Autor: Francisco de la Cal

Otro libro acerca de Pedro Blanco, el negrero

Otro libro acerca de Pedro Blanco, el negrero

Los verdaderamente interesados en la historia de Cuba conocen bien el
nombre de María del Carmen Barcia Zequeira. La eminente profesora de
la Universidad de La Habana ha demostrado su sapiencia con la
publicación de libros de obligatoria consulta, como son los casos de
Burguesía esclavista y abolición (1987), The Cuban Market 1790-1880
(1994, en colaboración con Laird Begard y Fe Iglesias), La otra
familia (Parientes, redes y descendientes de los esclavos en Cuba)
(2003) y  Una sociedad distinta: espacios del comercio negrero en el
occidente de Cuba (1836-1866) (2017). Su obra más reciente, aparecida
en 2018, es Pedro Blanco, el negrero. Mito, realidad y espacios,
puesta en el mercado por Ediciones Boloña, Publicaciones de la Oficina
del Historiador, como parte de su Colección Raíces.
Como queda claro en la introducción del texto, el libro “no es una
biografía de D. Pedro Blanco, menos aún una historia de vida”. El
interés fundamental de María del Carmen Barcia, como ella misma acota,
  va más allá. El personaje de quien fue un famoso traficante de
esclavos, le sirve de pretexto a la investigadora para llevarnos de su
mano a una época histórica, en la cual “se mezclan intereses,
conductas y acciones formuladas desde tres continentes: Europa, África
y América”.
En dicho sentido, la profesora Barcia Zequeira señala que la intención
que la ha animado es “construir un relato capaz de aproximarse a la
verdad histórica de una época y acercarse a un hombre que, como muchos
otros, enmarcó sus aventuras en un contexto histórico”.
En esta obra, María del Carmen Barcia Zequeira nos propone adentrarnos
nuevamente en un tema recurrente en sus exégesis, es decir, lo que
ella define como  “el mayor y más largo genocidio de la historia
humana”. A tales fines, parte de la figura de un personaje histórico
que ha devenido en mito desde que Lino Novás Calvo lo convirtiese en
protagonista de un título clásico de la literatura cubana: Pedro
Blanco, el negrero (1933), una obra que “tiene mucho de ficción y algo
de cierto”, y que por eso él definió como una “biografía novelada”.
En el presente trabajo investigativo de María del Carmen Barcia
Zequeira, ella  no se dedica a reconstruir la trayectoria biográfica
de Pedro Blanco. Así, tras unas primeras páginas destinadas a resumir
la niñez y juventud del personaje, pasa a ocuparse del asunto en el
cual realmente centra su atención, o sea,  analizar el comercio
negrero en la costa nororiental de África, los espacios en los que
tuvo lugar y los agentes que lo mantuvieron durante siglos, la
política abolicionista impulsada por Inglaterra, las confrontaciones
entre ese país y España.
En el último capítulo del libro, la profesora Barcia Zequeira se ocupa
de La Habana a la que retornó Pedro Blanco en 1839. Según sabemos, su
intención era instalarse en la capital cubana definitivamente, pero se
vio forzado a escapar a España en 1842, a partir de una acusación de
mantener durante años relaciones sexuales con personas de su mismo
sexo, incluidos negros esclavos, y además de obligar a su esposa
Rosalía a presenciar sus escandalosos apetitos y pasiones. Vale
señalar que esto, como se evidencia en la investigación de María del
Carmen Barcia Zequeira, es algo que aún no se ha podido comprobar y
queda la duda de si todo fue el resultado de una bien urdida
conspiración por parte del entonces gobernador de Cuba, Gerónimo
Valdés.  .
Libro que Es resultado de las búsquedas de la profesora Barcia
Zequeira en las bibliotecas nacionales de Cuba y España y en los
archivos históricos de La Habana y Madrid, entre sus méritos están
los anexos, donde por ejemplo  se incluyen el documento por el cual
Pedro Blanco reconoce a una hija mulata nombrada  Rosa, sus
argumentaciones para desmentir las acusaciones de bisexual y pederasta
que le formularon y su testamento.
Así pues, solo puedo agregar que el libro Pedro Blanco, el negrero.
Mito, realidad y espacios, de María del Carmen  Barcia Zequeira, es
otro aporte a la historia cubana por parte de  esta sobresaliente
estudiosa de nuestro pasado y que su lectura resultará harto
instructiva para los interesados en el tema.

