidan esos juegos de luces contra natura donde yo sé que existimos!

BIG BANG

Toda la materia del universo está en ese punto debajo

del omóplato

donde tú me has mordido tantas veces.

PALABRAS ADECUADAS

Tudor Arghezi

Yo no quise cantar ni al amor, ni al país ni a mí mismo,

pero todos,

el amor, el país, yo mismo,

en una bocanada fatal

a mi través se alzaron

y como deidades invencibles,

por encima del miedo,

deslizaron en mi boca

las palabras adecuadas para herir y amar,

más altas que el invierno,

más fuertes,

más perennes que el diamante;

palabras que cerraron las puertas de la huida

y cruzaron mi corazón de una cuchillada

y se escribieron solas,

contra mi voluntad de ser totalmente libre,

contra mi raciocinio,

e incluso a veces

contra mi propio corazón!

Rubén Darío Salazar: “Estoy lleno de futuro, vivo en él”

Rubén Darío Salazar: “Estoy lleno de futuro, vivo en él”

Rubén Darío Salazar Taquechel tiene que sentirse muy contento por estos días. Su gran proyecto, el grupo Teatro de Las Estaciones, ha cumplido los primeros 25 años de vida. Ello ha sido motivo de regocijo para los seguidores de las artes escénicas en Cuba. Paralelo a ello, recién él ha sido nombrado Director del Guiñol Nacional, sin que dicha designación signifique el abandono de su trabajo en la ciudad de los puentes. En aras de que los lectores de Miradas Desde Adentro conozcan más los criterios de este genuino defensor de los títeres en la escena cubana, reproducimos una entrevista que le realizara la teatróloga guantanamera Marilyn Garbey Oquendo para la revista digital La Jiribilla.

Teatro de las Estaciones está lleno de futuro

Por Marilyn Garbey Oquendo

He sido espectadora de primera fila de Teatro de Las Estaciones en sus 25 años de trabajo. Por esa razón conversé con Rubén Darío Salazar Taquechel para indagar en sus valoraciones sobre el camino recorrido, para saber cómo imagina el futuro de una agrupación paradigma del teatro cubano.

¿Cuáles fueron los principios fundacionales de Teatro de Las Estaciones? ¿Cómo gravitan, 25 años después, en la labor cotidiana del grupo?

La fundación de Teatro de Las Estaciones fue un hecho circunstancial. Fue una petición del Consejo Provincial de las Artes Escénicas (CPAE), en medio de los acontecimientos sociales acaecidos en la Isla en 1994. Yo había dirigido junto a Zenén Calero algunos espectáculos musicales en el Teatro Sauto (dos recitales de Alfonsito Llorens y su grupo y uno con el cantautor Raúl Torres y el grupo Tablas). Mercedes Fernández, presidenta del CPAE en Matanzas por ese entonces, y Cecilia Sodis, la inolvidable directora del Teatro Sauto, me pidieron preparar un montaje para los niños y niñas que vivían aquel verano cálido y convulso en la ciudad de los puentes. Enseguida pensé en mi formación universitaria en el Instituto Superior de Arte de La Habana (ISA). Una amalgama de manifestaciones mezcladas y contaminadas para bien. Los teatristas con los de danza, con los de música y plástica, sin olvidar a los de la Escuela Nacional de Circo, que quedaba cerca. Eso fueron los principios fundacionales de Las Estaciones, la mixtura de las artes. Invité a los grupos teatrales profesionales y aficionados existentes en la capital provincial, Teatro Papalote, Teatro El Mirón Cubano, Danza Espiral y su Taller Infantil, los niños ganadores del concurso Cantándole al sol, actores aficionados, músicos profesionales, titiriteros de La Habana e integrantes del Circo Nacional de Cuba. En esa composición multidisciplinaria destacaban los títeres. Esa pluralidad cultural es la que, 25 años después, gravita sobre el grupo. Una fusión que se ha enriquecido y fortalecido año tras año, hasta convertirse en poética escénica y humana.

Muchos caminos ha recorrido Teatro de Las Estaciones. ¿Quiénes son las personas, los sucesos, los encuentros que más han influido en la trayectoria de la agrupación?

