A propósito del interés internacional por el joven cine cubano

A propósito del interés internacional por el joven cine cubano

El interés por la producción audiovisual realizada por las nuevas generaciones de creadores cubanos ha comenzado a trascender las fronteras de Cuba y los naturales límites de eventos como Imago, El Almacén de la Imagen o La Muestra de Cine Joven. En ese nutrido grupo de muchachos y muchachas hacedores de una destacada e inquietante producción fílmica, no son pocos los que ya han conseguido importantes lauros a escala internacional. Por la actualidad del tema y dado que en las ciudades de Montevideo y Buenos Aires será exhibida una muestra de quienes con una mirada renovadora se acercan hoy entre nosotros al documental, la ficción y el animado, a continuación se reproduce un texto de la agencia IPS y que informa detalladamente sobre lo que en materia de la joven cinematografía cubana estará ocurriendo en las capitales de Uruguay y Argentina.

El joven cine cubano tiene una muestra en el sur de América

Por Yaima Leyva Martínez  

El interés por el audiovisual cubano actual se expande por las más disimiles geografías. Lo que está sucediendo hoy con la producción de cortos y largos debidos a una nueva generación de cineastas que han revitalizado el documental, la ficción, la animación e incluso han actualizado las aproximaciones estilísticas tradicionales del cine cubano, despierta la avidez de espectadores en latitudes diversas.

“Cine joven cubano en el Sur” es una muestra que llevará una selección del audiovisual joven de hoy a las capitales de Uruguay y Argentina (Montevideo y Buenos Aires) entre los días 5 y 11 de noviembre. El Centro Cultural de España y el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes de Montevideo, así como el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti y el centro cultural La Manzana de la Luces, ambos en Buenos Aires, serán las sedes de las exhibiciones.

La crítico cubana Maria Nela Lebeque Hay, organizadora principal de la muestra, ha indicado que esta “busca no solo visibilizar una potente producción nacional de cine hecho por jóvenes creadores, sino también ayudarlos a crecer”. De ahí que incluya no solamente piezas terminadas, sino también obras en construcción.

“Cine joven cubano en el Sur” busca, según su declaración de intenciones, “dar a conocer a una generación de cineastas con una fecunda producción fílmica, muchos de ellos premiados a nivel internacional, y generar nuevos escenarios de exhibición y distribución para el joven audiovisual cubano en la región, abriendo así una propuesta de cruces artísticos.”

La presente muestra tiene como antecedente esencial otra celebrada en 2017, que bajo el título de “1ra. Muestra de cine joven cubano de Montevideo” reunió una serie de obras en torno a temas como el género, la niñez, la educación, la política y el cine mismo. El enfoque de esa primera selección era colocar en la palestra la inclinación por la ruptura en el cine cubano reciente, haciendo énfasis en cuestiones temáticas y de estilo que caracterizan su novedad.

Los organizadores consideran que algunos de los antecedentes fundamentales de estas plataformas de divulgación se remontan tan lejos como 1984, cuando se organizara la “Primera semana de cine cubano de Argentina”, seguida por diversos festivales, encuentros, muestras temáticas sobre cine cubano clásico y contemporáneo que en ese país se celebraron bajo la organización del ICAIC, y que en general incluyeron las producciones más conocidas de ese instituto.

Luego, en 2012 el Centro Cultural Rojas, con la curaduría de Yaimelys Acosta y coordinada por Cooperativa Producciones, hizo la “1ra Muestra de cine independiente cubano en Argentina”. Gracias a ella se vieron en ese país obras de realizadores contemporáneos tan diferentes como Karel Ducasse, Jorge Molina, Miguel Coyula, Arturo Infante y Eduardo del Llano, entre otros. Esa muestra tuvo una segunda edición al año siguiente.

Más cerca en el tiempo, en 2016, el cine Gaumont programó una selección de intenciones semejantes, curada por Aylée Ibáñez, que bajo el título “Cuba Siglo XXI” exhibió películas cubanas producidas a partir del año 2000.

En 2017, en los alrededores del 20 de octubre, se celebró también en Buenos Aires un ciclo de cine cubano conformado por películas del ICAIC, de realizadores como Jorge Luis Sánchez, Manuel Pérez y Rogelio París, entre otros.

“Cine joven cubano en el Sur” parte de esos antecedentes para proponer una aproximación que haga evidentes las múltiples direcciones en que los jóvenes cineastas cubanos trabajan ahora mismo.

Es así que su primer programa arranca con una entrevista a Marcel Beltrán, con lo que apuesta por la experimentación como uno de los rasgos centrales de lo más avanzado de la producción audiovisual joven. Beltrán habla en ella de su corto Casa de la noche (2017), un cortometraje que mereciera un premio especial del jurado de la Muestra Joven ICAIC ese año y que ha provocado no poca especulación crítica.