Zona de silencio retorna a las tablas habaneras

Zona de silencio retorna a las tablas habaneras

La compañía de teatro Ciervo Encantado ha retomado las funciones habituales de los fines de semana en su sede habitual de la calle 18 y Línea, en el Vedado habanero, con la puesta en escena de Zona de silencio.

El performance escénico a cargo de la actriz Mariela Brito y bajo la dirección de Nelda Castillo, vuelve los viernes, sábados y domingos en los horarios habituales de teatro, para celebrar el 24 aniversario de la compañía, luego de varios meses de interrupción a causa de la pandemia de coronavirus.

Zona de silencio se estrenó en el mes de marzo y vio interrumpida sus funciones al inicio de la pandemia en el país, una obra performática que dialoga con varios temas y situaciones de la sociedad cubana actual.

Así, la performance coloca a la actriz Mariela Brito durante poco más de una hora a surcar un terreno lleno de alambres de púas para, de ese modo,  sacar a la luz disímiles trastornos que son parte del debate de la esfera pública  en la sociedad contemporánea universal.

Indigencia. Racismo. Militarismo. Disidencia política. Matrimonio igualitario. Maltrato animal. Homofobia. Gentrificación. Alcoholismo. Libertad de expresión. Corrupción. Adoctrinamiento. Censura. Prostitución infantil. Brutalidad policial…, son algunas de las palabras impresas en carteles que va extrayendo la actriz del suelo, tras escarbar con sus manos en la gravilla.

En esta zona de silencio o suerte de escenario de combate, los asistentes pueden ver el cuerpo desnudo de la actriz, que sabe de los peligros de cada gesto y lo que puede ocasionar el más mínimo error.

Nelda Castillo, directora de la compañía Ciervo Encantado, ya ha explorado con anterioridad en otros montajes las posibilidades que ofrece una performance. Puestas anteriores como De donde son los cantantes, Pájaros de la playa, Visiones de la cubanosofía y Variedades Galiano, Cubalandia, Rapsodia para el mulo, Triunfadela, ¡Guan melón!!! ¡Tu melón!, Departures, Arrivals, dan testimonio de lo antes expresado.

Con una puesta de escena minimalista y signada por una excelente iluminación,Zona de silencio es una propuesta cultural que no te deberías perder pues es de esos trabajos que nos ponen a pensar.

Para conocer más a Louise Glück, Premio Nobel de literatura 2020.

Para conocer más a Louise Glück, Premio Nobel de literatura 2020.

Aunque para los cubanos la poeta estadounidense Louise Glück, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2020, es una perfecta desconocida, ella resulta una figura con sumo prestigio en el ámbito de las letras en su país natal. Profesora de la Universidad de Yale (uno de los centros de altos estudios más afamados en el ámbito académico de USA), Glück, de 77 años, fue muy elogiada en 1968 con su primer libro publicado, Firstborn, y a partir de entonces se convirtió en una de las poetas y ensayistas de mayor destaque de la literatura contemporánea estadounidense.

Temas en la obra de Louise Glück

La infancia y la vida en familia de esta escritora nacida en Nueva York, la estrecha relación entre los padres y los hermanos y hermanas son algunos de los temas en los que ha centrado su obra. Según ha trascendido, cuando el pasado jueves 8 de octubre la Academia Sueca informó del galardón concedido a Louise Glück, ella  fue premiada por su “inconfundible voz poética, que, con una belleza austera, torna la existencia individual universal”.

El presidente del Comité del Nobel expresó que Glück es “una poeta del cambio radical y del renacimiento. No solo está comprometida con los errores y las condiciones cambiantes de la vida, sino que también es una poeta del cambio radical y el renacimiento, donde el salto adelante se da desde un profundo sentimiento de pérdida. En uno de sus libros más elogiados (en total son 12, tanto de poesía como de ensayo), The Wild Iris (1992), por el que recibió el premio Pulitzer, describe el milagroso regreso de la vida después del invierno en el poema “Campanilla de las nieves”.