Mercedes Fernández y Cecilia Sodis fueron fundamentales en la arrancada, ya lo he dicho, y el pequeño equipo que desde Teatro Papalote se sumó conmigo a varias actividades de la cultura en la provincia. El actor Freddy Maragotto, Arneldy Cejas, que en ese entonces era tramoyista, la entusiasta Melba Ortega, actriz aficionada, y el diseñador escénico Zenén Calero, también de Teatro Papalote como yo, él ha sido una persona imprescindible en todo lo que vino después, en lo que somos hoy. La coreógrafa y bailarina Liliam Padrón, el doctor José Antonio Méndez, director del Coro de Cámara de Matanzas, Enrique Pérez Mesa, director de la Orquesta Sinfónica de Matanzas y la compositora y directora coral Celaida Menéndez (Maricusa). Ese fue el núcleo de personas que en 1994 agitaron y avivaron mis sueños. Luego sucedió mi encuentro con Dora Alonso, en 1996. No fue una colisión, fue el descubrimiento de la belleza de lo cubano y de la autenticidad hecha persona. Nos presentó a Pelusín del Monte, títere nacional de Cuba, desde sus propias vivencias. Fue amiga, consejera e incentivo espiritual para nuestro trabajo. Falleció en 2001, y confieso que el golpe fue menos demoledor porque, justo un año antes, habíamos conocido a Carucha Camejo, una de las pioneras del  teatro de títeres profesional cubano. Ellas dos fueron personalidades definitorias en la trayectoria de Teatro de Las Estaciones, el parteaguas de nuestra creación.

El dramaturgo Norge Espinosa y el músico Raúl Valdés están entre los artistas que no solo influyeron con sus textos y partituras, sino que ayudaron a definir el concepto de nuestra producción para niños y adultos, un teatro de arte para todos. El encuentro con la soprano y compositora Bárbara Llanes, mujer inteligente y exquisita, con la pianista y también compositora Hilda Elvira Santiago, una joya de la música matancera y cubana. Súmensele nuestros diálogos amistosos con Carlos Díaz y su Teatro El Público, Carlos ha producido algunas de nuestras puestas en escena, además de darnos lecciones de persistencia y amor a la profesión. Los intercambios con las compañías Títeres Etcétera, de Granada, y Teatro Arbolé, de Zaragoza, en España. Teatro SEA, de Estados Unidos-Puerto Rico, Fernan Cardama, de Argentina, Baúl Teatro, de México, Títeres Gira-sol, de Uruguay. Todas nos han enseñado e influido desde sus propios encuentros y desencuentros, allanando un poco los nuestros. Cómo negar las influencias de la Compañía de Philippe Genty y Papier Theatre, de Francia; Gioco Vita, de Italia; Joan Baixas, de España; Román Paska, de Estados Unidos; XPTO, de Brasil; o Ilka Schombein, de Alemania…; la lista se engrosa con buena parte de colegas de la Isla, gente maravillosa que se ha convertido en nuestra familia.

El colectivo presenta hoy rostros jóvenes. ¿Cuáles son los requisitos para ser parte de Teatro de Las Estaciones? ¿Cómo transcurre el diálogo generacional en la intimidad del grupo?

Nunca llegamos a conocer del todo las agendas ocultas de las personas, pero de lo que uno logra reconocer o intuir a primera vista, me quedo con el requisito de que sea una buena persona, con un sentido humanista de la vida, mente plural y alma sensible. Que no tenga complejos de inferioridad o una autoestima descolocada para bien o para mal, pues personas así pueden acabar con la armonía interna de un colectivo. Esas características positivas me interesan más que el talento. Quien tiene vocación, pasión, respeto por lo que hace y tiene sentido de grupo ya tiene el 60 % de los requerimientos para ser parte de Teatro de Las Estaciones. Las condiciones artísticas se pulen, se trabajan y se enriquecen. Si a la humildad unimos la inteligencia y la conciencia de que uno nunca sabe lo suficiente en esta vida, y que hay que escuchar de todo y a todos, ya tienen el primer pie en la tropa del sol y la luna.

Los diálogos generacionales en Las Estaciones transcurren de acuerdo con las características humanas y artísticas anteriores. Si la convivencia cotidiana en una familia de lazos sanguíneos verdaderos es delicada y complicada, no lo es menos en un conjunto de creadores. Nadie es perfecto. Son muchas las luminosidades y oscuridades que acompañan a un ser humano. Cuando se lidera un grupo hay que saltar por encima de diferencias e igualdades, debilidades y fortalezas para llegar a los destinos de nuestros proyectos. La vida aparta del camino trazado a quienes conciben vuelos bifurcados. Buen viento para ellos. Nosotros seguimos en lo nuestro. Hacia la luz.

El repertorio de Teatro de Las Estaciones revela amplitud en la mirada, capacidad para el riesgo artístico, sedimento investigativo, deseo de dialogar con los espectadores del siglo XXI. ¿Cómo eligen la obra a representar?