A continuación, la muestra incluye una aproximación al documental más tradicional, no por ello de interés inferior, al proponer el largometraje ¿Qué Remedio? La parranda (2017), dirigido por Daniela Muñoz Barroso, y que tuviera mucho éxito en la Muestra Joven de este mismo año.

Dentro de un apartado que atiende a los discursos de género presentes en el audiovisual de la Isla, el segundo programa reúne el documental Luz para ellas (Celina Escher, 2017), una aproximación documental de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños al universo de una relación lésbica cruzada por la trama particular de la cultura afrocubana.

Ese programa lo complementa la ficción La costurera (Rosa María Rodríguez, 2016), una revisión del tema de la violencia machista desde un tratamiento de cine de horror. Y lo cierra el corto de animación Lavando calzoncillos (Víctor Alfonso Cedeño, 2012), que también apunta a los conflictos que supone la cultura patriarcal, pero ahora desde una sátira aguda.

El tercer programa de “Cine joven cubano en el Sur” reúne un puñado de piezas en torno al tema del viaje, desde tratamientos de ficción y documental. La primera obra es el corto de ficción Día de Changó (Denise Kelm, 2015), otra producción de la EICTV.

Le siguen Dos Islas (Adriana F. Castellanos, 2017), documental autobiográfico donde su realizadora explora su relación tierna y sensible con su abuela, para comprender la experiencia de la anciana como emigrante y colocarla como referente de su propia situación de cubana que habita en Europa.

Además, este programa suma a Ángela (Juan Pablo Daranas, 2018), corto de ficción de Daranas realizado fuera de Cuba, y que refiere la búsqueda de un espacio para sí de una cubana emigrada en Nueva York, y cierra con una pieza en proceso: Papá en la URSS.

Esta última producción, dirigida por José Ángel Pérez Segura, lleva por sinopsis: “Mi padre estudió en la ex Unión Soviética. Él me cuenta sus vivencias; las fotos y los certificados de la época se vuelven testimonio nostálgico.” Pérez Segura, quien estudia en la EICTV justo la especialidad de documental, sigue trabajando en esta pieza de fuerte contenido autobiográfico.

El cuarto programa hace de la experimentación, de la ruptura de los ámbitos convencionales del cine cubano, su centro. En ella se incluyen dos de las piezas más especiales y sorprendentes del último año y medio dentro del audiovisual en Cuba.

La primera, Los perros de Amundsen (Rafael Ramírez, 2017), es la tesis de graduación en la EICTV de este realizador. Ramírez rompe a través de ella las ideas de verosimilitud y verdad referencial habituales del documental cubano, para producir una pieza híbrida, repleta de especulaciones narrativas y de exploraciones formales.

Por su lado, la segunda, El proyecto (Alejandro Alonso Estrella, 2017), es uno de los largos de no ficción que mejor puso en evidencia el estallido de la forma documental nacional en los últimos tiempos. Con ella, Alonso ha hecho un recorrido internacional que lo han llevado a festivales de cine muy exigentes alrededor del mundo.

El programa final, “Héroes de la contemporaneidad”, abraza un asunto inevitable en la Cuba contemporánea, como es la creación de iconos y modelos paradigmáticos, así como de heroicidades aparentemente anodinas.

Abre con Close (2016), corto de animación de Ernesto Piña, y cierra con el documental Héroe de culto (Ernesto Sánchez, 2015), otra de las producciones más interesantes de los últimos tiempos. En ella, el estilo observacional dirige su mirada hacia las efigies de Martí, esa serie vacía de contenido y mucho menos de verdad que suponen los bustos de plástico que adornan sitios públicos y escuelas, los cuales, en su vocación por rememorar y celebrar, acaban invisibilizando a un hombre que es, más que símbolo, aspiración para la Cuba del futuro.

Cierra este capítulo Gloria eterna, el corto de ficción producido en la EICTV con que Yimit Ramírez mereció el galardón máximo en su categoría de la Muestra Joven ICAIC 2018. En él, Julián es un obrero destacado en una sociedad distópica donde el poder es invisible pero premia a los sujetos ejemplares con un reconocimiento duradero aunque definitivo.

Finalmente, “Cine joven cubano en el Sur” incluye tres piezas de DETOUR, festival invitado que atiende al cine nuevo de Uruguay. Estas son Antolín, el último romántico (Josefina Gucci, 2016), Hard to be a Vampire (Christian Orta, 2017) e Irina (Flavia Quartino, Lucía Garibaldi y Patricia Iccardi, 2017).

Ojalá muchas más iniciativas de esta naturaleza llevaran el audiovisual cubano al descubrimiento de públicos nuevos. Que tenga todas las pantallas posibles, cuando las de su propio país a menudo se le niegan.

Tomado de Atisbos desde el borde. Disponible en:

http://www.ipscuba.net/espacios/altercine/atisbos-desde-el-borde/el-joven-cine-cubano-tiene-una-muestra-en-el-sur-de-america/

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