La Academia Sueca dijo que en la obra de Louise Glück “el yo escucha lo que queda de sus sueños e ilusiones y nadie puede ser más duro que ella para confrontar las ilusiones del yo”. Al compararla  con otros autores, los encargados de concederle el Premio Nobel de Literatura manifestaron que Glück recordaba a la poeta estadounidense del siglo XIX Emily Dickinson en su “severidad y su renuencia a aceptar los simples dogmas de la fe”.

Esta autora estadounidense es la decimosexta mujer en ganar la distinción literaria más prestigiosa del mundo desde que se lanzaron los premios Nobel hace más de un siglo. Erica McAlpine, profesora asociada de Inglés de la británica Universidad de Oxford, afirmó que Glück “ha conseguido sentirse urgentemente contemporánea y al mismo tiempo atemporal”.

“La tristeza ocasional de su voz habla especialmente bien de nuestro momento presente y, aún así, su poesía siempre ha estado íntimamente conectada con la extensa tradición poética que hay detrás”, agregó la profesora Erica McAlpine. Según esta propia académica, en los poemas de Louise Glück, “el amor, la pérdida, el deseo y la belleza usan el vestido específico de su propia vida mientras vuelve lo cotidiano en algo mítico”.

Aunque como escritora en su poesía Louise recurre a las experiencias vividas por ella (se divorció dos veces y sufrió de anorexia en su juventud), la crítica considera que en su discurso poético  explora temas universales que resuenan con los lectores de Estados Unidos y el extranjero.

Otros galardones otorgados

Otros galardones otorgados a Louise Glück, además del Premio Nobel de Literatura y el premio Pulitzer, son el Poet Laurate de Estados Unidos en 2003/04, el National Book Award por su colección Faithful and Virtuous Night en 2014 y la Medalla Nacional de las Artes y Humanidades de USA en 2015, entregada a la escritora por el entonces presidente estadounidense Barack Obama. En aquella ocasión, hace ya cinco años, Obama expresó que sus “poemas inquisitivos capturan el drama silencioso de la naturaleza y las emociones silenciosas de la gente común”.

Vale recordar que el premio de 10 millones de coronas suecas ($1,1 millones) lleva su nombre por el inventor de la dinamita y empresario Alfred Nobel y se ha otorgado desde 1901 a los logros en ciencia, literatura y paz, de acuerdo con su testamento. En 2019, la Academia Sueca nombró de manera excepcional a dos ganadores luego de posponer el premio de 2018 tras un escándalo de abuso sexual que involucró al marido de una de sus integrantes.

Como ha sucedido con buena parte de la vida pública en todo el mundo, los premios de este año han tenido lugar bajo la sombra de la pandemia de coronavirus, que condujo a la cancelación de la ostentosa ceremonia de entrega de los galardones, tradicionalmente llevada a cabo en diciembre en Estocolmo y que  en el actual 2020 será sustituida por un evento televisado en el cual los ganadores recibirán los honores en sus respectivos países.

Es de desear que la obra de la muy premiada Louise Glück en un futuro cercano circule entre los amantes cubanos de la poesía contemporánea, no por los numerosos galardones que se le han entregado sino porque su obra tiene el don de hablar directamente a los lectores a través de su gran y sutil arte

Foto tomada de: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:LOUISE-GL%C3%9CCK-1170×876.jpg

Nueva presentación del libro Guillén Landrián o el desconcierto fílmico

Nueva presentación del libro Guillén Landrián o el desconcierto fílmico

Si los muertos pudiesen sentir y reaccionar, imagino que en su tumba Nicolás Guillén Landrián (Camagüey, 1938; Miami, 2003) debe estarse riendo de lo lindo en los últimos tiempos. Artista estigmatizado en una larga etapa, hacedor de una obra por muchos años censurada y relegada al olvido en Cuba, fue a inicios del presente siglo XXI que la filmografía de este singular realizador, que también incursionó en la pintura y la poesía, comenzó a ser recuperada por los investigadores y los jóvenes cineastas cubanos, que hoy lo tienen como un paradigma del paisaje fílmico nacional.