Vivo mi vida teatral en la calle. No soy de esos directores que exigen a sus actores una pureza en los gustos y experiencias que para mí no existe. Leo la prensa, veo la televisión, oigo el radio, converso con niños, jóvenes y adultos, con obreros e intelectuales. Lo que hago en el teatro no es para saciar desmedidamente mi ego. No me gustan las historias cripticas sino las sugerentes, avivadoras de la ilusión y el optimismo, lo que no quita que deje de enfrentar de manera crítica lo mal hecho. Ser crítico es una condición intrínseca del teatro de títeres, personajillos irónicos que ríen, lloran, dicen palabras duras y líricas. La elección de la obra a representar no obedece ni a un método ni a una fórmula. Esa búsqueda está en lo cotidiano, puedo incluso planificar un título, un tema y cambiarlo por azares de la inspiración o la necesidad.

Teatro de Las Estaciones ha generado un modelo de gestión y promoción del universo titeril que incluye presentaciones de obras, eventos, publicaciones, galería, centro de información, talleres de formación, intercambio con colegas de otras latitudes. ¿Por qué es necesario para ustedes concebir tal cúmulo de acciones?

En esta respuesta vuelve a aflorar mi tiempo en el ISA entre 1982 y 1987. ¿Cómo, después de escuchar en las aulas a Graziella Pogolotti, Rine Leal, Nicolás Dorr, Francisco López Sacha, Flora Lauten, Vicente Revuelta, Armando Suárez del Villar, Ana Viñas o Sonia Pérez Biotte, se puede pensar en el teatro como un oficio donde se ensaya, se estrena, se realizan las funciones y ahí termina todo? El Superior de Arte nos enseñó a pensar en el teatro como un compendio de posiciones donde se implican no solo las habilidades físicas y emocionales, sino las intelectuales e ideológicas. Fuimos preparados para generar un mundo de sensaciones y propuestas alrededor del hecho dramático. Soy fiel a esa enseñanza. Compartir lo que aprendí, promocionar la labor de otros, rescatar nuestra historia, descubrir aristas desconocidas de nuestra profesión y patrocinar acciones pedagógicas y prácticas que engrandezcan la profesión que elegimos, me llena de gozo y esperanza. El cúmulo de cosas no es lo importante, sino lo que genera esta multitud de aprendizajes e intercambios con los demás.

¿Cómo sueñas el futuro de Teatro de Las Estaciones?

Soy un soñador con los pies bien puestos en la tierra. Me gusta soñar con imposibles posibles, trazar bien las estrategias de lo que ansío personal y artísticamente, dejarle a la espontaneidad solo lo necesario. No creo en los golpes de suerte, ni en los susurros del destino. Voy hacia este bien preparado. Nuestro futuro se construye en el presente, cada día, en cada paso, en cada gesto trazado en el aire, afincado en la mente, asentado en el pecho. El futuro es ahora mismo, está en las aulas de la Unidad Docente Carucha Camejo que abriremos, en los libros que están al salir a la luz, en la edición 14 del Festitaller Internacional de Títeres de Matanzas en 2020, en el próximo estreno de Teatro de Las Estaciones. Estoy lleno de futuro, vivo en él.

Fuente: La Jiribilla

El club Hoy Como Ayer dice hasta luego

El club Hoy Como Ayer dice hasta luego

El club Hoy Como Ayer, todo un símbolo de la vida nocturna en Miami, ha cerrado. Me entero de ello por medio de un artículo de la periodista Sarah Moreno, aparecido el pasado viernes 16 de agosto en la edición digital del periódico El Nuevo Herald.

Pude visitar dicha instalación más de una vez durante mis estancias de paso por Miami. Incluso, llegué a intercambiar uno que otro correo electrónico con el fundador del local, Fabio Díaz Vilela, alguien que en La Habana de los noventa estudió par de años la carrera de periodismo y que ya radicado en USA, en 1999 compró el Café Nostalgia, fundado por Pepe Horta y Bobby París.

Como he expresado en mi libro Nadie se va del todo: Músicos de Cuba y del mundo, entre los posibles asuntos a estudiar en relación con el tema de la más reciente diáspora musical cubana, están el del devenir del circuito de locales que en el pasado reciente y en la actualidad han servido de espacios para la sistemática presentación de grupos y solistas cubanos transterrados, lugares como La Reina de Cuba y el Yemayá en Madrid, el bar Los Íntimos en el D.F. de México, o el Hueco, Café Nostalgia, Kímbara Cumbara, el Hoy Como Ayer,  La Cueva, el Cuba 8, el Vedado Social Club, el Real Cafe,  el Ocho Live y el Neme Gastro Bar en Miami.