Por estos días dos noticias llenan de júbilo a quienes han admirado la obra de Nicolasito, como se le solía decir. Por una parte, se ha sabido que, bajo la dirección del también realizador fílmico Ernesto Daranas Serrano, el ICAIC acomete un proyecto de restauración de la producción cinematográfica del otrora cineasta maldito. Pero si eso no fuera más que suficiente para que Guillén Landrián, en el lugar donde esté su alma -si al fin y al cabo la misma se encuentra en alguna parte-, se esté riendo a mandíbula batiente, este lunes 28 de septiembre el Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños de la Universidad de Nueva York (CLACS) acogerá de forma online la presentación del libro Guillén Landrián o el desconcierto fílmico, publicado en 2019 por el sello editorial Almenara.

Además de la presentación del libro en el Centro de Estudios de la Universidad de Nueva York, tendrá lugar un conversatorio guiado por los editores del volumen, Julio Ramos, profesor emérito de la Universidad de California en Berkeley, y Dylon Robbins, profesor de la Universidad de Nueva York, junto a nuestra compatriota Odette Casamayor Cisneros, quien es profesora de la Universidad de Pensilvania, y autora de uno de los capítulos incluidos en esta compilación de 17 ensayos y 3 entrevistas.

El libro está organizado a partir de cuatro ejes temáticos. El primero de estos ejes temáticos se relaciona con el archivo y la recepción de Nicolás Guillén Landrián, tanto en el decenio de los 60 como tres décadas después, cuando, a principios de los 2000, su obra comenzó a ser recuperada en el contexto de las Muestras de Jóvenes Realizadores (en la actualidad Muestra Joven).

En esta parte del volumen aparecen dos de los investigadores cubanos que más han hecho por el rescate de la figura de Guillén Landrián: Juan Antonio García Borrero y Dean Luis Reyes. Ellos proponen dos ensayos que brindan un detallado panorama acerca del impacto del realizador en su época y de la recuperación de su obra en las últimas décadas. 

En el caso específico del trabajo escrito por dean Luis Reyes y que lleva por título el de “Exhumaciones de Nicolás Guillén Landrián”, el autor persigue evidenciar cómo la exhibición de los documentales de este creador registró un fuerte impacto en la producción de los jóvenes cineastas, lo cual originó una nueva etapa  en el cine documental de Cuba. 

Por su parte, el profesor universitario y ensayista Rafael Rojas Gutiérrez, en su ensayo “Documentos en la sombra. Asedios al texto fílmico de Nicolás Guillén Landrián”, a partir de las agudas reflexiones a las que nos ha acostumbrado, ubica a Nicolasito en el contexto intelectual de su tiempo, poniendo énfasis en la dimensión ideológica de la crítica del cineasta a la razón instrumentalizada del momento  de la Cuba que le tocó vivir.

El segundo eje está concebido en relación con la mirada de Nicolasito Guillén Landrián a propósito de las cuestiones de raza y racismo en el discurso oficial de la Isla. Bajo el nombre de “Desfase racial”, aparecen aquí tres ensayos. El texto de Julio Ramos en cuanto a la intersección entre poesía, cine y la crítica al racismo en los documentales de Guillén Landrián plantea formas hasta ahora no manejadas para meditar en torno a la “locura”, del artista, mediante un cuestionamiento del paradigma biográfico que patologiza el “delirio” liberador de su obra. 

Mientras tanto, la profesora universitaria Odette Casamayor-Cisneros formula una harto interesante lectura del rol de la mirada en la producción fílmica de Nicolasito, la cual contrarresta los estereotipos raciales que, con respecto a estas problemáticas, ha sufrido la obra del realizador. 

Un tercer ensayo de este eje está a cargo de  Anne Garland Mahler, que  describe cómo la obra de Guillén Landrián pone en evidencia el carácter contradictorio de la política y el discurso oficial del gobierno revolucionario cubano con respecto al racismo, cuya estrategia fue por demasiado tiempo la negación cuando se señalaban las continuidades históricas del racismo en la Isla, a partir del silenciamiento del tema.

Esta sección concluye con una entrevista al cineasta  Jorge Luis Sánchez, director de películas como El Benny, Cuba libre y Buscando a Casal, quien  expone criterios que demuestran la diversidad de opiniones recogidas en el volumen, algo que para mí resulta un acierto de los compiladores Julio Ramos y Dylon Robbins.

En el  tercer y cuarto eje  del libro se abordan, respectivamente, los rasgos experimentales y el papel de la tecnología y la mediación en los filmes de Nicolás Guillén Landrián. Aquí se incluyen análisis de aspectos específicos de su obra como la relación del creador con la política institucional, las metáforas de lo urbano y lo rural empleadas por el artista, o el devenir de los documentales en la era digital. Muy recomendables son los ensayos de Ruth Goldberg y Dylon L. Robbins. En el primero, la autora pone su énfasis analítico en las complejidades de las relaciones entre ficción y documental en un material como Reportaje (1966), a partir de un análisis de la edición y el sonido del filme.

Por su parte, el ensayo “Ruido”, de Robbins, se acerca al empleo del plano sonoro en Desde La Habana ¡1969! Recordar (1970) y elabora una teoría en torno al poder de significación del sonido en este documental. Según el autor, el cuestionamiento de categorías como “verdad”, “conocimiento” o “inteligible”, produce “una política sonora del ruido” típica de la obra de Guillén Landrián. 

Otro de los notables aciertos de este libro viene dado por la inclusión en el mismo de testimonios que contribuyen a profundizar en la vida y la obra de Nicolasito. En ese sentido, encontramos en el texto tres entrevistas de suma utilidad. Son ellas las realizadas a Gretel Alfonso, viuda del cineasta, Livio Delgado, fotógrafo de cinco documentales de Landrián y Manuel Zayas, cineasta e investigador.

Recordado y cada vez más respetado por piezas audiovisuales como En un barrio viejo (1963), Los del baile (1965), Ociel del Toa (1965), Retornar a Baracoa (1966), Reportaje (1966), Coffea Arábiga (1968) y Taller de Línea y 18 (1971), para la cultura cubana es edificante el proceso de recuperación que se ha dado en torno a la figura de Nicolás Guillén Landrián, más allá de la pena que se experimenta al saber lo que este hombre pasó por ser incomprendido y denostado. Así pues, el libro Guillén Landrián o el desconcierto fílmico es un paso más que necesario en la producción de investigaciones serias sobre su obra y la desmitificación de un creador que durante años fuese estigmatizado en Cuba por razones extra artísticas. Solo es de desear que más temprano que tarde, el volumen compilado por Julio Ramos y Dylon Robbins pueda circular en nuestro país, lo cual sería parte del desagravio que todavía entre nosotros se le debe a Nicolasito.

Nueva emisión del Festival Mozart Habana

Nueva emisión del Festival Mozart Habana

La V edición del Festival Mozart Habana 2019, a desarrollarse entre el 25 de octubre y el 2 de noviembre, incluirá varios momentos especiales dentro de su programa. Sin la menor discusión, este es  un  evento esperado cada año por los amantes de la música académica en Cuba.

Con varias sedes en el Centro Histórico de La Habana Vieja, el Festival ha ido ganando paulatinamente en calidad, hasta convertirse en un evento obligatorio para los cubanos en materia de música académica.

El Festival Mozart Habana se inaugurará con el estreno de La clemencia de Tito, ópera compuesta por Wolfang Amadeus Mozart y que será representada en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso los días 25, 26 y 27 de octubre.  Según ha trascendido, quienes asistan a la instalación de Prado y San Rafael podrán disfrutar de una puesta en escena adaptada de la original, a cargo del dramaturgo y poeta Norge Espinosa Mendoza.

En la puesta, valorada por los especialistas como de gran formato, intervendrán una orquesta, un coro, cantantes solistas y bailarines. Días antes tendrá lugar una preinauguración del evento, el lunes 21 de octubre a las 11:30 a.m. en la Sala de la Diversidad (Amargura No. 60 e/ San Ignacio y Mercaderes), que acogerá la muestra fotográfica Lyceum Mozartiano de La Habana. Memorias del año transcurrido”, la cual expone sucesos relevantes organizados por la institución desde el 2018 hasta la actualidad.

Para los interesados es importante señalar que, además de los conciertos, habrán talleres y clases magistrales de diversos instrumentos. Los asistentes a los conciertos podrán disfrutar de las presentaciones de artistas invitados como el tenor brasileño Gustavo Quaresma, la cellista holandesa Ella Van Poucke, la violinista irlandesa Mairéad Hickey, el barítono André Morsch, la soprano Katja Stuber y el director de orquesta Thomas Hengelbrock, estos últimos procedentes de Alemania.