De Amaury Gutiérrez a Luis Bofill

En el período transcurrido entre 1999 y junio del 2019, fecha del cierre del Hoy Como Ayer, por la instalación de la Calle Ocho y la avenida 22 en Miami desfilaron músicos cubanos tan diferentes en cuanto a géneros y estilos por ellos cultivados, como las cantantes Albita Rodríguez, Malena Burke y Aymée Nuviola, jazzistas como el bajista José Gola, el pianista Michelle Fragoso o el baterista Alexis “Pututi” Arce, agrupaciones como Los 3 de La Habana y el grupo Palo, o vocalistas como Luis Bofill y Leslie Cartaya.

“Yo decía que era un centro cultural con licencia de licor y así lo vi y lo defendí siempre”, manifestó Fabio Díaz Vilela en el artículo publicado por Sarah Moreno en El Nuevo Herald.

Según lo trascendido, en el pasado mes de junio se venció el contrato de arrendamiento de 20 años que Fabio Díaz Vilela tenía con el dueño del local y, dada la subida de los precios de los alquileres en general en Miami y particularmente en el área de la Pequeña Habana, le resultó imposible llegar a un acuerdo que complaciera a ambas partes y le permitiese continuar con el proyecto del Hoy Como Ayer.

Cerradas las puertas de esta ya mítica instalación, un breve recuento por la trayectoria del club Hoy Como Ayer permite afirmar que, más allá de las discusiones acerca de si los precios del local resultaban excesivos, el sitio brindó una posibilidad laboral a un nutrido grupo de músicos cubanos de altísima calidad y que, por las características de su propuesta, no encontraban espacios en otros centros nocturnos de Miami. Así pues, aunque fuese por esa única razón, hay que agradecerle a Fabio Díaz Vilela haberle dado vida en 1999 al Hoy Como Ayer y mantenerlo activo durante 20 años de prolífera existencia.

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Al habla con Jorge Aragón

Al habla con Jorge Aragón

Jorge Aragón es uno de los músicos que más capta la atención en la actual escena cubana. Muchos lo descubrieron por el extraordinario trabajo que hizo como orquestador en el disco de Beatriz Márquez a propósito de canciones de Adolfo Guzmán. Pero Jorgito, como le llaman a Jorge Aragón ya venía haciendo cosas harto interesantes desde mucho antes, como lo prueban sus colaboraciones con una agrupación al corte de Real Proyect o un cantautor como Polito Ibáñez.

Por los numerosos logros que ya tiene pese a su juventud, vale la pena conocer más a este pianista y que corrobora aquella idea de que hijo de gato caza ratón (su padre, también llamado Jorge, fue pianista del grupo de Pablo Milanés durante varios años). Por ello, reproducimos a continuación una entrevista publicada en el boletín electrónico del Centro Cultural Pablo de La Torriente Brau y que nos acerca a las inquietudes de quien es ya no una promesa sino una realidad en el cambiante panorama musical cubano.

 

Jorge Aragón: Virtuosismo y juventud

Por Shaima Legón

La música para Jorge Aragón lo es todo. Siendo hijo de una generación de músicos talentosos, ha logrado llevar el virtuosismo en la plenitud de su juventud. Es productor musical, arreglista, orquestador, compositor y también se ha destacado como pianista en diferentes agrupaciones musicales. Con Silvio Rodríguez, ha establecido una relación cercana aportando arreglos, orquestaciones y presentando versiones originales de las reconocidas canciones del trovador con el cual ha viajado el mundo y los barrios de Cuba. En su ímpetu con miras al futuro, sostiene la importancia de contemplar el pasado para nutrirse de la herencia de los grandes músicos clásicos, de su padre y de su familia. Su versatilidad le ha dado la oportunidad de recibir numerosos méritos, entre ellos el Gran Premio Cubadisco 2018 por el disco Libre de pecado elaborado junto a Beatriz Márquez, la oportunidad de trabajar con el director José Antonio Méndez y la invitación a ser parte del prestigioso laboratorio de Sundance, recibiendo clases de James Newton Howard, Harry Gregson Williams, Peter Golub, Alan Silvestri, Tony Morales, Christophe Beck, Marco Beltrami, entre otros.

En su estudio ubicado en el barrio habanero de La Víbora, nos contó de su trayectoria, sus inspiraciones y sus sueños.

¿Qué es la música para ti?

La música es un refugio que me salva de muchas cosas. No por gusto en algunos países es una asignatura obligatoria, expande tus horizontes y tus pensamientos. Para mí la música clásica lo rige todo. Hace más de 400 años que llegó al mundo y sigue vigente, y eso tiene una importancia vital, tenemos un legado de compositores genios.

¿Cuáles son tus compositores de cabecera?

Admiro a muchos, pero me identifico particularmente con Rachmaninov. Para mí es el dios de la melodía y fue el que me acompaño en toda mi carrera. También admiro muchísimo a Gustav Malher, el cual lamentablemente tuvo una vida bastante trágica. Al escuchar su música y conocerlo cada vez más siento placer y un descubrimiento infinito a la vez. Me pregunto ¿cómo un ser humano fue capaz de componer así? En el caso de Debussy y Ravel, considero que son unos genios por el trato que le dan a la orquesta sinfónica  ¡yo no entiendo cómo pudieron lograr esas obras, es impresionismo impresionante! Además hay tantos valores reflejados en esta música, hay tantos recuerdos, enseñanzas. Puedes ir al pasado y contemplar la belleza a través de estos compositores. Es una bendición poder conocer el universo, escuchándolos.

 

¿Cuándo empiezas tu carrera como pianista?

Empecé a los 5 años con Miriam Valdés en un taller que ella tenía con varios niños. Luego hice las pruebas en el Conservatorio Manuel Saumell y ahí estudié la carrera de piano con Mayra Torres. Puedo decir que gracias a ella es que yo toco piano hoy en día y por supuesto también gracias a mi familia. Mayra siempre creyó en mí y en mi musicalidad, hasta que me gradué. También le agradezco a Hortensia Upmann, a Virginia de la Osa, a todos los maestros en general que me guiaron. Después pude entrar al Conservatorio Amadeo Roldán, donde estudié junto a Patricia Melis y escuché de cerca los consejos  de Aldo López Gavilán,  al ser su alumno en el último año de mi carrera aprendí mucho de su maestría,

A pesar de los sacrificios en la infancia, el beneficio mayor es el de la música, cuando comprendí eso, me enamoré del arte completamente. Luego decidí estudiar por mí cuenta, al cumplir los 21 años, ya sabía lo que quería y empecé a darme cuenta en ese entonces que mientras más estudiaba, más iba a necesitar hacerlo.

¿Cómo manejas ser al mismo tiempo pianista, arreglista y compositor?

Al principio cuando empecé a trabajar era bastante difícil porque tocaba con muchas personas. Poco a poco fui dándole prioridad a lo que más quería y definiendo un camino. Yo he trabajado en géneros como el jazz, pop, rock, son, salsa, trova y música clásica que es la que más me gusta.

Uno de los lugares donde mejor me siento ahora mismo es con la Orquesta de Lyceum de La Habana, tocando junto a ellos y estrenando mis composiciones, también disfruto mucho el trabajo que hago junto al proyecto Real Proyect, Silvio, M Alfonso y Kelvis Ochoa.

¿Cómo ha sido tu encuentro con Silvio?

Silvio es una persona que cuando tú crees que todo está bien, pues él te demuestra que puede estar aún mejor. Desde el principio el me llamó para tocar el piano en una canción que él había escrito para la película Afinidades de Jorge Perugorría y Vladimir Cruz. Yo estaba muy nervioso, él me dio la letra para que yo la interpretara y por suerte cuando toqué el piano le gustó mucho. A partir de ahí empezamos a trabajar juntos y a conocernos.

Él sabe mucho y sabe bien lo que quiere, pero no impone su criterio. Entonces he intentado aportar de mi mundo hacia el de él. Siempre ha sido una persona abierta a escuchar opiniones diferentes. Una vez me pidió que escuchara un disco que hicimos juntos, ya estaba la mezcla hecha y tomé 14 notas de sugerencias  y luego me escribió para decirme que todas le habían parecido válidas y que todas las iba a hacer. Es poco frecuente que una figura como él te dé esa atención, sobre todo a mí, que soy un bobo por decirlo de algún modo. Eso te inspira y hace que te esfuerces más. Por suerte he tenido la oportunidad de agradecerle personalmente esos detalles. Algo muy importante: el agradecimiento. He aprendido que cuanto más sencillo eres, es cuando más cerca estás de ser grande. Por eso la humildad debe acompañarnos en toda nuestra trayectoria.

Recuerdo una anécdota donde estábamos tocando solo piano y voz y Silvio dejó de cantar y yo terminé acompañando al público. Cuando terminé de tocar, todos los del grupo estábamos erizados, tocar delante de 100 mil personas no es algo que pasa todos los días. Volver a repetir una experiencia así va ser difícil, no solo por lo musical sino por la experiencia de hacerlo precisamente con una persona como él.