Asimismo, entre la selecta nómina de artistas participantes en la V edición del Festival Mozart Habana, se encuentran las cubanas-holandesas Mara Tieles y Libia Hernández, violista y directora de orquesta respectivamente. De lo expuesto, resulta fácil deducir que este evento promete brindar a los amantes de la música académica en Cuba felices jornadas de encuentro y disfrute de propuestas sonoras de altísima valía.

Hasta siempre, Evelio Taillacq

Hasta siempre, Evelio Taillacq

El nombre de Evelio Taillacq es probable que no le diga nada a los jóvenes cubanos, pero los nacidos en este país que pasan ya de los cincuenta de seguro sí lo recuerdan, pues él fue uno de los actores más populares en la televisión hecha en Cuba durante el decenio de los setenta de la anterior centuria.

Aunque en nuestro país nada se ha dicho al respecto, el actor, escritor, productor y presentador Evelio Taillacq falleció la noche del jueves 5 de septiembre a los 68 años en el Hospital Jackson Memorial, de Miami, según ha trascendido debido a complicaciones derivadas de un cáncer de páncreas.

Cuando en Cuba aún se hacía televisión en serio, se recuerda a Evelio Taillacq como frecuente actor de programas como el otrora muy popular Teatro ICR o de las telenovelas de turno. Así, me parece estarlo viendo en mi televisor en blanco y negro de la década de los setenta mientras interpretaba los personajes de Edipo en el Edipo Rey de Sófocles, y Romeo en el clásico Romeo y Julieta, de Shakespeare; o cuando hacía de Rodión Romanovich Raskólnikov en la adaptación a la pequeña pantalla de la novela Crimen y Castigo, o de Julien Sorel en El Rojo y el Negro, papel que abandonó para sorpresa de la teleaudiencia cubana al optar por marcharse del país mediante el puente del Mariel en 1980.

Oriundo de Santa Clara, por entonces capital de la desaparecida provincia Las Villas, Evelio Taillacq se incorporó a la Escuela de Formación de Actores del entonces Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR) en la década de los 70, mientras estudiaba Historia del Arte en la Universidad de La Habana. De ese centro docente salieron grandes actores y actrices, como Susana Pérez, Irela Bravo o Teresita Rúa.

Una de estas destacadísimas figuras, Susana Pérez, en declaraciones concedidas al periodista José Antonio Évora tras la muerte de Taillacq, expresó lo siguiente acerca de su colega y amigo:

Susana Pérez recuerda a Evelio Taillacq

“Evelio era un guajirito que venía de Santa Clara; siempre nos reíamos porque él decía que se tomaba las maltas ‘a cun cun’ y se ‘apeaba’ de la guagua”, y agrega: “Fuimos muy, muy amigos, hicimos las primeras cosas en la radio y en la televisión juntos, y después del Mariel estuvimos más de 30 años sin vernos. Sin embargo, cuando nos reencontramos, ocurrió como si nos hubiéramos visto el día anterior o la semana anterior, y después de eso no nos separamos más”.

Al llegar a Miami por el Mariel en 1980, Taillacq tuvo que ampliar su horizonte laboral, pues como se sabe vivir de la actuación es casi imposible en la Florida. Por eso se desempeñó como productor, escritor y presentador. Por dicho camino, durante un tiempo laboró como periodista en las páginas culturales del diario miamense El Nuevo Herald. Más tarde se fue a vivir a España, sitio del mundo por el que experimentaba gran pasión.

Al fallecer el jueves 5 de septiembre, Evelio Taillacq llevaba más de dos años luchando contra el cáncer y, aunque era de esperar, a los que en Cuba admiramos en una época dorada de la televisión su trabajo como actor, la noticia no deja de doler y de sorprender.

Otro que hizo declaraciones tras conocer la información de la muerte de Evelio Taillacq, fue el editor y productor de cine y televisión Jorge Abello, que expresó: “Era una persona muy querida, era muy admirado por su talento. Muy amable, muy buen amigo; mandaba textos que eran un kilómetro de fantasía. Fue un gran actor de televisión y teatro; conmovió a toda Cuba con su trabajo en El Rojo y el Negro«.

El propio Taillacq contó más de una vez por qué el personaje que hizo en esa telenovela fue tan apasionante.