¿Cómo es la experiencia de tocar en la agrupación de Silvio?

No hay muchas reglas, lo normal de la vida, pero sí hay que ser muy puntual. La relación es muy buena, seria, pero a la vez súper divertida. Yo soñaba tocar junto a ellos. Ahí está Oliver Valdés que es una figura importante en el grupo igual que Jorge Reyes y Emilio Vega, cada cual con sus cualidades. Está Rachid y Maykel del trío Trovarroco que son excelentes personas y además hacen un trabajo extraordinario con la música de Silvio. Niurka sin duda alguna es la intérprete excepcional del grupo, mi experiencia con ella ha sido formidable. Silvio una vez me dijo “oye, Jorgito, escríbele lo que tu entiendas que ella lo va a tocar sin problemas”. Yo puedo decir que de tantos músicos con los que he trabajado ella ha sido la que más fielmente ha tocado a primera vista todo lo que he escrito en una partitura, con todos los detalles y de manera impecable.

Antes, tocar con estos músicos era algo lejano para mí, yo los vi en un barrio y siempre pensé que algún día me gustaría poder compartir con ellos. Lo más importante es que una vez que cumples un sueño no puedes perder la curiosidad e inquietud que tenías cuando no lo habías cumplido. En ese grupo me ha pasado eso, no es que ya me acostumbré a ver a Silvio, siempre es como el primer día.  Él tiene ese ángel de que cada vez que llega a un lugar dicen “está Silvio” y bueno siempre he mantenido el mismo interés de trabajar con él. Nunca me he querido acostumbrar a ver mi sueño como algo realizado, al contrario, sigue siendo una verdadera oportunidad poder estar a su lado.

¿Qué significa para ti el proyecto de la Gira por los barrios?

La primera vez que fui a un barrio fue el de Romerillo con Polito Ibáñez.  Es una experiencia muy bonita y una idea fenomenal. Hemos tocado en lugares que yo nunca imaginé, lugares súper intrincados que si no fuera por la Gira pues hubiese sido bastante difícil llegar hasta ahí. Es muy lindo llevar el arte que hacemos a todas esas personas. Silvio lleva el mismo concierto que hace en el Luna Park  a un barrio. El de la gira por España con la Orquesta Sinfónica, fue el mismo que él llevó al barrio de la Habana Vieja. Sé que es un trabajo muy importante y por suerte hemos podido estar juntos y aprender también de eso.

¿Qué nos puedes comentar sobre la música de tu padre y su relación con Pablo y Silvio?

A lo mejor es el destino o que ya viene en la sangre de uno. Yo nací con esa música, la tengo en mis venas y he tratado siempre de ser coherente. Son sentimientos que existen y que vienen desde antes que yo naciera, y eso ayuda a mi relación con la música.

Una vez en una gira con Silvio fui a Argentina y Chile, mi papá había ido en el año 84, increíblemente estaban los mismos productores en el 2015. Ellos me miraban y decían “esto no es verdad, no puede ser verdad”. Tengo videos y grabaciones que hizo mi papá con Pablo y Silvio que siempre miro, Silvio a veces hace anécdotas, al igual que Jorge Reyes y Emilio, ya que trabajaron con mi papá antes de que yo naciera.

¿Te has aventurado en el mundo del jazz?

Me encanta el jazz, creo que ser jazzista es un estilo de vida desde que te levantas hasta que te duermes. No soy jazzista, sí he estado muy ligado a ese mundo, tuve incluso un proyecto de jazz que algún día pudiera retomar. Considero que tenemos aquí jazzistas muy buenos, son personas que lo llevan en la sangre, en su sonido y en su manera de pensar. Descubrí el jazz a través de mi papá que me traía videos y discos. Recuerdo de niño escuchar a Chick Corea, Herbie Hancock y a Gonzalo Rubalcaba.

He tratado de escuchar todo tipo de música. Creo que de la música brasileña se puede aprender mucho, de sus armonías y de sus cantantes. Y por supuesto está la música cubana, estuve estudiando mucho a Adolfo Guzmán ya que hice un disco con Beatriz Márquez dedicado a él. Me di cuenta en las grabaciones que es impresionante lo que hacían los músicos cubanos y se explica por qué, tantos músicos importantes de todo el mundo venían aquí, hasta el mismo Rachmaninov.

Cuando uno empieza a estudiar te das cuenta de cuán lejos estás en verdad, y yo me di cuenta de que si me dedico a algo quiero hacerlo muy bien, entonces me estoy dedicando a dar lo mejor a la composición orquestal y poder tocar música clásica o música para cine o música en general y llegar hasta donde pueda.

¿Cuáles son tus rituales a la hora de ejecutar tu obra, qué estimula tu creatividad?

Lamentablemente a veces cosas tristes me han inspirado. La gran mayoría de las veces en mi estudio es donde mejor me siento, aquí pienso en  los recuerdos y las experiencias. El silencio es vital. También me nutro mucho de los lugares donde he podido estar. Quisiera seguir viajando el mundo entero y sobre todo ir a donde vivieron los grandes compositores, son lugares que me inspiran. Como ritual siempre trato de imaginar y proyectar lo que va a suceder en una grabación o en un escenario, afortunadamente puedo escuchar la música en mi cabeza, antes de ser interpretada lo cual me ayuda a estar preparado para cuando el arte de las notas y los silencios empiecen a jugar.

Poemas de Aramís Quintero

Poemas de Aramís Quintero

Supe de la obra del matancero Aramís Quintero a inicios de los años ochenta de la anterior centuria. Yo estudiaba Periodismo en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana y una amiga de la carrera de Filología me prestó el libro titulado Diálogos, publicado por Aramís en 1981.

Por aquellos días entre mis lecturas favoritas en materia de poesía estaban Dacapo y Enigma de las aguas, de Raúl Hernández Novás, así como La extraña fiesta, de Emilio de Armas. Cuando me llegó Diálogos, me atrapó ese modo de escribir de Aramís, en el que uno aprecia un total dominio del lenguaje, sin adornos superfluos y manteniendo todo el tiempo el equilibro del discurso.

Quehacer de Aramís Quintero

Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad de La Habana, Aramís Quintero (Matanzas, 1948) es recordado por su quehacer como guionista y director artístico del grupo escénico La Seña del Humor, una de esas agrupaciones punteras del movimiento humorístico que, encabezado por Nos-y-otros, se desarrolló en Cuba allá por los ochenta.

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Foto tomada de https://arteyculturaenrebeldia.com

Con numerosos libros publicados, entre los que cabe mencionar Diálogos (1981), Una forma de hablar (1986), Cálida forma (1987), Como la noche incierta (en colaboración con L. Lorente, 1991), La sal estricta(1996), Voz de la madera (1999), Caza perdida(2006), un listado de títulos donde sobresale Cielo de agua, gracias al cual en 2013 resultó galardonado con el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños, desde hace alrededor de dos décadas Aramís Quintero reside en Santiago de Chile. Allí él ha ofrecido talleres de escritura literaria y cursos de capacitación para la animación a la lectura, así como participado en la Corporación Lectura Viva.

Poemas de Aramís Quintero

SAGA

Avanza libremente

entre los témpanos

en los fiordos helados,

la nave como un pájaro.

La proa delgadísima,

se alza

airosa, en suave curva,

avizorando los leones marinos

y el blanco sobre el blanco

de los osos polares en la nieve.

“¡Adiós, Escandinavia: con nosotros

va Odín, y nos llevamos

el martillo de Thor!”

Irlanda, Escocia, Islandia

¡la fantástica Islandia, hielo y fuego!

Y luego, como sueño

del Ártico, Groenlandia,

tierra verde en los hielos.

Y cercana

– pero otro mundo ya, bajo los mismos

cielos purísimos y transparentes -,

Su nombre cristalino

enterrado quizás bajo un macizo

y lapidario nombre: Terranova.

El pájaro vikingo

por los mares del Norte va dejando

solitarias hogueras, en las costas

heladas i desiertas.

ELEGÍA DEL PONIENTE

Baja Arturo al occidente

  1. C. Zenea

Como la muchedumbre de las olas será nuestro duelo,

llanto sin fin pero temible, hermoso

como el canto del viento entre los pinos que se alzan

en apretadas filas, dolor y fuerza y orden,

llamados como siempre por la cima y la luz

con la mirada fija en ellas, las raíces en verdad delgadísimas

pero soñadas como áncoras poderosas.

Turbión de arena, remolino

que alzará el viento como un puño

innumerable y único, sufriente pero sólido, que en lo más alto

de su dolor sereno, iluminado, se abrirá ciertamente

y se dispersará: espuma, granizada,

menudísima lluvia que no cae.

Duelo del mar y el viento, su conocido canon,

y el afán de los pinos, flexibles, ondulando

como leves espigas, cañas ante el vacío

que no se cuidan de Pascal. El puño

de arena echará al aire el ligerísimo

pañuelo seco de un adiós

que se anunciaba duradero y grave frente al túmulo eterno.