Ahora que Evelio Taillacq ya no está en el reino de los vivos y que definitivamente se ha ido de Cuba, Estados Unidos, España y de este planeta, solo queda recordarle como alguien que desde su quehacer como actor, escritor, productor y presentador, también le aportó lo suyo a la cultura cubana, esa gran dama que está por encima de la política, la ideología y de todos nosotros mismos.

Del Alhambra al Martí: Tributo al teatro musical cubano

Del Alhambra al Martí: Tributo al teatro musical cubano

El célebre Teatro Martí, ubicado en La Habana Vieja, es sede en este verano de 2019 de un homenaje al teatro musical cubano, con la puesta sobre las tablas del espectáculo titulado “Del Alhambra al Martí”.

El Alhambra y el Martí fueron dos teatros en los que por años reinó el espectáculo musical, que en Cuba cobró notoria popularidad en la primera parte del siglo XX.

Entre el 13 de julio y el 1 de septiembre, los amantes de este tipo de creación pueden disfrutar de una propuesta concebida como una suerte de antología o revista de las piezas más populares del teatro musical cubano.

Características del espectáculo

La idea que ha vertebrado la revista “Del Alhambra al Martí” es conservar la orquestación y la atmósfera de la época de las obras aludidas, con un cuidadoso trabajo tanto en el vestuario como en los detalles de la puesta en escena.

Como es lógico suponer, en esta propuesta artística no faltan  momentos de  las zarzuelas que forman parte del patrimonio musical cubano, como por ejemplo Cecilia Valdés (Gonzalo Roig) y María la O (Ernesto Lecuona), así como varios fragmentos de Lola Cruz yVoy Abajo, o del musical teatral Un día en el solar.

También se incluye un popurrí de la célebre película musical La Bella del Alhambra, protagonizada por Beatriz Valdés y concebida por su director Enrique Pineda Barnet como homenaje a ese género teatral muy popular en Cuba a principios del siglo XX hasta la década del sesenta de la anterior centuria, momento a partir del cual entró en decadencia.

Algunos de los participantes

Bajo la dirección general de Alfonso Menéndez, “Del Alhambra al Martí” persigue como uno de sus objetivos tratar de saldar la deuda contraída por la cultura cubana con el teatro musical, vernáculo y sainetero, tirados a menos durante demasiado tiempo.

A tono con semejante propósito, se ha compilado el repertorio que formó parte de las grandes temporadas de aquellos teatros. Así, se incluyen  melodías creadas no solo por los mencionados Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona, sino también por Ignacio Cervantes, Rodrigo Prats, y Jorge Ánckermann, por solo aludir a algunos de los compositores más reconocidos.

Canciones como “Siempre en mi corazón”, “Damisela encantadora”, “Quiéreme mucho” y “Quirino con su tre” aparecen en el espectáculo, en voces de jóvenes cantantes del Teatro Lírico Nacional como Andrés Sánchez, Laritza Pulido, Milagros de los Ángeles Soto, Ariagne Reyes y Laura M. Hernández.

Por su parte, el acompañamiento corre a cargo de la Orquesta del Instituto Cubano de Radio y Televisión, bajo la dirección del maestro Miguel Patterson. También intervienen 32 coristas y 16 parejas de baile, pertenecientes al Coro y el Ballet de la Televisión Cubana y el cuerpo de baile del Anfiteatro del Centro Histórico.

Tributo a grandes estrellas

Además de rememorar un género muy poco reconocible en el actual panorama cultural cubano, intención más que loable, “Del Alhambra al Martí” rinde homenaje al aniversario 500 de La Habana y a las estrellas de este tipo de teatro, con figuras tan trascendentes en nuestra historia como Rita Montaner, Candita Quintana, Américo Castellanos, Carlos Pous, el Chino Wong, María de los Ángeles Santana y Alicia Rico, por solo mencionar algunos nombres.

Finalmente, cabe apuntar que, aunque el teatro musical es una manifestación costosa y que demanda de recursos (por lo general escasos entre nosotros), sería hermoso que un espectáculo como “Del Alhambra al Martí” no fuese una gota de agua en un desierto, sino que sirviese como estímulo para potenciar un modo de hacer que forma parte de las más auténticas tradiciones cubanas de ayer, de hoy y de siempre.

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