Pero graves y duraderos, si los hay, irán siendo,

y dolorosos e incontables, los golpes

del viento y de la arena desatados, reales

sobre el mármol, oh astillas,

y será la solemne colina vasta y fértil, no bien la estación llegue,

un breve, mustio campo abandonado a la langosta.

Como la muchedumbre de las olas, pero ácidas,

sin el canto del mar, royendo, descargando

contra la piedra el trueno amargo y verdadero

―no el canto sino el grito del viento entre las dunas―,

tendrá su duelo la langosta,

su merecido, doloroso júbilo: la plaga al fin en su estación,

sin orden y certera, pasando y regresando

sobre el eterno túmulo,

cubierto el megalito de langostas voraces y veraces,

élitros, ojos, dientes de cada una desatados,

mordiéndolo y mostrándonos, oh astillas

a la luz cruda y fiel de la estación, cada una

su pedazo de mármol: sólo arcilla vidriada

que se deshace en el poniente.

EL DESIERTO.

Si los años le alcanzan, el desierto

hace su propia criatura.

Confundida en la arena, no se mueve

sino para arrancar algún yerbajo

de entre las piedras, y ovillarse

junto a una duna, mínimo refugio

del sol, del frío nocturno, del látigo del viento

que levanta torbellinos de arena.

Las estrellas son mudas, la criatura del páramo

no escucha más que el viento en las dunas,

alguna alimaña entre las piedras.

No padece espejismos.

Ni siquiera imagina el espejismo

de ir en alguna dirección. No la aterran

sus propias huellas siempre en círculos.

¿Y si ese vasto páramo

fuese un vasto espejismo?

¿Si tuviera una falla, una fisura,

si se quebrara en mil pedazos irreales

y dejara a la vista otro espejismo?

La criatura del páramo comenzaría

a caminar en una dirección, y no en círculos.

Tendría quizás este espejismo.

PASO EN LO ALTO

Firme paso en lo alto, desfiladero

que amo. Difícil, ciertamente, mas

no traicionero, sino acoge

mi pie, que cruza

el más amable y entregado a su hierba.

Hondo paso, reducida distancia:

el más amable cruce es el mío,

paso en lo alto que recorro y amo,

si por tan frágil, ofrecido,

por la distante, rechazada lejanía

que es valle o lago y al fin cercanos ojos.

Paso en lo alto, y yo me cruzo, y callas

Mientras algo más hondo que los dos, más fuerte,

calla o habla, es lo mismo, sobre nosotros, votiva hierba,

y es la distancia que no rindes ni rindo,

la distancia que ha ardido en esta suave oblación,

si enemiga y hermosa,

sacrificada, fiel, hermosa, desmentida por este

paso en lo alto, ofrecida feliz, violentada,

qué cruce es este en que hemos puesto piedra de fundación

amada más que la ciudad a que renuncias y renuncio

y amada más que todo

porque podemos removerla, volvernos

y llegarnos a este sitio y edificar de nuevo

y con los mismos nombres, en memoria de

conocidos lugares, repetir este gesto

de fundación, que es nuevo. Y otra vez,

paso en lo alto, tú sonríes.

CÁLIDA, SIMPLE FORMA

Mis palabras se han vuelto suave escoria.

Un color va envolviéndolas,

y les va dando ese leve desprecio,

ese callado vencimiento

con que lo nuestro acaba y se olvida.

No tienen voz, se quedan

cada vez más donde las llama

su propio peso, su pobreza.

La poca luz en que estuvieron

-amigo fuego, mínimo-

era la de unas pocas manos

que las pasaban entre sí como el pan.

Cálida, simple forma

de estar aquí nosotros, con lo nuestro.

Y decir poco, apenas algo que ilumine

Brevemente la mesa, tan desnuda,

Y las manos, por un momento duraderas,

Sólo por un momento tan hondamente

Acompañadas.

Luego el pan, solo

se va secando y es barrido.

LA MORADA

Un humo nuevo, todavía en la noche,

tiende su escala irreparable al viento.

Qué pocas tablas guardan este sitio.

Qué pocas tablas son el sitio

en que unas ascuas mínimas

quiebran el primer hueso

a la armazón dura y cerrada de la sombra.

Algo se quema entre esas tablas

con el pretexto ingenuo de la leche.

Otro animal, no ya la sombra,

deja su grasa en ese fuego y proyecta

su voz en las paredes, sus gestos,

y azota el techo con el lomo, y sale

lleno de avisos, deshaciéndose.

Acaso es nada ese animal, y nada

se quema en esas brasas: sólo

la leche puesta allí, que se quema

subiendo sola en su vasija.

Tras esas pocas tablas,

que en tanto sigan juntas son la casa del hombre.

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